¡°La fractura entre Londres y la UE es p¨¦sima para todos¡±

¡ª ?M¨¢s caf¨¦?

Dec¨ªa Gonz¨¢lez Ruano que las palabras escritas en la mesa de un caf¨¦ tienen una respiraci¨®n m¨¢s generosa, una cualidad de inmediatez de la que carece la escritura perpetrada en el espacio oficinesco y mezquino de la tarea de todos los d¨ªas. Acaba de marcharse Sharon Bowles, presidenta de la Comisi¨®n de Econom¨ªa de la Euroc¨¢mara, y el camarero ofrece otro espresso mientras el periodista trata de reproducir la esencia del discurso de una mujer que suelta una carga de profundidad tras otra sin que desaparezca esa sonrisa que se aferra a su boca. Y que dispara directamente hacia el otro lado del Canal, para contribuir a desmontar el t¨®pico de la supuesta eurofobia brit¨¢nica en Bruselas.

"Reino Unido tiene una gran responsabilidad en la crisis de la UE: todo empez¨® con una crisis financiera que ven¨ªa de Wall Street y la City. Londres tiene su parte de culpa. Por eso el no de Cameron en diciembre a la uni¨®n fiscal fue una idiotez; por eso es preocupante que mientras la UE avanza hacia niveles de integraci¨®n inimaginables hace un tiempo, el Gobierno brit¨¢nico est¨¦ alentando una fractura p¨¦sima para ambas partes".

Esa es la frase con la que pr¨¢cticamente se despide Bowles, que a las doce del mediod¨ªa ha puesto a bailar cuchillo y tenedor alrededor de una jugosa chuleta. Entre bocado y bocado, esta mujer ¡ªque ¨²ltimamente anda zambullida en las procelosas aguas de la econom¨ªa, pero que aplica su formaci¨®n cient¨ªfica a su mirada sobre las finanzas, la pol¨ªtica o casi cualquier cosa que surja durante la conversaci¨®n¡ª critica con una mezcla de pasi¨®n y colmillo retorcido a Cameron y a Merkel, a Barroso y a Van Rompuy. Apenas salva de la quema a Mario Draghi, presidente del BCE. "A su llegada le dije que hac¨ªa algo o se quedaba sin empleo. Su respuesta fue una sonrisa resplandeciente: despu¨¦s hizo lo que deb¨ªa".

La convocatoria de un refer¨¦ndum sobre la continuidad de Reino Unido en la UE se ve¨ªa venir: Cameron, como Bowles, es de una generaci¨®n en la que el diccionario de consulta en clase, el Collins, hablaba del "continente de Europa excepto las islas Brit¨¢nicas". Pero Bowles est¨¢ "en franco desacuerdo con el enfoque unilateral sobre la reforma de la UE". "El proceso de integraci¨®n del euro podr¨ªa en un futuro justificar una consulta para reafirmar el compromiso brit¨¢nico con Europa. Pero es distinto que fijar fecha y hora en este momento tan delicado".

F¨ªsica de formaci¨®n, preside la Comisi¨®n de Econom¨ªa de la Euroc¨¢mara

¡ª Un capuchino. Aunque no sea la hora apropiada.

F¨ªsica y matem¨¢tica de formaci¨®n y liberal dem¨®crata por convicci¨®n, Bowles (Oxford, 1953) lleva a?os peleando por regular las finanzas europeas y se postulaba a s¨ª misma como gobernadora del Banco de Inglaterra. Ese cargo recaer¨¢ finalmente en Mark Carney, una aut¨¦ntica sorpresa (es canadiense) y a la vez un decepcionante d¨¦j¨¤ vu: Carney es uno m¨¢s de los exempleados del todopoderoso Goldman Sachs (como Draghi, como tantos otros) que copan alt¨ªsimos cargos pol¨ªticos a ambas orillas del Atl¨¢ntico, y es un hombre en un universo superpoblado de hombres. Esa es otra de las batallas de Bowles: "No hay ni una mujer entre los consejeros del BCE: por eso el Parlamento vet¨® al luxemburgu¨¦s Yves Mersch. El equilibrio de g¨¦nero conducir¨ªa a una menor toma de riesgos en las finanzas: necesitamos algo m¨¢s que vagas promesas para corregir ese desequilibrio".