Trump hace peligrar la semana de la moda de Nueva York
Algunos dise?adores se han negado a desfilar en el Hudson Yards, el complejo financiado por Stephen Ross, uno de los principales valedores del presidente.
?Tiene sentido seguir alimentando la maquinaria tradicional de los desfiles de moda? Desde hace algunos a?os se cuestiona su capacidad prescriptora, ahora que la industria funciona con otros tiempos mucho m¨¢s all¨¢ de las colecciones estacionales. No obstante, siguen siendo una tradici¨®n para editores, compradores e influencers, una especie de ritual dif¨ªcil de borrar del calendario. El problema viene cuando su existencia choca frontalmente con valores sociales e ideol¨®gicos.
¡°Esto va sobre estar de un lado o de otro de la historia¡±, ...
?Tiene sentido seguir alimentando la maquinaria tradicional de los desfiles de moda? Desde hace algunos a?os se cuestiona su capacidad prescriptora, ahora que la industria funciona con otros tiempos mucho m¨¢s all¨¢ de las colecciones estacionales. No obstante, siguen siendo una tradici¨®n para editores, compradores e influencers, una especie de ritual dif¨ªcil de borrar del calendario. El problema viene cuando su existencia choca frontalmente con valores sociales e ideol¨®gicos.
¡°Esto va sobre estar de un lado o de otro de la historia¡±, twitteaba recientemente el dise?ador Prabal Gurung. Coincidiendo con el d¨¦cimo aniversario de su marca hom¨®nima, la organizaci¨®n de la semana de la moda de Nueva York le plante¨® montar un show especial en The Shed, uno de los edificios del flamante complejo Hudson Yards, el nuevo proyecto cultural que pretende revitalizar esta zona portuaria de Manhattan. Estos meses se especulaba, de hecho, con la idea de que los desfiles se trasladaran all¨ª de forma definitiva. El problema vino cuando, hace dos semanas, el diario The Washington Post public¨® un reportaje sobre la vida privada del principal inversor del Yards, Stephen Ross.
Al parecer, Ross, que tambi¨¦n es socio de los gimnasios de lujo Equinox y SoulCycle o de la cadena de restaurantes Momofuku (todos ellos, lugares muy del gusto de los que se dedican a la moda), mont¨® una fiesta en su residencia de los Hamptons para recaudar fondos que ayuden a la campa?a de reelecci¨®n de Trump: 100.000 d¨®lares la cena y 250.000 para los que quisieran una foto con el presidente.
Desde entonces, las redes sociales claman por el boicot de los lugares en los que Ross ha invertido su capital. ¡°Ross no es el inversor mayoritario de Equinox. La compa?¨ªa, de hecho, donar¨¢ un mill¨®n de d¨®lares a distintas asociaciones humanitarias para devolver lo estas comunidades nos han dado¡±, declaraba en un comunicado Harvey Spevak, CEO de la cadena de gimnasios. Algo similar ha ocurrido con los otros negocios en los que ha invertido Ross: todos han donado dinero a causas ben¨¦ficas para tapar, quiz¨¢, el hecho de que el magnate no s¨®lo apoya a Trump, tambi¨¦n, seg¨²n informa Business of Fashion, ha utilizado fondos inicialmente destinados a construir casa p¨²blicas en Harlem a la construcci¨®n del Hudson Yards.
La bola de nieve va creciendo, y la firma Rag and Bone, un cl¨¢sico de la semana de la moda neoyorquina, tambi¨¦n ha declinado la invitaci¨®n a desfilar. ¡°En resumen, cualquier desfile o evento que vaya a tener lugar all¨ª estar¨¢ ligado a la avaricia de un millonario que ha robado a los pobres, manipulado los fondos del ayuntamientos y que usa su dinero para apoyar al presidente m¨¢s hom¨®fobo y racista de la historia contempor¨¢nea¡±, escribe el editor Philip Picardi en una carta abierta a Business of Fashion.
Pero ah¨ª no acaba el asunto. La mujer del empresario es la dise?adora de joyas Kara Ross, miembro de CFDA (consejo de dise?adores americanos). Otro miembro, la creadora Dana Lorenz, ha pedido expl¨ªcitamente su expulsi¨®n del comit¨¦. Ante la falta de respuesta, Lorenz ha dimitido, pero no olvidemos que el presidente del consejo es Tom Ford, un dise?ador cuyo ¨²ltimo ¨¦xito viral fue anunciar p¨²blicamente que nunca vestir¨ªa Melania Trump.
No es el ¨²nico dise?ador famoso que se ha negado a tener cualquier relaci¨®n con el presidente y su entorno. Desde que Trump fuera elegido en 2016, Marc Jacobs, Zac Posen o Derek Lam, entre otros, han declarado p¨²blicamente que sus valores son m¨¢s importantes que la notoriedad que puede otrogarles el hecho de vestir a la Primera Dama. Queda menos de un mes para que d¨¦ comienzo la semana de la moda y muchos dise?adores a¨²n no han confirmado el lugar donde se celebrar¨¢n sus desfiles. Teniendo en cuenta que, desde hace algunos a?os, el evento neoyorquino pierde relevancia tras cada edici¨®n (dise?adores como Thom Browne, Altuzarra o Victoria Beckham se han marchado a otras capitales y otros, como Donna Karan, han dejado de desfilar), el monopolio de Stephen Ross podr¨ªa darle la estocada definitiva.