Una era espacial llega a su fin
Tras el ¨²ltimo transbordador, la NASA se queda sin nave para sus astronautas
Ha sido el lanzamiento n¨²mero 135 y el ¨²ltimo de un transbordador. Cuando el Atlantis y sus cuatro astronautas regresen a la Tierra 12 d¨ªas despu¨¦s, habr¨¢ acabado una era espacial que ha durado 30 a?os. "Me gustar¨ªa aplazar la emoci¨®n hasta el momento en que paren las ruedas en la pista de aterrizaje [al volver]: creo que en ese momento nos llegar¨¢ a todos la sensaci¨®n del final", ha dicho Christopher Ferguson, comandante de esta ¨²ltima misi¨®n del Atlantis, que comenz¨® su viaje en Cabo Ca?averal poco antes de las 17.30 (hora peninsular espa?ola).
La decisi¨®n de acabar con los transbordadores se tom¨® en la NASA a ra¨ªz del accidente del Columbia, en 2003, dando un plazo para completar con estas naves la construcci¨®n en ¨®rbita de la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS). Su enorme complejidad -un transbordador tiene m¨¢s de dos millones y medio de piezas m¨®viles-, su alto coste y su peligrosidad condicionaron la decisi¨®n. Pero todav¨ªa ahora se discute en la NASA sobre la oportunidad de dicha medida, sobre todo teniendo en cuenta que, a partir de ahora, y hasta que dentro de cinco a?os no est¨¦n listos los nuevos cohetes y c¨¢psulas que est¨¢ desarrollando la industria privada estadounidense para ir a la ISS, los astronautas de Estados Unidos tendr¨¢n que viajar como pasajeros de pago en las c¨¢psulas rusas soyuz. Para algunos es casi un deshonor. Mientras tanto, la NASA, siguiendo el plan del presidente Obama, busca su nuevo horizonte en futuras exploraciones m¨¢s ambiciosas: asteroides, la Luna y, antes o despu¨¦s, Marte.
El horizonte de la futura exploraci¨®n est¨¢ en asteroides, la Luna y Marte
"El gran legado del transbordador es que, aunque no ha logrado que los vuelos espaciales sean como pretend¨ªan sus dise?adores, s¨ª los ha hecho mucho m¨¢s accesibles que cualquier otro veh¨ªculo, ruso o americano, hasta la fecha y creo que merecen el justo respeto", dice Michael Griffin, anterior director de la NASA, el que tom¨® la decisi¨®n de cerrar el programa. Desde luego, nadie cuestiona que un transbordador es un monumento de ingenier¨ªa.
En el Atlantis van esta vez solo cuatro astronautas, en lugar de los seis o siete habituales. Es una misi¨®n rara, y aplazada varias veces. No se contaba con que llegase a despegar a no ser que lo exigiera una emergencia en el vuelo anterior, que iba a ser el ¨²ltimo, y tuviera que ir a rescatar a los astronautas refugiados en la ISS. Pero finalmente se aprob¨® financiaci¨®n extra y se decidi¨® hacer esta ¨²ltima misi¨®n de carga.
En la bodega del Atlantis van varias toneladas de suministros y repuestos para la estaci¨®n y se traer¨¢n piezas sobrantes all¨ª. Como en esta ocasi¨®n no queda ning¨²n transbordador m¨¢s en activo (el Discovery y el Endeavour se preparan ya para su exhibici¨®n en museos), para una emergencia se cuenta con las soyuz. Si en el lanzamiento se produjese alg¨²n desperfecto grave en el transbordador, los astronautas se refugiar¨ªan en la ISS y volver¨ªan en las naves rusas. En estas condiciones, mejor que sean solo cuatro: Ferguson, Doug Hurley, Sandra Magnus y Rex Walheim.
Pese al ambiente de desmantelamiento, la NASA sigue procedimientos normales para la ¨²ltima misi¨®n del Atlantis. "Todo el mundo har¨¢ su trabajo tan perfectamente como siempre", comenta Mike Leinbach, director de lanzamientos. "Pero s¨ª, todos sabemos que se acerca el final; lo sab¨ªamos desde hace tiempo, pero ahora quedan solo unas semanas, no a?os, y los ¨¢nimos son cada vez m¨¢s sombr¨ªos".
En el momento en que aterrice el Atlantis de regreso y llegue la emoci¨®n final que dice Ferguson, quedar¨¢n atr¨¢s tres d¨¦cadas de un programa espacial controvertido y se recordar¨¢ a los 14 astronautas muertos en los accidentes del Challenger (1986) y del Columbia (2003).
900 millones de euros cada misi¨®n
Concebidos para ser un medio de transporte espacial ¨¢gil, intenso en lanzamientos y barato, los transbordadores no han cumplido los objetivos. Son reutilizables, pero extremadamente complejos y el coste medio de las misiones ronda los 900 millones de euros. Los kil¨®metros recorridos por los cinco transbordadores suman un total suficiente para ir a J¨²piter. Pero apenas se han alejado de la Tierra unos 550 kil¨®metros (normalmente, 350), dando siempre vueltas a una altura m¨¢xima de unos 550 kil¨®metros, muy por debajo de los sat¨¦lites de comunicaciones o incluso de observaci¨®n de la Tierra.
Sin una estaci¨®n espacial a la que ir hasta mediados de los noventa -la Mir rusa y luego la ISS- la NASA justific¨® decenas de misiones por los experimentos cient¨ªficos, aunque lo cierto es que este programa ha generado escas¨ªsima ciencia de importancia. Sobre el final del programa hay opiniones divididas, dice el comandante del Atlantis Chris Ferguson: "Unos sostienen que pueden seguir volando otros 10 a?os, que est¨¢n en buenas condiciones y que son a¨²n j¨®venes. Pero se dise?aron para funcionar 20 a?os y han pasado 30. Hay que tener en cuenta la obsolescencia; adem¨¢s, llevan muchos elementos dif¨ªciles de mantener porque se construyeron con tecnolog¨ªas de hace 35 a?os".
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