¡°Muchas mujeres nunca hab¨ªan estado presas, no han tenido un juicio y ahora pueden morir aqu¨ª¡±
El hacinamiento, la falta de ¨²tiles de higiene y la deficiente atenci¨®n m¨¦dica convierten a las prisiones latinoamericanas en una bomba de relojer¨ªa durante la pandemia
Lorena Mart¨ªnez ten¨ªa 36 a?os y muri¨® el 29 de abril en la c¨¢rcel La Mesa de Tijuana con un diagn¨®stico asociado a la covid-19. Es el expediente 357 de la Comisi¨®n Estatal de Derechos Humanos en Baja California y sus compa?eras la llamaban Happy. Ten¨ªa un hijo, unos padres al otro lado de la frontera, diabetes, hipertensi¨®n arterial y llevaba varios d¨ªas con dificultad para respirar. Entre las versiones encontradas de los hospitales y el sistema penitenciario, Lorena muri¨® esperando recibir atenci¨®n m¨¦dica.
Ella es uno de los cuatro ¨²nicos casos de coronavirus registrados en mujeres pr...
Lorena Mart¨ªnez ten¨ªa 36 a?os y muri¨® el 29 de abril en la c¨¢rcel La Mesa de Tijuana con un diagn¨®stico asociado a la covid-19. Es el expediente 357 de la Comisi¨®n Estatal de Derechos Humanos en Baja California y sus compa?eras la llamaban Happy. Ten¨ªa un hijo, unos padres al otro lado de la frontera, diabetes, hipertensi¨®n arterial y llevaba varios d¨ªas con dificultad para respirar. Entre las versiones encontradas de los hospitales y el sistema penitenciario, Lorena muri¨® esperando recibir atenci¨®n m¨¦dica.
Ella es uno de los cuatro ¨²nicos casos de coronavirus registrados en mujeres privadas de la libertad en M¨¦xico, seg¨²n la organizaci¨®n Asilegal, que se encarga de cruzar los datos disponibles de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos. ¡°Existe un subregistro may¨²sculo de informaci¨®n sobre mujeres. Nadie tiene cobertura para poder saber qu¨¦ est¨¢ ocurriendo realmente en los centros penitenciarios¡±, explica Miguel Hern¨¢ndez, coordinador de Comunicaci¨®n de la organizaci¨®n.
Todo lo que se sab¨ªa antes de las prisiones latinoamericanas se ve peor ahora: lugares donde es imposible mantener la distancia social, el agua est¨¢ restringida, la higiene es complicad¨ªsima y la falta de atenci¨®n m¨¦dica es habitual. ¡°En una situaci¨®n normal, en muchas de las c¨¢rceles hay hacinamiento y sobrepoblaci¨®n, las personas no tienen el espacio suficiente para convivir de una manera digna¡±, comenta Ver¨®nica Garz¨®n, abogada que lleva 14 a?os trabajando sobre la situaci¨®n de las mujeres en prisi¨®n.
En un mensaje de WhatsApp enviado desde el centro de reclusi¨®n El Buen Pastor de Bogot¨¢, Leidy ¡ªque ha elegido su nombre ficticio¡ª escribe: ¡°Vivimos de a seis en celdas de tres. Los alimentos los recibimos en el rancho, sacan al patio entero, a 400 personas, a por el alimento al mismo tiempo en una fila en la que obviamente no podemos estar a un metro de distancia. A la guardia les gusta arrimarnos de a dos y una encima de otra¡±.
Mientras salta un v¨ªdeo en YouTube donde la Alcald¨ªa de Bogot¨¢ anima a la poblaci¨®n a lavarse las manos cada tres horas porque ¡°es vital para evitar la propagaci¨®n de la covid-19¡±, en el reclusorio femenil de la ciudad, donde conviven m¨¢s de 2.000 mujeres, los cortes de agua son constantes. A veces el suministro dura tan poco tiempo que las internas guardan el agua en botellas para poder ba?arse despu¨¦s. ¡°?C¨®mo van a cumplir los protocolos de la OMS si ni siquiera hay agua? Si les han prohibido meter gel antibacterial porque contiene alcohol¡±, se pregunta Claudia Cardona, psic¨®loga de la Corporaci¨®n Humanas, que trabaja con mujeres privadas de libertad.
Los comentarios sobre las condiciones de insalubridad de las c¨¢rceles se repiten de Santiago de Chile a Tijuana: roedores, palomas y chinches en las salas comunes, aguas fecales que se filtran en ba?os y colchones, un riesgo constante de hepatitis e infecciones vaginales. Cardona, que tambi¨¦n estuvo en prisi¨®n y ahora es la coordinadora de Mujeres Libres en Colombia, resume: ¡°De normal hay un deficiente sistema de salud en la prisi¨®n, imag¨ªnate ahora. Ellas tienen miedo, porque saben que dentro no se les puede atender¡±.
Los vecinos del penal de Santa M¨®nica, en Lima, grabaron el 10 de mayo los gritos de auxilio de cientos de mujeres. Solicitaban atenci¨®n m¨¦dica y medicina. Ocho de ellas fueron diagnosticadas como positivas, y algunas fueron llevadas al auditorio de la prisi¨®n para ser aisladas. El sistema penitenciario calific¨® la situaci¨®n como una ¡°protesta pac¨ªfica¡±.
Gabriela ¡ªnombre ficticio¡ª se queja en sus tres notas de voz de que en el centro de reinserci¨®n de Santa Martha Acatitla, en Ciudad de M¨¦xico, no reciben la atenci¨®n m¨¦dica correcta: ¡°Y si pones alg¨²n reporte hacen o¨ªdos sordos. Consideran que vamos por la situaci¨®n del estr¨¦s, en vez de por enfermedad¡±. En Santa Martha, la organizaci¨®n Asilegal ha registrado dos casos de mujeres contagiadas con covid-19. El penal no confirma la informaci¨®n y remite a la subsecretar¨ªa de Sistemas Penitenciarios, que no ha contestado a la consulta de este peri¨®dico.
La coordinadora de CEA-Justicia, ?ngela Guerrero, autora del informe ¡°Mujeres encarceladas y covid-19, recomendaciones para los sistemas penitenciarios de la regi¨®n¡±, explica que en el contexto de la emergencia sanitaria se deber¨ªan priorizar la liberaci¨®n por razones humanitarias de mujeres embarazadas, en per¨ªodo de lactancia, con hijos menores de edad o adultas mayores con enfermedades cr¨®nicas.
Al otro lado de la l¨ªnea se oye el cacareo de las gallinas y una voz llana. Mar¨ªa de Jes¨²s Castillo habla de su hermana Mari Nieves, que tiene 57 a?os y artritis. Su condici¨®n ha empeorado en los tres a?os que lleva en la prisi¨®n federal de Morelos: ¡°No le daban su medicamento y varias veces se ha quedado pr¨¢cticamente incapacitada para moverse¡±. Entre esas mismas paredes, Mar¨ªa Elena Gaona, de 26 a?os, dio a luz a una ni?a en mayo. Su hermanastro, Gustavo Campuzano, dice que es hermosa, pero no lo sabe: ¡°Nos han dicho que un d¨ªa podremos hacer videollamada, pero no sabemos cu¨¢ndo¡±. ¡°Mi hermana ya se alivi¨®. Ella est¨¢ bien, mi sobrina un poco malita¡±, cuenta, pero suena tranquilo.
La pol¨¦mica de las excarcelaciones
La respuesta ante la recomendaci¨®n internacional de descongestionar las c¨¢rceles ha sido variada en la regi¨®n latinoamericana: en la provincia de Buenos Aires, la Justicia argentina dispuso desde principios de abril el arresto domiciliario para mujeres mayores de 65 a?os, embarazadas o con hijos menores, siempre que tuvieran delitos leves.
En Colombia, el Gobierno present¨® el 14 de abril el decreto de excarcelaci¨®n, el 546, para ¡°grupos poblacionales con mayor vulnerabilidad¡±. Sin embargo, Claudia Cardona, de la Corporaci¨®n Humana, refiere que el decreto contempla m¨¢s de 100 excepciones, una de ellas son los delitos relacionados por tr¨¢fico o porte de drogas, por el que est¨¢n en prisi¨®n casi la mitad de las 8.395 mujeres privadas de libertad en el pa¨ªs.
En Santiago de Chile la situaci¨®n que m¨¢s le preocupa a Paola Ram¨ªrez, coordinadora de Mujer Libre en el pa¨ªs, es la c¨¢rcel de San Miguel, donde est¨¢n las mujeres imputadas, que todav¨ªa no han tenido un juicio ni han sido condenadas: ¡°All¨ª hay presas pol¨ªticas, que est¨¢n por el levantamiento social que hubo en el pa¨ªs el 18 de octubre¡±.
Desde la torre dos de San Miguel contesta el tel¨¦fono Ada Soto y casi lo primero que cuenta al descolgar es que ella tiene que pagar por su delito de tr¨¢fico, pero que lo que ha ocurrido con sus padres es ¡°il¨®gico¡±. Cuenta que fueron detenidos junto a ella porque la droga estaba guardada en una parcela donde todos conviv¨ªan. ¡°Mis padres no fueron arrestados por un delito propio. Era un delito m¨ªo y yo levant¨¦ la mano desde el principio. Pero han estado aqu¨ª 32 meses esperando a que comenzar¨¢ el juicio, eso es una condena ya¡±.
Tras semanas de insistencia de sus abogados y de informes m¨¦dicos, ambos fueron liberados el 7 de mayo por ser grupo riesgo para la covid-19: tienen 67 a?os, ¨¦l padece diabetes y ella es hipertensa. Ninguno ten¨ªa antecedentes. ¡°Fue un d¨ªa de felicidad plena, porque ahora yo ya s¨¦ que mis hijos van a comer todos los d¨ªas¡±, dice contenta. Y describe a Beatriz, Orlando, Isidora y Olga, que han estado estos casi tres a?os al cargo de una amiga de su madre.
Sobre las 500 imputadas de San Miguel, Ada cuenta que muchas de ellas nunca hab¨ªan estado presas antes y que tienen miedo a la infecci¨®n: ¡°Pueden ser inocentes y morir en la c¨¢rcel siendo inocentes, sin un juicio¡±. Manda callar un segundo a sus compa?eras de habitaci¨®n, les dice que est¨¢ ella ocupando el cargador y despu¨¦s termina segura: ¡°Aqu¨ª en Chile no se condena el delito, se condena el nivel de pobreza¡±.
Las mujeres representan de media el 8,4% de la poblaci¨®n penitenciaria en Am¨¦rica Latina. El porcentaje var¨ªa seg¨²n el pa¨ªs, pero la mayori?a de ellas se encuentran en prisio?n preventiva o condenadas por delitos menores, seg¨²n WOLA, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos. Muchas est¨¢n por delitos relacionados con drogas de bajo nivel que tienen un alto riesgo de captura. ¡°Ellas son el eslab¨®n m¨¢s bajo de la cadena, con su detenci¨®n no atrapan al narcotraficante¡±, se?ala la coordinadora de Mujer Libre en Colombia.
Al ser una minor¨ªa, ¡°las c¨¢rceles son lugares creados por hombres para hombres¡±, considera Ver¨®nica Garz¨®n, abogada de Asilegal. En la mayor¨ªa de las prisiones no se tienen en cuenta necesidades espec¨ªficas de las mujeres como la higiene menstrual, la atenci¨®n ginecol¨®gica o los ni?os que est¨¢n con sus madres en prisi¨®n hasta los tres a?os. Ahora, con la pandemia, tambi¨¦n tienen unas necesidades diferenciadas: deber¨ªan extremar las medidas de higiene a la hora de dar de mamar a los beb¨¦s o de cambiar pa?ales, y habr¨ªa que facilitar dar informaci¨®n apropiada a los ni?os sobre lo que est¨¢ pasando, por ejemplo. Garz¨®n concluye: ¡°Las instituciones nunca se han volteado a verlas¡±.
Las visitas son el ox¨ªgeno para las internas
Como medida preventiva, en las dos prisiones de mujeres de Santiago de Chile se han habilitado espacios de aislamiento para las internas que llegan nuevas, que pasan 14 d¨ªas en cuarentena, y para las que desarrollan s¨ªntomas dentro. Sin embargo, Garz¨®n considera que en la mayor¨ªa de las c¨¢rceles de M¨¦xico no hay espacio disponible para estas medidas. Adem¨¢s en la mayor¨ªa de los penales no cuentan con mascarillas ni productos sanitizantes.
As¨ª, la principal norma de protecci¨®n para toda la regi¨®n durante la crisis del coronavirus ha sido la suspensi¨®n o restricci¨®n de las visitas. Esta medida tiene un impacto muy diferente entre hombres y mujeres, explican las expertas consultadas, porque la madre es la figura de referencia para sus hijos y las visitas son el ox¨ªgeno para las internas.
¡°Las mujeres son cabeza de hogares, no solo madres, sino de toda la familia, cuidan de sus mam¨¢s, de familiares dependientes¡±, explica la psic¨®loga Claudia Cardona. ¡°Cuando una mujer cae presa, la familia se desmorona. Cuando es el hombre quien est¨¢ preso, la mujer le asiste y la casa sigue normal¡±, cuenta Ada Soto, interna en San Miguel. Por esa raz¨®n, en algunos penales se han habilitado ordenadores para utilizar Skype, en otros se est¨¢ permitiendo el uso de celulares o se reparten tarjetas telef¨®nicas. Sin embargo, en muchos centros la ¨²nica opci¨®n siguen siendo las llamadas desde los tel¨¦fonos p¨²blicos de la prisi¨®n. Se trata de medidas limitadas para c¨¢rceles sobrepobladas con una mayor¨ªa de internas en situaci¨®n de pobreza, explica Paola Ram¨ªrez, de Mujeres Libres Chile, que concluye: ¡°La c¨¢rcel no es ning¨²n lugar sanitizado ni preparado para sobrellevar una pandemia¡±.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puede seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- El mapa del coronavirus: as¨ª crecen los casos d¨ªa a d¨ªa y pa¨ªs por pa¨ªs
- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus
- Gu¨ªa de actuaci¨®n ante la enfermedad
- En caso de tener s¨ªntomas, estos son los tel¨¦fonos que se han habilitado en cada pa¨ªs de Am¨¦rica Latina.