Seis millones de cuarentenas en hogares espa?oles: c¨®mo convivir con la sombra del virus en casa
A los tres millones de contagiados en Espa?a, se suman otros seis millones de contactos estrechos que han tenido que aislarse preventivamente. Tareas como hacer la compra o sacar la basura se convierten en un problema si no hay nadie que eche una mano
En el peor de los casos puede causar una desgracia. En el mejor, cuando entra en una casa, el coronavirus provoca una peque?a revoluci¨®n. Aislamiento de 10 d¨ªas, como m¨ªnimo. Qu¨¦ hacer con los ni?os. Qui¨¦n se encarga de la compra. C¨®mo sacar la basura. Por no hablar de si hay personas mayores a las que cuidar. O, en menor escala de importancia, un perro al que sacar. Vecinos, amigos y familiares que echen una mano son la salida m¨¢s com¨²n para estos casos, que causan verdaderos trastornos en algunas familias y problemas con las empresas por la falta de comprensi¨®n sobre qui¨¦n y cu¨¢ndo debe conf...
En el peor de los casos puede causar una desgracia. En el mejor, cuando entra en una casa, el coronavirus provoca una peque?a revoluci¨®n. Aislamiento de 10 d¨ªas, como m¨ªnimo. Qu¨¦ hacer con los ni?os. Qui¨¦n se encarga de la compra. C¨®mo sacar la basura. Por no hablar de si hay personas mayores a las que cuidar. O, en menor escala de importancia, un perro al que sacar. Vecinos, amigos y familiares que echen una mano son la salida m¨¢s com¨²n para estos casos, que causan verdaderos trastornos en algunas familias y problemas con las empresas por la falta de comprensi¨®n sobre qui¨¦n y cu¨¢ndo debe confinarse.
Despu¨¦s de casi un a?o de pandemia, es frecuente encontrar a quien cree que una PCR negativa es un indulto para el confinamiento. Pues no. Todos los contactos estrechos de un positivo deben aislarse 10 d¨ªas, independientemente de lo que diga la prueba. Esta sirve, si da positivo, para alertar a los contactos de esa persona de que tambi¨¦n deben cuarentenarse. Y hacerse una prueba. Y as¨ª sucesivamente. O as¨ª deber¨ªa ser.
El rastreo en Espa?a nunca ha llegado a despegar y, seg¨²n los datos del Instituto de Salud Carlos III, por cada caso solo se ha localizado a una media de dos contactos cercanos. Esto indica que desde que comenz¨® la epidemia en Espa?a, a los tres tres millones de contagiados que deber¨ªan haber hecho su aislamiento, se suman otros seis millones de personas que han tenido que permanecer en sus casas en cuarentena preventiva por ser contacto estrecho.
No todas las empresas comprenden que un trabajador sano debe quedarse en casa si ha estado m¨¢s de 10 minutos a menos de dos metros de un positivo en las 48 horas antes de presentar s¨ªntomas. Natalia (que ha pedido no aparecer en este reportaje con su verdadero nombre) asegura que a sus jefes les dio ¡°un patat¨²s¡± cuando se enteraron de que se ten¨ªa que confinar.
A su casa el virus lleg¨® a trav¨¦s de su hijo peque?o, al que se lo detectaron cuando le hicieron la PCR para una gastroscopia. Y lo m¨¢s sorprendente no fue que en su empresa no entend¨ªan (o no quisieran comprender) los protocolos de las cuarentenas. Es que ni siquiera su pediatra lo ten¨ªa muy claro. Aunque ning¨²n otro miembro de la familia se contagi¨®, los cuatro tuvieron que guardar la preceptiva cuarentena de 10 d¨ªas. En ese momento, el hijo peque?o, el contagiado, podr¨ªa haberla terminado, pero no as¨ª el resto de los miembros de la familia, que tienen que aguardar otros 10 d¨ªas por ser contacto directo de un caso. Es decir, la cuarentena de la familia comienza cuando termina el periodo supuestamente infectivo del enfermo. En total, casi tres semanas.
¡°Mis jefes se pusieron muy nerviosos e intentaron convencerme de que lo arreglara con Sanidad. Pero es algo de lo que yo ni entro ni salgo, no puedo hacer nada. Luego me presionaron para saltarme la cuarentena y hacer unas gestiones¡±, asegura Natalia, que se mantuvo firme y encerrada en casa junto a su pareja y sus dos hijos.
En su caso, se saltaban este encierro para tirar la basura. ¡°?bamos en plan ninja en medio de la noche para no cruzarnos con nadie¡±, cuenta. ?Qu¨¦ otra posibilidad ten¨ªan? Ni el m¨¦dico ni los sanitarios les preguntaron si necesitaban ayudas. La mayor¨ªa de los consultados han tenido que recurrir a los amigos o familiares. Es el caso de Elena P¨¦rez cuando se contagi¨®, lo que oblig¨® a su familia a confinarse los 20 d¨ªas de rigor en su casa de Calahorra (La Rioja). ¡°Mand¨¢bamos por WhatsApp una lista con la compra y nos la dejaban en la puerta. La basura la tuvimos que bajar el primer d¨ªa, porque generamos mucha con un ni?o de un a?o, pero los vecinos se enteraron de nuestra situaci¨®n y se ofrecieron a hacerlo ellos, as¨ª que la pon¨ªamos en la puerta y se encargaban¡±, relata.
A Guillermo Mart¨ªnez, que vive en Rinc¨®n del Soto (La Rioja), s¨ª que le preguntaron si necesitaba ayuda, pero tambi¨¦n se vali¨® de familiares y amigos. Algunas comunidades aut¨®nomas tienen habilitados servicios para estas situaciones, pero a menudo los pacientes ni siquiera se enteran. Es el caso de Emilio, que como muchos otros infectados en Madrid, ni siquiera recibi¨® la llamada de un rastreador para trazar su caso y buscar otros sospechosos. Nadie le ofreci¨® ning¨²n tipo de ayuda.
En Castilla y Le¨®n, por ejemplo, tienen habilitados hoteles arcas de No¨¦ para personas que tengan dificultades a la hora de encerrarse en su casa, ya sea porque no cumplen las condiciones necesarias o porque no cuentan con nadie que les eche una mano. Pero, seg¨²n la Consejer¨ªa de Familias, la demanda fue cayendo y actualmente solo tienen habilitado un centro en Palencia. Si alguien de otra provincia lo necesita, se traslada all¨ª, pero en lo que va de a?o solo lo han pedido dos personas. El perfil que lo ha usado hasta ahora es de un hombre de nacionalidad espa?ola, procedente del ¨¢mbito urbano y con edades entre los 31 y 50 a?os. El servicio, financiado por la comunidad y proporcionado por la Cruz Roja, ha atendido 116 casos desde que se puso en marcha. Otras comunidades consultadas no aportan datos tan pormenorizados, pero todas hablan de casos anecd¨®ticos.
Los rastreadores que atendieron a Vanesa (tampoco ha querido aparecer con su nombre real) en Arag¨®n tampoco le ofrecieron ninguna alternativa, pese a que el Gobierno asegura que hay una residencia para familias en Zaragoza. Ella, embarazada de siete meses, su pareja y su hija de cuatro a?os dieron positivo. ¡°Empez¨¢bamos a tener s¨ªntomas y nos daba miedo que nos pusi¨¦ramos peor. Mis padres son grupo de riesgo, ?qui¨¦n iba a cuidar a la ni?a? Lo ¨²nico que nos dec¨ªa la rastreadora es que nos aisl¨¢semos cada uno en una habitaci¨®n para que no subiera la carga viral de unos a otros, pero con una ni?a de cuatro a?os eso es imposible¡±, relata. La cosa no fue a mayores y todos se recuperaron sin mayores incidencias. ¡°Pero sientes mucha incertidumbre cuando no sabes qu¨¦ va a pasar¡±, a?ade.
?Qu¨¦ hacer cuando el virus entra en casa?
Loreto Mateos pas¨® de estudiar el virus a convertirse en un n¨²mero m¨¢s de las estad¨ªsticas de Castilla y Le¨®n, como ella misma dice. Es epidemi¨®loga y esta semana ha terminado los 10 d¨ªas desde que su PCR dio positivo. En cuanto tuvo sospechas se aisl¨® del resto de su familia en una habitaci¨®n que contaba con ba?o propio. No ha tenido ning¨²n contacto con su pareja ni con sus dos hijos, por lo que ellos no han tenido que comenzar su propio confinamiento de 10 d¨ªas adicionales una vez que los termin¨® ella.
¡°Nos hemos comunicado por el m¨®vil. Por mensajes, llamadas y videollamadas, como si estuvi¨¦ramos en otra ciudad. Alguna cosa a trav¨¦s de la puerta, pero sobre todo de forma telem¨¢tica¡±, relata. Su familia le preparaba la comida y se la dejaba en una bandeja en la puerta. ¡°Es importante que en ese proceso todo el que est¨¦ implicado se lave las manos constantemente, tambi¨¦n hemos seguido medidas como lavar la ropa a 60 grados o lavar mis cubiertos en lavavajillas¡±. A pesar de que no vio a su familia en los 10 d¨ªas preceptivos, Mateos insiste en que es importante ventilar para evitar que el virus se concentre en el aire. Lo hac¨ªa tanto ella en su habitaci¨®n como los dem¨¢s en el resto de la casa. De esta forma evitaban posibles contagios cuando abr¨ªa la puerta para la comida o a trav¨¦s de conductos de ventilaci¨®n de los cuartos de ba?o. Mientras, su familia se ha apa?ado con la ayuda de vecinos y conocidos que hac¨ªan peque?os recados y de un supermercado cerca de casa que permit¨ªa comprar por Internet.