Miedo a efectos secundarios o polarizaci¨®n: las fuentes de las que beben los antivacunas en Am¨¦rica Latina
La mayor¨ªa de los latinoamericanos quiere inmunizarse, pero el espacio que mantiene el escepticismo es suficiente como para poner en aprietos los planes de vacunaci¨®n
La mayor¨ªa de los habitantes de Am¨¦rica Latina quiere vacunarse contra la covid. Esa es la frase que mejor resume el sentir generalizado en la regi¨®n. Pero no es una mayor¨ªa abrumadora ni homog¨¦nea, y por tanto insuficiente. Lo es desde luego para todas las personas que dudan o no est¨¢n dispuestas a aplicarse lo ¨²nico parecido a una soluci¨®n real contra la pandemia, al menos hasta hoy: las vacunas empleadas en los pa¨ªses latinoamericanos han demostrado ser efectivas y seguras, con efectos secundarios graves en proporciones mucho menores a los desarrollos severos de la enfermedad contra la que ...
La mayor¨ªa de los habitantes de Am¨¦rica Latina quiere vacunarse contra la covid. Esa es la frase que mejor resume el sentir generalizado en la regi¨®n. Pero no es una mayor¨ªa abrumadora ni homog¨¦nea, y por tanto insuficiente. Lo es desde luego para todas las personas que dudan o no est¨¢n dispuestas a aplicarse lo ¨²nico parecido a una soluci¨®n real contra la pandemia, al menos hasta hoy: las vacunas empleadas en los pa¨ªses latinoamericanos han demostrado ser efectivas y seguras, con efectos secundarios graves en proporciones mucho menores a los desarrollos severos de la enfermedad contra la que buscan proteger. Ellos son las principales v¨ªctimas del escepticismo.
Pero tambi¨¦n es una mayor¨ªa insuficiente para producir algo parecido a inmunidad de grupo. La erradicaci¨®n completa de la covid en el corto plazo est¨¢ pr¨¢cticamente descartada a la luz de la extraordinaria capacidad de supervivencia que est¨¢ demostrando el virus, pero cada nueva persona vacunada le roba opciones para seguir contagi¨¢ndose y mutando. Si estos mecanismos para cortar cadenas de contagio (imperfectos, pero efectivos) no se distribuyen de manera generalizada, los reservorios v¨ªricos se mantendr¨¢n, afectando con particular intensidad precisamente a las poblaciones menos vacunadas.
En tanto que la producci¨®n mundial ha aumentado, la oferta est¨¢ dejando poco a poco de ser un problema en una mayor¨ªa de pa¨ªses de la regi¨®n. El nuevo reto de demanda se plantea muy distinto pa¨ªs a pa¨ªs: Paraguay, Brasil, y los centroamericanos de El Salvador, Panam¨¢ y Costa Rica son los pa¨ªses con mayor proporci¨®n de individuos dispuestos a vacunarse, seg¨²n una encuesta peri¨®dica mundial realizada por el Centro de Datos Sociales de la Universidad de Maryland.
En el otro extremo encontramos una mezcla de pa¨ªses que posiblemente punt¨²an bajo por la alta incidencia actual de la vacunaci¨®n (Chile, Uruguay) y otros en los que se intuye que quiz¨¢s hay algo m¨¢s en juego. Tal parece ser el caso de Bolivia, donde adem¨¢s la tendencia de disposici¨®n a vacunarse ha ido cayendo en los ¨²ltimos tiempos sin que la vacunaci¨®n efectiva haya avanzado como s¨ª lo ha hecho en Argentina. En el pa¨ªs austral la disposici¨®n es tambi¨¦n a la baja, pero resta la duda de qu¨¦ porci¨®n de esta ca¨ªda se debe al hecho de que muchos ya han pasado al grupo de inmunizados, y en qu¨¦ medida otros han adquirido nuevos argumentos para el escepticismo.
Los dos gigantes poblacionales de la regi¨®n, M¨¦xico y Brasil, mantienen tasas particularmente elevadas de disposici¨®n a la vacunaci¨®n. En Colombia la evoluci¨®n ha sido algo m¨¢s variable, pero en cualquier caso n¨ªtidamente por encima de cuatro quintas partes de la ciudadan¨ªa est¨¢ dispuesta para recibir sus dosis desde marzo, tras una tendencia al alza sostenida que super¨® el valle de desconfianza que se not¨® en este y otros pa¨ªses a inicios de 2021.
Efectos secundarios, el principal miedo
Esta din¨¢mica durante la primera parte del a?o sugiere que al principio el escepticismo se ve¨ªa alimentado por la falta de informaci¨®n o confirmaci¨®n sobre la seguridad y efectividad de las vacunas. Una vez ¨¦stas se han ido aplicando no s¨®lo a cientos de millones de personas en el mundo entero, sino a conocidos, amigos, vecinos, cuidadores y figuras p¨²blicas en cada pa¨ªs, la noci¨®n de ¡°esperar y ver¡± ha ido perdiendo protagonismo entre las motivaciones para las dudas.
De casi llegar a ser el motivo m¨¢s mencionado en marzo, la preferencia por esperar cay¨® hasta el inicio de junio, mientras descend¨ªa en paralelo la duda sobre efectividad. Al menos en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Colombia. Pero aqu¨ª se produjo un punto de inflexi¨®n interesante, que corresponde aproximadamente tambi¨¦n con un repunte de la preocupaci¨®n por efectos secundarios. No corresponde con las noticias de poco frecuentes trombos en Europa vinculados con AstraZeneca, ni con la decisi¨®n de EE UU de parar temporalmente durante abril la administraci¨®n de J&J, indicando que las din¨¢micas que alimentan o desinflan las dudas son m¨¢s locales de lo que podr¨ªa parecer.
Existe, de hecho, una cierta diferencia entre pa¨ªses. Aunque los efectos secundarios y la preferencia por esperar dominan en todos los casos, lo hacen con ¨¦nfasis distintos. En Chile preocupan particularmente a los dubitativos; y all¨¢, igual que en Colombia, punt¨²a alto todav¨ªa la incredulidad sobre el funcionamiento. Bolivia, el m¨¢s pobre de los considerados, es el ¨²nico en el que el coste pesa (aunque el vial es gratis en el pa¨ªs). La desconfianza en el gobierno es baja ¨²nicamente en el caso brasile?o, probablemente porque all¨¢ buena parte de la implementaci¨®n de la vacunaci¨®n depende de los estados, y no necesariamente de Brasilia. En el resto, la polarizaci¨®n juega su papel esperado con al menos una cuarta parte de los esc¨¦pticos.
En Chile, por ejemplo, la combinaci¨®n de aumento de vacunaci¨®n con Sinovac y un pico de contagios que dej¨® muchas muertes cuando la mayor¨ªa de la poblaci¨®n segu¨ªa sin inmunizar resquebraj¨® el consenso pol¨ªtico con el que empez¨® el proceso, abriendo la veta para cr¨ªticas (poco o nada fundamentadas en evidencia) espec¨ªficas a la decisi¨®n del gobierno conservador de optar por la farmac¨¦utica china. En Argentina, la din¨¢mica fue similar, pero con los argumentos cr¨ªticos llegando esta vez desde la derecha.
Pero las causas de naturaleza m¨¢s estructural tambi¨¦n tienen su papel, particularmente en los pa¨ªses m¨¢s desiguales. El nivel de escolaridad marca la voluntad de vacunarse en no poca medida para brasile?os, colombianos y mexicanos.
Esto indica que, al menos en los pa¨ªses mencionados, la circulaci¨®n de argumentos contra el virus sigue patrones diferenciados por segmento socioecon¨®mico. Los efectos secundarios, la preferencia por la espera o la sensaci¨®n de no necesitarla (que ha aumentado en todos los pa¨ªses de manera lenta pero constante desde mediados de abril), as¨ª como una desconfianza general hacia las vacunas o una preocupaci¨®n por un eventual coste, pueden llegar a difundirse con particular fuerza a trav¨¦s de estos canales marcados ante la falta de herramientas cognitivas y tiempo disponible para analizar la informaci¨®n recibida.
Pero resulta llamativo, en contraste, el caso argentino. All¨¢, la proporci¨®n de duda no cambia apenas por estudios alcanzados. Argentina presenta as¨ª un ejemplo de que el tiempo y la cognici¨®n pueden jugar tanto a favor como en contra del criterio propio.
Argentina polarizada
Cada vez m¨¢s, el discurso vacuno-esc¨¦ptico latinoamericano se est¨¢ transformando en una conversaci¨®n de duda respecto a opciones concretas, no al conjunto de las mismas. En esto, la situaci¨®n actual difiere del retrato tradicional del discurso anti-vacunas, que suele rechazar de plano a todas o casi todas ellas. Con la covid, la prominencia de las farmac¨¦uticas (y los gobiernos) que han impulsado cada desarrollo, y la inserci¨®n de esta mezcla de mercado y diplomacia en contextos polarizados, ha terminado por producir en muchos de ellos un apego o rechazo espec¨ªfico a tal o cual vacuna.
Tal parece ser el caso argentino. Seg¨²n el recientemente publicado informe sobre discursos del odio del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismo, aunque para un 30% de argentinos cualquier vacuna sirve, otro 20% cree que vacunarse no hace falta o piensa que hay ¡°algo raro¡± con las vacunas. Fuera de eso, el orden de preferencias entre las disponibles es m¨¢s restringido, pero existe.
Pero el verdadero hallazgo del informe llega al cruzar estas preferencias con otras, sobre relaciones con discursos del odio. La encuesta lanza a cada individuo tres frases para comprobar su apego o censura respecto a discursos de corte xen¨®fobo, racista o transf¨®bico. Construye con todos ellos un ¨ªndice de apoyo, indiferencia o rechazo a los discursos de odio. Y al cruzar dicho ¨ªndice con la opini¨®n sobre vacunas, ciertos patrones emergen.
Los no dispuestos a vacunarse est¨¢n m¨¢s frecuentemente promoviendo o siendo indiferentes a este tipo de discursos. La asocaci¨®n es tambi¨¦n fuerte, pero m¨¢s polarizada, con Pfizer, una vacuna que en Argentina ha sido objeto de pol¨¦mica reciente porque varias voces de oposici¨®n al actual gobierno de izquierda argumentaron que era ¨¦sta la que se tendr¨ªa que haber adquirido desde un primer momento de manera masiva. En cambio, es la rusa de Sputnik V la que permiti¨® propulsar el plan de vacunaci¨®n en el pa¨ªs, y la que se asocia m¨¢s fuertemente con posiciones favorables a un gobierno que se arroga su habilidad negociadora con Gamaleya.
La forma argentina del escepticismo frente a las vacunas es solo una de las muchas caras que este fen¨®meno va adquiriendo en el continente. En la medida en que cada pa¨ªs se encuentre con su ¡®techo¡¯ de personas totalmente dispuestas a vacunarse, el escepticismo se volver¨¢ m¨¢s evidente e importante. Pero tambi¨¦n puede ser demasiado tarde para confrontarlo, dado que es ahora, mientras se difunde el uso de la vacuna, cuando las percepciones y la recepci¨®n de nueva informaci¨®n est¨¢ abierta en la mente de los ciudadanos.
Fuentes. Los datos de disposici¨®n a vacunarse y motivos para dudarlo provienen de la Global COVID-19 Trends and Impact Survey, mantenida por la Universidad de Maryland, con acceso a los datos agregados a trav¨¦s de esta API. Los datos de disposici¨®n por escolaridad alcanzada provienen de la MIT COVID-19 Survey, mantenida hasta marzo de 2021, y accesibles mediante esta otra API. Ambas se realizan a trav¨¦s de (y en colaboraci¨®n con) la plataforma de Facebook. En todos los casos se ha empleado exclusivamente datos con muestras lo suficientemente grandes como para ser representativas, aplicando los pesos poblacionales correspondientes.
Los datos finales de Argentina provienen de la encuesta realizada para el informe sobre discursos del odio del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismo, que se puede consultar ¨ªntegramente aqu¨ª.