Educaci¨®n: la mejor vacuna contra la obesidad infantil
Una de las epidemias del siglo XXI, el exceso de peso, no solo afecta a los adultos, cada vez es mas frecuente en los ni?os y compromete su salud f¨ªsica y emocional. Combatirla requiere una apuesta colectiva decidida. Dedicar recursos a la educaci¨®n en salud no es un gasto sino una inversi¨®n
Ver a un ni?o con obesidad o sobrepeso era hace cuatro d¨¦cadas algo excepcional en nuestras calles, hoy es una imagen cotidiana. Seg¨²n el Estudio sobre la situaci¨®n de la obesidad infantil en Espa?a, elaborado por el Instituto DKV de la Vida Saludable, ¡°al menos uno de cada tres ni?os tiene exceso de peso, una prevalencia muy elevada y similar a la de los pa¨ªses en los que la epidemia est¨¢ m¨¢s extendida¡±. Nos enfrentamos, como otras sociedades occidentales, a un problema de salud p¨²blica que hace peligrar el bienestar f¨ªsico y ps¨ªquico de los m¨¢s peque?os e hipoteca su futuro.
El riesgo es inminente, de ah¨ª la importancia de prevenir la obesidad, detectarla de forma precoz e intervenir pronto para corregirla y evitar sus secuelas. DKV, en colaboraci¨®n con la Fundaci¨®n Trilema, ha impulsado el Manifiesto en pro de una Educaci¨®n que promueva la Salud Integral, que invita a unirse para combatir la obesidad infantil mediante la educaci¨®n en la escuela.
La apuesta por la salud es una responsabilidad de las instituciones, pero implica a toda la sociedad, a cada persona. Es un capital que debemos conservar y para lograrlo conviene adquirir h¨¢bitos saludables desde la ni?ez. Disfrutar de una vida sana va mucho m¨¢s all¨¢ de la ausencia de enfermedades. Seg¨²n la OMS, ¡°es un estado de completo bienestar f¨ªsico, mental y social¡±.
Para atajar la obesidad infantil desde la escuela, DKV ha impulsado una recogida de firmas en pro de una educaci¨®n que promueva la salud integral
Tan importante como la composici¨®n de los men¨²s es la educaci¨®n nutricional. Al ni?o deben quedarle claros los criterios b¨¢sicos con respecto a la alimentaci¨®n. Para transmitirlos ahora jugamos con ventaja, apunta P¨ªo D¨®lera, porque ¡°muchos padres est¨¢n muy concienciados sobre la importancia de la alimentaci¨®n y no est¨¢n solos, hay programas de atenci¨®n al ni?o sano donde se lleva de la mano a los padres para que sepan c¨®mo moverse¡±. El problema es c¨®mo conseguir persuadir a los chavales, por ejemplo, de que beber agua es mejor que tomar bebidas azucaradas y convencerles de que menos az¨²car equivale a m¨¢s salud. ¡°Es un reto porque los ni?os y los adolescentes viven de una manera inmediata y los beneficios de cuidarse ahora los van a ver mucho m¨¢s adelante¡±, explica Silvia Llum¨¢, psic¨®loga del Espacio de Salud DKV. Esta especialista en psicopatolog¨ªa infanto-juvenil apunta que ¡°hay que buscar estrategias para que el chaval perciba que comer bien y hacer ejercicio f¨ªsico tiene resultados inmediatos¡±.
Un ni?o obeso es un enfermo prematuro
¡°La salud de una persona adulta empieza en la infancia¡±, explica P¨ªo D¨®lera. Nos jugamos mucho apostando o no por una vida saludable. El futuro de uno de cada tres ni?os est¨¢ en juego por la obesidad. Puede tener problemas con los huesos y las articulaciones, hipertensi¨®n, colesterol o problemas hep¨¢ticos, ademas de dificultades para hacer ejercicio f¨ªsico o practicar deporte. El estudio del Instituto DKV de la Vida Saludable apunta que la obesidad ¡°a corto plazo incrementa los factores de riesgo cardiovascular (presi¨®n arterial y colesterol)¡±. La diabetes tipo 2, hasta hace poco una enfermedad ligada casi exclusivamente a personas de edad avanzada, empieza a diagnosticarse en edades cada vez m¨¢s tempranas, incluso en la adolescencia o en la primera juventud.
La relaci¨®n de secuelas que puede dejar la obesidad en el organismo es prolija y se detectan con facilidad en un an¨¢lisis de sangre o en una exploraci¨®n f¨ªsica. M¨¢s desapercibidos, en cambio, pueden pasar los efectos psicol¨®gicos. El m¨¢s inmediato y visible suele ser la falta de autoestima. ¡°Se da porque tenemos asociada la obesidad a personas poco din¨¢micas, inactivas, pasotas¡±, apunta Silvia Llum¨¢. A largo plazo las consecuencias pueden ser m¨¢s graves: ¡°Muchas veces el problema se vive en silencio y esa ansiedad puede traducirse, incluso, en trastornos de la conducta alimentaria¡±.
Acomplejado por su cuerpo, un ni?o con ocho o diez kilos de m¨¢s de los que corresponder¨ªan a su edad tiene problemas para establecer relaciones de amistad, siente la inferioridad y el rechazo. Lo peor es que esa situaci¨®n se prolongue mucho tiempo porque, como se?ala Silvia Llum¨¢, ¡°si no se detecta y el peque?o va incubando ese malestar, esa bajada de animo, puede llegar a afectar al rendimiento escolar¡±. Prevenir estas y otras situaciones desde la infancia est¨¢ al alcance de la mano. Invertir en fomentar los h¨¢bitos saludables en edades tempranas mejora la salud en la vida adulta. Prevenir es vivir.