Adem¨¢s de racistas, ?son los Oscar tambi¨¦n hom¨®fobos?
A las quejas de la comunidad afroamericana por los #OscarsSoWhite habr¨ªa que sumar las de dos colectivos marginados por la Academia: las mujeres y los gays. Hollywood, toma nota.
Si entendemos los Oscars como esa fiesta de audiencia planetaria que resume la filosof¨ªa de toda una industria, Hollywood tiene un problema. De representaci¨®n, concretamente. La comunidad afroamericana denuncia bajo el lema #OscarsSoWhite la ausencia por segundo a?o consecutivo de candidatos negros en las categor¨ªas de interpretaci¨®n y otras principales (n¨®tese que hasta los guionistas nominados por Straight Outta Compton son blancos), pero la falta de diversidad en los premios de la Academia tambi¨¦n afecta a las mujeres y la comunidad LGTB.
Quiz¨¢ el detalle que mejor resume la...
Si entendemos los Oscars como esa fiesta de audiencia planetaria que resume la filosof¨ªa de toda una industria, Hollywood tiene un problema. De representaci¨®n, concretamente. La comunidad afroamericana denuncia bajo el lema #OscarsSoWhite la ausencia por segundo a?o consecutivo de candidatos negros en las categor¨ªas de interpretaci¨®n y otras principales (n¨®tese que hasta los guionistas nominados por Straight Outta Compton son blancos), pero la falta de diversidad en los premios de la Academia tambi¨¦n afecta a las mujeres y la comunidad LGTB.
Quiz¨¢ el detalle que mejor resume la tendencia sexista de la Academia y su reticencia a abrazar historias de amor ¡°diferentes¡± y eminentemente femeninas es que, inesperadamente, un film como Carol se ha quedado fuera de las nominaciones a Mejor pel¨ªcula y Director. C¨®mo esta historia premiada en Cannes y de r¨¦dito art¨ªstico m¨¢s que probado no ha conseguido colarse en las categor¨ªas principales es un misterio. O no tanto si atendemos al historial de desatinos con cierto tufo machista y hom¨®fobo de la Academia. ?Recuerdas cuando Crash se llev¨® la estatuilla a Mejor pel¨ªcula? Tranquilo, el resto de la humanidad tampoco. Pero es probable que s¨ª recuerdes aquel ¡®Romeo y Romeo¡¯ que era Brokeback Mountain. O c¨®mo hubo que esperar hasta 2010 para que, casi en un acto de condescendencia, una mujer recogiera el Oscar a mejor director por En tierra hostil. No sirvi¨® de mucho, pues tres a?os m¨¢s tarde, Kathryn Bigelow fue marginada en esa misma categor¨ªa cuando compet¨ªa con una pel¨ªcula ampliamente superior, La noche m¨¢s oscura.
Ha tenido que llegar Carol, dirigida por un cineasta homosexual (Todd Haynes) y escrita por una guionista lesbiana (Phyllis Nagy), para volver a poner los puntos sobre las ¨ªes con una historia de amor homosexual que, albricias, huye del follet¨ªn y no es condenada a un final tr¨¢gico. As¨ª que este a?o la doble visibilidad ¨Cfemenina y LGTB¨C recae sobre todo en las nominaciones de Cate Blanchett y Rooney Mara y, de manera desigual, en otras honrosas excepciones de calado feminista como Mad Max: furia en la carretera y Los odiosos ocho, Star wars: el despertar de la fuerza o Emma Donoghue, guionista de La habitaci¨®n y abiertamente lesbiana.
En lo que respecta a diversidad, este a?o nuestros Goyas les han dado sopas con hondas a los Oscars, empezando por la paridad en la categor¨ªa de direcci¨®n y terminando con el hecho de que, de las cinco candidatas al Goya a mejor pel¨ªcula, cuatro estaban coproducidas por mujeres. En los Oscars, de los 24 productores nominados, solo 7 son mujeres.
Pero no solo el problema est¨¢ en el g¨¦nero, la orientaci¨®n sexual tambi¨¦n levanta ampollas en los Oscars. Los colectivos LGTB lamentan que siempre sean actores cisg¨¦nero como Eddie Redmayne los que interpreten personajes transexuales, precisamente en un a?o marcado por la visibilidad trans en la industria del entretenimiento (con pel¨ªculas como La chica danesa o Tangerine y programas como Transparent y I Am Cait). Al menos estos Oscars se han acordado del m¨²sico Antony Hegarty en la categor¨ªa de mejor canci¨®n, convirti¨¦ndolo en la segunda persona transg¨¦nero en ser nominada en la historia de los premios.
Pero fue Ian McKellen quien protest¨® hace unas semanas por la falta de representaci¨®n LGTB al diario The Guardian, apuntando el revelador dato de que ning¨²n actor abiertamente gay ha ganado jam¨¢s una estatuilla. ¡°Me pregunto si es por casualidad o por prejuicios¡±. Por supuesto, hay int¨¦rpretes LGTB, como Linda Hunt o Joel Grey, con un Oscar en su haber (o dos, como Jodie Foster), pero McKellen se refer¨ªa a int¨¦rpretes fuera del armario en el momento de conseguirlo. En el caso de Grey, por ejemplo, no hizo p¨²blica su condici¨®n de homosexual hasta cuatro d¨¦cadas m¨¢s tarde de ganarlo por Cabaret.
En la otra cara de la moneda, los Oscars se pirran por premiar a heterosexuales interpretando a gays: Sean Penn, Tom Hanks, Philip Seymour Hoffman¡ ¡°Qu¨¦ listos, ?por qu¨¦ no me lo dan a m¨ª por interpretar a un heterosexual?¡±, bromeaba McKellen, que ha confesado que las dos ¨²nicas veces que ha sido nominado llevaba preparado un agradecimiento que inclu¨ªa una contundente frase en favor de la visibilidad LGTB: ¡°Estoy orgulloso de ser el primer actor abiertamente gay en ganar el Oscar¡±. Pero por el momento, ese discurso tendr¨¢ que esperar en el bolsillo de su chaqueta.