Rosie la Remachadora: la verdadera historia que esconde el icono del feminismo
?Por qu¨¦ una ilustraci¨®n de 1942 sigue inspirando al mundo? La mujer del pa?uelo de lunares que se arremanga para marcar m¨²sculo no naci¨®, precisamente, con la voluntad de empoderar a la mujer.
Hace unos d¨ªas Beyonc¨¦ actualizaba su perfil de Instagram con una imagen cargada de significado. En ella pod¨ªa verse a la cantante caracterizada como uno de los mayores iconos de empoderamiento reconocidos por la cultura popular, Rosie la Remachadora (Rosie the Riveter, en ingl¨¦s). La fotograf¨ªa no iba acompa?ada de ning¨²n texto pero la carga simb¨®lica era evidente y nada sutil: la poderosa vestida de empoderada, un icono multiplicado al cuadrado. Hasta la fecha ha conseguido 1.240.000 'me gusta' en la red social.
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Hace unos d¨ªas Beyonc¨¦ actualizaba su perfil de Instagram con una imagen cargada de significado. En ella pod¨ªa verse a la cantante caracterizada como uno de los mayores iconos de empoderamiento reconocidos por la cultura popular, Rosie la Remachadora (Rosie the Riveter, en ingl¨¦s). La fotograf¨ªa no iba acompa?ada de ning¨²n texto pero la carga simb¨®lica era evidente y nada sutil: la poderosa vestida de empoderada, un icono multiplicado al cuadrado. Hasta la fecha ha conseguido 1.240.000 'me gusta' en la red social.
La imagen de Rosie ha sido absorbida por la cultura popular occidental, pasando a convertirse en una figura ligeramente exenta de significado. Aunque su mensaje est¨¢ claro, el efecto de la reproducci¨®n en cadena (al modo de la lata de sopa de Warhol) ha hecho que su historia se haya distorsionado, para convertirse en un emblema de la mujer trabajadora e independiente. Porque, si hacemos memoria, no siempre ha estado asociada al mismo tipo de empoderamiento femenino que representa en la actualidad.
Las 'Rosies': obreras para la Guerra
Pese a tener un nombre propio, Rosie no representa a una sola mujer, sino a miles. A principios de los a?os 40, coincidiendo con la II Guerra Mundial, muchos hombres estadounidenses abandonaron sus puestos de trabajo para partir al frente. El Gobierno comenz¨® entonces una potente campa?a para convencer a las mujeres de que ocupasen su lugar en las f¨¢bricas.
Publicidad y v¨ªdeos promocionales apelaban a su incorporaci¨®n laboral. La maquinaria para introducir a la mujer como mano de obra barata para la guerra fue otro de los bastiones de la propaganda militar estadounidense. Una estrategia que desprend¨ªa cinco factores y mensajes clave para conseguir sus objetivos:
1) Apelaba a su deber patri¨®tico: si no trabajaban, m¨¢s hombres morir¨ªan en la guerra.
2) Las animaba a conseguir su propio sueldo, aunque despu¨¦s se documentaron luchas y huelgas de trabajadoras por los bajos salarios.
3) Las mujeres que trabajaban eran glamourosas (por eso se populariz¨® la imagen de los complementos para el pelo y el maquillaje en sitios de trabajo como f¨¢bricas de aviones).
4) Se comparaba el trabajo en las f¨¢bricas de la guerra con el trabajo dom¨¦stico. El mensaje que desprend¨ªan estas campa?as era que las mujeres 'ya ten¨ªan todas las habilidades' para hacerlo porque eran una expertas en las tareas del hogar.
5) Se cre¨® el 'orgullo de esposa'. La irrupci¨®n de las mujeres en el mundo laboral podr¨ªa haber creado un conflicto con el sexo masculino que no hab¨ªa ido al frente. Para evitar que ¨¦ste se sintiese amenazado con la idea de que ellos no pod¨ªan alimentar por s¨ª mismos a su familia, se reforz¨® el mensaje de que deb¨ªan apoyar a estas mujeres, tanto si eran mujeres de soldados como si no.?
La propaganda fue, de hecho, bastante efectiva: de 1941 a 1945 el porcentaje de mujeres trabajadoras en EEUU subi¨® del 27 al 37%. El 50% de esas mujeres desarrollaron trabajos relacionados con la industria de defensa. Hasta la revista Life les dedic¨® una portada, en agosto de 1943, con un extenso reportaje fotogr¨¢fico (se puede ver aqu¨ª) de la 'Rosies' que levantaron la industria estadounidense.
Sin embargo, el papel femenino en el mercado laboral ten¨ªa una fecha l¨ªmite: el fin de la guerra. En cuanto los combatientes volvieron de la batalla, ellas regresaron a su puesto de amas de casa, por muy eficientes que hubiesen sido en sus puestos de trabajo. Todas perdieron sus privilegios, incluso Wonder Woman, la superhero¨ªna que se cre¨® para empoderar a estas mujeres que adquir¨ªan el rol de los hombres en combate, abandon¨® su esp¨ªritu independiente despu¨¦s de la guerra. En 1947, el c¨®mic se convirti¨® en un romance y la joven diosa dej¨® de ser feminista.
Parad¨®jicamente, con el paso de los a?os, la imagen m¨¢s iconogr¨¢fica de las 'Rosies' terminar¨ªa convirti¨¦ndose en un emblema feminista.
No existi¨® una ¡®Rosie¡¯ ¨²nica, existieron miles. Fue la masiva entrada al mercado laboral que propici¨® la II Guerra Mundial y la marcha masiva de hombres al frente en EE UU. En la foto, una remachadora en 1944.
Cordon Press
Rosie, el icono
Dos mujeres (y una canci¨®n) son las precursoras de este legado iconogr¨¢fico que en realidad fue orquestado por el Gobierno de Estados Unidos y agencias publicitarias como J. Walter Thompson. Primero lleg¨® un himno claramente propagand¨ªstico: en 1943 se cre¨® la canci¨®n Rosie the Riveter, con letra de Redd Evans y John Jacob Loeb e interpretada por artistas como Kay Kyser (el tema inclu¨ªa versos como Rosie est¨¢ haciendo historia, trabajando por la victoria, Rosie la Remachadora). La canci¨®n hablaba de su novio Charlie, un marine que se hab¨ªa ido al frente y al que Rosie proteg¨ªa apoyando al pa¨ªs con su trabajo.
Uno de los rostros m¨¢s reconocidos de la propaganda de EE UU fue Rosie Will Monroe. Una joven de Kentucky que trabaj¨® en una de las f¨¢bricas de Michigan y que se encarg¨® de poner su rostro a los v¨ªdeos promocionales? interpretando a Rosie the Riveter y reclamando el esfuerzo laboral femenino para ganar la guerra.
Despu¨¦s llegar¨ªan las representaciones gr¨¢ficas. En 1943, The Saturday Evening Post public¨® en una de sus portadas un dibujo de Norman Rockwell protagonizado por una remachadora algo menos 'glamourosa' que la Rosie que todo el mundo reconoce. En su tartera aparecer¨ªa el nombre de Rosie, influenciado posiblemente por la susodicha canci¨®n, y pisaba un ejemplar de Mein Kampf de Hitler.
Meses m¨¢s tarde se popularizar¨ªa un p¨®ster con fecha anterior: la ilustraci¨®n que The Westinghouse Power Company encarg¨® a J. Howard Miller para subir la moral de sus trabajadores. ?sta acabar¨ªa pasando a la posteridad y a ser una de las m¨¢s reproducidas del movimiento feminista: la trabajadora con el pa?uelo en la cabeza y el brazo flexionado con el pu?o cerrado con la frase ¡°?Podemos hacerlo!¡±. La imagen estaba inspirada en una fotograf¨ªa de Geraldine Doyle, una trabajadora de una acer¨ªa de Chicago que por aquel entonces ten¨ªa 17 a?os y que desconoci¨® totalmente la existencia del cartel hasta 1982, cuando lo vio en una revista y se reconoci¨®.
La imagen volvi¨® a cobrar fuerza en los 70 y los 80 con fines feministas y el resto es historia del consumo: del p¨®ster pas¨® a camisetas, chapas, mecheros, llaveros y casi cualquier objeto personalizable.
Fruto de esta absorci¨®n de la cultura pop, cabe destacar que Beyonc¨¦ no ha sido la ¨²nica en caracterizarse como Rosie. En 2009 Alexis Bledel (conocida por su papel en la serie Gilmore Girls) pos¨® para la revista Glamour imitando al conocido personaje y Pink se visti¨® como ella en su videoclip Raise your Glass. Incluso la propia Marge Simpson fue portada de la revista UTNE en 2011 con su bandana, su camisa remangada y el pu?o a la vista: fusi¨®n de iconos.
Alexis Biedel o Marge Simpson han sido retratadas celebrando el empoderamiento femenino.
Glamour/ UTNE