¡°La Iglesia necesita mujeres hasta en el infierno¡±

El gesto de por s¨ª ya es inusitado: un nuncio apost¨®lico recibiendo a una mujer que ejerce como sacerdote y que se ha postulado a uno de los puestos que la Iglesia cat¨®lica reserva exclusivamente a hombres. Cuando Christina Moreira sali¨® el viernes de la nunciatura de Par¨ªs, su cara era una mezcla de emoci¨®n y tensi¨®n tras un encuentro nada f¨¢cil pero que al menos ha tenido lugar. Que ya es casi m¨¢s de lo que esperaban esta francesa de origen gallego y las otras siete mujeres que meses atr¨¢s decidieron desafiar las reglas de la Iglesia y se presentaron a puestos de obispo, di¨¢cono, nuncio o sa...

El gesto de por s¨ª ya es inusitado: un nuncio apost¨®lico recibiendo a una mujer que ejerce como sacerdote y que se ha postulado a uno de los puestos que la Iglesia cat¨®lica reserva exclusivamente a hombres. Cuando Christina Moreira sali¨® el viernes de la nunciatura de Par¨ªs, su cara era una mezcla de emoci¨®n y tensi¨®n tras un encuentro nada f¨¢cil pero que al menos ha tenido lugar. Que ya es casi m¨¢s de lo que esperaban esta francesa de origen gallego y las otras siete mujeres que meses atr¨¢s decidieron desafiar las reglas de la Iglesia y se presentaron a puestos de obispo, di¨¢cono, nuncio o sacerdote para denunciar la ¡°inmensa injusticia¡± de prohibir a las mujeres ocupar puestos eclesi¨¢sticos reservados exclusivamente a hombres.

¡°Estoy agradecida por la hospitalidad. Es la primera vez que soy recibida, sabiendo qui¨¦n soy, en un lugar que representa al gobierno de mi iglesia¡±, dijo al t¨¦rmino de su encuentro con el m¨¢ximo representante del Vaticano en Francia, el nuncio Celestino Migliore. Moreira lleva 5 de sus 56 a?os dando misa en A Coru?a, desde que fue ordenada presb¨ªtera por la obispa Bridget Mary Meehan, de la ¡ªno reconocida por Roma¡ª Asociaci¨®n de Presb¨ªteras Cat¨®licas Romanas (ARCWP, en ingl¨¦s). Esta ha sido la ¨²ltima de las siete reuniones que el embajador del papa Francisco ha celebrado, con gran discreci¨®n, desde septiembre con estas mujeres, incluida una transg¨¦nero, que reclaman un papel y un reconocimiento necesario de una Iglesia de la que, sostienen, son parte fundamental.

Un gesto que saludan estas cat¨®licas laicas, de or¨ªgenes y carreras muy distintas ¡ªdesde doctoras en Teolog¨ªa a masajistas¡ª pero todas profundamente creyentes y deseosas de que mujeres como ellas puedan tener un papel m¨¢s activo en la Iglesia cat¨®lica. Pero no es suficiente, advierten.

¡°Agradecemos a Celestino Migliore este gesto de apertura y su amable atenci¨®n. Muestra que un di¨¢logo es posible (¡­) Pero una escucha cordial no es una reforma¡±, subrayaron las miembros del colectivo Todas Ap¨®stoles en una declaraci¨®n le¨ªda por la te¨®loga Sylvaine Landrivon, postulante a obispo.

¡°Estamos convencidas de que la Iglesia est¨¢ en un punto de inflexi¨®n de su historia. Le falta reconocer ¡ªde palabra, pero sobre todo con hechos¡ª que las mujeres tienen legitimidad para ocupar todos los puestos, sean laicos u ordenados, de gobernanza o espirituales. La Iglesia, en tanto que instituci¨®n, debe superar de una vez sus dudas para abrir ampliamente las puertas a las mujeres. Si quiere seguir siendo fiel a Cristo, debe recordar que este jam¨¢s us¨® criterios de g¨¦nero¡±, agreg¨® Landrivon, acompa?ada de otras cinco de las postulantes que dicen desear hablar con el papa y que la Conferencia Episcopal francesa tambi¨¦n las escuche, algo que hasta ahora no ha sucedido.

La inusual protesta comenz¨® el 25 de mayo, cuando la te¨®loga Anne Soupa ¡ªla ¨²nica que hasta la fecha no ha sido recibida por Migliore¡ª present¨® su candidatura al arzobispado de Lyon en sustituci¨®n del cardenal Philippe Barbarin, convertido en un s¨ªmbolo del silenciamiento durante d¨¦cadas de los abusos de menores en la Iglesia cat¨®lica francesa. Dos meses m¨¢s tarde, el 22 de julio, otras siete mujeres tambi¨¦n se postularon formalmente a nuncio, di¨¢cono o presb¨ªtera. Qu¨¦ mejor d¨ªa, al fin y al cabo, que en la onom¨¢stica de Mar¨ªa Magdalena, la fiel ap¨®stol de Jes¨²s infravalorada y hasta ignorada durante buena parte de la historia del cristianismo, para reclamar un mayor papel de la mujer en la Iglesia cat¨®lica.

¡°La Iglesia necesita mujeres en todas partes, yo dir¨ªa que hasta en el infierno, porque la Iglesia necesita ser una iglesia humana, y lo humano, si no hay femenino, no puede existir¡±, dijo Moreira en entrevista con EL PA?S. La presb¨ªtera de la Comunidade Cristi¨¢ do Home Novo de A Coru?a, casada con otro sacerdote ¡ª"somos dos en el altar", sonr¨ªe¡ª y madre de una ni?a, tiene muy claro que la ausencia de mujeres en la c¨²pula eclesi¨¢stica no es un problema de base sino de las jerarqu¨ªas. ¡°La instituci¨®n se vale de una tradici¨®n que no se remonta a Jes¨²s, sino mucho despu¨¦s, que dice que se han ordenado varones. Y yo me remonto a Jes¨²s y me remonto a las primeras comunidades dom¨¦sticas, donde al resucitar Jes¨²s, al comenzar a crearse la comunidad, de pronto, la gente reun¨ªa en casas, en salas. ?Y qui¨¦n mandaba en casa? Las matronas, las mujeres. Ellas organizaron en sus casas las primeras eucarist¨ªas¡±.

La transg¨¦nero Loan Rocher, de 64 a?os, fue la primera en ser recibida, el 14 de septiembre, por Migliore, que lleg¨® a Par¨ªs en marzo en sustituci¨®n del nuncio Luigi Ventura, acusado por varios hombres de tocamientos. ¡°Le habl¨¦ de mi deseo de ser di¨¢cona para acoger de manera incondicional a aquellos y aquellas que se sienten rechazados por su iglesia. Evoqu¨¦ a las personas LGTBIQ+ creyentes, que no tienen a menudo otra opci¨®n que ser cristianas de la periferia¡±, explica. Al igual que Moreira, asegura que no es un problema de las bases, sino de la jerarqu¨ªa. ¡°Sobre el terreno tenemos aperturas, somos escuchados, pero en lo alto todav¨ªa no est¨¢n al corriente, as¨ª que hay un problema¡±.

Para estas mujeres, la Iglesia tiene un problema, pero no es femenino. ¡°Si las iglesias se vac¨ªan, si no hay vocaciones, es porque tienen de verdad entre ellos un problema y no quieren abrir los ojos ante la realidad de que la sociedad ha evolucionado y se han quedado en otra ¨¦poca¡±, advierte Rocher. ¡°El mensaje de la Iglesia, ahora mismo, cuesta que ilusione a la gente. Ese es el problema que tiene la Iglesia, no las mujeres¡±, coincide Moreira.