De artesan¨ªa ind¨ªgena a firmas de lujo: as¨ª convirti¨® RBG los cuellos de su toga en un s¨ªmbolo feminista
?La toga est¨¢ndar est¨¢ dise?ada para los hombres, porque deja un espacio para que se vean la camisa y la corbata?, afirmaba. La magistrada hac¨ªa gala de su extensa colecci¨®n de cuellos. Los ten¨ªa de encaje, de pasamaner¨ªa y de cuentas. Cada uno de ellos ten¨ªa un significado especial y eleg¨ªa bien cu¨¢ndo lucirlos.
Si algo tienen en com¨²n todos los retratos, dibujos e im¨¢genes con los que estos d¨ªas, tras su fallecimiento a los 87 a?os el pasado 19 de septiembre, se ha recordado a la juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos Ruth Bader Ginsburg es que en ellos la magistrada siempre luce los emblem¨¢ticos cuellos con los que pon¨ªa su sello personal sobre las togas. ...
Si algo tienen en com¨²n todos los retratos, dibujos e im¨¢genes con los que estos d¨ªas, tras su fallecimiento a los 87 a?os el pasado 19 de septiembre, se ha recordado a la juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos Ruth Bader Ginsburg es que en ellos la magistrada siempre luce los emblem¨¢ticos cuellos con los que pon¨ªa su sello personal sobre las togas. ?Los cuellos que luc¨ªa Ginsburg eran m¨¢s que una sutil declaraci¨®n de intenciones cada vez que entraba en la sala?, aseguraba un art¨ªculo publicado en The Washington Post. Para ella eran una forma de manifestar su opini¨®n, subrayar la relevancia de ciertas ocasiones y, ante todo, una declaraci¨®n abierta de su lucha feminista.
Porque su decisi¨®n inicial de modificar el atuendo tradicional de los jueces imprimi¨¦ndole una personalidad propia parti¨® de un micromachismo asumido por todos que ella observ¨® ¨Cy quiso cambiar¨C en la vestimenta oficial. Lo explica en primera persona en el documental de 2018 RBG, disponible en la plataforma Filmin: en ¨¦l, la juez relata que ella y su colega del Tribunal Supremo Sandra Day O¡¯Connor (las dos primeras mujeres en llegar a este cargo) decidieron rebelarse contra un uniforme que cre¨ªan pensado solo para el sector masculino de la judicatura. ?La toga est¨¢ndar est¨¢ dise?ada para los hombres, porque deja un espacio para que se vean la camisa y la corbata, as¨ª que Sandra Day O¡¯Connor y yo pensamos que ser¨ªa apropiado incluir como parte de nuestro atuendo algo m¨¢s t¨ªpico de una mujer?, precis¨® Ginsburg en una entrevista a The Washington Post. Con esta decisi¨®n ambas hicieron historia, llevando toda una declaraci¨®n de principios a los posados oficiales del tribunal.
Pero Ruth Bader Ginsburg pretend¨ªa que su reivindicaci¨®n fuera m¨¢s all¨¢. Sus cuellos ¨Cde encaje, de pasamaner¨ªa, de cuentas¡ todos perfectamente ordenados en un armario, colgados en perchas junto a sus togas, o conservados en cajas para que no se estropearan¨C ten¨ªan un significado profundo para ella, que mostraba con la elecci¨®n de cada uno de ellos sus opiniones. Expresaban un c¨®digo oculto. En el documental muestra uno, regalo de los asistentes jur¨ªdicos, que utilizaba ?para anunciar las sentencias mayoritarias?. Adem¨¢s, cuenta que ten¨ªa otro, negro con piedras plateadas, ?para manifestar las opiniones discrepantes?. Y eligi¨® ese ¡®cuello de las discrepancias¡¯, por ejemplo, el d¨ªa despu¨¦s de la elecci¨®n de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. La pieza se hizo tan popular que incluso hay p¨¢ginas web que venden r¨¦plicas.
Lo que comenz¨® como una reivindicaci¨®n para la juez se acab¨® convirtiendo en una tradici¨®n, por eso tanto particulares como instituciones le regalaban collares y cuellos. La Universidad de Haw¨¢i le entreg¨® uno de encaje y conchas de las playas locales y un fan de Reddit le envi¨® otro, tambi¨¦n de encaje, que hizo a mano para la magistrada. Ella le respondi¨® en la plataforma dici¨¦ndole que lo llevar¨ªa a menudo en reconocimiento de su labor artesana y su cari?o.
El inicio de su colecci¨®n, seg¨²n le cont¨® en 2014 a la periodista Katie Couric, a quien le abri¨® el armario de su oficina para mostrarle todos los que pose¨ªa, se remontaba a cuando era juez en la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia Circuit. Todo empez¨® con un regalo de la juez canadiense Claire L¡¯Heureux-Dub¨¦ y a partir de ah¨ª esa colecci¨®n no dej¨® de crecer con el paso del tiempo. ?Ahora me llega uno, al menos, una vez a la semana, de todos los rincones del mundo. La gente me regala dos cosas: cuellos y coleteros?, dijo la magistrada a principios de a?o en una charla en la Universidad de Georgetown.
Adem¨¢s, con cada elecci¨®n de uno de estos complementos para sus apariciones p¨²blicas, la magistrada enviaba mensajes: seg¨²n Town & Country, la pieza de la firma Stella and Dot que llev¨® cuando se propuso la incorporaci¨®n al Supremo del pol¨¦mico Brett Kavanaugh quer¨ªa decir que ?no soy su fan? y hab¨ªa sido llevada tambi¨¦n por famosas como Kim y Kourtney Kardashian.?RBG reconoci¨® que su cuello preferido era uno procedente de Ciudad del Cabo, Sud¨¢frica, que eligi¨® para el retrato oficial de su 20? aniversario en el Supremo y tambi¨¦n para asistir al primer discurso del presidente Barack Obama ante el Congreso de Estados Unidos, en 2005.
Pero esta tradici¨®n de los cuellos inaugurada por Ginsburg y O¡¯Connor parece no haber tenido continuidad en la Corte Suprema. Cuando Sonia Sotomayor, la tercera mujer en la instituci¨®n, lleg¨® al tribunal en 2009, Ginsburg le regal¨® el cuello que hab¨ªa llevado cuando la invistieron, pero ni ella ni Elena Kagan (que se incorpor¨® en 2010) han mantenido la costumbre de llevar estos complementos en sus sesiones. De momento, el icono de la jueza con los cuellos llamativos seguir¨¢ siendo Ruth Bader Ginsburg.