Claves del hurac¨¢n feminista espa?ol
El impulso de las j¨®venes que copa la agenda pol¨ªtica, la amenaza de Vox, el trabajo de los colectivos o los nuevos pasos con La Manada explican que el 8M vuelva a triunfar
La met¨¢fora es elocuente. Sabrina Cartabia, abogada y feminista argentina, compara el crecimiento del movimiento de las mujeres con el del bamb¨² japon¨¦s. La semilla requiere un largo periodo de cuidado antes de crecer. ¡°Un jardinero inexperto podr¨ªa creer que no va a dar brotes porque tarda siete a?os en echar ra¨ªces. Pero despu¨¦s, en apenas seis meses la planta crece hacia arriba m¨¢s de 30 metros¡±, se?ala. La comparaci¨®n, que usa para explicar la explosi¨®n del feminismo en Argentina, sirve tambi¨¦n para el gran puntal de la lucha feminista a este lado del Atl¨¢ntico: Espa?a.
Por segundo a?o consecutivo, las calles se llenaron este 8 de marzo de cientos de miles de mujeres. Las cifras oficiales atribuyen hasta 375.000 manifestantes en Madrid ¡ªseg¨²n Delegaci¨®n del Gobierno, el doble que el a?o anterior¡ª, m¨¢s de 200.000 personas en Barcelona (donde solo el independentismo logr¨® congregar a m¨¢s gente a principio de esta d¨¦cada) o 50.000 en capitales como Bilbao o Sevilla, entre otras ciudades.
?Es Espa?a el pa¨ªs m¨¢s feminista del mundo? ?De d¨®nde viene todo esto? ?Qu¨¦ ha pasado para que en 2019 la protesta repita a¨²n con m¨¢s fuerza?
Esas ra¨ªces fuertes que abonaron las abuelas y ahora cuidan las nietas, se han abonado tambi¨¦n como reacci¨®n a la irrupci¨®n en el tablero pol¨ªtico del partido ultraderechista Vox, que pide derogar leyes que protegen e impulsan a las mujeres, como las de Violencia de G¨¦nero o Igualdad. En este ¨²ltimo a?o, tras una moci¨®n de censura, lleg¨® el Ejecutivo con m¨¢s mujeres de Europa. Y sus ministras situaron en el centro del debate la agenda feminista poniendo en marcha algunos cambios en ocho meses de Gobierno, aunque no todos los que quer¨ªan ni los que anunciaron.
El feminismo ha estado en las conversaciones. ¡°Conseguimos llevarlo a las casas, que se hablara en las cenas de Navidad¡±, dice Justa Montero, feminista de 63 a?os, integrante de la Comisi¨®n 8 de Marzo. ¡°Hay quien cree que es un brote por un d¨ªa, que se llama a la gente y la gente va. No es as¨ª. Durante todo un a?o, nos hemos organizado en todos los ¨¢mbitos: universidades, empresas, barrios, pueblos... Las feministas estamos por todos lados con un feminismo capilar que permea todos los espacios¡±.
Ahora ni un solo partido con representaci¨®n en el Congreso se manifiesta contrario al feminismo. Todos intentan sumarse a la movilizaci¨®n que, un a?o m¨¢s, empujaron sobre todo las m¨¢s j¨®venes, grandes protagonistas de las manifestaciones. Tambi¨¦n hubo m¨¢s hombres. Estas son algunas claves que explican por qu¨¦ Espa?a sigue en el centro del hurac¨¢n feminista.
La evoluci¨®n del caso de La Manada
La Fiscal¨ªa del Tribunal Supremo pidi¨® el 7 de marzo una condena de 18 a?os de c¨¢rcel para los cinco hombres que abusaron de una chica de 18 a?os en un portal de Pamplona durante los sanfermines de 2016. Es el doble de los que se les ha impuesto por abuso sexual con prevalimiento a los cinco sevillanos, que est¨¢n en libertad a la espera de sentencia firme. El caso fue un acicate para la primera gran huelga feminista y volvi¨® a pesar este a?o, tras el voto particular de un magistrado, Ricardo Gonz¨¢lez, que describi¨® los v¨ªdeos aportados a la causa como escenas de sexo ¡°en un ambiente de jolgorio¡±. ¡°Estos hechos no han dejado de arrastrar a la sociedad¡±, seg¨²n Luc¨ªa Avil¨¦s, magistrada y portavoz de la Asociaci¨®n de Mujeres Juezas de Espa?a (AMJE). ¡°Centr¨® la agenda feminista en visibilizar la normalizaci¨®n de la cultura de la violaci¨®n basada en la hegemon¨ªa masculina, una deficiente o nula educaci¨®n afectivo-sexual y una pornograf¨ªa abierta, y la justicia patriarcal¡±.
Y gener¨® una ¡°revoluci¨®n violeta¡± en la justicia: ¡°No solo en c¨®mo se practica sino en la educaci¨®n especializada necesaria o la propia estructura¡±, seg¨²n Avil¨¦s. En el ¨²ltimo a?o, se transform¨® el grupo de expertos encargados de revisar los delitos sexuales en el C¨®digo Penal, inicialmente formado solo por hombres y ahora con mayor¨ªa de mujeres. El grito de ¡°Tranquila, hermana, aqu¨ª est¨¢ tu manada¡± se volvi¨® a sentir este 8 de marzo. En parte, asegura Gloria Poyatos, magistra del Tribunal Superior de Justicia de Canarias y presidenta de AMJE, porque el ordenamiento jur¨ªdico espa?ol tiene g¨¦nero, y no es el femenino: "El concepto de valores sociales integrado en nuestras leyes para justificar el reproche o la protecci¨®n jur¨ªdica en cada caso, se ha esculpido sin integrar las necesidades, preocupaciones o aspiraciones de las mujeres, al menos en la misma medida que satisfacen las de los hombres".
Violencia sexual y violencia de g¨¦nero
¡°Sola, borracha, quiero llegar a casa¡±, gritaban de nuevo las chicas m¨¢s j¨®venes el viernes. Para ellas el feminismo llega ¡°por una cuesti¨®n de identificaci¨®n¡±, explica Sara Naila, estudiante de 21 a?os e integrante de la Comisi¨®n del 8 de Marzo. Los medios han seguido con detenimiento otras agresiones en grupo. Y han dado cuenta de los datos. Las denuncias de agresiones sexuales con penetraci¨®n en Espa?a aumentaron un 22,7% durante 2018: 1.702 delitos de violaci¨®n ese a?o, frente a los 1.387 de 2017.
¡°Las adolescentes de 14 ¨® 15 a?os no entienden que las piropeen, que las toqueteen en las primeras fiestas a las que van solas¡±, asegura Naila. Y recuerda una an¨¦cdota. En una de las manifestaciones en las que particip¨® contra las decisiones judiciales de La Manada se cruzaron una madre y una hija. La madre protest¨®: ¡°Ya est¨¢n otra vez las feministas estas¡±. La hija replic¨®: ¡°Mami, lo que le pas¨® a esa chica me podr¨ªa haber pasado a m¨ª ayer, cuando sal¨ª de fiesta¡±.
La creciente preocupaci¨®n por la violencia sexual y sus efectos se suma a otra violencia, la de g¨¦nero, en la que Espa?a se ha convertido en referente con una ley que tiene ya 15 a?os y un pacto de Estado por el que se ha interesado hasta el Parlamento Europeo. Desde 2003, son 985 mujeres ¡ªla ¨²ltima este mismo 8 de marzo¡ª y 27 ni?os desde 2013, cuando empez¨® la contabilidad oficial. ¡°Somos las voces de las que ya no est¨¢n¡±, gritaban el viernes las manifestantes.
La irrupci¨®n de Vox
La polit¨®loga Silvia Claver¨ªa tiene claro el ¡°caldo de cultivo¡± de la irrupci¨®n feminista: ¡°El pasado a?o el Me Too y el caso de La Manada provocaron una revoluci¨®n en la conciencia feminista¡±. Ahora, se a?ade un nuevo factor, Vox: ¡°Surge un partido de extrema derecha que reivindica un programa antifeminista, mucho m¨¢s que el PP¡±.
Ciudadanos y su posicionamiento a favor de los vientres de alquiler, el popular Pablo Casado hablando hace unos d¨ªas sobre el aborto y la necesidad de que las mujeres ¡°sepan lo que llevan dentro¡± o los discursos del partido de Santiago Abascal y del juez Francisco Serrano ¡ªcondenado por prevaricaci¨®n al cambiar las vacaciones de un ni?o para que se quedara con su padre e ir a una procesi¨®n, sin avisar a la madre, que ten¨ªa la custodia¡ª contra el feminismo, las leyes de violencia de g¨¦nero o las personas que trabajan para luchar contra ella son ejemplos que, para Claver¨ªa, han supuesto un revulsivo m¨¢s.
¡°Rivera, Casado, a ti te habr¨ªa abortado¡±, coreaban las manifestantes. ¡°Las sufragistas luchando durante d¨¦cadas para que salgas t¨² y votes a Vox¡±, dec¨ªa un cartel. Claver¨ªa considera que si el movimiento feminista sent¨ªa algo de cansancio, la posibilidad de un gobierno de ¡°esta¡± derecha ha acabado con ¨¦l.
En el centro de la agenda pol¨ªtica
Es dif¨ªcil pensar que en debates de las inminentes campa?as electorales, como ocurri¨® en diciembre de 2016, los temas que tienen que ver con las mujeres y el feminismo no aparezcan como tema destacado. ¡°Es el movimiento m¨¢s transversal que hay en la sociedad espa?ola, ning¨²n partido quiere quedarse al margen¡±, explica Bel¨¦n Barreiro, directora de 40dB, la agencia de investigaci¨®n responsable de las ¨²ltimas (y escasas) encuestas sobre el feminismo. ¡°El PP se descolg¨® de la manifestaci¨®n por razones estrat¨¦gicas, para diferenciarse de la izquierda. Pero no han dejado de hacer v¨ªdeos y discursos de apoyo a la igualdad real¡±.
Justa Montero a?ade que no basta con que los partidos hablen de feminismo: ¡°La gente no va a caer en la trampa de las promesas vac¨ªas. Una de las claves del 8 de Marzo es que ha conseguido aterrizar mucho, poner la vida de las mujeres en el centro de la agenda pol¨ªtica¡±. Se habla de brecha salarial y techo de cristal, s¨ª, pero tambi¨¦n del reparto de los cuidados o de que las empleadas dom¨¦sticas o las camareras de hotel (las Kellys) mejoren sus condiciones laborales con contratos que blinden su descanso o su paro.
Un hueco en las aulas
Los logros de las mujeres a¨²n no aparecen de forma mayoritaria en los libros de texto, pero ya hay colecciones que compiten por mostrar sus carreras y ha habido una eclosi¨®n este ¨²ltimo a?o de manuales que explican el feminismo. La perspectiva de g¨¦nero, hasta ahora casi inexistente, se materializa en m¨¢steres y cursos de especializaci¨®n de las universidades y en las iniciativas del profesorado de instituto. En las escuelas de infantil y primaria, la gran mayor¨ªa de quienes ense?an a los menores son mujeres y muchas llevan a?os educando en igualdad. Como Amparo del Valle, maestra de 37 a?os de Infantil en Chirivella (Valencia). Hace m¨¢s de un lustro que hablan en su clase de cient¨ªficas, literatas o pol¨ªticas. Y que desmontan estereotipos. Esta semana, le preguntaba a sus alumnos chicos, de tres a?os, si las chicas pod¨ªan ser camioneras o futbolistas. La respuesta mayoritaria, revela, fue que no. ¡°Pero justo despu¨¦s les preguntaba que qu¨¦ sentir¨ªan si ellos fueran chicas y quisieran jugar al f¨²tbol y no les dejaran o si, siendo chicos, quisieran bailar y alguien se lo quisiera impedir. Y entonces les dejaba pensando¡±, cuenta del Valle.
Un movimiento transversal
Adolescentes, dependientas, abuelas con nietas, funcionarias, empresarias, actrices o cuidadoras. Da igual. ¡°La conciencia feminista ha llegado a todas partes y dice que est¨¢ harta¡±. Para Alicia Miyares, fil¨®sofa, escritora feminista y portavoz de No Somos Vasijas, aquella palabra que no se entend¨ªa del todo bien, el empoderamiento, ya est¨¢ clara: ¡°Dice que ya no vamos a transigir ni vamos a admitir tonter¨ªas¡±. Para ello, asegura, ¡°han sido imprescindibles los medios de comunicaci¨®n¡±.
El pasado a?o fue el movimiento Las periodistas paramos, que tuvo su tir¨®n m¨¢s fuerte en rostros conocidos como Ana Rosa Quintana ¡ªque este a?o no fue a la huelga¡ª, o en voces como la de Pepa Bueno y ?ngels Barcel¨®, que s¨ª han vuelto a secundarla este a?o. Este 2019, periodistas y comunicadoras han vuelto a unirse a las reivindicaciones del 8M. Esto, dice Miyares, ¡°es un impulso medi¨¢tico brutal, y una responsabilidad. Cambiaron la forma en la que se entend¨ªa la violencia de g¨¦nero y ahora pueden seguir contando la realidad, clarificar el feminismo frente a los mensajes que ensucian¡±.
El paso de los hombres
Los hombres han avanzado con un salto ¡°no tanto cuantitativo, pero s¨ª cualitativo¡±, apunta Octavio Salazar, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad de C¨®rdoba e integrante de la Red de Hombres por la Igualdad. Est¨¢ convencido de que las reivindicaciones feministas desde el 8 de marzo de 2018 han calado en ellos. ¡°Han empezado a darse cuenta de que esto tambi¨¦n nos incumbe. Vi a varios chicos [¨¦l acudi¨® a la manifestaci¨®n en C¨®rdoba] con carteles que dec¨ªan ¡®Lo contrario al feminismo es la ignorancia¡¯ y tiene mucho que ver con ese entendimiento de la cuesti¨®n, sobre todo entre los m¨¢s j¨®venes¡±. Seg¨²n una encuesta publicada por EL PA?S sobre el estado del movimiento feminista en Espa?a, entre los hombres, son los m¨¢s j¨®venes (de 18 a 24 a?os) entre los que m¨¢s crece esta conciencia: el 27,6% se consideraba feminista hace cinco a?os, ahora lo hace un 45,9%. Y entre los que menos, los de edades medias (de 45 a los 54 a?os): de un 20,1% a un 22%.
Salazar cree insuficientes las cifras que se mueven en ¡°un filo dif¨ªcil de administrar¡±. ¡°?C¨®mo te incorporas de manera activa sin asumir la voz y sin que eso implique que las mujeres queden (otra vez) en un segundo plano?¡±, se pregunta. Y ¨¦l se responde: ¡°Es complicado, pero es el momento de hacer p¨²blico ese compromiso para que otros hombres vean que ya hay iguales que est¨¢n en otra historia y crear otro imaginario en el que, como dec¨ªa el otro d¨ªa I?aki Gabilondo, haya hombres que digan: ¡®Yo tambi¨¦n soy feminazi¡±.
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