¡°Recuerde que si entra a la ciudad ya no podr¨¢ volver a salir¡±

Conducir a 0,5 kil¨®metros por hora cuando se tiene prisa puede alterar a m¨¢s de un conductor. Y si, adem¨¢s, las autoridades anuncian el cierre de los accesos a casa por el coronavirus, la historia empeora. Es lo que vivieron los cientos de conductores que se dirigieron en la noche del jueves a Igualada (Barcelona) antes del confinamiento que empez¨® a medianoche en la localidad por el brote de coronavirus.

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Conducir a 0,5 kil¨®metros por hora cuando se tiene prisa puede alterar a m¨¢s de un conductor. Y si, adem¨¢s, las autoridades anuncian el cierre de los accesos a casa por el coronavirus, la historia empeora. Es lo que vivieron los cientos de conductores que se dirigieron en la noche del jueves a Igualada (Barcelona) antes del confinamiento que empez¨® a medianoche en la localidad por el brote de coronavirus.

Los accesos a la ciudad se convirtieron en una oda a la paciencia. O en una procesi¨®n de luces. Los controles de acceso que establecieron los Mossos d¡¯Esquadra en todas las v¨ªas de entrada a Igualada generaron un colapso monumental. Los veh¨ªculos tardaron tres horas para recorrer el kil¨®metro y medio que separa la autopista A-2 del primer punto de control de los Mossos. Pero nadie se quejaba. En las tres horas de caravana casi no son¨® ni un claxon. Aquello era una resignaci¨®n silenciosa. ¡°La gente est¨¢ colaborando mucho¡±, explicaba un agente. ¡°El miedo consigue lo que no logra nadie m¨¢s¡±. Y cuando los coches alcanzaban la l¨ªnea policial, el mensaje de los agentes sonaba apocal¨ªptico: ¡°Recuerde que si entra a la ciudad ya no podr¨¢ volver a salir¡±.

La primera parte del trayecto fue la m¨¢s pesada, sin apenas movimientos de la caravana de veh¨ªculos. La mayor¨ªa pretend¨ªa llegar a casa antes de las 12 de la noche, la hora establecida poco antes por el Govern para poner en marcha la confinaci¨®n de Igualada y otros tres pueblos. ¡°A este ritmo no vamos a llegar y no nos dejar¨¢n pasar¡±, se resignaba un hombre desde su coche. La polic¨ªa controlaba minuciosamente qui¨¦n traspasaba el control y registraba los veh¨ªculos de abastecimiento: furgonetas y camiones con alimentos, medicinas y otras necesidades para la poblaci¨®n, que m¨¢s tarde tendr¨ªan que volver salir. ¡°La directriz es que solo dejamos salir del per¨ªmetro a transportes de mercader¨ªas¡±, explicaba un mosso, que confirm¨® que no se registraron incidentes. ¡°Pero ya veremos qu¨¦ pasa por la ma?ana, porque algunos vecinos querr¨¢n salir, ya lo ver¨¢s¡±. Fuentes policiales confirmaron que las restricciones de salidas de Igualada son mayores que las de entrada ¡°porque el objetivo es evitar la propagaci¨®n del virus¡±.

¡°No podr¨¦ seguir con mi ruta¡±

Fabio Varela, repartidor, se cans¨® de esperar en plena caravana. Sali¨® del coche y se puso a grabar la fila de veh¨ªculos con su tel¨¦fono m¨®vil. ¡°Es para mi jefe, as¨ª podr¨¢ ver que la carretera est¨¢ saturada; hoy no podr¨¦ acabar el reparto¡±. Varela trabaja para Fundaci¨®n Pueblo para Pueblo de recogida de ropa usada. Los controles policiales le pillaron a medio camino. ¡°Estaba escuchando la radio y veo que no podr¨¦ seguir con mi ruta de reparto¡±.

Precisamente la radio fue el origen del problema de un conductor que esperaba con su coche apartado a unos 400 metros del control policial. ¡°?Alguien sabe usar las pinzas para recargar la bater¨ªa?¡±. El hombre, profesor de m¨²sica, se qued¨® sin bater¨ªa por hacer lo que los manuales dicen que no hay que hacer: apagar el motor y dejar las luces encendidas o escuchar la radio. El docente fue andando hasta el control de los Mossos, cogi¨® prestadas unas pinzas que no sab¨ªa utilizar, consigui¨® que otro conductor le prestara otras, y entre los dos arrancaron el coche. ¡°Las vuestras no han funcionado¡±, le solt¨® al agente al devolv¨¦rselas.

Al cabo de dos horas y media, la circulaci¨®n aceler¨®. Un agente explicaba la raz¨®n: ¡°Hemos cambiado el turno hace poco. Son formas de trabajar¡±. Y los coches empezaron a entrar con m¨¢s rapidez a Igualada, fin de trayecto, uno a uno, para completar el viaje m¨¢s largo para no salir de casa.

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