?Se puede salvar una relaci¨®n si no soporto a la familia de mi pareja?
Cuando el conflicto con la familia pol¨ªtica no se soluciona puede condenar la relaci¨®n. Varios especialistas dan las claves para mejorar la situaci¨®n.
Suegras melindrosas, nueras desabridas, yernos desconsiderados o suegros mandones son una bomba de relojer¨ªa para cualquier pareja. ?Puede la familia pol¨ªtica dinamitar una relaci¨®n?
Encontrar una media naranja con la que emprender un proyecto de vida en com¨²n no es tarea f¨¢cil. En Espa?a, seg¨²n datos del INE, 16 millones de personas pululan por la vida sin par y buena parte de ellos, 6 millones seg¨²n este reportaje de El Pa¨ªs, se lanzan a las redes para desp...
Suegras melindrosas, nueras desabridas, yernos desconsiderados o suegros mandones son una bomba de relojer¨ªa para cualquier pareja. ?Puede la familia pol¨ªtica dinamitar una relaci¨®n?
Encontrar una media naranja con la que emprender un proyecto de vida en com¨²n no es tarea f¨¢cil. En Espa?a, seg¨²n datos del INE, 16 millones de personas pululan por la vida sin par y buena parte de ellos, 6 millones seg¨²n este reportaje de El Pa¨ªs, se lanzan a las redes para despertarse acompa?ados. Y cuando por fin encuentran a esa persona con la que iniciar una andadura com¨²n, que ha pasado todos los filtros que nos imponemos, pues cada vez somos m¨¢s exigentes, tenemos a¨²n que superar una nueva prueba: la convivencia con su familia y la del interfecto/a con la propia.
No somos esporas que nos reproducimos espont¨¢neamente ni setas que aparecemos sin mam¨¢s ni pap¨¢s en la vida del otro. Cuando empezamos una historia de amor lo hacemos con una persona y sus circunstancias y dichas circunstancias tienen que ver en muchas ocasiones con su familia. Y es ah¨ª donde pueden surgir problemas de convivencia.
En el div¨¢n
Los que conocen de primera mano este tipo de problemas son los psic¨®logos, que ven desfilar por sus consultas parejas consumidas por reproches hacia suegros y suegras, pero, sobre todo, por la forma en la que la pareja aborda estos rifirrafes. Porque no nos olvidemos que aunque tengamos una suegra o un suegro m¨¢s molesto que un grano en las reales posaderas, con quien estamos saliendo es con el hijo o con la hija. Y es esa persona la que m¨¢s nos puede herir.
¡°Los comportamientos que m¨¢s duelen a los c¨®nyuges son los que desautorizan sus opiniones priorizando las de los padres. Esta lucha de poder desgasta y crea resentimientos y desagravios que, a largo plazo, se van acumulando y pueden producir una separaci¨®n afectiva. Igualmente, no defender a la pareja cuando alg¨²n familiar la ataca es un mal ¨ªndice de valoraci¨®n de la relaci¨®n. Despu¨¦s en privado podemos discrepar pero delante de nuestra familia deber¨ªamos ponernos del lado de nuestra pareja en un sentido de solidaridad¡±, apunta el psic¨®logo leon¨¦s Miguel ?ngel Cueto, director de CEPTECO (Centro psicol¨®gico de Terapia de Consulta).
En las consultas de los especialistas se presentan dos casos t¨ªpicos: los que acuden solos o los que lo hacen en pareja barruntando que su problema era otro. ¡°La persona que consulta sola habitualmente no lo ha comentado con su pareja. Esto nos hace pensar que existe un paso previo que no se ha dado: comunicar el malestar y compartir la preocupaci¨®n. Dar voz a este problema, crear un discurso asertivo y ofrecer pautas para facilitar su expresi¨®n desde la constructividad son algunos de los objetivos de la terapia¡±, comenta la Mar¨ªa Teresa Mata Mass¨®, Coordinadora del M¨¢ster Online en Psicoterapia Integradora Mensalus y formadora en el entrenamiento de la Inteligencia Emocional.
Tambi¨¦n se da el caso de ir en pareja, por cualquier otro tema y descubrir que ¡°la madre del cordero¡± de las discusiones es la madre o el padre del otro o la otra. ¡°Muchas veces acuden a la consulta por otro tema y cuando escarbas un poco descubres los problemas con la familia pol¨ªtica¡±, desvela Antonio Casaub¨®n Alcaraz, psic¨®logo y Presidente de Honor de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Sexolog¨ªa.
Suegra contra nuera o viceversa
El problema m¨¢s habitual es la interferencia de la madre del hombre con su nuera. As¨ª lo demostr¨® la psic¨®loga de la Universidad de Cambridge, Terri Apter, que al casarse experiment¨® en carne propia los problemas con su suegra y pens¨® que no deb¨ªa ser la ¨²nica que los padeciera. De modo que llev¨® a cabo una encuesta en Reino Unido que concluy¨® que el 60% de las mujeres se sent¨ªan infelices con la relaci¨®n con su suegra y que esto afectaba a su matrimonio frente a un 15% de yernos que experimentaba lo mismo. La psic¨®loga public¨® el libro ¡°What do you want from me?¡± (?Qu¨¦ esperas de m¨ª?) en el que apuntaba soluciones a este contencioso.
Las estad¨ªsticas tambi¨¦n indican el momento en el que el conflicto se recrudece: con la llegada de los hijos. Seg¨²n un estudio realizado por la Universidad de Turku (Finlandia), la llegada de nuevos miembros a la familia produc¨ªa desavenencias con los suegros. En una sociedad en la que si la conciliaci¨®n laboral fuera un libro se encontrar¨ªa en la secci¨®n de ciencia-ficci¨®n, la necesidad de echar mano de los abuelos para la crianza de los hijos, agudiza las tensiones con la familia pol¨ªtica.
De todas formas, no es la ¨²nica raz¨®n. ¡°Hay varones que no han cortado el cord¨®n umbilical con su madre y cuando tienen hijos, los abuelos se sienten a¨²n m¨¢s legitimizados para imponer sus opiniones a la pareja. Pero tampoco hay que olvidar que existen suegros que siguen sobreprotegiendo a sus hijas y que no admiten que ya son mujeres. Quieren opinar sobre la vivienda o el coche que se van a comprar y esto origina muchas tensiones en la pareja¡±, recuerda Casaub¨®n.
El problema, seg¨²n este especialista, es la codependencia t¨®xica de padres e hijos, en la que unos no pueden vivir sin los otros. ¡°Se tendr¨ªa que llegar a una relaci¨®n de interdependencia, en la que los suegros entendieran que pueden intervenir a demanda de la pareja y de forma consentida. Al final, es una cuesti¨®n de sentido com¨²n¡±, resume Casaub¨®n.
C¨®mo resolver el conflicto
De todas formas, se ha de tener en cuenta que de momento en nuestro pa¨ªs, la sangre no ha llegado al r¨ªo y, seg¨²n el CIS, el 35% de espa?oles se lleva a partir un pi?¨®n con sus suegros y ¨²nicamente un 2% est¨¢ en pie de guerra.
El problema es que los especialistas consultados coinciden que cuando el conflicto no se soluciona puede dar al traste con la pareja. ¡°La ruptura casi siempre viene precedida de dificultades a nivel de comunicaci¨®n de pareja. Por ejemplo, cuando una de las dos partes siente que el tiempo que comparte con la familia pol¨ªtica no es de calidad y/o dicho tiempo impide preservar momentos de intimidad propios del n¨²cleo familiar (tiempo exclusivo para la pareja y los hijos)¡±, ilustra Mata.
En casos de este tipo, la especialista comenta que tal vez la clave no est¨¦ en dejar de compartir celebraciones con la familia pol¨ªtica, si no de encontrar espacios para hacerlo en el n¨²cleo familiar. Tambi¨¦n advierte de la necesidad de emplear un lenguaje asertivo a la hora de tratar estos temas. ¡°Sustituir el ¡®t¨² me haces sentir¡¯ por el ¡®yo me siento/yo necesito¡¯ es mucho m¨¢s constructivo. Se ha de generar un sentimiento de equipo y lidiar el problema desde un ¡®juntos, sumamos¡¯¡±, recomienda Mata.
Los reproches o el ¡°yo tengo m¨¢s raz¨®n que t¨²¡±, son malos aliados en estas lides. ¡°La base consiste en escuchar de verdad a la otra parte con amplitud de miras y buscando siempre la negociaci¨®n, no la superioridad moral o el regodeo en el error del otro¡±, sugiere Cueto.
Y tener en cuenta que poner l¨ªmites no es prohibir. ¡°No se tiene por qu¨¦ romper la relaci¨®n con los suegros, se tiene que redefinir, marcando un espacio para la pareja y dando alternativas. Si la din¨¢mica que se ha creado es t¨®xica, se ha de acabar con ella, pero remplaz¨¢ndola por otra m¨¢s madura y menos opresiva¡±, concluye Casaub¨®n.