Ya existen vibradores NFT: ?c¨®mo ser¨ªa exactamente el sexo en el metaverso?
Los universos virtuales unidos a tecnolog¨ªas de realidad virtual abren un abanico de posibilidades. Sin embargo, tener relaciones sexuales en el metaverso es todav¨ªa una realidad lejana.
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En una escena de la primera temporada de Upload (Prime Video), la multimillonaria Ingrid le anuncia a su novio, Nathan, que su relaci¨®n podr¨¢ ir un paso m¨¢s all¨¢ porque se ha comprado un ¡°traje sexual¡±. Contexto: Nathan est¨¢ muerto y vive (s¨ª) en una especie de m¨¢s all¨¢ digital al que uno puede ¡°subir¡± su conciencia previo pago. All¨ª, en un resort virtual de lujo, convive con otros difuntos, con avatares creados por inteligencia artificial, y las personas vivas que a trav¨¦s de unas gafas de realidad virtual pueden visitarlos: los asistentes de servicio al cliente y sus seres queridos a¨²n vivos.
La serie nos muestra c¨®mo son las relaciones sexuales en esta especie de metaverso ficticio: en el resort digital, vemos a Ingrid y a Nathan en la cama; en el mundo f¨ªsico, nos encontramos a Ingrid metida en una ba?era y enfundada en una especie de traje de neopreno grande ¡ªintuimos que lleno de sensores y tecnolog¨ªa h¨¢ptica¡ª, el famoso traje sexual, y con unas gafas de realidad virtual. Todo es bastante rid¨ªculo.
La primera temporada de la serie se emiti¨® en 2020, m¨¢s de un a?o antes de que Mark Zuckerberg cambiase el nombre de su compa?¨ªa de Facebook a Meta y anunciase a bombo y platillo el gran proyecto en el que est¨¢n trabajando: su propio metaverso. En el anuncio protagonizado por el propio Zuckerberg?se ve a los distintos avatares de su universo virtual hacer cosas como ir a conciertos o charlar en una habitaci¨®n. Cada uno de esos avatares son personas que en realidad est¨¢n en su casa con unas gafas Oculus (las gafas de realidad virtual de Meta). Con esa inmersi¨®n, las personas podr¨¢n interactuar entre ellas sintiendo que est¨¢n en el mismo lugar.
Una de las preguntas posibles es si estas interacciones podr¨¢n dar lugar a relaciones sexuales y, de hacerlo, qu¨¦ forma tomar¨¢n. ?Ser¨¢n como en la escena de Upload o algo que resulte m¨¢s atractivo?
Lo cierto es que ahora mismo en los metaversos no es posible mantener relaciones sexuales tal como las entendemos en el mundo f¨ªsico.
Sin embargo, el sexo s¨ª est¨¢ presente en ellos. Antes del anuncio de Meta, el universo virtual que m¨¢s hab¨ªa llegado al mundo mainstream era Second Life, fundada en 2003 y que durante un tiempo llen¨® titulares con las posibilidades que ofrec¨ªa una segunda vida en ese mundo paralelo. En 2022, aunque est¨¢ lejos de su ¨¦poca dorada, sigue existiendo y cuenta con m¨¢s de 60 millones de usuarios activos. Y, seg¨²n recogen varias cr¨®nicas, incluye numerosos espacios en los que los usuarios expresan y experimentan con su sexualidad y fantas¨ªas a trav¨¦s de sus avatares.
Second Life, sin embargo, no es un universo de realidad virtual (y no parece que lo vaya a ser pr¨®ximamente), sino un mundo pensado para ver en una pantalla de ordenador. En Second Life los usuarios que buscan sexo virtual encuentran esa satisfacci¨®n a trav¨¦s de la vista, viendo a su avatar o a otros, o a trav¨¦s del chat con el que esos avatares se comunican, tanto de texto como de audio. No existe la inmersi¨®n que se logra a trav¨¦s de unas gafas y no contempla entre sus planes que sus usuarios se pongan en alg¨²n momento un traje que imite el tacto humano.
El sentido del tacto
Hace unas semanas, la empresa alicantina de juguetes sexuales Diversual anunci¨® la primera colecci¨®n de vibradores NFT, algo que dej¨® a muchas personas algo descolocadas. ¡°De momento, la experimentaci¨®n de placer sexual, tal y como lo conocemos, en el?metaverso?no es posible y no sabemos si lo ser¨¢ alg¨²n d¨ªa¡±, explica Ana Escudero, directora de comunicaci¨®n y marketing de Diversual. Sus vibradores NFT, por lo tanto, son ahora mismo tan solo objetos decorativos para metaversos como Decentraland o The Sandbox, ya que no existe un metaverso en el que ¡°el avatar pueda masturbarse con un juguete er¨®tico virtual ni tener un orgasmo¡±.
Aun as¨ª, Escudero cree que la evoluci¨®n es imparable. ¡°Hay investigaciones en marcha para desarrollar piel artificial que, colocada sobre nuestra piel, nos permite sentir lo que est¨¢ sucediendo en realidad virtual. Tambi¨¦n ya varios sitios de citas conocidos est¨¢n trabajando en el desarrollo de la interactividad social, algo que podr¨ªa cambiar la forma en que nos relacionamos en el futuro. En este contexto, podemos esperar que el placer sexual pueda experimentarse en el mundo virtual, pero a¨²n estamos muy lejos de ello¡±, se?ala.
En todo caso, es necesario distinguir entre realidad virtual y metaverso, como apunta Laura Raya. La primera es ¡°una tecnolog¨ªa capaz de crear entornos virtuales inmersivos y que ofrece la caracter¨ªstica de presencia al usuario, lo que hace que psicol¨®gica y f¨ªsicamente un usuario responda de manera similar en el mundo virtual que en el real¡±. Un metaverso es un universo virtual paralelo al que no necesariamente se accede mediante realidad virtual, aunque sin ella tenga ¡°una interfaz de usuario mucho m¨¢s limitada¡±. Mientras que la realidad virtual tiene aplicaciones en ¡°en m¨²ltiples sectores, como el sanitario, educativo, el turismo, el marketing, el arquitect¨®nico, el psicol¨®gico, el industrial o el entretenimiento¡±, el metaverso ¡°es un entorno virtual que permite replicar las din¨¢micas sociales, industriales, profesionales¡ del ser humano, ampliando el concepto de internet¡±.
Teniendo esto en cuenta, se puede entender mejor que s¨ª exista, por ejemplo, la pornograf¨ªa en realidad virtual, pero que el sexo est¨¦ a¨²n lejos de aparecer en los metaversos. ¡°En la pornograf¨ªa en realidad virtual, la interacci¨®n con los avatares puede no limitarse al canal visual, sino incluir otros canales sensoriales como el tacto virtual, la kinestesia o el olor virtual¡ lo que puede ofrecer una experiencia virtual m¨¢s interactiva y realista, teniendo el usuario una sensaci¨®n de presencia mayor¡±, explica Raya. Pero esto es distinto a la interacci¨®n entre avatares que tienen a usuarios al otro lado que simplemente est¨¢n replicando interacciones en el mundo real: sexo en el metaverso ser¨ªa conocer a alguien a trav¨¦s de un avatar, decidir mantener relaciones sexuales y sentirlas a trav¨¦s distintas tecnolog¨ªas. No estamos todav¨ªa ah¨ª.
Sexo vs. Seducci¨®n
Otro tema es el de si, aun siendo posible tecnol¨®gicamente, el metaverso peritir¨ªa el sexo. La aversi¨®n de Facebook e Instagram a cualquier tipo de contenido que pueda ser considerado m¨ªnimamente sexual es muy conocida: adem¨¢s de no permitir pezones femeninos, ambas plataformas han llegado a impedir la publicaci¨®n de obras de arte en las que aparece alg¨²n desnudo. Con estos antecedentes y teniendo en cuenta que los avatares son personalizables quiz¨¢ haya que preguntarse m¨¢s por la seducci¨®n que por el sexo.
¡°Poder personalizar tu avatar al aspecto que a ti te gusta o elegir las caracter¨ªsticas del avatar con el que relacionarte (bien sea con una persona al otro lado o un avatar creado con inteligencia artificial) puede potenciar la sexualidad¡±, explica Laura Raya, directora de los posgrados de Realidad Virtual de U-Tad. ¡°Programar conductas o activar dispositivos de tacto virtual de forma personalizada abre un mundo a¨²n por desarrollar¡±, a?ade.
Por su parte, la sex¨®loga ?ngela Azn¨¢rez se?ala que hay muchas formas distintas de experimentar placer y que encuentro virtual y real no tienen por qu¨¦ ser lo mismo (y que ah¨ª est¨¢ la gracia). ¡°Creo que son entornos que pueden fomentar tener experiencias nuevas y distintas a lo habitual y que sobre todo pueden ser interesantes para recrear algunas fantas¨ªas que en la vida real no se quieren llevar a cabo¡±, explica.
Acoso en Meta
Sin embargo, que el creador de Facebook quiera mantener su espacio las formas no significa que sus usuarios lo vayan a hacer. Como mostr¨® el relato de una periodista que cont¨® que a los sesenta segundos en el metaverso de Meta otros avatares ya la estaban acosando verbal y sexualmente, ese universo no tendr¨¢ sexo, pero ya tiene un problema de acoso.
Laura Raya explica que la regulaci¨®n en este sentido ser¨¢ necesaria. ¡°El uso de la realidad virtual en el?metaverso?llega a hacer que el usuario se sienta como en la vida real, y responda f¨ªsica y ps¨ªquicamente como lo har¨ªa fuera del?metaverso. Es m¨¢s, la sensaci¨®n de que es un mundo virtual puede agravar conductas violentas. Permitir diferentes tipos de acciones sexuales sin control puede llevar a abusos sexuales en el?metaverso?con un alto impacto psicol¨®gico en el usuario real¡±, se?ala.
Sin embargo, que esto ya haya ocurrido en los primeros meses del metaverso significa que esa normativa, si existe, no est¨¢ siendo muy efectiva. En una entrevista en la newsletter Galaxy Brain de The Atlantic con el periodista Charlie Warzel, Wagner James Au, que lleva desde 2003 cubriendo Second Life (es b¨¢sicamente un corresponsal) dec¨ªa que, aunque en el equipo que desarrolla el metaverso de Meta hay exempleados de Second Life, hab¨ªa dos lecciones principales que parec¨ªan no haber aprendido de esos casi veinte a?os de experiencia en un mundo virtual: una, que si no fomentas la creaci¨®n de una comunidad y no das herramientas y libertad a los usuarios para construir su mundo, se ir¨¢n; otra, que es necesaria una normativa clara para evitar ¡ªo manejar¡ª situaciones de acoso. Meta no parece haberse tomado el tema todav¨ªa muy en serio, pero tendr¨¢ que hacerlo si quiere que su metaverso sea un lugar atractivo para los usuarios.
En cuanto a la presencia de sexo consentido en estos universos, Ana Escudero, de Diversual, opina que que los metaversos terminar¨¢n siendo ?un reflejo de la realidad donde poco a poco tendremos la posibilidad de experimentar y realizar pr¨¢cticas similares a las que podemos tener en el mundo f¨ªsico y, por qu¨¦ no, disfrutar de nuestra sexualidad?. ?Laura Raya, por su parte, cree que s¨ª habr¨¢ metaversos ?orientados a ese contenido con sus propias normas y donde se permita?. El metaverso de Meta no ser¨¢ uno de ellos.