Valencia en cinco barrios imprescindibles
Valencia y modernidad van de la mano gracias a los artistas e iniciativas que refrescan y enriquecen el panorama creativo y cultural en toda la ciudad.
Cuando Keith Richards public¨® su autobiograf¨ªa Life relat¨®: ?Recuerdo el olor de los naranjos en Valencia, cuando te acuestas por primera vez con Anita Pallenberg recuerdas esas cosas?. Ese viaje marc¨® para siempre la historia de los Stones. Pero no es el ¨²nico secreto que recoge la ciudad del Turia con aroma a azahar. Ilustradores, dise?adores, m¨²sicos, cocineros o arquitectos contribuyen desde sus barrios al auge de un nuevo escenario creativo y cultural que extiende sus tent¨¢culos de Marchalenes al Cabanyal, pasando por el Carmen, el Ensanche y Ruzafa. Rec...
Cuando Keith Richards public¨® su autobiograf¨ªa Life relat¨®: ?Recuerdo el olor de los naranjos en Valencia, cuando te acuestas por primera vez con Anita Pallenberg recuerdas esas cosas?. Ese viaje marc¨® para siempre la historia de los Stones. Pero no es el ¨²nico secreto que recoge la ciudad del Turia con aroma a azahar. Ilustradores, dise?adores, m¨²sicos, cocineros o arquitectos contribuyen desde sus barrios al auge de un nuevo escenario creativo y cultural que extiende sus tent¨¢culos de Marchalenes al Cabanyal, pasando por el Carmen, el Ensanche y Ruzafa. Recorremos sus barrios.
1. El barrio del Carmen
?Valencia y la lentitud del tiempo, qu¨¦ poderosa alianza?, escribe el periodista Rafa Cervera en su primera novela Lejos de todo (Jekyll & Jill), mientras fantasea con la presencia de David Bowie subido a la torre del Miguelete junto a la fachada barroca de la catedral de la ciudad. Todo es posible en el barrio del Carmen, donde el tiempo parece detenido entre sus callejuelas estrechas de ?efecto sorpresa? heredado de su influencia ¨¢rabe.
No es una novedad que en el casco hist¨®rico la vida diurna sea m¨¢s interesante que la nocturna. En los alrededores del Mercado Central y la Lonja de la Seda se concentran tiendas singulares como Simple, regentada por Javier Ferrer, donde se amontonan objetos de dise?o made in Spain como cestas de mimbre y cer¨¢mica local. Junto al Mercado de Mosen Sorell, la tienda de ropa Santo Spirito Vintage, del valenciano Jorge Vento, es un punto de encuentro de fashionistas. Es all¨ª donde el dise?ador ?lvaro Mart¨ªnez ubic¨® el ¨²nico punto de venta de su camiseta Balenciana que surge del fen¨®meno de los fakes y que la generaci¨®n Instagram ha explotado en las redes: ?La hice para m¨ª y empezaron los encargos entre mis amigos?, confiesa su autor. ?La respuesta ha sido incre¨ªble. La camiseta representa el sentimiento de pertenencia y el orgullo que tenemos de nuestra ciudad?, explica Vento.
La modernidad y la tradici¨®n se entremezclan casi a partes iguales por las calles, museos y comercios custodiados por la antigua muralla medieval. ?Desde hace a?os hay una gran cultura de street art por todo el barrio con murales de artistas como Felipe Pantone o Escif?, a?ade el propietario de Santo Spirito Vintage.
Entre el museo IVAM y el Centro del Carmen, dos instituciones culturales clave en la oferta cultural de la ciudad, se encuentra el estudio del arquitecto Ram¨®n Esteve. Conocido por sus residencias unifamiliares y su trabajo como dise?ador de mobiliario outdoor para Gandia Blasco o Vondom, su premiada participaci¨®n en el reciente proyecto arquitect¨®nico del centro de arte Bombas Gens le ha devuelto al punto de mira.
?El Carmen tiene una idiosincrasia curiosa, es un barrio protegido, los accesos son dif¨ªciles, las casas son caras¡ Tiene muy pocos habitantes y por lo tanto pocos servicios. Es el barrio con m¨¢s identidad de Valencia, porque es el coraz¨®n y eso tiene su valor, pero uno tiene que ser muy rom¨¢ntico para venirse aqu¨ª a vivir?, confiesa Esteve con sorna.
Su edificio contempor¨¢neo, levantado en 2006 sobre el solar en ruinas de la antigua sede del Centenar de la Ploma, una compa?¨ªa de cien ballesteros encargada de escoltar y proteger la se?era de la ciudad y reino de Valencia, es ya un emblema del barrio. ?Hay una colonizaci¨®n silenciosa de peque?os estudios creativos por el Carmen?, reflexiona el arquitecto valenciano. ?Creo que la ciudad deber¨ªa ser m¨¢s ambiciosa y coger visibilidad no desde el espect¨¢culo, sino por iniciativas que tengan una trascendencia vinculadas a la industria, por ejemplo, a la del dise?o en el que somos pioneros en Espa?a?.
La labor de mecenazgo que se ha promovido desde la Fundaci¨®n Hortensia Herrero, que preside la mujer del empresario Juan Roig, ha retomado la recuperaci¨®n del patrimonio local. Su apoyo a la restauraci¨®n del Colegio del Arte Mayor de la Seda o a los frescos de la Iglesia de San Nicol¨¢s ha rescatado un pedazo de historia ?reviviendo el esplendor de la ¨¦poca dorada de Valencia, cuando fue precursora en el comercio de las telas, sedas y terciopelos?, explica Hortensia Herrero.
2. Marchalenes resurge
El barrio medieval, al norte del antiguo cauce del r¨ªo Turia, vive un momento hist¨®rico. Originalmente fue un distrito de terratenientes que, tras la industrializaci¨®n, se conform¨® como un espacio obrero olvidado en el imaginario de la urbe. Hoy, la antigua f¨¢brica art d¨¦co de bombas hidr¨¢ulicas que resisti¨® los bombardeos de la Guerra Civil espa?ola, se ha convertido en el centro de arte Bombas Gens del que todo el mundo habla, con un marcado cariz social volcado a las necesidades del barrio.
?Cuando compramos la f¨¢brica abandonada nos quedamos maravillados con la fachada y con la historia que hab¨ªa detr¨¢s del edificio?, explica Susana Lloret, directora general de la Fundaci¨®n Per Amor a l¡¯Art, la entidad de titularidad privada que ha promovido el proyecto. ?Tuve la suerte de conocer a su fundador Carlos Gens, de 92 a?os, y de descubrir la dimensi¨®n humana de este espacio. Los trabajadores ten¨ªan duchas para conservar la higiene tras los procesos de fundici¨®n y comedores que durante la famosa riada de 1957 se abrieron para todo el barrio?. Era el enclave id¨®neo para concentrar las tres actividades de la fundaci¨®n: el arte, la investigaci¨®n en la enfermedad de Wilson, la ayuda social que se llevar¨¢ a cabo a trav¨¦s del centro de d¨ªa y un comedor para ni?os en riesgo de exclusi¨®n social del barrio.
Las naves del centro de arte Bombas Gens albergan la colecci¨®n que Susana Lloret y su marido, el industrial Jos¨¦ Luis Soler, han adquirido en los ¨²ltimos siete a?os bajo el asesoramiento de Vicente Todol¨ª, exdirector de la Tate Modern de Londres, en el que confluyen obras de fot¨®grafos como Irving Penn, el japon¨¦s Araki o la escultura site specific de Cristina Iglesias, reci¨¦n inaugurada en el jard¨ªn proyectado por el paisajista Gustavo Marina. La obra es un proyecto que firma el arquitecto valenciano Ram¨®n Esteve sobre la restauraci¨®n del arquitecto Eduardo de Miguel y el proyecto museogr¨¢fico de la neoyorquina Annabelle Selldorf.
Durante la excavaci¨®n, el equipo de arquitectos encontr¨® una bodega de finales del siglo XV que suma el atractivo hist¨®rico del centro, que tambi¨¦n tiene un refugio que construyeron para los trabajadores durante la guerra. Ambos espacios conforman parte de una historia. ?Creo que hemos devuelto a Marchalenes la inyecci¨®n de vida que hab¨ªa perdido?, a?ade Susana.
Al cocinero Ricard Camarena le enamor¨® el proyecto desde el principio. ?Jos¨¦ Luis y Susana son personas a las que quiero y admiro?. En junio de 2017 el estrella Michelin trasladaba su cocina al recinto que gestiona la Fundaci¨®n Per Amor a l¡¯Art. ?Algo tan potente como Bombas Gens va a dinamizar, sin duda, el barrio con propuestas que est¨¢n en un discurso similar?, anticipa el cocinero valenciano. ?El emplazamiento es tan incre¨ªble que a veces da miedo que supere a la propuesta gastron¨®mica?, confiesa entre sonrisas sobre el espacio que ha dise?ado su amigo, el interiorista Francesc Rif¨¦.
La iniciativa gastro de Camarena, que se instal¨® en la ciudad en el a?o 2012, ha contribuido a la sensibilizaci¨®n del producto aut¨®ctono y al desarrollo de nuevas ofertas para potenciar una huerta sostenible que comenzaron hace siete a?os trabajando variedades locales y el cultivo ecol¨®gico con inmediatez. ?Es necesario que la gente que ha abandonado la huerta sienta que es un buen refugio para volver a tener un trabajo digno. La parte de territorio es muy importante. La cocina que hago aqu¨ª solo podr¨ªa existir en Valencia porque est¨¢ muy influenciada por el entorno y por sus ingredientes?, asegura.
3. El Cabanyal
Antes de que Valencia se abra al mar, el antiguo cauce del r¨ªo Turia, convertido en un jard¨ªn de m¨¢s de siete kil¨®metros, desemboca en el complejo arquitect¨®nico de la Ciudad de las Artes y las Ciencias donde, a partir de 2020, se instalar¨¢ tambi¨¦n la nueva sede de Caixa Forum de Valencia. Junto al edificio de la ¨®pera se ubica una de las joyas mejor guardadas: el primer campus de la Berklee College of Music que existe fuera de Boston. All¨ª estudian y conviven m¨¢s de un centenar de alumnos de 30 pa¨ªses que disfrutan de los privilegios de una urbe abarcable, de clima mediterr¨¢neo y con una larga tradici¨®n musical. ?Valencia es para viajeros?, recuerda el arquitecto Ram¨®n Esteve. Eso fue probablemente lo que pens¨® el fot¨®grafo Robert Frank a su paso por la capital en 1952. Su curiosidad le llev¨® hasta el barrio de pescadores del Cabanyal donde fotografi¨® el Mediterr¨¢neo, sus procesiones, y por primera vez tambi¨¦n captur¨® la noche, el misterio, la ambig¨¹edad. ?En un barrio de pescadores la noche tiene actividad, porque salen al mar. A Robert Frank le atrajo el arraigo de los valencianos a su tierra, su dignidad. Cuando llega aqu¨ª por primera vez asiente: ¡®Yo vivo aqu¨ª, me quedo?, cuenta el exdirector de la Tate Modern, Vicente Todol¨ª, en el libro Robert Frank: Valencia 1952, editado por Steidl.
Por aquel entonces, La F¨¢brica de Hielo, del carrer de Pavia, junto al paseo mar¨ªtimo, dispensaba el hielo necesario para el negocio del pescado mientras los carros iban por la calle trasladando el fr¨ªo a su destino. Hoy en d¨ªa, aquel edificio m¨ªtico se ha reconvertido en un espacio cultural que ha reactivado la actividad y, entre otras cosas, acoge conciertos de j¨®venes grupos valencianos. Desde el pop con nervio punk de La Plata, hasta los sonidos cl¨¢sicos de Chloe¡¯s Clue o la c¨¢lida voz de June¡¯s Kaleidoscope, que acaba de editar su ¨²ltimo ¨¢lbum Brave Journey Into The English Sea. ?El Cabanyal siempre representa un patrimonio cultural importante de la ciudad y nos preocupa la gentrificaci¨®n que pueda sufrir?, resalta Carmona, miembro de La Plata.
En el restaurante Anyora, Jes¨²s Terr¨¦s y Laura Velasco prueban sus nuevas croquetas de pisto. El impulsor de la Gu¨ªa Hedonista ha contribuido notablemente a la cultura gastron¨®mica local. Su pareja, la cal¨ªgrafa madrile?a experta en comunicaci¨®n, se traslad¨® a Valencia por amor. Ambos viven el barrio a diario. ?Hoy es imposible no amar sus calles decadentes y su aire marinero, artesano, turbio y pleno de colores. El Cabanyal nunca ser¨¢ Marbella: ni falta que hace. Es el arte de resistir, de levantarse y de vivir pese a todo?, explica Terr¨¦s. ?Hay que pasearlo, ver el atardecer y a los pescadores. No pierdes tiempo, lo ganas. Ojal¨¢ saquen poco a poco m¨¢s planes de rehabilitaci¨®n de viviendas?, reclama Laura.
4. Hasta el Ensanche
Desde el centro de Valencia hasta el barrio del Ensanche se ubican los talleres de muchos dise?adores afincados en la ciudad, como Mario Coello o la ovetense Adriana Iglesias a la que la luz de Valencia le da la vida. ?Estamos en pleno proceso de expansi¨®n internacional de la marca y el esfuerzo econ¨®mico que supone es mucho m¨¢s f¨¢cil desde Valencia que desde Madrid?, explica Adriana.
Espacios como la tienda multimarca Chapeau ubican al barrio en el circuito de las compras, como la reci¨¦n inaugurada concept store Poppyns, donde el sombrerero Betto Garc¨ªa es asiduo. ?Es mi momento zen del d¨ªa, como all¨ª casi a diario?, cuenta el dise?ador que cubri¨® de pamelas y tocados el primer desfile de Palomo Spain en Madrid. ?El truco para ser feliz aqu¨ª es ser consciente de las posibilidades que tiene, por ejemplo, que nos podamos permitir mantener un taller y una casa en el centro o movernos a todas partes andando. Me he criado en el Ensanche, siempre he vivido aqu¨ª y al final es mi zona de confort, adem¨¢s lo tienes todo a tiro de piedra y eso mantiene la esencia de barrio?, explica el dise?ador valenciano.
?Estamos en efervescencia, ?aqu¨ª residen personas con mucho talento!?, exclama Inma Cano, hija de la ciudad. Despu¨¦s de trabajar 12 a?os en Mil¨¢n en la direcci¨®n digital de firmas como Valentino, Etro o Marni, entre otras, acaba de lanzar su propia consultora de estrategia digital especializada en el sector de la moda y el lujo, Lux&Com. En los alrededores del emblem¨¢tico Mercado de Col¨®n, un edificio modernista reconvertido en punto de encuentro social y gastron¨®mico del centro, se ubican sus tiendas preferidas como el espacio del interiorista Vicente Navarro o la tienda Vitra, entre otras.
Desde el Ayuntamiento, donde se concentran las paradas de flores, se avista la calle de las Barcas y el m¨ªtico hotel Reina Victoria donde en una de sus habitaciones, el 21 de julio de 1925, Hemingway comenz¨® a escribir Fiesta, su primera obra relevante. Y de la calle de las Barcas a la concurrida de la Paz donde se ubica el taller de orfebrer¨ªa del joyero Vicente Gracia. Un espacio casi m¨ªstico donde cobran vida las piezas artesanales m¨¢s singulares que han conquistado las subastas de Christie¡¯s.
Caminando hacia la Plaza del Patriarca descansa la sede de la antigua Universidad. La galer¨ªa Paz y Comedias, que custodia la obra de la artista Anna Talens, se encuentra en un entorno privilegiado. ?Me gusta que mi espacio est¨¦ ubicado en la plaza frente al edificio neocl¨¢sico de la Universidad de Valencia. A veces, despu¨¦s de las reuniones, me siento para ver como se filtra la luz por los toldos. El claustro te transporta a otros tiempos?, explica Talens. En los alrededores de la Plaza del Patriarca, el restaurante Lavoe, de Toni Boix, exige un alto en el camino. En pocos meses, este local, dise?ado por el interiorista Ram¨®n Bandr¨¦s, se ha convertido en un referente por su insuperable arroz del senyoret o la paella de pollo y alcachofas.
5. Ruzafa
Al barrio de Ruzafa se le conoce con frecuencia como el Soho valenciano. En la zona se concentra una actividad cultural variopinta. Los estudios de artistas como el del grafitero Felipe Pantone se entremezclan con cafeter¨ªas-librer¨ªas o galer¨ªas como Espai Tactel que aportan una visi¨®n contempor¨¢nea con creadores como el d¨²o Christto Andrew o el joven valenciano Carlos S¨¢ez.
En uno de sus espacios se gesta la gu¨ªa Valencia City, que recoge la oferta cultural y gastron¨®mica mensual. Los editores ?ngela Pla y Juan Lagardera han contribuido a la revitalizaci¨®n cultural del barrio, desde el que editan tambi¨¦n libros de referencia como el Almanaque Gastron¨®mico de la Comunidad Valenciana.
?El boom inmobiliario cre¨® rechazo y la necesidad de generar un nuevo rumbo para aquellos que buscaban redise?ar el imaginario de la ciudad. Nos ha obligado a mantener unos niveles de creatividad determinantes?, insiste el dise?ador Adri¨¢n Salvador Candela, que junto a Lucas Zaragos¨ª componen Estudio Savage, un local multidisciplinar en el coraz¨®n de Ruzafa desde el que llevan a cabo la direcci¨®n creativa de los bolsos Onesixone o el calzado de Vacant. ?Nuestra clienta nos ha apoyado siempre, en busca del slow fashion y de una moda m¨¢s honesta?, a?ade Adri¨¢n. ?Esta es la ubicaci¨®n perfecta para poder emprender, por los precios, los espacios y el clima?. Sin alejarse, uno tambi¨¦n puede viajar hasta las calles de Kioto. Los responsables son la pareja formada por Jos¨¦ Miguel Herrera y Nuria Morell que han trasladado su amor nip¨®n a dos restaurantes sublimes: Nozomi e Hikari Yakitori Bar, dise?ados por el estudio valenciano Masquespacio, son una aut¨¦ntica delicia para los sentidos. ?En los ¨²ltimos cuatro a?os han surgido propuestas gastron¨®micas muy interesantes en Ruzafa, y lo ha hecho posible que el p¨²blico se haya abierto a experiencias como la japonesa?, explica Jos¨¦ Miguel.
?Ruzafa tiene dos caras y la desconocida es la diurna?, reivindica Adri¨¢n Salvador. ??Da gusto pasear un s¨¢bado por la ma?ana por el barrio!?, a?ade Jos¨¦ Miguel Herrera.
El coraz¨®n de sus v¨ªas late en torno al Mercado de Ruzafa, que es siempre un reclamo para cocineros y vecinos en busca de buen producto local. Y al otro lado de la Gran V¨ªa, la galer¨ªa Pepita Lumier especializada en la obra gr¨¢fica de ilustradores como Paco Roca o Carla Fuentes, es un punto de encuentro de artistas y creativos.
El autor de Arrugas, premio Goya a la mejor pel¨ªcula de animaci¨®n, siempre ha vivido all¨ª. ?Antes los ilustradores como Mariscal ten¨ªan que emigrar a Barcelona o Madrid, ahora gracias a Internet, puedes dibujar la portada de The New Yorker desde cualquier pueblo remoto del mundo?, aclara Roca. ?Me gusta mucho la mezcla cultural que hay en Ruzafa. Adem¨¢s, es m¨¢s luminoso que el Carmen y se respira creatividad, hay galer¨ªas, cafeter¨ªas, restaurantes, librer¨ªas¡ Probablemente sea el barrio con m¨¢s actividad cultural?, a?ade el dibujante de c¨®mics.
Carla Fuentes representa esa nueva mirada femenina, joven y comprometida, que ha surgido entre las ilustradoras valencianas. ?Siento parte de responsabilidad en el movimiento feminista, todo este gremio de mujeres est¨¢ muy unido?. Ella, desde peque?a, convivi¨® en el c¨ªrculo de artistas de sus padres entre los que se encontraban Manolo Vald¨¦s o Miquel Navarro. ?Siempre he sentido que aqu¨ª hab¨ªa un movimiento vinculado al dise?o, y mucho talento. A la generaci¨®n de mis padres le costaba salir de la ciudad. Ir a Barcelona era un acontecimiento. Ahora ir de un lado a otro es algo que realizamos con frecuencia. Somos la primera generaci¨®n de personas que ha viajado y ha vuelto para replicar lo que ha visto fuera?.