Hola a todo esto
Cuando empiezas a mirar la realidad de forma sospechosa, nada vuelve a ser lo mismo. Se te activa una mirada microsc¨®pica. De hist¨¦rico, habr¨ªa dicho hace unos d¨ªas. Pero creo que me he pasado al otro lado
Con la mascarilla se empa?an las gafas, es una lata. Esto te hace recordar que respiramos gas, el aire es un gas invisible. A veces lo ves, de ni?o es sorprendente ese descubrimiento: en invierno la gente emite humo. En los recreos nos permit¨ªa sentirnos mayores: ¡°Mira, fumo¡±. Y hac¨ªamos como que fum¨¢bamos. Tambi¨¦n pod¨ªas dibujar en el vaho de los cristales. Ahora en ese aire hay algo m¨¢s, y lo contempl¨¦ ayer por primera vez como algo raro, peligroso. ?Estar¨ªa ah¨ª el bichito? Hac...
Con la mascarilla se empa?an las gafas, es una lata. Esto te hace recordar que respiramos gas, el aire es un gas invisible. A veces lo ves, de ni?o es sorprendente ese descubrimiento: en invierno la gente emite humo. En los recreos nos permit¨ªa sentirnos mayores: ¡°Mira, fumo¡±. Y hac¨ªamos como que fum¨¢bamos. Tambi¨¦n pod¨ªas dibujar en el vaho de los cristales. Ahora en ese aire hay algo m¨¢s, y lo contempl¨¦ ayer por primera vez como algo raro, peligroso. ?Estar¨ªa ah¨ª el bichito? Hac¨ªa fr¨ªo y de pronto vi elevarse mi respiraci¨®n, mir¨¦ con asombro que viajaba como el humo del tabaco, como pompas de jab¨®n, o una fragancia que se posa all¨¢ donde cae. Y, la verdad, llegaba mucho m¨¢s lejos de lo que imaginaba. Vi alejarse esa nubecilla calle abajo, y en ese momento apareci¨® un se?or en la esquina. Di un respingo y casi me sale ir corriendo a pedirle perd¨®n, y me hubiera tomado por loco.
Cuando empiezas a mirar la realidad de forma sospechosa, ya nada vuelve a ser lo mismo. Se te activa una mirada cient¨ªfica, microsc¨®pica. De hist¨¦rico, habr¨ªa dicho hace solo unos d¨ªas. Pero creo que me he pasado al otro lado. O m¨¢s bien voy y vengo de un estado de ¨¢nimo a otro, seg¨²n. Pero desde luego hay gente que sigue firme en la pachorra de la vida, se te pega en las colas o pasa de todo, como si no fuera con ellos. Empieza a haber dos bandos claramente definidos. Yo no s¨¦ si quienes hacen como si nada son los mismos que tiran la bolsa de pl¨¢stico en el contenedor de papel y te llevan los demonios, o aparcan en medio de un espacio pudiendo dejar sitio para otro, puede que s¨ª. El atolondramiento humano es uno de los fen¨®menos m¨¢s fascinantes de la naturaleza, no existe en otros animales. Un ?u que haga como que pasa de los leones y sea el m¨¢s despreocupado de la manada probablemente se lo coman esa misma tarde.
Ya no miro igual el ascensor, por ejemplo. Es m¨¢s, ahora que caigo debo de haber sido el ¨²ltimo del edificio en pensarlo: lleva d¨ªas parado en el mismo piso. Piensas en manos que tocan la manilla de la puerta, el bot¨®n de llamada, en esa cabina tan peque?a donde la respiraci¨®n rebota y se queda flotando. Una amiga sube y baja la escalera de su edificio, seis pisos, cinco veces, para hacer deporte, y tampoco s¨¦ ya si es buena idea.
Hay tiendas donde a¨²n no usan guantes, y cuando te das la vuelta dudas antes de coger las monedas, pero es un instante, y las coges. Pero luego piensas que en esos instantes est¨¢ todo. Despu¨¦s lees que el dinero es un gran foco de contagio, met¨¢foras aparte. Luego lees lo contrario, pero aconsejan usar tarjeta. En casa tambi¨¦n dejamos los zapatos fuera, en el descansillo. Luego el gur¨² Sim¨®n aclar¨® en la tele que no hace falta, pero a veces ya no te f¨ªas ni del gur¨² Sim¨®n. Entonces buscas informaci¨®n de cu¨¢nto dura el bichito en el pl¨¢stico, en la madera, y hay que ver lo que dura el muy pu?etero.
Algunos dependientes, en confianza, se quejan de que mucha gente no tiene cuidado, pero a¨²n no he visto grandes broncas, sermones c¨ªvicos, quiz¨¢ es cuesti¨®n de tiempo. El humor, en todo caso, es el mejor desinfectante social para no discutir: ¡°?Pero t¨² que eres, Iron Man, que no te contagias?¡±, le dijo una mujer a un tipo que se le acercaba demasiado en una cola. Entrar en los supermercados peque?ajos ya da cierta aprensi¨®n. En el de debajo de casa ayer por primera vez te ped¨ªan que esperaras fuera, y un cartel fijaba en 20 personas el aforo, y ya me parecen muchas. Se hacen filas a metros de distancia, nunca lo hab¨ªa visto en Espa?a.
La mirada ya es distinta, est¨¢ cambiando, no solo porque se empa?en las gafas. Encerrado en casa, se detiene en las cosas con una curiosidad recuperada. Libros que ni ve¨ªas, de tanto verlos cada d¨ªa, vuelven a parecer nuevos. Son los mejores compa?eros, viejos amigos. Con un libro puedes viajar muy lejos, no hay nada que teletransporte mejor. Record¨¦ un gran libro, y ser¨¢ mejor en este momento, con una llamada del servicio de salud. Una mujer muy amable me dijo que mi cita con el dermat¨®logo se aplazaba ¡°hasta que pase todo esto¡±. ¡°Todo esto¡± es una buena expresi¨®n para definir esto tan vasto e indefinible que nos est¨¢ pasando. No sab¨ªa de qu¨¦ me sonaba hasta que ca¨ª. Adi¨®s a todo eso es un libro de Robert Graves, en el que cuenta su terrible experiencia en la Primera Guerra Mundial. Hola a todo esto, podemos decirnos ahora, adentr¨¢ndonos cada ma?ana en algo desconocido, en d¨ªas que recordaremos siempre, esperando el d¨ªa de decirle adi¨®s.
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