Regreso a Buenos Aires en el a?o de la peste
Como el ni?o de la pel¨ªcula noruega sobre el a?o del arcoiris, dispongo de millones de ejemplos de personas que est¨¢n mucho peor, lo cual me hace cobrar conciencia de mis privilegios perpetuos
Estuve en Nantes casi tres meses. Trabaj¨¦ en una investigaci¨®n sobre la historia de los elefantes en el ?frica del siglo XIX. El coronavirus me oblig¨® a abandonar la Turris Eburnea y regresar a mi pa¨ªs. Pas¨¦ de Nantes a Madrid el s¨¢bado 14 de marzo. Consegu¨ª subirme a un vuelo de Iberia hacia Buenos Aires. A mi salida de Madrid, una se?ora que tos¨ªa alarm¨® a los pasajeros. La se?ora, de algo m¨¢s de mi edad, no ten¨ªa barbijo ni se cuidaba de no toser al vecino. Comenzaron las protestas. El capit¨¢n consider¨® de visu la situaci¨®n. Decidi¨® que era mejor que la se?ora se quedase en Madrid, fuese re...
Estuve en Nantes casi tres meses. Trabaj¨¦ en una investigaci¨®n sobre la historia de los elefantes en el ?frica del siglo XIX. El coronavirus me oblig¨® a abandonar la Turris Eburnea y regresar a mi pa¨ªs. Pas¨¦ de Nantes a Madrid el s¨¢bado 14 de marzo. Consegu¨ª subirme a un vuelo de Iberia hacia Buenos Aires. A mi salida de Madrid, una se?ora que tos¨ªa alarm¨® a los pasajeros. La se?ora, de algo m¨¢s de mi edad, no ten¨ªa barbijo ni se cuidaba de no toser al vecino. Comenzaron las protestas. El capit¨¢n consider¨® de visu la situaci¨®n. Decidi¨® que era mejor que la se?ora se quedase en Madrid, fuese revisada y, en caso de no tener infecci¨®n, la compa?¨ªa se compromet¨ªa a subirla al ¨²ltimo vuelo. La se?ora empez¨® a gritar como si la apaleasen. ¡°Mire que soy periodista. Este atropello se va a conocer¡±. Llamaron a la Guardia Civil y a m¨¦dicos, quienes parec¨ªan los bi¨®logos de ET. La se?ora perdi¨® toda elegancia: ¡°Ustedes¡±, dijo a sus vecinos, ¡°son una manga de hijos de puta¡±. Dos curiosos se levantaron de sus asientos unas 20 filas m¨¢s atr¨¢s para asistir al espect¨¢culo. Una azafata se sali¨® de las casillas: ¡°?Respeten la intimidad de la se?ora!¡±. Los guardias civiles consiguieron colocar a la susodicha en una camilla y llev¨¢rsela. ?Pobre alma! Sent¨ª una tristeza sin l¨ªmites en ese momento.
Deb¨ªamos de haber partido a las doce; lo hicimos a las dos de la madrugada. El vuelo transcurri¨® en calma, aunque de los cuatro ba?os del nuevo proletariado, tres quedaron inhabilitados por falta de higiene. Pens¨¦ en responsabilizar a mis compatriotas, mas no ¨¦ramos nosotros, se hab¨ªan olvidado de limpiarlos en Madrid, porque la compa?¨ªa resolvi¨® cambiar de avi¨®n. Un viajero, microbi¨®logo de la New York University, reclam¨® in voce con buenas razones cient¨ªficas. Tuvieron que habilitar dos ba?os del popolo grasso. Aquello fue una revoluci¨®n social: los ciompi hicimos uso de las instalaciones junto al patriciado. Al llegar a la Argentina, la gente de Salud P¨²blica estuvo muy bien, he de decir. Recogi¨® los formularios, ech¨® un vistazo a cada pasajero y le sac¨® una foto. Alberto cumpl¨ªa su palabra (quiz¨¢ lo vote la pr¨®xima vez). En Migraciones, los cuidados se derrumbaron. Si no hubo una cincuentena de contagios all¨ª, no hab¨ªa infectado ni portador sano entre las personas del avi¨®n. ¡°En Europa, no es as¨ª en ning¨²n aeropuerto¡±, se escandalizaba una matrona del Barrio Norte (¡°Falso¡±, dir¨ªan los especialistas de chequeado.com). Cuando salimos, las valijas hab¨ªan sido descargadas de la cinta. Fue como buscar el caj¨®n del Arca Perdida en el dep¨®sito del final de Indiana Jones.
Hoy, me encuentro en Buenos Aires. Cumplo la cuarentena en un departamentito del microcentro. No veo de la ciudad m¨¢s que dos medianeras. Como el ni?o de la pel¨ªcula noruega sobre el a?o del arcoiris, dispongo de millones de ejemplos de personas que est¨¢n mucho peor, lo cual me hace cobrar conciencia de mis privilegios perpetuos. Aurora me trae comida. Me asesora sobre la limpieza. Me deja las cosas en el umbral, las recojo y la veo desde el marco de la puerta a una cierta distancia. As¨ª conversamos un rato, luego ella regresa al departamento grande. ¡°El amor en los tiempos del c¨®lera¡±, dice mi Aurora. ¡°?Para toda la vida?¡±, le pregunto.
Jos¨¦ Emilio Buruc¨²a es escritor argentino, autor de Enciclopedia B-S (Perif¨¦rica).
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puede seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- El mapa del coronavirus: as¨ª crecen los casos d¨ªa a d¨ªa y pa¨ªs por pa¨ªs
- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus
- Gu¨ªa de actuaci¨®n ante la enfermedad
- En caso de tener s¨ªntomas, estos son los tel¨¦fonos que se han habilitado en cada comunidad