Prejuicios, acoso y techo de cristal: lo que las periodistas no te cuentan
Salarios m¨¢s bajos, mayor ¨ªndice de paro y, pese a ser m¨¢s, las comunicadoras siguen sin alcanzar puestos de direcci¨®n en las redacciones. ?Por qu¨¦ no se avanza?
?En Bolivia ped¨ª que contrataran a una mujer como directora de una web y me dijeron que era demasiado atractiva, que causar¨ªa problemas en la redacci¨®n. En dos de las redacciones italianas que he asesorado se han negado a contratar a una mujer como jefa, simplemente por ser mujer?. ?lvaro Royo (sobrenombre por petici¨®n de la fuente) trabaja desde hace a?os como consultor de medios de comunicaci¨®n.? Ha asesorado a las principales cabeceras latinoamericanas y a otras tantas espa?olas y europeas de renombre. ?He visitado m¨¢s de 20 redacciones y te puedo asegurar que en todas ellas las periodistas...
?En Bolivia ped¨ª que contrataran a una mujer como directora de una web y me dijeron que era demasiado atractiva, que causar¨ªa problemas en la redacci¨®n. En dos de las redacciones italianas que he asesorado se han negado a contratar a una mujer como jefa, simplemente por ser mujer?. ?lvaro Royo (sobrenombre por petici¨®n de la fuente) trabaja desde hace a?os como consultor de medios de comunicaci¨®n.? Ha asesorado a las principales cabeceras latinoamericanas y a otras tantas espa?olas y europeas de renombre. ?He visitado m¨¢s de 20 redacciones y te puedo asegurar que en todas ellas las periodistas no llegan a puestos de direcci¨®n, aunque haya muchas m¨¢s mujeres contratadas?, lamenta, para a?adir que ?en un 99% de los casos nunca llegan a jefe de redacci¨®n o directora?.
Las estad¨ªsticas certifican las palabras de Royo. En los medios impresos espa?oles, el porcentaje de mujeres con categori?a de directora, directora adjunta, subdirectora y redactora jefa es del 10,9%. En televisi¨®n y radio, solo hay un 7,8% de directoras y editoras de informativos. En las webs el panorama todav¨ªa es m¨¢s desolador: s¨®lo representan un 3,9% del total de responsables de contenidos ¨Cdatos del ¨²ltimo informe de la profesi¨®n de la Asociaci¨®n de Prensa de Madrid, se puede consultar aqu¨ª¨C). ?Las periodistas somos soldados de la comunicaci¨®n. A todas nos necesitan en la trinchera de la redacci¨®n, pero cuando se trata de pisar moqueta y subir a direcci¨®n, no llegamos?, lamenta Elsa Gonz¨¢lez, presidenta de la FAPE (Federaci¨®n de Asociaciones de Periodistas de Espa?a).
Gonz¨¢lez verbaliza lo que todas las que no dedicamos a esto sabemos: el techo de cristal en el periodismo es real. Esos grandes medios que no dudan en denunciar las desigualdades de g¨¦nero en la sociedad, esos que ponen voz a historias personales de discriminaci¨®n, los que titulan indignados con datos de informes sonrojantes cada 8 de marzo son los mismos que perpet¨²an un modelo androc¨¦ntrico y discriminatorio en su propia casa. ?La mujer no est¨¢ a la altura que le corresponde en la comunicaci¨®n. Llevamos d¨¦cadas siendo m¨¢s en las facultades, hay un 70% de mujeres en las redacciones, pero cuando se trata de alcanzar responsabilidad, no existimos. Solo hay que echar un vistazo a los consejos editoriales de los grandes grupos, la representaci¨®n femenina es anecd¨®tica?, explica la presidenta de la FAPE.
El panorama no es muy alentador para las futuras aspirantes a comunicadora. Hay que tener agallas (o escudarse err¨®neamente en esto de la vocaci¨®n) para seguir adelante: adem¨¢s de las trabas a la promoci¨®n personal, las estudiantes de Periodismo deber¨ªan saber que, hoy por hoy, y pese a realizar las mismas tareas que sus compa?eros masculinos, cobrar¨¢n menos. Est¨¦n en el puesto que est¨¦n. El informe de la profesi¨®n de la APM asegura que ?existe una discriminaci¨®n salarial que perjudica tanto a las periodistas como a las profesionales de la comunicaci¨®n? y certifica que ?son mayores los porcentajes de mujeres que se encuentran en los niveles de retribuci¨®n m¨¢s bajos y menores los de los niveles m¨¢s altos?. Dificilmente llegar¨¢n a ser jefas, ingresar¨¢n menos y engrosar¨¢n m¨¢s las listas de paro (en todas las comunidades aut¨®nomas hay m¨¢s periodistas mujeres sin trabajo que hombres). Bienvenidos a la utop¨ªa de la igualdad de las redacciones espa?olas.
El acoso: ?Pero qu¨¦ buena est¨¢s y qu¨¦ culo tienes!
??Tienes novio??, en esta redacci¨®n no te puedes quedar embarazada, ?que esto no es TV3! ¨Cen referencia a la televisi¨®n p¨²blica catalana¨C?. La cantinela sexista que las distintas colaboradoras y trabajadoras de la delegaci¨®n barcelonesa de un conocido diario ten¨ªan que aguantar cada vez que las entrevistaba el director de la delegaci¨®n para el puesto de trabajo ejemplifica a la perfecci¨®n ese machismo velado de la profesi¨®n. Las periodistas, exactamente igual que otras trabajadoras de otros gremios, padecen diariamente micromachismos y situaciones de acoso.
??Pero qu¨¦ buenas est¨¢is y qu¨¦ culo ten¨¦is, chicas!? Laura P¨¦rez (sobrenombre) trabajaba hace unos a?os en el informativo de un medio auton¨®mico p¨²blico. All¨ª soport¨® comentarios como ¨¦ste durante bastante tiempo. Eran los chascarrillos habituales del jefe de programas del medio en cuesti¨®n, que no dudaba en pasearse por la redacci¨®n para dedicar ?miradas lascivas y comentarios de acoso con mucha prepotencia? a las mujeres de la redacci¨®n. ?Aunque su despacho no estaba en la redacci¨®n, sol¨ªa venir mucho. Se sentaba con los pies encima de la mesa de cualquier redactor, le¨ªa los anuncios de contactos y prostituci¨®n de los diarios y se cachondeaba en voz alta delante de todos. Nadie le llamaba la atenci¨®n. Ni el editor ni el jefe de informativos. Todos hac¨ªan la vista gorda mientras al resto de mujeres nos daba apuro levantarnos a por agua por si nos soltaba alguna burrada por el camino?. Laura explot¨® el d¨ªa que ten¨ªa cubrir una cat¨¢strofe y el jefe de programas hizo un comentario sobre su pareja en ese momento. ?Le dije que su comentario estaba totalmente fuera de lugar, que hab¨ªa traspasado una l¨ªnea roja y que no se lo iba permitir. Aunque me exalt¨¦ mucho y hasta llegu¨¦ a dar varios golpes sobre la mesa, ni mi editor ni el jefe de informativos intervinieron?. Ella emiti¨® una queja an¨®nima al comit¨¦ de empresa y se prohibi¨® la entrada a la redacci¨®n al jefe de programas. ?l despu¨¦s acabar¨ªa en la calle, pero no exactamente por esos motivos.
La historia de Laura no es la ¨²nica. Los casos de acoso se dan dentro y fuera de la redacci¨®n. La popular presentadora Paula V¨¢zquez explic¨® hace unos d¨ªas que ella misma lo padeci¨® en su c¨¦nit televisivo, cachetazos en el trasero incluidos. ?Me he encontrado en situaciones en las que mi compa?ero de trabajo me ha dado un bofet¨®n en el culo. ?Tengo que aguantar que un t¨ªo me toque el culo? ?Soy de uso y disfrute, para el uso y abuso??, lament¨® a Qu¨¦ me dices. Luego est¨¢n esos casos en los que se ¡®comete¡¯ el error de emitirse en directo, visibilizando una realidad latente. Hace unos meses se viraliz¨® el v¨ªdeo en el que la presentadora mexicana Tania Reza era acosada en pleno programa por su compa?ero, que le tocaba un pecho sin su consentimiento y encima trataba de restar importancia al consecuente enfado de la presentadora. Tambi¨¦n lo hizo el clip en el que una reportera belga denunciaba los tocamientos que le perpetraron mientras retransmit¨ªa el carnaval de Colonia. Hechos aislados pero muy significativos.
Al hilo del manifiesto que publicaron 40 periodistas francesas sobre el sexismo de la clase pol¨ªtica de su pa¨ªs, Aurora D¨ªaz Obreg¨®n public¨® en la revista P¨ªkara el reportaje Lo que las periodistas callan. Un texto en el que se pueden encontrar un buen surtido de an¨¦cdotas e historias de trabajadoras sobre agresiones sexuales. Redactores que acosan a becarias con conocimiento por parte de sus superiores y que siguen en su puesto de trabajo, fuentes que se toman excesivas confianzas con las periodistas o situaciones de discriminaci¨®n minimazadas al llegar a Recursos Humanos. Las historias de P¨ªkara expon¨ªan una realidad que pocas veces llega al juzgado. La mayor¨ªa de casos, como el de Laura, se solucionan de puertas para adentro antes de formalizarse. Un h¨¢bito que imposibilita cifrar o poner rostro al acoso en el mundo de la comunicaci¨®n. Pocas voces se atreven a hacerlo por medio a perder su puesto de trabajo.? ?Desde la FAPE no recibimos quejas generalizadas porque se suele resolver en la misma redacci¨®n; lo que s¨ª se hace p¨²blico es la precariedad laboral femenina?, aclara Elsa Gonz¨¢lez.
Prejuicios, descr¨¦dito y la tiran¨ªa de la ¡®telegenia¡¯
Marta Vidal (sobrenombre) trabaj¨® varios a?os en una capital europea como redactora de una conocida agencia de noticias espa?ola. La delegada no dejaba de repetirle que ?hubiese preferido trabajar con m¨¢s hombres porque las mujeres somos m¨¢s complicadas y enrevesadas?. Clich¨¦s y estereotipos sexistas alimentan el d¨ªa a d¨ªa de la redacci¨®n. Y fuera de ella. En el reciente juicio contra la web Gawker por la filtraci¨®n de la sex tape de Hulk Hogan se pregunt¨® a?Emma Carmichael, editora de Jezebel ¨Cweb del mismo grupo editorial¨C, si manten¨ªa relaciones sexuales con sus jefes. ?Ten¨ªa su vida sexual algo que ver con la filtraci¨®n? No, pero el descr¨¦dito se buscababa a base de insinuar que una editora de 24 a?os era incompetente e inexperta y claramente hab¨ªa conseguido el puesto por acostarse con sus superiores. ?C¨®mo va a conseguir si no una mujer escalar en su carrera, eh?
Y qu¨¦ decir de la imagen de las periodistas en los medios audiovisuales. Las comunicadoras viven en un terreno donde la tiran¨ªa de la telegenia campa a sus anchas y asumen que su nombre de pila, en la mayor¨ªa de casos, es lo ¨²nico a mencionar mientras su compa?eros s¨ª reciben el honor de ser llamados por su nombre y apellidos. Un trato coloquial para ellas y de solemnidad para ellos, donde adem¨¢s, la necesidad de ser atractivas parece una cualidad extra del curr¨ªculo para aparecer en antena. Pocas se sentar¨¢n a la silla de las tertulias pol¨ªticas. La mesa la comparten un buen pu?ado de hombres mientras ellas quedar¨¢n relegadas a informar desde la calle en conexiones puntuales o en las sedes de los partidos pol¨ªticos.
?Las empresas period¨ªsticas ofrecen una imagen estereotipada de la mujer. Las periodistas que se ven en pantalla parece que tengan ser j¨®venes y con buen tipo. Es como si tuviesen que buscar el adalid de la belleza o el erotismo, patrones que empobrecen totalmente a la sociedad porque nos convierte en seres vac¨ªos y superficiales?, advierte la presidenta de la FAPE y a?ade que ?vivimos en un mundo dirigido por hombres con una visi¨®n masculina de la informaci¨®n?. Para favorecer un terreno m¨¢s igualitario en el propio contenido, desde la Federaci¨®n de Asociaciones de Periodistas se elabor¨® hace unos a?os una gu¨ªa de expertas para elevar la percepci¨®n femenina a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n. ?Hay que buscar m¨¢s voces de mujeres en reportajes y noticias?, defiende Gonz¨¢lez, que asegura que cuando presentaron su plataforma les acusaron de ?discriminaci¨®n? informativa. ?Pues claro que lo es, pero es que si no lo hacemos, ni llegamos ni salimos?, resalta.
?No puedes triunfar si tienes una voz interior que constantemente est¨¢ cuestionando si est¨¢s siendo demasiado trepa, o demasiado mandona, o demasiado asertiva?, declar¨® a El Pa¨ªs Semanal la que fuese directora del New York Times, Jill Abramson, haciendo referencia a todas esas trabas y estereotipos que atormentan a las comunicadoras. Lo dice una periodista que se enfrent¨® a sus superiores por cobrar menos que su antecesor. La despidieron.