?Por qu¨¦ a los t¨ªos tambi¨¦n les gusta ¡®Love Actually¡¯?
Diez a?os despu¨¦s de su estreno, la pel¨ªcula de Richard Curtis se postula como probable comedia rom¨¢ntica definitiva, capaz de encandilar a ambos sexos.
¡°La mas grotesca y depravada manipulaci¨®n de los sentimientos de la audiencia que he visto desde los tiempos de Leni Riefenstahl¡±. Son las palabras que el cr¨ªtico brit¨¢nico Will Self dedic¨® al pr¨®logo de ¡®Love Actually¡¯, un montaje de personas an¨®nimas abraz¨¢ndose en la entrada del aeropuerto de Heathrow. La voz en off de Hugh Grant reflexiona sobre el t¨ªtulo de la pel¨ªcula (¡°love actually is all around¡±) y a?ade que, de todas las llamadas que se hicieron desde las Torres Gemelas durante el 11-S, ni una sola fue de odio o venganza. Se trata de una obertura que, como la banda sonora omniprese...
¡°La mas grotesca y depravada manipulaci¨®n de los sentimientos de la audiencia que he visto desde los tiempos de Leni Riefenstahl¡±. Son las palabras que el cr¨ªtico brit¨¢nico Will Self dedic¨® al pr¨®logo de ¡®Love Actually¡¯, un montaje de personas an¨®nimas abraz¨¢ndose en la entrada del aeropuerto de Heathrow. La voz en off de Hugh Grant reflexiona sobre el t¨ªtulo de la pel¨ªcula (¡°love actually is all around¡±) y a?ade que, de todas las llamadas que se hicieron desde las Torres Gemelas durante el 11-S, ni una sola fue de odio o venganza. Se trata de una obertura que, como la banda sonora omnipresente en toda la pel¨ªcula, no tiene tiempo para sutilezas: esto va a ser un recorrido exhaustivo por las emociones humanas m¨¢s b¨¢sicas, y no va a malgastar un solo recurso a la hora de hacerte re¨ªr o llorar (seg¨²n dicte el gui¨®n).
Estrenada durante la temporada navide?a de 2003, Love Actually ya se ha convertido en un cl¨¢sico moderno de estas fechas. Sus m¨²ltiples pases televisivos garantizan que pr¨¢cticamente todo el mundo conozca, al menos, una de las diez historias interconectadas que componen su trama. Sin embargo, ha ocurrido algo curioso en la historia de las comedias rom¨¢nticas: es igual de popular entre el p¨²blico femenino y el masculino. Recientemente, un art¨ªculo de GQ expuso 44 razones por las que el lector de su web debe reconocer que la pel¨ªcula le gusta, acabando con un prejuicio de diez a?os. ?Por qu¨¦ ¡®Love Actually¡¯ s¨ª y ¡®Notting Hill¡¯ (por poner un ejemplo guionizado tambi¨¦n por Richard Curtis) no?
Richard Curtis y Hugh Grant en el set de grabaci¨®n en 2003.
Everett Collection
Quiz¨¢ la raz¨®n sea que este ¡®El coloso en llamas¡¯ del amor se concibi¨®, desde el primer momento, como una pel¨ªcula para absolutamente todos los p¨²blicos. Al igual que en ¡®Una cuesti¨®n de tiempo¡¯, su ¨²ltimo trabajo, Curtis estaba interesado en hablar de un sentimiento com¨²n a todos los humanos: el amor, en todas sus variantes y declinaciones. Hay pel¨ªculas concebidas para un p¨²blico potencial concreto (¡®Dirty Dancing¡¯ nunca seducir¨¢ a los hombres, al igual que es algo dif¨ªcil que ¡®Los mercenarios¡¯ de Stallone encuentren muchas fans femeninas), pero ¡®Love Actually¡¯ no es una de ellas.
El problema de las comedias rom¨¢nticas es que muchas veces son muy f¨¢ciles de odiar. Cuando uno se pone ?o?o sin ninguna distancia ir¨®nica de por medio, se convierte en objetivo de comentaristas despiadados y, como se?alaba Will Self, corre el peligro de caer en la manipulaci¨®n sentimental de la platea. Pero ¡®Love Actually¡¯ pone las cartas sobre la mesa desde el primer instante: su voluntad es, ni m¨¢s ni menos, que erigirse en la comedia rom¨¢ntica definitiva. Tiene a Hugh Grant, icono del g¨¦nero durante los a?os 90 gracias, precisamente, a Richard Curtis. Pero no lo tiene en un papel cualquiera: es el primer ministro, m¨¢s preocupado por su flechazo con Martine McCutcheon que por los asuntos m¨¢s apremiantes de la naci¨®n. Y tambi¨¦n tiene a un Colin Firth que no teme, en un momento dado, autocitarse: cuando se sumerge en un lago sin quitarse la ropa, es imposible no pensar en Mr. Darcy. ¡®Love Actually¡¯ es como una cinta de grandes ¨¦xitos de la comedia rom¨¢ntica: todas sus claves, iconos y lugares comunes est¨¢n dentro de su generoso metraje.
Aunque parezca mentira, ya han pasado 10 a?os desde que vimos esta escena por primera vez.
Everett Collection
Otro de los secretos de su ¨¦xito entre los hombres es que Curtis conoce muy bien los mecanismos de la comedia, concretamente los de la comedia masculina. Antes de darse cuenta de que el dinero estaba en el romance, este guionista fue uno de los responsables de ¡®La v¨ªbora negra¡¯, una de las sitcoms brit¨¢nicas m¨¢s memorables de todos los tiempos. Su protagonista, Rowan Atkinson, era un pat¨¢n que intentaba dejar su impronta en la historia con ayuda de unos camaradas no demasiado brillantes. A?os despu¨¦s, Atkinson y Curtis volvieron a trabajar juntos en ¡®Mr. Bean¡¯, un monumento a las toneladas de humor que destila un hombre pat¨¦tico haciendo el rid¨ªculo sin parar. Algo de la qu¨ªmica de esas dos series pervive en la historia m¨¢s abiertamente humor¨ªstica de ¡®Love Actually¡¯: la protagonizada por Gregor Fisher y un plet¨®rico Bill Nighy.
Leyenda musical en horas bajas que intenta volver al ¨¦xito con una versi¨®n navide?a de ¡®Love Is All Around¡¯ (cl¨¢sico de The Troggs que ya se us¨® en la banda sonora de ¡®Cuatro bodas y un funeral¡¯), Nighy comienza a sabotearse a s¨ª mismo en multitud de entrevistas en los medios de comunicaci¨®n. Su representante se da cuenta de que lo ¨²nico que necesita es lo mismo que todos: un poco de cari?o, en forma de borrachera navide?a y una cascada de v¨ªdeos porno. El amor entre dos hombres heterosexuales tiene formas esquivas de expresarse, y Curtis acert¨® al centrar en ellas esta historia.
Otras, como la de Keira Knightley y Andrew Lincoln, se las ingenian para lograr momentos tan ic¨®nicos como esos carteles dylanianos con los que ¨¦l le confiesa su amor no correspondido a ella. ?Manipulaci¨®n riefenstahliana o secuencia cl¨¢sica del cine rom¨¢ntico? Cada espectador debe decidir lo que significa ¡®Love Actually¡¯ para ¨¦l, pero est¨¢ claro que es una pel¨ªcula lo suficientemente generosa como para incluir algo para todos en ella, independientemente de su edad, condici¨®n o (s¨ª) sexo.
Keira Knightley, Andrew Lincoln y los carteles ¡®dylanianos¡¯ con los que ¨¦l le confiesa su amor
Everett Collection