Luces y sombras en el Proyecto Cerebro Humano
En las ¨²ltimas semanas ha aparecido una noticia cient¨ªfica singular: una disputa librada en p¨²blico entre centenares de investigadores de una misma disciplina ¨Cla neurociencia¨C. El motivo: la gesti¨®n de un enorme proyecto de investigaci¨®n llamado el Proyecto Cerebro Humano (HBP en sus siglas en ingl¨¦s), presentado hace unos a?os a la Comisi¨®n Europea con el objetivo declarado de ¡°entender el cerebro humano y sus enfermedades y emular sus capacidades computacionales¡±. La noticia salt¨® cuando unos 150 investigadores firmaron una carta abierta (http://neurofuture.eu) pidiendo a la Comisi¨®n Europea una revisi¨®n en profundidad del HBP, sus normas de gesti¨®n y su gobernanza. A la hora de redactar estas l¨ªneas, la carta abierta ha sido firmada por cerca de 700 investigadores, muchos de ellos de gran prestigio. La carta ha causado un revuelo considerable en todo el mundo y la reacci¨®n de los coordinadores del HBP ha sido decepcionante. Mientras el n¨²mero de firmantes aumenta d¨ªa a d¨ªa, defensores del proyecto han calificado la carta como ¡°de patio de colegio¡± o firmada por ¡°mentes peque?as¡±. Algunos comentaristas han tachado la pol¨¦mica de ¡°rifirrafe de laboratorio¡± y ¡°pelea de gallos¡±, e incluso un congresista norteamericano ha saltado al ruedo a terciar en la disputa. ?Qu¨¦ se esconde detr¨¢s de esta ins¨®lita pol¨¦mica?. Como firmantes de la carta, queremos intentar aclarar los motivos de nuestra acci¨®n.
Hace unos a?os, la Comisi¨®n Europea ide¨® una iniciativa llamada Flagship Projects (proyectos ¡°buque insignia¡±), con la intenci¨®n de identificar proyectos de investigaci¨®n visionarios, llamados a simbolizar la capacidad europea para crear conocimiento e innovar en ¨¢reas estrat¨¦gicas. Tras un intenso proceso de promoci¨®n medi¨¢tica y una evaluaci¨®n cient¨ªfica y de oportunidad, se seleccionaron dos proyectos Flagship. Uno de ellos, el HBP, ten¨ªa un gran objetivo inspirador: recrear la actividad y la funci¨®n del cerebro humano con un gran nivel de detalle. Para ello planteaba desarrollar un nuevo modelo de investigaci¨®n cerebral basado en tecnolog¨ªas de la comunicaci¨®n y la informaci¨®n. El car¨¢cter visionario del objetivo principal, casi de ciencia ficci¨®n, justificaba el inmenso coste, m¨¢s de 1.000 millones de euros.
Desde el principio, el objetivo anunciado y su plazo ¨C10 a?os¨C suscitaron reservas en una cantidad significativa de cient¨ªficos, consideraciones que ser¨ªa largo enumerar aqu¨ª. En cualquier caso, y como dec¨ªamos anteriormente, el proyecto super¨® su evaluaci¨®n cient¨ªfica y de oportunidad, se acept¨® su financiaci¨®n y se inici¨®. Normalmente, una vez que un proceso de selecci¨®n de proyectos concluye y alguno es financiado y echa a andar, los cient¨ªficos esc¨¦pticos que no han participado se abstienen de interferir: al fin y al cabo, las ideas seleccionadas han superado su evaluaci¨®n. ?Por qu¨¦ en esta ocasi¨®n no ha sido as¨ª?
En primer lugar, los responsables del proyecto lo promocionaron como la persecuci¨®n del entendimiento nada menos que de todo el cerebro humano. De hecho, algunos de nosotros expresamos en cartas a la Comisi¨®n Europea nuestro genuino convencimiento de que era el momento de abordar el estudio a largo plazo del cerebro humano, cuyo entendimiento es uno de los grandes retos para la humanidad. Pero una vez obtenidas las fases iniciales de financiaci¨®n y arrancado el proyecto, sus responsables han modificado su estructuraci¨®n, reasignando programas y present¨¢ndolo ahora como una empresa esencialmente tecnol¨®gica. En contraste con el ut¨®pico objetivo con que se promocion¨® ¨Cy titul¨®¨C el proyecto, su meta principal se presenta ahora como la creaci¨®n de una plataforma computacional de reuni¨®n e intercambio de datos. ?puede justificarse entonces que este objetivo principal de uno de los ¨²nicos dos proyectos insignia de la Comisi¨®n consuma 50 millones de euros anuales del presupuesto central de Bruselas y otros tantos del presupuesto cient¨ªfico de los pa¨ªses miembros?.
Esto nos conduce al reparto de costes y su gesti¨®n. El HBP est¨¢ articulado como un n¨²cleo central formado por los responsables del proyecto y que recibe directamente esos 50 millones de euros anuales. Adem¨¢s, existe una estructura asociada que podr¨ªa repartir otro tanto mediante convocatorias espec¨ªficas, dirigidas, dise?adas y controladas en gran medida por los propios miembros del HBP. Estos proyectos individuales se habr¨ªan de financiar con cargo a los presupuestos cient¨ªficos de los pa¨ªses miembros de la UE, que podr¨ªan ¨Cnada parece impedirlo¨C optar libremente por detraer financiaci¨®n de cualesquiera otras partidas cient¨ªficas, y priorizar proyectos aparentemente asociados al HBP en detrimento de otros. Las normas que gobiernan la distribuci¨®n de estos fondos no se conocen, y las decisiones dentro del HBP para determinar c¨®mo funcionar¨¢ el proceso est¨¢n ocurriendo con absoluta opacidad. Todo esto se torna en un modelo de investigaci¨®n dirigida que, en nuestra opini¨®n, es peligroso de por s¨ª, ya que tiende a suprimir la exploraci¨®n de nuevas ideas y concepciones. Adem¨¢s, en este caso es especialmente preocupante porque no existen mecanismos en la gobernanza del HBP adecuados para impedir que sus miembros ejerzan como juez y parte en la evaluaci¨®n y reparto de proyectos asociados. Recordemos que, al manifestar nuestra preocupaci¨®n por la gesti¨®n de estos fondos, no estamos hablando de un peque?o proyecto individual, sino de una parte apreciable de la financiaci¨®n de los programas de innovaci¨®n de la Comisi¨®n Europea.
Lo que solicita la carta abierta a la Comisi¨®n Europea es una revisi¨®n rigurosa de la gesti¨®n y gobernanza del HBP por evaluadores sin compromiso con el mismo, fijando las salvaguardias necesarias para garantizar que los fondos eventualmente aportados por los pa¨ªses miembros se distribuyan con criterios de rigor y calidad cient¨ªfica. Espec¨ªficamente se hace hincapi¨¦ en la separaci¨®n efectiva entre los miembros de los ¨®rganos de gobierno y supervisi¨®n del HBP y quienes puedan disfrutar de subvenciones controladas desde el mismo. Y se anuncia, de no ser as¨ª, nuestro compromiso de no participar en convocatorias asociadas al HBP.
Los cientos de firmantes de la carta hemos dedicado nuestra vida profesional a la investigaci¨®n del cerebro. Entenderlo mejor nos parece un objetivo demasiado importante como para ser patrimonializado por unos pocos. La impropia reacci¨®n de los coordinadores del HBP siembra dudas de que esta idea no haya arraigado ya en sus mentes. Nuestra preocupaci¨®n de fondo como neurocient¨ªficos es que el ¨¦xito o fracaso de nuestra disciplina se llegue a medir simplemente en funci¨®n del ¨¦xito o fracaso del HBP, un proyecto originalmente presentado en nombre de la Neurociencia Europea. Si las promesas hechas por el HBP se incumplieran o difuminasen, los ciudadanos tendr¨ªan motivos para pedir cuentas a quienes trabajan en este campo. Apoyamos firmemente la financiaci¨®n de proyectos que puedan permitir a Europa estar en la vanguardia del conocimiento del cerebro, pero tambi¨¦n exigimos que dichos proyectos se gestionen con criterios de responsabilidad, rigor y transparencia acordes con su importancia.
Miguel Maravall y Juan Lerma son investigadores del Instituto de Neurociencias de Alicante, CSIC-UMH
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