Vestir como en Par¨ªs por In¨¨s de la Fressange
Propone lo imposible: afanarse para conseguir un chic sin esfuerzo.
Las francesas han encontrado un peque?o nicho editorial con un sencillo truco: hacer sentir mal a las mujeres del resto del mundo, y m¨¢s espec¨ªficamente a las anglosajonas, que sienten por ellas una fascinaci¨®n y un desd¨¦n similar al que siente cualquiera por la mala/guapa de la clase.
Primero fueron las dietas. El libro Las francesas no engordan, de Mireille Giuliano (Ediciones B) fue best-seller en Reino Unido y Estados Unidos y un ¨¦xito considerable en Espa?a. Su contenido era una reformulaci¨®n a...
Las francesas han encontrado un peque?o nicho editorial con un sencillo truco: hacer sentir mal a las mujeres del resto del mundo, y m¨¢s espec¨ªficamente a las anglosajonas, que sienten por ellas una fascinaci¨®n y un desd¨¦n similar al que siente cualquiera por la mala/guapa de la clase.
Primero fueron las dietas. El libro Las francesas no engordan, de Mireille Giuliano (Ediciones B) fue best-seller en Reino Unido y Estados Unidos y un ¨¦xito considerable en Espa?a. Su contenido era una reformulaci¨®n algo repelente de la famosa paradoja francesa: c¨®mo es posible comer pan con mantequilla, adornar con salsas espesas y beber hect¨®litros de vino tinto y no engordar. Entre otras cosas, porque no pican entre horas, porque, seg¨²n el libro, ¡°usan platos de verdad y servilletas de tela¡± y porque ¡°saben escuchar a su cuerpo¡± que les dice cu¨¢ndo parar de comer (ah, la sabidur¨ªa del pa¨ªs de Voltaire aplicada al contaje de calor¨ªas).
Despu¨¦s lleg¨® la crianza de los hijos. Como se?alaba Elvira Lindo en un art¨ªculo reciente, el libro Bringing up b¨¦b¨¦ ha levantado revuelo al comparar c¨®mo se educa a los ni?os en Francia y c¨®mo se hace, en este caso, en Estados Unidos. La autora, una norteamericana que vivi¨® en Par¨ªs, asegura que al darles menos preponderancia en la familia y trasladarles menos estr¨¦s, los ni?os salen m¨¢s sueltos y, en definitiva, m¨¢s franceses. El diario The Guardian, por cierto, public¨® una divertida parodia del libro en secci¨®n Digested Read, que cada semana reduce un libro (da igual si es de Wayne Rooney o de Martin Amis) a pura pulpa humor¨ªstica.?
¡°Los padres franceses no sienten la necesidad de mimar a sus hijos. Cuando mi hija tiene pesadillas, yo le conforto, pero una verdadera maman francesa dir¨ªa: ¡°la vida es una merde y despu¨¦s te mueres¡± y de esta manera los ni?os franceses est¨¢n familiarizados con el ennui existencial. Los padres americanos tienden a jalear a sus hijos por cada peque?o logro. Los franceses, en cambio, se r¨ªen de los dibujos de sus ni?os: ?qu¨¦ es esto, un maldito Picasso?¡±, dec¨ªa la versi¨®n de The Guardian.
Seydoux, la imagen de Prada, con un ¡®look¡¯ que aprobar¨ªa De la Fressange: blazer, ¡®foulard¡¯, vaqueros, escote y pelo revuelto.
Getty
Establecido que las francesas comen como limas pero est¨¢n delgadas y cr¨ªan ni?os sin despeinarse, ?qu¨¦ quedaba? El estilo, claro. El campo que les corresponde casi por imperativo hist¨®rico. No sabemos si todas las veces que Nicolas Sarkozy ha dicho en la campa?a de las presidenciales que ¡°ning¨²n franc¨¦s quiere acabar como un espa?ol (o un griego)¡± se refer¨ªa a la querencia de las espa?olas por el Mango total look, el exceso de bronceado y las mechas poco sutiles. En cualquier caso, las francesas tambi¨¦n tienen consejos en este campo. Grijalbo acaba de publicar La parisina, un libro-gu¨ªa que firma la ex modelo y musa de Chanel Ines de la Fressange. El libro en s¨ª es de lo m¨¢s chic, con un encuadernado color pintalabios que imita a las famosas libretas Moleskine. Ahora, su objetivo no deja de ser la cuadratura del c¨ªrculo: conseguir, con un poquito de esfuerzo, eso que se llama la ¡°elegancia sin esfuerzo¡±. Para empezar, De la Fressange, que ahora trabaja para la firma de zapatos Roger Vivier, ofrece los trazos b¨¢sicos de la parisina: -Huye de los conjuntos. -Es antidestellos. (nada de bling bling) -Juega a ser una cazatalentos (¡°?Es posible encontrar cosas fant¨¢sticas en el Monoprix¡±, asegura Ines). -Se siente a gusto con sus zapatillas deportivas (y no s¨®lo con las muy celebradas de Isabel Marant, tambi¨¦n con Converse) -Hace caso omiso de sus ¨ªdolos (pero puede adorar en secreto a Jane Birkin y Charlotte Gainsbourg) Y -Desconf¨ªa del buen gusto (seg¨²n la ex modelo, hasta Yves Saint Laurent nadie hab¨ªa mezclado negro con azul marino).
Vanessa Paradis, con pintalabios rojo y abrigo Chanel de boucl¨¦.
Getty
Adem¨¢s, hay consejos bastante m¨¢s concretos sobre c¨®mo descontextualizar a la francesa: tejanos con sandalias de pedrer¨ªa, falda tubo con bailarinas, diamantes con denim, collar de perlas con una camiseta rockera, esmoquin con zapatillas y vestido de noche con cesta de mimbre, a lo Jane Birkin. Se remarcan reglas de oro como ¡°ajustado por arriba/ancho por abajo y viceversa¡± y se dan consejos atemporales sobre como doblarse las mangas de la camisa sobre las del jersei, combinar prendas militares con joyas, llevar pa?uelos de hombre con todo, comprar en la secci¨®n masculina de H&M y te?irlo todo de azul marino, menos lo que ya es azul marino. Al parecer, para ser parisina comme il faut no hace falta tener cientos de pares de zapatos sino solo seis: unas bailarinas Porselli, unas sandalias minimalistas, unos zapatos de tac¨®n negro, mocasines y botas de jinete. Claro que otros de los mandamientos de etilo de De la Fressange resultan algo redundantes incluso al Sur de los Pirineos. O peor, son un poco de madre: no llevar calcetines con sandalias (?seguro? Marni, Burberry, Madewell , Dior y Gaultier, por no hablar de Mark Zuckerberg, est¨¢n a favor), no llevar piercing, nunca chanclas piscinera y jam¨¢s leggings.
El libro de In¨¨s de la Fressange nos ense?a a vestir como una parisina.
Grijalbo
En cualquier caso, el estilo al que alude De la Fressange vive uno de sus mejores momentos, con fen¨®menos como la marantman¨ªa, esa afecci¨®n que consiste en obsesionarse con todo lo que hace Isabel Marant, ya sean zapatillas deportivas de lujo o botines con tachuelas. Adem¨¢s, el s¨²bito arraigo en Espa?a de marcas como Sandro, Maje y Les Petites facilita las cosas. Faltan otras como The Kooples, que rockeriza el dec¨¢logo de La Parisina.