Flores y conversaci¨®n para las madres confinadas de La Gomera
La Cruz Roja reparte ramos a 25 vecinas por el D¨ªa de la Madre, como parte del proyecto de intervenci¨®n social del municipio de Alajer¨®
Un Seat Le¨®n con el maletero lleno de ramos de flores y pl¨¢tanos y bizcocho para la pausa. Este es el equipo de Carmen Garc¨ªa, de 58 a?os, y H¨¦ctor Cabrera, de 24, para hacer del D¨ªa de la Madre una jornada especial, a pesar del confinamiento. Desde las 9.30 horas han repartido ramos a 25 madres en el programa de intervenci¨®n social de la organizaci¨®n, como excusa para visitar ¨Cde lejos y ataviados de mascarillas y guantes¨C a los mayores del municipio gomero de Alajer¨®, un proyecto en colaboraci¨®n con el Ayuntamiento. Si bien el lunes La Gomera, El Hierro, La Graciosa y Formentera inician la primera fase de la desescalada, el 3 de mayo se celebr¨® en los jardines y en compa?¨ªa de los convivientes. Pero con flores, besos volados y saludos de codo a codo.
Nieves Gorr¨ªn, una vecina de 86 a?os de la zona de Playa Santiago, al sur de la isla canaria fue la primera en recibir la sorpresa. Se asom¨® a la ventana de su cocina cuando su hijo le dijo que llegaron ¡°los de la Cruz Roja¡±. Arregl¨¢ndose el pelo con las manos y con una sonrisa amplia y permanente saludaba desde arriba a Garc¨ªa y Cabrera, que aguardaban en las escaleras para asegurarse de no romper la distancia recomendada. ¡°Se os agradece mucho, mis ni?os¡±, grita sin parar de tirar besos. ¡°Gracias a ti por ser una madre ejemplar¡±, le responde Garc¨ªa, ¡°Nos encantar¨ªa quedarnos, ya sabes t¨² que nos dar¨ªa para hablar todo el d¨ªa, pero tenemos que seguir¡±. ¡°?Que Dios les bendiga!¡±, exclama. Y le pide que le d¨¦ recuerdos a Maruca y a Paco de su parte.
No se detienen mucho porque el tiempo apremia y la orograf¨ªa de La Gomera aleja territorios de apenas unos kil¨®metros. De una casa a otra: carreteras en un zigzag infinito en el que se asoman todas las tonalidades de verde posibles. Plataneras, cactus, palmeras... Y m¨¢s curvas ¨Ca prueba de est¨®mago¨C hasta llegar al pueblito de Targa, donde vive Isabel Santos. Sale a recibirles con los brazos abiertos. ¡°Hoy no puedo, Isabelita¡±, le dice inc¨®moda. ¡°Pero choca el codo. Que eso s¨ª nos dejan¡±, bromea.
Garc¨ªa es una mujer menuda pero con una pasi¨®n arrolladora. Para cada poco para pitar a quien espera en la parada de autob¨²s o al que riega las plantas del jard¨ªn. Su mano enfundada en un guante azul descansa muchas veces en la puerta del coche mientras conduce, preparada para subirla como un resorte al encontrarse con alguna cara conocida. Ha dedicado gran parte de su vida al trabajo social dentro y fuera de La Gomera. Y desde hace cerca de dos a?os, apoya y coordina el proyecto de dinamizaci¨®n de mayores. ¡°Hoy cuido a los padres de los j¨®venes con los que yo jugaba¡±, comenta emocionada.
Durante la cuarentena, las demandas de ayuda en la isla se han multiplicado por ocho. A lo largo de todo el a?o pasado la Cruz Roja atendi¨® a 1.200 personas. Solo en abril, los gomeros asistidos por la organizaci¨®n superaban los 800, en m¨¢s de 4.000 intervenciones. Muchos de ellos piden ayuda m¨¢s de una vez, explica Luc¨ªa Morales, directora t¨¦cnica de la asamblea insular de Cruz Roja en La Gomera. ¡°Una persona que necesite alimentos, es probable que tambi¨¦n vaya a precisar de asesoramiento jur¨ªdico o ayuda con el alquiler¡±. Las demandas han ido en funci¨®n del avance del coronavirus. Las primeras peticiones estaban relacionadas con la ayuda de alimentos y ahora, seg¨²n Morales, con el asesoramiento laboral. Los mayores, sin embargo, piden compa?¨ªa telef¨®nica.
¨C ¡°?Ay, ay, ay, que vienen y yo a¨²n sin ducharme!¡±, exclama Carmen Vargas, la mayor de todas las madres visitadas.
¨C ¡°T¨² est¨¢s guapa siempre. Mira lo que te va a dar H¨¦ctor¡¡±, dice se?alando el ramo en brazos del voluntario.
Cabrera se acerca y duda d¨®nde colocarlo para no tocar las manos de la anciana de 99 a?os. A¨²n est¨¢n adapt¨¢ndose a las nuevas medidas de distanciamiento f¨ªsico. Ella se apoya en una de las vigas de su jard¨ªn repleto de flores de colores y con olor a huerto. Enumera una a una la residencia de sus seis hijos y presume de tener 14 nietos y 13 bisnietos repartidos entre Venezuela y las islas Canarias. ¡°Yo estoy tranquila, s¨ª. Esto para que est¨¦n preocupados ustedes, que todav¨ªa piensan en la juventud y en la vida¡±, a?ade con los ojos clavados. ¡°A nosotros poco nos queda ya¡±.
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