Zapatos y botines blancos, la tendencia de la que no vas a poder escapar

¡°Una Essex Girl es una chica de los suburbios del este de Londres que viste sandalias blancas de tiras y se echa bronceador, lleva mechas en su melena rubia, su dominio del espa?ol se limita a decir Ibiza y personifica la belleza vulgar¡±. Con estas palabras defin¨ªa la revista Time en 2007 el estereotipo de Essex Girl, el mismo al que podemos echarle la culpa de que los zapatos blancos tengan ciertas connotaciones de vulgaridad. Por remoto que parezca, hubo un d¨ªa en el q...

¡°Una Essex Girl es una chica de los suburbios del este de Londres que viste sandalias blancas de tiras y se echa bronceador, lleva mechas en su melena rubia, su dominio del espa?ol se limita a decir Ibiza y personifica la belleza vulgar¡±. Con estas palabras defin¨ªa la revista Time en 2007 el estereotipo de Essex Girl, el mismo al que podemos echarle la culpa de que los zapatos blancos tengan ciertas connotaciones de vulgaridad. Por remoto que parezca, hubo un d¨ªa en el que los stilettos n¨ªveos fueron sin¨®nimo de modernidad, descaro y sensualidad. Formaron parte de un look que inclu¨ªa minifaldas, pelo rubio y conducir un Ford Escort. Pero a medida que esas chicas se convert¨ªan en una caricatura de s¨ª mismas en los 80 (la sitcom brit¨¢nica Birds of a Feather o el programa Spitting Image tuvieron bastante que ver), los zapatos blancos acabaron denostados y olvidados por la moda. Tan mala reputaci¨®n adquirieron que, a d¨ªa de hoy, a¨²n no han logrado quitarse del todo el sambenito de ser la viva encarnaci¨®n del mal gusto.

En 2012, la pasarela apost¨® por ellos y la editora del Vogue brit¨¢nico, Alexandra Shulman, colg¨® en su cuenta de Twitter (ahora probablemente lo har¨ªa en Instagram) una foto de sus zapatos blancos de Manolo Blahnik: ??No son preciosos??, preguntaba a sus seguidores. Para reforzar m¨¢s la tendencia, la revista public¨® un art¨ªculo sobre inmaculados tacones de aguja en el n¨²mero de noviembre. Olivia Palermo y otras celebrities comenzaron a llevarlos en las alfombras rojas y Carine Roitfeld termin¨® de darles la aprobaci¨®n de la industria calz¨¢ndose un modelo dise?ado por C¨¦line, una de las firmas que capitane¨® en aquel momento su resurrecci¨®n. ?En el pasado el zapato blanco fue considerado de mal gusto, pero creo que ahora un stiletto blanco puede ofrecer un toque elegante. Considero que son muy interesantes para la temporada de invierno?, dijo por entonces el dise?ador Gianvito Rossi. Pero por mucho apoyo que tuvieran hace cuatro a?os, la realidad es que ¡®blanco y calzado¡¯ sigue siendo un binomio con muchos detractores.

Esta temporada, sin embargo, la pasarela, las cadenas de moda pronta y las celebrities se han puesto de acuerdo para revivirlos. Y cuando estos tres agentes de la industria comparten opini¨®n, poco se puede hacer para negar la realidad: los zapatos blancos est¨¢n de moda. Quiz¨¢ por aquello de retarse a s¨ª mismos y demostrar que lo feo puede ser bello y lo vulgar, cool (perm¨ªtanme el anglicismo) firmas como Balenciaga, C¨¦line, Michael Kors, Gucci, Marni o Narciso Rodr¨ªguez presentaron todo tipo de calzado blanco en sus colecciones para este oto?o-invierno. Si la cosa funcion¨® con las zapatillas blancas, ?por qu¨¦ no iban a triunfar los botines, salones y zuecos idem?, debieron pensar. Y as¨ª fue c¨®mo las ¨²ltimas semanas de la moda, las estrellas del street style prefirieron dejar en casa sus sneakers para calzarse toda clase de zapatos blancos. A decir verdad, los pies de editoras y expertas en moda ya llevaban tiempo atrevi¨¦ndose con el color prohibido, pero ha sido ahora cuando la tendencia ha dado un paso al frente para hacerse masiva (tras visualizar las fotos que nos han dejado las ¨²ltimas fashion weeks podemos afirmar que las asistentes con zapato blanco se cuentan por cientos).

Solo falta saber si las mujeres de a pie lograr¨¢n olvidar las connotaciones de este tono y querr¨¢n darle una oportunidad este invierno. El low cost, muy previsor, ha hecho los deberes y brinda infinitas posibilidades para aquellas que quieran atreverse. En Zara encontramos botines con tac¨®n cuadrado, zapatos de abuela, sandalias de fiesta y otros tantos ejemplos m¨¢s. Topshop vende mocasines a lo Gucci, mules y hasta botas de cowboy. Asos, por poner solo un ejemplo m¨¢s, es el para¨ªso de los zapatos blancos. Dif¨ªcilmente se convertir¨¢n en una plaga en las calles de nuestra geograf¨ªa pero quiz¨¢ sea un buen momento para reconciliarnos con ellos.

Aquellas que tengan en mente darles una oportunidad, pueden inspirarse en el street style para aprender c¨®mo llevarlos:

Botines. Es la opci¨®n m¨¢s pr¨¢ctica para el invierno y por la que han apostado Alexa Chung o la omnipresente Pernille Teisbaek. Los de corte ¡®Chelsea¡¯ con contrastes en negro de C¨¦line son los favoritos de las reinas del street style. Analizando sus fotograf¨ªas, la mayor¨ªa los combina con vestidos midi y apuestan por las versiones planas. La excepci¨®n que confirma la regla son los de Vetements con mechero a modo de tac¨®n.

Stilettos. En este caso los de taconazo ganan la partida. Funcionan bien con pantalones y vaqueros, pero las m¨¢s avanzadas no dudan en rizar el rizo y combinarlos con leggins fuseau (esos que llevan una goma por debajo y que tanto se vieron en los 80 y los 90).?Natasha Goldenberg (la segunda por la izquierda en la imagen) se ha hecho una de sus firmes defensoras y no se los quita.

Mules. Los zuecos blancos de tac¨®n cuadrado (mejor si llevan remaches metalizados) tambi¨¦n se han proclamado una de las alternativas con mayor aceptaci¨®n entre las apasionadas de la moda. De nuevo los combinan preferentemente con vaqueros y pantalones largos y, aunque las temperaturas no nos permitir¨¢n llevarlos las pr¨®ximas semanas, los veremos de nuevo en primavera.

¡®Hootie¡¯ y zapatos de abuela. Ya te presentamos a los ¡®hootie¡¯, el calzado del oto?o a medio camino entre un bot¨ªn y unos salones. Tanto ellos como sus primos hermanos, los zapatos de abuela, se han aliado con el color blanco para llevar el fe¨ªsmo a l¨ªmites insospechados. Pero no podemos negar que con una minifalda (y altas dosis de actitud) sientan mucho mejor de lo que cabr¨ªa esperar.