Solidaridad familiar, por Blanca Li
En Francia se escucha la palabra crisis del d¨ªa a la noche. Como en Espa?a.
Vivo en Francia desde hace 20 a?os y, sin embargo, siento que nunca me he ido de Espa?a. Lo curioso de habitar entre dos culturas es que, con el tiempo, eres capaz de acostumbrarte a todo, a las cosas buenas y a las malas de cada una de ellas. Por ejemplo, los franceses son (y especialmente los parisinos) sumamente antip¨¢ticos. Al principio no te lo puedes creer, pero te acabas adaptando a esa actitud y hasta llega a parecerte algo normal. ?Lo bueno? Cada vez que regreso a mi pa¨ªs la gente me parece encantadora y divertida, y soy capaz de entender por qu¨¦ los extranjeros nos escogen como des...
Vivo en Francia desde hace 20 a?os y, sin embargo, siento que nunca me he ido de Espa?a. Lo curioso de habitar entre dos culturas es que, con el tiempo, eres capaz de acostumbrarte a todo, a las cosas buenas y a las malas de cada una de ellas. Por ejemplo, los franceses son (y especialmente los parisinos) sumamente antip¨¢ticos. Al principio no te lo puedes creer, pero te acabas adaptando a esa actitud y hasta llega a parecerte algo normal. ?Lo bueno? Cada vez que regreso a mi pa¨ªs la gente me parece encantadora y divertida, y soy capaz de entender por qu¨¦ los extranjeros nos escogen como destino de sus vacaciones.
Ahora, un ejemplo a la inversa. En el mundo del espect¨¢culo los franceses son meticulosos con el orden. Las relaciones con los teatros, los productores, los bailarines y los equipos t¨¦cnicos est¨¢n siempre planificadas con mucha anterioridad: no hay sorpresas y siempre tienes la seguridad de que las cosas llegar¨¢n a su fin. En ese aspecto, Espa?a es mucho m¨¢s informal, las cosas se organizan mal y tarde. En el pa¨ªs vecino, adem¨¢s, cuentan con un sistema incre¨ªble, el de los trabajadores intermitentes.
Los artistas y t¨¦cnicos capaces de cotizar al menos 600 horas de trabajo al a?o, tienen garantizado un sueldo fijo durante ocho meses si se quedan en paro. Cada vez que el Gobierno intenta cambiar esta situaci¨®n, los intermitentes se rebelan y salen a la calle. Todos los ministros de cultura les han tenido y tienen miedo. En eso los franceses son los mejores: cuando se manifiestan tienen fuerza y pueden hacer caer al m¨¢s grande.
Hay cosas, sin embargo, que son iguales a un lado y otro de la frontera. Francia tambi¨¦n, ahora, sufre la crisis. All¨ª no se habla de la burbuja inmobiliaria, ya que ellos no han vivido el r¨¦gimen de cr¨¦ditos putrefactos que ofrec¨ªan los bancos espa?oles. Al menos de eso se van a librar. Pero cuentan con una enorme deuda que no para de crecer y, que por m¨¢s recortes que anuncien, no adelgaza. En conclusi¨®n: me encuentro en una Francia donde la palabra crisis se escucha sin cesar desde la ma?ana hasta la noche. Como en Espa?a.
La antipat¨ªa de los franceses va en aumento, empiezan a haber empresas que cierran, el miedo se extiende, el trabajo escasea, el dinero no se mueve. Y yo me pregunto: ??Francia tambi¨¦n??. En Espa?a se recortan los derechos fundamentales, llega el populismo y el Gobierno es capaz de adoptar medidas como la nueva ley del aborto. Y yo me pregunto: ??Francia tambi¨¦n??. De momento, presente est¨¢ la verg¨¹enza de ver c¨®mo la extrema derecha aprovecha para imponer sus ideas xen¨®fobas. Presente tambi¨¦n, el estupor al comprobar que el matrimonio gay se topa con la resistencia irrefrenable de una parte de la poblaci¨®n.
Hay gente que cuando me habla de nuestro pa¨ªs casi me da el p¨¦same, pero yo veo que Francia ya no se aleja demasiado de ese mismo ambiente moroso. Eso s¨ª, si quieres olvidarte de todo, puedes pasearte por los Campos El¨ªseos y dejarte caer por las tiendas de lujo. Al lujo le va muy, pero que muy bien. ?No resulta parad¨®jico el mundo?
Cuando de nuevo regreso a Madrid y veo a tantos amigos y familiares luchando como bestias para sobrevivir y para seguir adelante con sus proyectos, siento admiraci¨®n. Los admiro porque siguen teniendo ganas de vivir y cuando estoy con ellos me llenan con su energ¨ªa positiva. Admiro la solidaridad que existe entre las personas que tienen lazos cercanos y que no dudan en ayudarse entre s¨ª. Siempre hay una mesa lista para a?adir un plato m¨¢s, o dos si hace falta.
Me pregunto c¨®mo ser¨ªa Espa?a sin esa solidaridad tan maravillosa que existe entre la gente. Y me pregunto c¨®mo estar¨¢ Francia dentro de un tiempo. Si alg¨²n d¨ªa llegan a alcanzar la situaci¨®n de Espa?a, ?qu¨¦ les salvar¨¢, teniendo en cuenta que all¨ª la solidaridad familiar pr¨¢cticamente no existe?