¡®Selfies¡¯ en los museos, ?s¨ª o no?
Galer¨ªas en Roma o Nueva York invitan a los visitantes a autorretratarse con las obras y colgar la foto en las redes. ?Forma de divulgaci¨®n o acto irrespetuoso? Dos expertos opinan.
BARTOMEU MAR?
Director del Museu d¡¯Art Contemporani de Barcelona (MACBA)
S¨ª. ?Siempre que no ponga en riesgo la integridad de las obras ni moleste a otros visitantes (y creo que no es el caso), estoy de acuerdo en que el p¨²blico pueda hacer en los museos lo que le apetezca. Cada centro tiene su pol¨ªtica respecto a tomar fotos, algo que suele hacerse aun no estando permitido. Yo mismo, como recuerdo de una instalaci¨®n interesante que quer¨ªa compartir con amigos y colegas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, ...
BARTOMEU MAR?
Director del Museu d¡¯Art Contemporani de Barcelona (MACBA)
S¨ª. ?Siempre que no ponga en riesgo la integridad de las obras ni moleste a otros visitantes (y creo que no es el caso), estoy de acuerdo en que el p¨²blico pueda hacer en los museos lo que le apetezca. Cada centro tiene su pol¨ªtica respecto a tomar fotos, algo que suele hacerse aun no estando permitido. Yo mismo, como recuerdo de una instalaci¨®n interesante que quer¨ªa compartir con amigos y colegas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el arte contempor¨¢neo empez¨® a favorecer y hasta a incitar al p¨²blico a comportarse de maneras menos r¨ªgidas, que podr¨ªan considerarse incluso irreverentes. Desde las vanguardias de la segunda mitad del siglo XX, las pr¨¢cticas rompedoras tienen un componente esencial: la intervenci¨®n en la manera de actuar del espectador. Muchas juegan directa y expl¨ªcitamente con la necesidad de enfrentarse de forma diferente a la obra. Cada vez m¨¢s exposiciones lo permiten y estimulan. El espectador se transforma a la vez que el arte evoluciona, y esto les acerca. En la medida en que podamos estimularlo, le vamos a dar al visitante un protagonismo que muchas veces no siente. El arte ha dejado de ser territorio exclusivo de unos pocos y se ha convertido, por buenas o malas razones, en algo que encontramos con mucha facilidad. As¨ª que, si la gente quiere tomarse fotos delante de las obras, quiere decir que les importan, lo cual no solo es positivo, sino muy necesario. Todo lo que sea perder miedo y convertir la experiencia en gratificante me parece bien?.
FRANCISCO CALVO SERRALLER
Ensayista, cr¨ªtico de arte y exdirector del Museo del Prado
No. ?Dejando a un lado los da?os que se podr¨ªan causar a una obra si se utiliza el flash, est¨¢ el nada irrelevante tema econ¨®mico. La venta de reproducciones es una considerable fuente de ingresos de los museos. Luego est¨¢ la gesti¨®n de la propiedad: cabe la posibilidad de empa?ar la imagen de la obra. Los selfies no se limitan al uso ¨ªntimo, ya que la mayor¨ªa terminan en redes sociales. Cada galer¨ªa puede hacer lo que quiera, pero los museos gestionan un patrimonio de la humanidad que debe respetarse. Existe el deber moral de conservarlo material y espiritualmente y no exponerlo a manipulaciones, aunque tengan intenci¨®n inocente o festiva. En la medida en que la foto pasa a la esfera p¨²blica, influye en la percepci¨®n p¨²blica.
Por otro lado, alguien que se autorretrata delante de una obra, evidentemente, no la respeta. Se pone al mismo nivel que ¨¦sta, la cual utiliza para mejorar su imagen, por ejemplo. Un estudioso o amante del arte siempre tendr¨¢ acceso a ella a trav¨¦s de libros y reproducciones. El museo es, por consenso social, un ¨¢mbito de acceso controlado (igual que una iglesia), por lo que no debe quedar vulnerable al capricho de cualquiera. Hacer en ¨¦l lo que a uno le da la gana es ofensivo. Los deseos individuales deben graduarse. Los l¨ªmites los pone el sentido com¨²n. Vivimos en una mutaci¨®n constante. Con el tiempo se sedimentar¨¢n los criterios a este respecto. Pero no es aceptable que el ¨²ltimo capricho, la ¨²ltima moda, se instaure sin m¨¢s?.