Una ¡®liberaci¨®n¡¯ para los presos ¡®trans¡¯
En Catalu?a, 11 transexuales han solicitado a la Generalitat cambiar de c¨¢rcel seg¨²n el ¡°sexo sentido¡±
A Carolina no le preocuparon demasiado los rumores que se desataron cuando, en julio de 2016, aterriz¨® en el m¨®dulo de mujeres de la c¨¢rcel catalana de Brians 1. ¡°Dec¨ªan que yo no deb¨ªa estar ah¨ª porque ten¨ªa pene y no estaba operada¡±. Decidi¨® ganarse el respeto de sus compa?eras mostr¨¢ndose tal como es. ¡°Un d¨ªa me despelot¨¦ en el patio y dije: ?Aqu¨ª estoy yo!¡±, cuenta esta mujer transexual acostumbrada a lidiar con situaciones dif¨ªciles: se ha gana...
A Carolina no le preocuparon demasiado los rumores que se desataron cuando, en julio de 2016, aterriz¨® en el m¨®dulo de mujeres de la c¨¢rcel catalana de Brians 1. ¡°Dec¨ªan que yo no deb¨ªa estar ah¨ª porque ten¨ªa pene y no estaba operada¡±. Decidi¨® ganarse el respeto de sus compa?eras mostr¨¢ndose tal como es. ¡°Un d¨ªa me despelot¨¦ en el patio y dije: ?Aqu¨ª estoy yo!¡±, cuenta esta mujer transexual acostumbrada a lidiar con situaciones dif¨ªciles: se ha ganado la vida en calles de medio mundo, incluida la Casa de Campo de Madrid o los alrededores del Camp Nou, en Barcelona.
Carolina (nombre ficticio) naci¨® var¨®n, pero supo que se sent¨ªa mujer a los 12 a?os, cuando escap¨® de su casa en Barranquilla (Colombia) y comenz¨® una vida errante: trabajadora sexual y activista por los derechos del colectivo trans ¨D¡±he hecho de mi cuerpo un instrumento¡±¨Dse convirti¨® en una de las primeras mujeres transexuales que obtuvo asilo en Espa?a. Con el tiempo cambi¨® las calles por pisos y vitrinas (¡°me ganaba muy bien la vida¡±) y se cas¨®. Pero cuando el marido la dej¨® por otra mujer, perdi¨® el norte. ¡°Estaba herida. Con 20 litros de gasolina y un cuchillo inmenso, tumb¨¦ la puerta de su casa, me met¨ª y le di como diez pu?aladas a aquella mujer. Luego le prend¨ª fuego a la casa¡±. Fue condenada a cinco a?os por tentativa de homicidio.
Los primeros d¨ªas como presa preventiva los pas¨® en la hist¨®rica c¨¢rcel Modelo de Barcelona, reservada a hombres y clausurada en 2017. ¡°Como me hab¨ªa quemado los pies en el incendio, estuve en la enfermer¨ªa, de donde no me dejaron salir. Estaba en shock, lloraba¡ No sab¨ªa c¨®mo me hab¨ªa metido en semejante embrollo¡±. A¨²n no se explica por qu¨¦ la juez la mand¨® all¨ª cuando su pasaporte la identifica como mujer.
Tras llegar a Brians (Barcelona) y superadas las suspicacias iniciales, cuenta Carolina que ofreci¨® protecci¨®n a otras internas ¨D¡±las mujeres se duchaban conmigo porque se sent¨ªan m¨¢s seguras¡±¨D y que fue una ¡°presa modelo¡±, aunque admite que se neg¨® a seguir el programa de tratamiento sobre delitos violentos, lo que le ha impedido disfrutar de permisos. Sali¨® de la c¨¢rcel el pasado abril y ahora se debate entre volver a la prostituci¨®n o buscar una alternativa en el campo social. ¡°Con todo lo que he perdido, lo que no voy a hacer es ponerme a trabajar para ganar mil euros¡±, bromea.
En prisi¨®n, Carolina abri¨® camino a otros presos transexuales que lo tuvieron a¨²n m¨¢s dif¨ªcil que ella: al no poder tramitar el cambio de sexo en el Registro Civil, esos internos ¨Dla mayor¨ªa, extranjeros¨D se quedaban sin la posibilidad de vivir en un m¨®dulo acorde con su identidad sexual. En 2019 la Generalitat cambi¨® las reglas del juego con una instrucci¨®n penitenciaria que permite el traslado de prisi¨®n sin necesidad de realizar esos tr¨¢mites.
Un a?o y ocho meses despu¨¦s de su aprobaci¨®n, 11 transexuales han solicitado cambio de m¨®dulo o de centro penitenciario; casi todas las peticiones se han aceptado. El traslado requiere el aval de la junta de tratamiento de cada c¨¢rcel en funci¨®n de unos criterios: el delito cometido, el historial penitenciario, los riesgos de sufrir (o causar) violencia en el nuevo destino y que la decisi¨®n sea ¡°consistente¡± o puramente ¡°instrumental¡±. La ¨²ltima palabra la tiene siempre el departamento de Justicia. Como Carolina, la inmensa mayor¨ªa son mujeres transexuales.
El trato en prisi¨®n
Una treintena de transexuales, adem¨¢s, se han acogido a otro de los derechos que prev¨¦ la instrucci¨®n de 2019: ser tratados ¡°de acuerdo con el g¨¦nero y nombre con el que se identifiquen¡±, lo que incluye tambi¨¦n la documentaci¨®n penitenciaria. Los expertos consultados sobre la aplicaci¨®n de la medida admiten que ese es uno de los terrenos donde a¨²n hay d¨¦ficits: a los transexuales se les suele asignar, en las bases de datos, un alias.
Rodrigo Araneda, presidente de la asociaci¨®n Acathi ¨Dcentrada en migraci¨®n y diversidad LGBTI, se?ala la existencia de esos problemas en el registro inform¨¢tico aunque admite que la iniciativa de la Generalitat ha garantizado ¡°ciertos derechos¡± al colectivo y ha permitido que ¡°se entendieran sus necesidades espec¨ªficas en prisi¨®n¡±. La instrucci¨®n permite a los transexuales disponer de celdas individuales (si lo desean), garantiza su intimidad en duchas y vestuarios y les permite seguir el tratamiento m¨¦dico y psicol¨®gico que precisan para su transici¨®n.
Los transexuales cuentan, adem¨¢s, con el apoyo de un funcionario de referencia. Jordi, educador social con a?os de experiencia en Brians 2, es uno de ellos. Jordi ha constatado una de las principales ventajas que el cambio de m¨®dulo permite, en especial a las mujeres transexuales: ¡°Cuando llegan a una prisi¨®n de mujeres, encuentran m¨¢s f¨¢cilmente su papel, est¨¢n en un espacio donde pueden explorar con menos presi¨®n qu¨¦ tipo de mujer quieren ser, incluso en lo f¨ªsico (barba, hormonas...)¡±, cuenta el educador, que denuncia la persistencia de cierta ¡°transfobia¡±, incluso dentro del colectivo.
Jordi puntualiza que la instrucci¨®n, aunque incide en el r¨¦gimen de vida de los internos, olvida otras necesidades vinculadas a la rehabilitaci¨®n y a la salida de prisi¨®n de los transexuales, la mayor¨ªa ¡°personas migradas que han sufrido todo tipo de violencias en sus pa¨ªses de origen¡±. El funcionario destaca que hay personas que han ¡°iniciado su propio proceso de tr¨¢nsito¡± una vez que han ingresado en prisi¨®n, lo que supone ¡°un reto a¨²n mayor¡±.
Para Carolina, que ya viv¨ªa entre mujeres, la instrucci¨®n no fue una bendici¨®n sino m¨¢s bien todo lo contrario: ¡°Antes, como era casi la ¨²nica, pod¨ªa ducharme a una hora concreta y viv¨ªa en la primera planta. Cuando llegaron otras transexuales, me mandaron a la segunda planta con ellas... Porque, si no, era discriminaci¨®n¡±. Dice que, para protestar, ella, presa modelo, acab¨® encaram¨¢ndose a unas redes que cuelgan en el m¨®dulo.