Siete horas con una rastreadora del virus: ¡°Me gusta este trabajo, hay que mirar por el bien com¨²n¡±
As¨ª es la jornada de una rastreadora en Toledo, donde hay contratadas cuatro veces m¨¢s personas para seguir los brotes que en Madrid, que ahora pide voluntarios
Mar¨ªa Berm¨²dez, 37 a?os, es enfermera y fisioterapeuta. A finales de marzo perdi¨® a su primera hija, Vera, en el parto y menos de dos meses despu¨¦s, decidi¨® sanar el alma volviendo al trabajo. Desde mediados de mayo es uno de los 427 rastreadores del virus que la Sanidad de Castilla-La Mancha (Sescam) ha contratado para dos millones de habitantes. La ratio manchega de unas 4.700 personas por rastreador multiplica por cuatro los de ...
Mar¨ªa Berm¨²dez, 37 a?os, es enfermera y fisioterapeuta. A finales de marzo perdi¨® a su primera hija, Vera, en el parto y menos de dos meses despu¨¦s, decidi¨® sanar el alma volviendo al trabajo. Desde mediados de mayo es uno de los 427 rastreadores del virus que la Sanidad de Castilla-La Mancha (Sescam) ha contratado para dos millones de habitantes. La ratio manchega de unas 4.700 personas por rastreador multiplica por cuatro los de la Comunidad de Madrid, que esta semana ha reclamado a las universidades voluntarios sin sueldo para desempe?ar ese trabajo. ¡°?Voluntarios? No me jodas¡¡±, se queja Mar¨ªa. Esta es su jornada laboral, para la que tiene contrato hasta el 30 de septiembre con un sueldo neto de unos 1.600 euros al mes, lo que corresponde a su categor¨ªa de enfermera.
- 08.00. Mar¨ªa enciende su ordenador en el centro de salud Siller¨ªa, en el casco hist¨®rico de Toledo, del que dependen unas 9.700 personas. Lo primero es comprobar la loter¨ªa de los resultados de las pruebas del d¨ªa anterior. Su puesto est¨¢ en la sala de curas, por donde acaba pasando casi todo el personal del centro. El intercambio de informaci¨®n con ellos es constante.
- 08.30. Primeras llamadas de tel¨¦fono para comunicar resultados o hacer seguimiento de personas que han de estar aisladas. ¡°Como rastreadora tengo la cabeza muy ocupada. Me gusta este trabajo, te ayuda a relativizar las cosas y hay que mirar por el bien com¨²n¡±, dice esta enfermera mientras actualiza permanentemente tablas de Excel con informaci¨®n de los positivos y sus contactos.
- 09.30. ¡°Oye, has dado negativo¡±, anuncia por tel¨¦fono con familiaridad a un joven en aislamiento. De fondo, hay ruidos sospechosos. ¡°?No estar¨¢s trabajando, no?¡±. Machacona pero educada, no se cansa de repetirlo: ¡°Da igual que hayas dado negativo, has de guardar aislamiento 14 d¨ªas¡±. Cuenta que a veces la gente olvida ¡ªo desea olvidar¡ª que en esas dos semanas desde el ¨²ltimo contacto con el positivo se puede incubar la enfermedad: no hay que viajar, acudir al trabajo o hacer vida normal. ¡°La gente suele ser bastante responsable¡±, reconoce. El protocolo establece que contacto es aquella persona con la que se coincide al menos 15 minutos y a menos de dos metros. Se hace un seguimiento telef¨®nico los d¨ªas 1, 5, 9 y 14, de fiebre, dolor de cabeza o diarrea.
- 10.20. Pausa. La rastreadora se l¨ªa un cigarro en un callej¨®n pr¨®ximo. Comentario de un celador al regresar: ¡°Hoy est¨¢ esto tranquilo¡±. Una administrativa da la clave: ¡°Claro, es que hay mercadillo¡±. De vuelta al tajo, Mar¨ªa llama a una mujer que dio negativo pero que se encuentra a la espera de las dos semanas para viajar a Galicia. ¡°Te llamo para ver c¨®mo te encuentras¡±. La mujer que va a limpiar a casa de esta se?ora es positivo. Tambi¨¦n su hermano y su madre. A lo largo de la ma?ana Mar¨ªa tambi¨¦n habla con ellos.
- 10.45. Isabel, de 74 a?os, acude al centro de salud porque quiere hacerse la prueba. Tiene segunda residencia en Corral de Almaguer, municipio con el brote m¨¢s importante de Toledo, una treintena de contagiados en un cumplea?os. ¡°Hermoso, lo que quiero es saber si puedo ir al pueblo¡±, cuenta al reportero. No ven motivo para hacerle el test.
- 11.00. Cita para hacerse la prueba de la familia de Laura Isabel, de 9 a?os, que ha dado positivo. Estuvo con sus abuelos el mi¨¦rcoles, pero ellos han dado negativo. La rastreadora se retira la mascarilla quir¨²rgica, se pone la FPP2 de mayor protecci¨®n, pantalla para el rostro, bata, guantes y se recoge la melena en una coleta. Uno a uno van pasando a una sala. Abren la boca y el bastoncillo recoge la muestra de los dos hermanos de Laura; su madre, Francy, de 36 a?os, y su pareja, Jes¨²s, de 39, al que la pandemia ha dejado en paro. Ella trabaja de cuidadora de unos ancianos de 93 y 87 a?os. Necesita tramitar la baja para el aislamiento. Despu¨¦s, en un peque?o contenedor azul se recogen las pruebas para llevarlas al laboratorio.
- 12.30. Siguen las citas, y Ram¨®n Orueta, coordinador del centro de salud, apunta: ¡°Mar¨ªa tiene que ganarse la confianza de la gente al tiempo que extrae la informaci¨®n necesaria. Si parece que es un polic¨ªa no le van a contar mucho¡±. Fernanda Pastor es m¨¦dico y aborda con Mar¨ªa el problema de una familia que est¨¢ en Toledo con miembros residentes en Madrid. Necesitan seguimiento. ¡°Hay que hacer las tarjetas de desplazado que sean necesarias¡±.
- 14.15. La rastreadora llega andando a casa de Luis, de 88 a?os. Es bien recibida y conoce bien los antecedentes. Inma, una de las hijas de Luis, explica que su padre apenas tiene contactos. Visit¨® a su hermano Rafael, cura de 93 a?os, y otro cura que vino a casa a darle la comuni¨®n. Todos negativo. Esta es la tercera prueba que le hacen porque dio positivo cuando iban a ponerle un marcapasos, pero creen que es un resultado falso, porque dio negativo en la segunda prueba. ¡°A m¨ª no me gusta el hospital¡±, dice con una sonrisa bajo la mascarilla al salir de la casa golpeada por 35 grados toledanos. ¡°En las visitas conoces mucho mejor los problemas de la gente¡±.
- 15.00. De regreso al centro solo queda Julia, la limpiadora. Mar¨ªa acaba de mandar la informaci¨®n del d¨ªa y se cambia. ¡°En el cielo brilla una estrella. Vuela alto, mi peque?a Vera¡±, reza uno de sus tatuajes. Mar¨ªa regresa a casa con Dani, su pareja, donde la habitaci¨®n de la ni?a sigue lista. Adem¨¢s de enfrentarse al virus, su esperanza est¨¢ puesta en el deseo de un nuevo embarazo.
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