¡°La mujer que aborta no es una enferma mental¡±
Los psiquiatras recelan de la reforma al sentirse ¡°instrumentalizados¡± Dos profesionales deben avalar que existe riesgo para la salud ps¨ªquica de la mujer

El anteproyecto de ley del aborto que present¨® el Gobierno el viernes de la semana pasada sigue sumando cr¨ªticas. Si el jueves fueron responsables del PP los que cuestionaron en p¨²blico la dureza de la norma, y antes incluso los neurocirujanos y expertos en diagn¨®stico prenatal, ahora son algunos de los profesionales que se ver¨¢n obligados a avalar o rechazar la petici¨®n de abortar de la mujer los que levantan la voz. La nueva regulaci¨®n ¡ªque a¨²n tiene por delante un largo tr¨¢mite parlamentario¡ª descarga sobre los psiquiatras la responsabilidad de determinar si existe un ¡°grave peligro para la salud ps¨ªquica de la embarazada¡± y avalar la interrupci¨®n del embarazo bajo este supuesto hasta las 22 semanas de gestaci¨®n.
Esta circunstancia ha causado un profundo recelo entre los profesionales de la psiquiatr¨ªa. ¡°Nos imponen un papel que no nos corresponde, la interrupci¨®n del embarazo es una cuesti¨®n que no tiene nada que ver con la salud mental, la mujer que aborta no es una enferma mental¡±, traslada a este diario Eudoxia Gay, presidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Neuropsiquiatr¨ªa (AEN), que agrupa a unos 2.000 profesionales. ¡°Y puedo asegurar que pese al elevado n¨²mero de socios que tenemos, este es uno de los temas que concita un mayor consenso¡±.
"Nos imponen un papel que no nos corresponde", se?ala un m¨¦dico
El presidente de la Sociedad Espa?ola de Psiquiatr¨ªa, Miguel Guti¨¦rrez, prefiere hablar a t¨ªtulo personal hasta recoger la opini¨®n general del colectivo al que representa. Guti¨¦rrez muestra su preocupaci¨®n por ¡°la eventual instrumentalizaci¨®n de la psiquiatr¨ªa¡± que pueda producirse a ra¨ªz del cambio que pretende introducir el Ejecutivo de Mariano Rajoy en la regulaci¨®n del aborto. Tambi¨¦n lamenta que no se haya puesto en contacto con la entidad ning¨²n responsable de la Administraci¨®n en el proceso de elaboraci¨®n del anteproyecto a pesar de que ¡°piensan adjudicar un importante papel en el asunto [de la interrupci¨®n del embarazo] a los psiquiatras¡±.
La nueva norma acaba con el derecho de la mujer de decidir sin necesidad de alegar ning¨²n motivo si interrumpe su embarazo hasta las 14 semanas de gestaci¨®n que concedi¨® la ley de 2010. De una regulaci¨®n basada en plazos, que es el sistema mayoritario en Europa, se da un salto en el tiempo de casi 30 a?os para retroceder a la filosof¨ªa de la norma de 1985 basada en un sistema de supuestos, pero incluso a¨²n m¨¢s restrictivo.
La norma dise?ada por el Ministerio de Justicia solo contempla la posibilidad de interrumpir el embarazo bajo dos posibilidades: la violaci¨®n o el ¡°grave peligro para la salud f¨ªsica o ps¨ªquica de la embarazada¡±. Elimina incluso el supuesto de malformaci¨®n fetal, que por s¨ª mismo deja de ser un motivo suficiente para interrumpir el embarazo.
El primer supuesto est¨¢ claro. Pero no el segundo. ?Qu¨¦ se entiende por un ¡°grave peligro para la salud?¡±. Esta cuesti¨®n, la ambig¨¹edad que ampara el concepto ¡°riesgo para la salud¡±, fue el aspecto m¨¢s pol¨¦mico de la ley de 1985.
La ley da un salto en el tiempo y es m¨¢s restrictiva que la de hace 28 a?os
Bajo este supuesto ¡ªen especial, el riesgo ps¨ªquico¡ª se practicaron la abrumadora mayor¨ªa de las interrupciones de embarazo que se llevaron a cabo antes de que la ley de plazos de 2010 dejara de hacer necesario recurrir a esta opci¨®n para abortar.
La nueva norma conceder¨¢ de nuevo un peso central al supuesto de riesgo para la salud ps¨ªquica. No solo porque elimina los plazos, sino porque tambi¨¦n enmarca el problema de las alteraciones en el feto en el supuesto del da?o a la salud mental. Si las malformaciones son ¡°incompatibles con la vida¡± se podr¨¢ alegar riesgo ps¨ªquico para la mujer y abortar.
Eso s¨ª, en lugar del aval de un solo psiquiatra como establec¨ªa la ley de 1985 en el futuro har¨¢n falta dos para elaborar el dictamen que establezca que la mujer se enfrenta a una situaci¨®n de tensi¨®n mental insoportable. Y este es un papel que los psiquiatras casi hab¨ªan dejado de ejercer desde 2010 ¡ªsolo algo m¨¢s del 5% de los abortos se hacen ahora por riesgo para la salud de la mujer, sea este psicol¨®gico o f¨ªsico; las intervenciones por ese motivo se permiten hasta la semana 22 de gestaci¨®n¡ª y que no desean volver a representar.
Hasta 2010, la gran mayor¨ªa de las mujeres alegaban riesgo psicol¨®gico
Por un lado porque, a juicio de Eudoxia Gay, ¡°no hay ninguna raz¨®n que pueda ligar la enfermedad mental al aborto: se trata de una decisi¨®n libre del ¨¢mbito de la vida sexual y reproductiva de la mujer¡±. O, de otra forma, ¡°una mujer puede decidir abortar porque se sienta sola, porque le d¨¦ miedo el embarazo, por problemas econ¨®micos, por temor a que le reprenda su familia, hay un sinf¨ªn de razones, todas ellas personales y propias¡±. Y a la inversa, apunta: ¡°Todos estos motivos pueden no ser suficientes ante el deseo o los principios personales y morales de una mujer que decida tener el hijo que espera por encima de los inconvenientes que se le presenten¡±. ¡°Pero¡±, a?ade, ¡°no hay argumentos que tengan que ver con la salud mental¡±.
Por ello, la presidenta de la AEN considera que no tiene sentido situar a los psiquiatras en un lugar central de la toma de decisi¨®n respecto al deseo de una mujer de no seguir con su embarazo. ¡°El papel de los psiquiatras en esta cuesti¨®n deber¨ªa de ser ninguno. Nuestra labor es otra: la de aliviar, curar, acompa?ar..., todos estos aspectos son los que tienen que ver con nuestro trabajo¡±. ?Y en relaci¨®n con el aborto? ¡°A veces intervenimos, pero siempre por iniciativa propia de la mujer, para aliviar, consolar, apoyarla ante la decisi¨®n que ha tomado. Pero no podemos inclinar la balanza hacia un lado o hacia otro¡±.
"Los psiquiatras no hacemos valoraciones morales. Se nos ha utilizado", dicen
Gay rechaza el rol que otorga la ley a los profesionales de la salud mental: ¡°Los psiquiatras no debemos hacer valoraciones morales, aunque se nos haya utilizado a veces para ello. Nosotros no somos ni podemos ser vigilantes de la moral, y menos a¨²n de la moral dominante, la protecci¨®n del patriarcado, que es lo que subyace detr¨¢s de todo esto¡±.
Hay otras cuestiones relacionadas con la futura ley dise?ada por el Gobierno que merecen ser abordadas, como destaca esta psiquiatra que ejerce en un centro de salud mental de M¨¢laga. El hecho de que los psiquiatras tengan que desempe?ar la funci¨®n de jueces, apunta, puede plantear serias consecuencias tanto para las mujeres como para los profesionales. ¡°La nueva ley habla de determinar que existe un riesgo para la salud permanente o duradero en el tiempo¡±, recuerda Gay. ¡°Si lo reconocemos, pasamos a considerar a la mujer como v¨ªctima de una tara mental cr¨®nica para toda la vida, lo que puede tener efectos en episodios posteriores de la vida de esta persona que pueden jugar en su contra, por ejemplo, en la custodia de los hijos en un proceso de separaci¨®n. Esto es una cuesti¨®n sumamente delicada y grave¡±.
Adem¨¢s, Gay destaca la situaci¨®n tan delicada que se les plantea a los psiquiatras con la norma: ¡°Nos coloca en la tesitura de tener que objetar y abandonar a la mujer en trance vital estresante o hacer algo que no se ajusta a los criterios ¨¦ticos de la pr¨¢ctica de la psiquiatr¨ªa: reconocer un problema mental que no existe para que una mujer pueda abortar¡±.
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