Yo tambi¨¦n fui adolescente en los 90 (y lo tuve todo)
Un libro reivindica el papel que desempe?¨® la cultura pop en la ¨²ltima d¨¦cada del siglo XX. ?Tanto hemos cambiado desde entonces?
Antes de que este lustro nihilista perpet¨²e el estado de crisis, parece recomendable mirar atr¨¢s y asimilar alguna ense?anza sobre la felic¨ªsima d¨¦cada de los 90, cuando la peque?a y gran pantalla mascullaban sin complejos lo bello que era vivir. Justo como lo hicieron la m¨²sica y la cultura pop en general, que destilaban una inocencia que ignoraba las tragedias provenientes del Golfo o Yugoslavia, e impon¨ªa un estado de ¨¢nimo tan rentable como exagerado. De todos los actores y escenarios que conformaron ese gran teatro de la felicidad habla el libro ...
Antes de que este lustro nihilista perpet¨²e el estado de crisis, parece recomendable mirar atr¨¢s y asimilar alguna ense?anza sobre la felic¨ªsima d¨¦cada de los 90, cuando la peque?a y gran pantalla mascullaban sin complejos lo bello que era vivir. Justo como lo hicieron la m¨²sica y la cultura pop en general, que destilaban una inocencia que ignoraba las tragedias provenientes del Golfo o Yugoslavia, e impon¨ªa un estado de ¨¢nimo tan rentable como exagerado. De todos los actores y escenarios que conformaron ese gran teatro de la felicidad habla el libro Yo fui 'teen' en los 90 (La esfera de los libros), un manifiesto fausto y extenso que el periodista y bloguero Popy Blasco (Madrid, 1978) ha escrito con el fin de desentra?ar el ¨²ltimo acto de un siglo determinante.
La ecuaci¨®n de aquella farsa adictiva y superlativa tuvo a los Estados Unidos como plataforma y a los adolescentes como altavoz. De ah¨ª nace precisamente el t¨ªtulo de la obra. "?ramos los ni?os mimados del capitalismo", explica el autor a S Moda. El abrazo definitivo de ese movimiento por el resto del mundo tambi¨¦n se dio en nuestro pa¨ªs: "Viv¨ªamos atemorizados por ETA, en la Espa?a hortera de la especulaci¨®n con bosques quemados convertidos en parques tem¨¢ticos". Y en ese contexto todo lo que proven¨ªa del otro lado del oc¨¦ano actuaba como "un oasis de color y esperanza consumista". As¨ª, la cultura pop yanqui devino en el alimento global de la Generaci¨®n X, la que vio nacer a Brenda y Brandon, el grunge, el tatuaje de Winona Forever de Johnny Depp o los New Kids on the Block.
Monica Lewinsky y Lady Diana, ¡®princesas del pueblo¡¯ en Estados Unidos y Reino Unido respectivamente.
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En definitiva, se trata de una ¨¦poca consagrada al fen¨®meno fan y los ¨ªdolos, que Blasco define como esos agentes activos "que te permiten so?ar que su mundo puede ser el tuyo", y que muchas veces "son m¨¢s t¨² que t¨² mismo". La d¨¦cada que culturalmente comenz¨® con la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn (1989) y acab¨® con la muerte de Lady Di (1997) desarroll¨® una naturaleza novedosa que se caracterizaba por su "candor e ingenuidad". Fueron tambi¨¦n tiempos de "rebeld¨ªa conformista", de "aburrimiento por tenerlo todo hecho" o de descreimiento al ver "c¨®mo los hippies se hab¨ªan convertido en yuppies". Ese sentimiento es el que florece actualmente, en pleno revival noventero, ahora que el pop "se ha convertido en demasiado autoconsciente".
El libro lanza preguntas continuas ("?qu¨¦ fue de la Cherry Coke?") y recorre los pasos previos de lo que m¨¢s tarde fue la explosi¨®n de internet. Con un marcado acento local ("del juego de la botella al botell¨®n") repasa a trav¨¦s de la pol¨ªtica, el cine, la m¨²sica o la moda el tiempo que antecedi¨® a ese despertar brutal de septiembre de 2001, cuando dos aviones tumbaron las Torres Gemelas de Nueva York. Para entonces, a los JASP o J¨®venes Aunque Sobradamente Preparados ya se les hab¨ªa desatado la imaginaci¨®n con el affaire de Bill Clinton y su becaria, as¨ª como con la mermelada, el perro, la fan de Ricky Martin y una Isabel Gemio que solo pasaba por ah¨ª.
¡®Salvados por la campana¡¯ y ¡®Cosas de casa¡¯, dos de las series m¨¢s populares de los a?os 90.
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En plena resaca posol¨ªmpica las cadenas privadas de televisi¨®n desempe?aron un papel decisivo en la popularizaci¨®n de un clima de fiesta sin fin. Del bochornoso episodio cat¨®dico del triple crimen de Alc¨¤sser, a deleitarnos con las cr¨®nicas marcianas de lo mejor de lo peor de Espa?a, no sin antes cruzar el Mississippi de la mano de Pepe Navarro, Cristina La Veneno y Crisp¨ªn Klander. Y qu¨¦ decir de programas como Vip noche, Uno para todas, La m¨¢quina de la verdad o El juego de la oca. ?Las estrellas de aquel circo? Las Mamachicho, la risa de Loreto Valverde y una "Mata Hari contempor¨¢nea" llamada Bienvenida P¨¦rez, que result¨® ser el mejor invento ingl¨¦s desde la aparici¨®n del f¨²tbol.
El cine merece un cap¨ªtulo aparte con Reality bites, el festival de Sundance ("el indie como g¨¦nero"), Tim Burton ("el g¨®tico na¨ªf"), o las ratas de videoclub. En ese ambiente tambi¨¦n importamos las sitcoms televisivas en las que el loser era el h¨¦roe (Steve Urkel o El pr¨ªncipe de Bel Air) y en las que los padres ped¨ªan perd¨®n a sus hijos por herir sus sentimientos (Padres forzosos), algo in¨¦dito en nuestra sociedad. Tambi¨¦n tuvimos nuestro particular Perdidos con el desenlace de Twin Peaks y esa irritante banda sonora que acompa?aba al agente Cooper en la tarea de esclarecer el asesinato de la nada inocente Laura Palmer. Y si las series patrias Farmacia de guardia o M¨¦dico de familia paralizaban el pa¨ªs durante el a?o, en los ¨²ltimos d¨ªas de diciembre Martes y Trece hac¨ªa su agosto.
Gianni Versace y Madonna con un dise?o de Jean Paul Gaultier.
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En el intento de Blasco por contextualizar los hechos que marcaron los 90 hay encuentros imposibles, como el del primo de Zumosol que se enamora de la burbuja de Freixenet. Tambi¨¦n la moda, articulada por un mar de tribus urbanas que mutaba como las estaciones, encuentra su espacio en el libro: el m¨ªtico dise?o en forma de conos de Gaultier para Madonna, el anuncio de Mark Wahlberg para Calvin Klein, las top models, los a?os dorados de las casas italianas¡ Este viaje recala en mil estaciones y transcurre por numerosos lugares, pero siempre acaba pasando por el Madrid "superviviente y que se busca las vueltas", la ciudad que se arrug¨® con la llegada de ?lvarez del Manzano porque "acab¨® cerr¨¢ndolo todo".
Pero, ?qu¨¦ queda de todo aquello? Para un adolescente de hoy, ?son ahora la m¨²sica, el cine y otras disciplinas m¨¢s previsibles, menos emocionantes? Blasco lo tiene claro: "En los 90 el pop era pop, y las pel¨ªculas cutres se convert¨ªan en filmes de culto sin querer serlo". Y a?ade: "Hoy Katy Perry hace videoclips deliberadamente pop, pero querer hacer algo muy de culto no deja de pecar de cierta ingenuidad que resulta entra?able". Habr¨¢ que esperar otros diez a?os para que los teens de hoy tomen perspectiva y cuenten qu¨¦ sintieron en los 2000 y por qu¨¦. Pero eso ser¨¢ en otro libro, cuando algunos peinen canas y otros se las ti?an de colores.
??Qui¨¦n mat¨® a Laura Palmer?? La pregunta que lanz¨® David Lynch en ¡®Twin Peaks¡¯ nos tuvo en un sinvivir en los a?os 90.
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