Francia se moviliza ante la precariedad estudiantil generada por la pandemia
Las ONG establecen puntos de reparto de comida gratis para universitarios que han perdido ingresos y las universidades ofrecen men¨²s a un euro en las cantinas
La primera vez siempre es dif¨ªcil. Verse en una fila junto a decenas, a veces centenares de personas, esperando bajo el fr¨ªo y la oscuridad para recoger una bolsa con comida resulta chocante para muchos. Pronto se acostumbran, y para algunos ya es una rutina.
¡°No tengo otra opci¨®n¡±, dec¨ªa hace unos d¨ªas Rayane, estudiante de cine de 22 a?os, mientras hac¨ªa cola, como cada semana desde hace meses, junto a otro medio millar de estudiantes ante un centro de reparto de alimentos en Par¨ªs. ¡°La bolsa con alimentos me da para comer bien dos d¨ªas, tres m¨¢ximo. Es una ayuda formidable¡±.
Las colas de estudiantes ante puntos de distribuci¨®n de alimentos gratuitos se han convertido en una de las im¨¢genes de la Francia de esta fase de la pandemia. Las im¨¢genes hacen visible la precariedad que sufre una parte de los 2,7 millones de estudiantes en Francia. Pero tambi¨¦n muestran la existencia en este pa¨ªs de s¨®lidas redes de seguridad (desde el Estado hasta las ONG) para paliar las necesidades m¨¢s urgentes.
¡°Siendo estudiante, es un poco dif¨ªcil pagarse el alquiler y alimentarse¡±, resume la marsellesa Lise, tambi¨¦n de 22 a?os, y alumna de segundo curso de foto y v¨ªdeo en un centro privado. ¡°Ahora mismo es dif¨ªcil encontrar trabajo. Yo tengo suerte porque mi familia me ayuda, pero el nivel de vida en Par¨ªs es alto, e incluso encontrar un apartamento es complicado¡±.
Algunos est¨¢n aqu¨ª porque se han quedado sin los empleos imprescindibles para pagar el alquiler o comprar en el supermercado. Otros, veintea?eros que empiezan a volar solos, son reticentes a pedir dinero a los padres, o buscan una alimentaci¨®n m¨¢s variada que los ¡°d¨ªas y d¨ªas¡±, como dice Lise, de pasta y arroz. El reparto, organizado por la asociaci¨®n Linkee, ofrece, dos veces por semana, un paquete con platos cocinados con carne o pescado y fruta y verduras. En los paquetes hay comida sobrante que, si no se distribuyese, ir¨ªa a la basura, y tambi¨¦n platos cocinados por chefs de restaurantes cerrados por las medidas contra el coronavirus.
¡°Nos encontramos ante un p¨²blico que no est¨¢ acostumbrado, o que no esperaba encontrarse jam¨¢s en situaci¨®n de precariedad¡±, explica Julien Meimon, presidente de Linkee en el local estudiantil junto a las autopistas de circunvalaci¨®n de Par¨ªs donde cada lunes y jueves, desde el pasado octubre, reparte las bolsas con comida. ¡°Muchos estudiantes ten¨ªan trabajillos. Los perdieron durante el primer confinamiento. Nuestra tarea consiste en ayudarles a superar este momento¡±.
Las colas de estudiantes en Par¨ªs y en otras ciudades francesas son un problema pol¨ªtico para el presidente Emmanuel Macron. Los sucesivos confinamientos (entre marzo y mayo, y en oto?o) interrumpieron las clases presenciales y llevaron al cierre de muchas instalaciones universitarias, al contrario que las escuelas e institutos secundarios, abiertos desde junio.
En un pa¨ªs donde muchos estudiantes viven lejos de sus padres, en residencias o pisos compartidos, la pandemia limita las oportunidades para socializar y divertirse, y tambi¨¦n para aprender cara a cara junto a los profesores y compa?eros.
¡°No salen de la habitaci¨®n, no hay clases¡±, dice Sophie Berman, psic¨®loga reci¨¦n jubilada que, con otros colegas, ha acudido al centro de reparto de Linkee para echar una mano de forma desinteresada. Este lunes se entrevist¨® con cuatro en un despacho en el piso de arriba. ¡°Les preguntamos c¨®mo est¨¢n, intento escucharlos y encontrar soluciones¡±.
A las consecuencias psicol¨®gicas se suman las econ¨®micas. Con la clausura de bares y restaurantes han desaparecido empleos que tradicionalmente desempe?aban estudiantes. ¡°Es dif¨ªcil tener 20 a?os en 2020¡±, admiti¨® Macron en oto?o. ¡°Nunca dar¨¦ lecciones a nuestros j¨®venes. Son ellos quienes viven un sacrificio terrible. Ex¨¢menes anulados. Angustia por su formaci¨®n. Angustia por encontrar el primer trabajo¡±.
En enero, durante un encuentro con estudiantes, el presidente expres¨® el deseo de que cada estudiante pueda volver a las aulas una vez por semana. Y anunci¨® que podr¨¢n consumir dos comidas diarias a un euro cada una en los restaurantes universitarios. El precio, para los estudiantes no becados, era hasta ahora de 3,30 euros por comida. Macron tambi¨¦n anunci¨® la creaci¨®n del llamado cheque psi para financiar la visita al psic¨®logo o al psiquiatra.
Feres Belghith, director del Observatorio de la vida estudiantil, explica que, en los a?os previos a la pandemia el porcentaje de estudiantes que dec¨ªan pasar por dificultades financieras se mantuvo estable. Con la pandemia, aument¨®. Seg¨²n un sondeo de esta instituci¨®n, un 33% de estudiantes dice pasar por dificultades financieras y, de estos, un 16,8% dicen sufrir m¨¢s dificultades ahora que en tiempo normal. Un 19% ha reducido las compras de primera necesidad.
M¨¢s dif¨ªcil para los alumnos extranjeros
El informe del Observatorio de la vida estudiantil constata que las dificultades financieras son mucho mayores para los estudiantes extranjeros, sin el acceso de los franceses a las ayudas del Estado y lejos de sus familias. ¡°Par¨ªs es caro, y no creo haber comprado muchas verduras, y aqu¨ª nos dan¡±, dice mientras espera su turno en el centro de la asociaci¨®n Linkee la checa de 24 a?os Katerina, estudiante de Erasmus. ¡°Sin esto, tendr¨ªa una alimentaci¨®n bastante mon¨®tona y malsana¡±.
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