C¨®mo Alemania ha pasado de pa¨ªs ejemplar a ver c¨®mo las muertes por covid se disparan
Una mezcla de medidas demasiado suaves, tardanza en reaccionar y falsa sensaci¨®n de seguridad llevan al alumno aventajado en la prevenci¨®n a ser uno de los m¨¢s golpeados por el virus
Casi mil muertos en 24 horas. Alemania ha pasado de ser el alumno ejemplar a uno de los pa¨ªses m¨¢s golpeados de Europa en cuesti¨®n de d¨ªas. La cifra de muertos es la espuma que emerge solo al final de una pandemia de digesti¨®n lenta, en la que el drama se gesta semanas antes en las tiendas, en las residencias y en las casas. Alemania se enfrenta a una pesadilla antes de una Navidad que pocos esperaban. De...
Casi mil muertos en 24 horas. Alemania ha pasado de ser el alumno ejemplar a uno de los pa¨ªses m¨¢s golpeados de Europa en cuesti¨®n de d¨ªas. La cifra de muertos es la espuma que emerge solo al final de una pandemia de digesti¨®n lenta, en la que el drama se gesta semanas antes en las tiendas, en las residencias y en las casas. Alemania se enfrenta a una pesadilla antes de una Navidad que pocos esperaban. Desde este mi¨¦rcoles, el pa¨ªs se cierra a cal y canto. Las tiendas, los colegios, los bares, los restaurantes, la cultura, todo cerrado. Los efectos del cierre tardar¨¢n semanas en llegar. Mientras, una pregunta surge con fuerza: ?Qu¨¦ ha pasado?
Despu¨¦s de salir relativamente bien parada durante la primera ola y de contener la segunda hasta bien entrado el oto?o, el virus vuelve ahora a crecer de forma exponencial en Alemania. 27.728 contagios en un d¨ªa, 952 muertos. Cifras nunca antes vistas en un pa¨ªs que en la primera ola alcanz¨® un pico m¨¢ximo de unos 6.000 contagios. Desde el inicio de la epidemia, Alemania suma 23.427 muertos en un pa¨ªs de 83 millones de habitantes, lo que sigue arrojando un balance mejor que algunos de los pa¨ªses del entorno, pero la virulencia de los contagios en los ¨²ltimos d¨ªas ha desatado la preocupaci¨®n y ha forzado el cierre. Con 341 casos por 100.000 habitantes en 14 d¨ªas, la incidencia en el pa¨ªs es mayor que la de Francia (236) y Espa?a (218, seg¨²n el Centro Europeo para el Control de Enfermedades), similar a la del Reino Unido (348) e inferior a la de Italia (428).
No existen causas concluyentes que expliquen esta nueva propagaci¨®n, como reconoce el Instituto Robert Koch (RKI). Obedece m¨¢s bien a una suma de factores, algunos de ellos hasta cierto punto inasibles. Por un lado, abunda el consenso de que habr¨ªa sido necesario un cierre de la vida p¨²blica como el actual hace m¨¢s de un mes, cuando comenz¨® el crecimiento exponencial. Pero entonces, algunos Estados federados arrastraron los pies impidiendo el consenso federal. La coreograf¨ªa se repet¨ªa. La canciller, Angela Merkel, ped¨ªa medidas m¨¢s firmes y algunos l?nder se resist¨ªan. En el sistema alem¨¢n son los Estados los encargados de dictar y aplicar las medidas, que han sido distintas y no han ayudado a aportar claridad a ojos del ciudadano.
Pero m¨¢s all¨¢ de medidas concretas, lo cierto es que durante un tiempo se ha respirado una sensaci¨®n de falsa seguridad, especialmente en algunas regiones del pa¨ªs. Se ve con claridad en el Este, donde la primera ola pas¨® pr¨¢cticamente de largo y que ahora se ve fuertemente afectado. Sajonia tiene una incidencia de 400 casos en siete d¨ªas por cada 100.000 habitantes. Le sigue Turingia, tambi¨¦n en el Este, con 255. Si durante el primer cierre, la primavera pasada, los contactos se redujeron un 60%, esta vez solo un 40%.
Frenazo y escalada
¡°La situaci¨®n es realmente peligrosa ahora. No dir¨ªa que est¨¢ fuera de control, pero es tensa¡±, describe Clemens Wendtner, jefe m¨¦dico del hospital Schwabing de M¨²nich, que a finales de enero trat¨® a los primeros pacientes con covid-19 en Alemania. ¡°Actuaron tarde, llevamos semanas avisando¡±, sostiene Wendtner, quien asegura que, en M¨²nich, el 96% de las camas de cuidados intensivos est¨¢n ocupadas; el 25% de ellas por pacientes con covid. En las ¨²ltimas semanas trasladan incluso en helic¨®pteros a pacientes a otros hospitales de la regi¨®n. ¡°El problema es que las medidas adoptadas en octubre fueron muy suaves. A final de verano, hubo pol¨ªticos que creyeron incluso que la segunda ola no iba a golpear en Alemania, pero en septiembre ya sab¨ªamos que iba a haber un crecimiento exponencial¡±, explica este inmun¨®logo e infect¨®logo.
Aun as¨ª, la vida p¨²blica segu¨ªa abierta, con ciertas restricciones y obligando a mantener la distancia de seguridad, utilizar mascarilla en lugares cerrados y ventilar. Solo a finales de octubre, los jefes de los 16 l?nder y el Gobierno federal lograron ponerse de acuerdo para imponer medidas m¨¢s dr¨¢sticas. Pactaron que durante un mes cerrar¨ªan los bares y restaurantes, se limitar¨ªan los contactos a dos unidades familiares y quedar¨ªan los colegios y los comercios abiertos. Los pol¨ªticos dijeron entonces que con un mes de restricciones ligeras en noviembre habr¨ªa posibilidades de abrir a¨²n m¨¢s la mano en Navidad. ¡°Fue probablemente el mayor error de c¨¢lculo pol¨ªtico del a?o¡±, escrib¨ªa Der Spiegel el fin de semana.
Al principio se logr¨® frenar el crecimiento y los casos se estabilizaron. Pero a medida que fue acerc¨¢ndose el periodo navide?o y aumentando la actividad comercial, comenz¨® de nuevo la escalada. El pasado domingo, los jefes regionales se reunieron de emergencia con Merkel y acordaron el cierre casi total ¡ªno un confinamiento domiciliario; hay libertad para salir a la calle¡ª, confirmando a los alemanes los peores temores: que estas ser¨¢n unas Navidades dif¨ªciles de olvidar.
Nada de los tradicionales y habitualmente muy concurridos mercadillos navide?os. Cierran incluso los puestos callejeros de vino caliente, convertidos en punto de reuni¨®n este invierno tras la clausura de los bares. Los hoteles cierran al turismo y se proh¨ªben tambi¨¦n los famosos petardos de Nochevieja. Se recomienda no viajar al extranjero salvo necesidad y quien regrese al pa¨ªs deber¨¢ guardar cuarentena de 10 d¨ªas.
Los mayores
El martes por la tarde, los ni?os se desped¨ªan en las escuelas ante unas vacaciones especialmente prolongadas. En Berl¨ªn, por ejemplo, se adelantan tres d¨ªas y se alargan hasta el d¨ªa 10 de enero, en lugar de volver el d¨ªa 4. Los hijos de padres con profesiones esenciales s¨ª pueden llevar a sus hijos a la escuela, donde habr¨¢ un ret¨¦n. El Gobierno se ha comprometido a ampliar los d¨ªas libres remunerados para los padres que tengan que cuidar de sus hijos en casa estos d¨ªas.
Este mi¨¦rcoles, en las calles apenas se escuchaba el sonido de las radiales. Los obreros de chaleco reflectante parec¨ªan haber tomado la ciudad, porque no se ve¨ªa a mucha m¨¢s gente a primera hora de la ma?ana, cuando los empleados se trasladan a las oficinas y los ni?os van al colegio con sus mochilones. El Gobierno ha recomendado teletrabajar siempre que se pueda. El tranv¨ªa viaja medio vac¨ªo en hora punta. A las puertas de las panader¨ªas, algunas colas. Solo los comercios esenciales como farmacias, supermercados o gasolineras permanecen abiertos. Tambi¨¦n las librer¨ªas. Ahora se puede ver a bastante gente por la calle con mascarilla, a pesar de que solo es obligatoria en las arterias m¨¢s concurridas.
Los hijos llaman a sus padres en la otra punta del pa¨ªs para decirles que este a?o no ir¨¢n a verlos, que m¨¢s adelante, despu¨¦s de las fiestas. Los padres tampoco podr¨¢n reunirse este a?o con sus amigos, tambi¨¦n mayores, por miedo al maldito virus. Es la soledad propia de la pandemia que se ceba con los mayores.
Las residencias de mayores son precisamente uno de los grandes focos de contagio, seg¨²n repite a diario en su informe el RKI. Los domicilios privados son otro de los principales lugares de contagio, pero ¡°para una gran proporci¨®n de casos, el lugar de la transmisi¨®n es incierto¡±, dice el organismo, que habla de ¡°una transmisi¨®n crecientemente difusa¡±.
La escasez de trabajadores cualificados en Alemania afecta sobre todo a los hospitales, donde faltan enfermeros ¡ª100.000, seg¨²n la asociaci¨®n de profesionales de enfermer¨ªa DBFK, y unos 4.000 en intensivos¡ª, pero sobre todo cuidadores en las residencias. ¡°En los hospitales podemos controlar a cada paciente que entra, pero en las residencias no. All¨ª tienen m¨¢s problemas para encontrar personal para hacer test masivos¡±, asegura Wendtner.
¡°Hay un problema evidente en las residencias. No ha habido una estrategia adecuada de contenci¨®n¡±, asegura Jonas Schmidt-Chanasit, del Instituto Bernhard-Nocht de Hamburgo. ¡°En los ¨²ltimos meses no se ha prestado suficiente atenci¨®n a la gente con mayor riesgo¡±, cree Schmidt-Chanasit, quien piensa que adem¨¢s en Alemania ha fallado ¡°la implicaci¨®n comunitaria. Merkel explica los problemas, pero no es suficiente, hay que lograr implicar a las comunidades y hay gente que todav¨ªa no cumple las reglas¡±, a?ade. Este experto cree que han proliferado las medidas, pero que a menudo eran poco claras y complejas. ¡°Es mejor que haya pocas, pero que la gente las siga¡±.
Cada cierre ha venido acompa?ado de una lluvia fina de millones para las empresas y aut¨®nomos afectados por la covid en la mayor econom¨ªa europea, pero los pol¨ªticos ya han advertido de que no ser¨¢ eterna. Haber ahorrado como hormigas durante a?os es ahora una bendici¨®n, pero la emanaci¨®n de la descomunal holgura presupuestaria de a?os pasados llegar¨¢ a su fin y los alemanes saben bien que no hay d¨¦ficit cero capaz de resistir meses de cierre. Que la pesadilla, pese a la esperanzadora noticia de la pronta llegada de la vacuna, no acabar¨¢ despu¨¦s del duro invierno.
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