?Los mileniales se han dado cuenta de que la meritocracia no existe y no importa lo duro que trabajes?
Anne Helen Petersen sabe a qui¨¦n culpar de la epidemia del ¡®queme¡¯ y analiza en ¡®No puedo m¨¢s¡¯ por qu¨¦ este grupo social es la generaci¨®n m¨¢s cansada.
Aunque es una de las reporteras m¨¢s intuitivas y que mejor ha calado la sociolog¨ªa y la cultura de internet en los ¨²ltimos 15 a?os, Anne Helen Petersen (Idaho, 39 a?os) todav¨ªa se sorprende, en conversaci¨®n v¨ªa Zoom, de c¨®mo explot¨® un texto suyo sobre por qu¨¦ era incapaz de cumplir las tareas simples y sencillas de sus quehaceres, como llevar sus botas al zapatero, programar una cita con el dermat¨®logo o aspirar el coche. El ensayo ...
Aunque es una de las reporteras m¨¢s intuitivas y que mejor ha calado la sociolog¨ªa y la cultura de internet en los ¨²ltimos 15 a?os, Anne Helen Petersen (Idaho, 39 a?os) todav¨ªa se sorprende, en conversaci¨®n v¨ªa Zoom, de c¨®mo explot¨® un texto suyo sobre por qu¨¦ era incapaz de cumplir las tareas simples y sencillas de sus quehaceres, como llevar sus botas al zapatero, programar una cita con el dermat¨®logo o aspirar el coche. El ensayo C¨®mo los millennials se han convertido en la generaci¨®n quemada, que public¨® Buzzfeed en 2019, se ley¨® m¨¢s de siete millones de veces en ingl¨¦s, se tradujo a diferentes idiomas y cosech¨® otros millones de lecturas m¨¢s. El texto ha acabado public¨¢ndose en una interesante versi¨®n extendida en el reciente No puedo (Capit¨¢n Swing, 2021), una exhaustiva investigaci¨®n y an¨¢lisis que pone contexto al cansancio generacional y ofrece claves, y muchos datos, para entender de qu¨¦ hablamos cuando hablamos de generaci¨®n quemada. De por qu¨¦ las redes sociales son tan agotadoras, c¨®mo desapareci¨® el ocio de nuestras vidas, por qu¨¦ la crianza de hijos es una carrera de obst¨¢culos en este escenario de incertidumbres y de qu¨¦ manera la cultura laboral se ha ido al garete, o como ella misma escribe en sus p¨¢ginas, ¡°antes, el trabajo era una mierda y era precario; ahora lo es m¨¢s¡±.
Convertida en una de las periodistas m¨¢s cotizadas de la plataforma de newsletters Substack, con Culture Study, su bolet¨ªn semanal dedicado a su an¨¢lisis sociocultural ¡ªThe New Yorker filtr¨® que su fichaje y contrato de exclusividad ha sido uno de los m¨¢s caros junto al del periodista Matthew Yglesias?¡ª, Petersen viene a decirnos que en esta epidemia del cansancio el culpable no eres t¨², es el sistema. Y que si un texto sobre la incapacidad de cumplir peque?as tareas de una treintea?era que vive en Montana ha resonado as¨ª por todo el planeta es por algo: ¡°Creo que si el ensayo se hizo global y acab¨® en libro es por algo que nos afecta a todos sin importar de d¨®nde somos: todos vivimos bajo las reglas del capitalismo¡±.
Esta no es la primera vez que la sociedad est¨¢ cansada. Cuenta que el burnout se detect¨® por primera vez en 1974 y que esta ha sido una sensaci¨®n c¨ªclica frente a los cambios, desde el ¡°cansancio melanc¨®lico del mundo¡± diagnosticado por Hip¨®crates a que en 1800 se hablase de la ¡°neurastenia¡± que aflig¨ªa a los arrollados ¡°por el ritmo de la vida moderna¡±. ?Por qu¨¦ se siente distinta ahora?
Nuestros padres, abuelos y tatarabuelos pasaron penurias como la guerra, enfermedades, trabajo f¨ªsico muy intenso y multitudes de factores que les llevan a decirnos: ¡°No tienes ni idea de lo duro que fue esto, t¨² lo has tenido m¨¢s f¨¢cil¡±. Aqu¨ª nadie niega que la vida lo sea ahora en muchos aspectos, pero tambi¨¦n es m¨¢s complicada. Hay muchos factores de presi¨®n sobre los individuos, como consumir noticias a todas horas o tener que representar nuestra vida todo el rato, no solo en el trabajo, sino tambi¨¦n en las redes sociales. S¨¦ que si le dices a tu abuelo: ¡°Estoy agotado de c¨®mo presentarme en Instagram¡±; ¨¦l te dir¨¢: ¡°?Pero qu¨¦ clase de problema es ese?¡±. Esencialmente s¨ª que es agotadora esa autorrepresentaci¨®n a todas horas y concebirte en todo momento como una mercanc¨ªa, en pensar c¨®mo encaja tu valor/persona en el mercado.
Dice que somos la generaci¨®n que derrib¨® el mito de la meritocracia.
Creo que los mileniales se han dado cuenta de que no importa cu¨¢n duro trabajes y si has seguido el camino que deb¨ªas, las cosas pueden cambiar muy r¨¢pido y ser¨¢s reemplazado a no ser que provengas de una familia muy rica y poderosa. Puedes haber ido a los mejores colegios, hab¨¦rtelo currado much¨ªsimo, conseguir un empleo y trabajar duro, pero eso no te garantiza ¨¦xito o estabilidad. Y esto tiene poco o nada que ver con el individuo y m¨¢s con los sistemas que le han puesto en esa posici¨®n de vulnerabilidad.
Pero si lo critican, les llamar¨¢n quejicas o blandengues.?En el libro incluye un tuit viral sobre esta guerra generacional: ¡°Los baby boomers hicieron eso de dejar un solo trozo de papel higi¨¦nico en el rollo y fingir que no les tocaba cambiarlo, pero con toda una sociedad¡±.
A los mileniales nos acusan de ser unos mimados, de creernos especiales, pero esa afirmaci¨®n borra de alguna forma c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª. ?Qui¨¦n nos dijo que ¨¦ramos especiales? ?Qui¨¦n nos construy¨® de esta forma? Si nuestros abuelos y padres nos dijeron que ¨¦ramos tan especiales y v¨¢lidos, ?por qu¨¦ yo no tengo esta vida tan ¨²nica y perfecta que deber¨ªa alcanzar despu¨¦s de haber hecho todo lo que precisamente me pidieron que hiciera? Entonces ah¨ª vienen y te dicen: ¡°Es que eres un malcriado¡±. Esto es parte del resentimiento que ahora socializamos. Nos criamos pensando que progresar¨ªamos como nuestros abuelos y padres, pero los mecanismos que hac¨ªan robusta a la clase media se han debilitado o han sido erradicados. La met¨¢fora del papel higi¨¦nico tambi¨¦n podr¨ªa aplicarse a la de la escalera: ellos subieron por una y cuando llegaron, la tiraron al suelo y ahora encima nos gritan: ¡°?Por qu¨¦ no tienes fuerzas para saltar y llegar hasta aqu¨ª?¡±
Cree que ya nadie tiene tiempo libre ni hobbies si no se pueden capitalizar.
Aunque trabajemos en remoto, desde casa, siempre tenemos esa sensaci¨®n de que deber¨ªamos estar trabajando y que si, por ejemplo, desarrollamos una afici¨®n es porque no estamos trabajando lo suficiente.
Dice que escuchar un podcast, leer un libro o ver una serie es trabajo no pagado.
S¨ª, forma parte de nuestra continua perfecci¨®n del yo. Es genial que la gente quiera aprender y conocer m¨¢s cosas, ser curiosa al fin y al cabo. Por ese motivo se han le¨ªdo libros toda la vida, pero la diferencia con esta generaci¨®n es que ahora todo este consumo tambi¨¦n sirve para compartimentar marcadores que definen nuestra representaci¨®n social. Tienes que decirlo alto, gritar: ¡°Estoy escuchando este podcast¡±, tienes que representar tu nivel cultural. Muchas veces no lo escuchas porque te guste o porque te interese, sino porque b¨¢sicamente son deberes.
?El entusiasmo y la devoci¨®n por lo que hacemos se han instrumentalizado para explotarnos m¨¢s?
S¨ª, especialmente en los entornos creativos, los que han definido a esta generaci¨®n. En Estados Unidos existe esta idea de que todo lo que hagas, desde ni?o hasta tu vida adulta, tiene que servir para tu curr¨ªculo. Tu vida se instrumentaliza, desde tus extraescolares a tus aficiones, para tener un futuro con ¨¦xito. Si no sirve para el curr¨ªculo, no merece la pena. No hay espacio para la creatividad no monetizable. Es realmente terror¨ªfico pensar que nuestra vida est¨¢ concebida, desde peque?os, como un capital humano de inversi¨®n.
?Quiz¨¢ por eso esta generaci¨®n se rebela contra el trabajo y se alivia con memes y contenidos que lo demonizan?
No somos la primera generaci¨®n que lo hace, pero s¨ª creo que somos una generaci¨®n que est¨¢ redescubriendo sus derechos laborales o para qu¨¦ sirven los sindicatos. En Estados Unidos llev¨¢bamos 75 a?os de desapego sindical y de poca solidaridad laboral, pero este declive en nuestras condiciones ha propiciado mayor conciencia a favor de sindicarse. Hemos entendido, por ejemplo, que si los cuidadores de ni?os no tienen una paga digna, eso har¨¢ imposible que los padres vayan a trabajar porque no habr¨¢ cuidadores. Alguien acert¨® al decirme que estamos viviendo una especie de huelga informal contra el trabajo. No estar¨¢ coordinada, pero definitivamente est¨¢ pasando.
Pas¨® por un burnout sin ser consciente de ¨¦l. Despu¨¦s de escribir este libro, mientras publicaba para m¨¢s medios, enviando su newsletter semanalmente y preparando, a su vez, otro libro sobre la cultura del trabajo; sabiendo toda la teor¨ªa que sabe, ?no se ha vuelto a quemar?
Ahora lo llevo mucho mejor, ya s¨¦ en el sitio en el que estoy. Tambi¨¦n me pongo barreras: ya no viajo por trabajo tanto como hac¨ªa antes. Poder asentarme en mi espacio me ayuda much¨ªsimo.
Dice que ni la meditaci¨®n ni una mascarilla de autocuidado nos salvar¨¢. ?Qu¨¦ lo har¨¢?
?Una reforma estructural del sistema? El capitalismo nos hace creer que las cosas son as¨ª. Pero no tiene por qu¨¦ serlo. Usar menos Instagram y ponerte una crema puede aliviarte de cierta forma, pero debemos pensar en el trabajo de forma colectiva para conseguir el cambio.