Una cuarentena para privilegiados
En M¨¦xico, much¨ªsima gente sigue haciendo su vida como si nada. No les queda otra. M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n de este pa¨ªs vive al d¨ªa
¡°Est¨¢n muy a tiempo de hacer las cosas bien¡¯, advierte mexicano en Espa?a¡±. La alerta, s¨ª, alerta, de un diario mexicano aparece en el m¨®vil mientras escribo estas l¨ªneas y no deja de sacarme una sonrisa, no porque me parezca un poco absurdo que un peri¨®dico mande este aviso a los lectores a las nueve de la noche poco despu¨¦s del informe diario sobre nuevos contagiados del maldito bicho. M¨¢s bien porque me reconforta ¡ªperd¨®n, pero a estas alturas casi todo vale¡ª saber que las ...
¡°Est¨¢n muy a tiempo de hacer las cosas bien¡¯, advierte mexicano en Espa?a¡±. La alerta, s¨ª, alerta, de un diario mexicano aparece en el m¨®vil mientras escribo estas l¨ªneas y no deja de sacarme una sonrisa, no porque me parezca un poco absurdo que un peri¨®dico mande este aviso a los lectores a las nueve de la noche poco despu¨¦s del informe diario sobre nuevos contagiados del maldito bicho. M¨¢s bien porque me reconforta ¡ªperd¨®n, pero a estas alturas casi todo vale¡ª saber que las dos realidades en las que uno est¨¢ inmerso se estrechan por momentos.
Hace ya semanas que muchos espa?oles en M¨¦xico sentimos estar viviendo al mismo tiempo el futuro y el presente con la misma intensidad y desasosiego. ?Llegar¨¢ lo que estamos viendo en Espa?a? ?De igual manera? ?Peor? ?No ser¨¢ para tanto? Esta pandemia nos ha unido m¨¢s y la cercan¨ªa hace que en cierta manera tambi¨¦n vivamos en el pasado. En casi cinco a?os fuera de Espa?a nunca he estado tan conectado como ahora con lo que sucede y con la gente de all¨¢. Uno se levanta y ese gesto viciado y vicioso de mirar autom¨¢ticamente el m¨®vil se torna ansioso: qu¨¦ habr¨¢ pasado siete horas adelante. El primer vistazo es clave para respirar tranquilo. Reconforta como pocas veces leer el mensaje al que acostumbran algunos jefes y jefas: ¡°Cuando te levantes, ll¨¢mame, por favor¡±. Suele ser para pedir algo y que mandes r¨¢pido. Da igual ahora mismo, que pidan.
Todos los grupos de amigos que has silenciado para que no te aturdan mientras duermes son los primeros que repasas compulsivamente. Donde antes hab¨ªa un m¨¢ximo de 30 mensajes, desde el confinamiento no bajan de 100, con el correspondiente cat¨¢logo de memes, por lo que lo mejor es cortar por lo sano: ¡°Un resumen, ?todo en orden?¡±. A tus compa?eros de trabajo, sobre todo a los espa?oles, les preguntas por su gente con una complicidad que nunca antes hab¨ªas tenido: ¡°?Qu¨¦ tal van todos?¡±. En paralelo, se va conectando el futuro con el presente.
Si Espa?a es un pa¨ªs donde una sesi¨®n del Congreso puede acabar entrada la madrugada, en M¨¦xico el presidente da todos los d¨ªas una rueda de prensa de entre hora y media y dos horas que arranca a las sie-te-de-la-ma-?a-na. La ma?anera, as¨ª se llama la conferencia de L¨®pez Obrador, es de las pocas cosas que se mantienen intactas de la rutina del pasado. Todo lo dem¨¢s ha ido cambiando. Hay algo que chirr¨ªa por encima de cualquiera y es el silencio que se ha instalado en una parte de la ciudad. S¨ª, Nueva York nunca dorm¨ªa hasta ahora y las calles de Madrid est¨¢n vac¨ªas, pero no hay ciudad que se pueda explicar mejor por sus ruidos que Ciudad de M¨¦xico, el ex-DF. ¡°Un gran silencio ha ca¨ªdo sobre la Ciudad de M¨¦xico antes ruidosa, un gran silencio como un vac¨ªo, una ausencia¡±, escrib¨ªa estos d¨ªas Elena Poniatowska.
Se extra?a la voz del se?or de los tamales o de la chica que compra fierro viejo, que llevan ya seis d¨ªas sin asomarse por esta burbuja que es la Avenida ?msterdam, el antiguo hip¨®dromo de la capital, en el barrio de la Condesa, un microcosmos de la capital como Polanco, Roma, Ju¨¢rez¡ Lugares donde la ciudad ya se ha detenido. Porque pueden. Los vecinos de estos barrios ¡ªy de otros tantos¡ª nos podemos permitir trabajar desde casa, guardar una cuarentena que a¨²n es voluntaria a la espera de que las autoridades decidan decretar medidas de aislamiento dr¨¢sticas.
Solo hay que darse un paseo por el centro de la ciudad, viajar hasta all¨¢ en metro, ir a algunos de los mercados populares, no ya por la mayor parte del Estado de M¨¦xico, para comprobar que la burbuja es limitada. Much¨ªsima gente sigue haciendo su vida como si nada. No les queda otra. M¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n de este pa¨ªs vive al d¨ªa. ¡°Estimado cliente, estaremos laborando hasta que nos mate el coronavirus¡±, se le¨ªa en un cartel de un mercado mexicano que se volvi¨® viral esta semana. Ah¨ª las distintas realidades se adentran en un laberinto, porque el crudo presente no va a cambiar nada en el futuro que est¨¢ por llegar, sea el que vislumbramos, peor o m¨¢s suave que en Espa?a. Las cosas bien hechas no solamente son las que advierten los mexicanos de fuera que hay que hacer, tambi¨¦n, sobre todo, las que a¨²n se tienen que dar para que muchos puedan hacerlas. De conseguirlo, eso s¨ª ser¨ªa una gran alerta de un diario.
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