La vacunaci¨®n pierde ritmo en Colombia
Se dificulta la meta del 70% de inmunizaci¨®n a cierre de 2021 si no se dan aumentos significativos y sostenidos que vuelvan a situar al pa¨ªs en los niveles que alcanz¨® en meses anteriores
A principios de 2021, el Gobierno colombiano se marc¨® un objetivo n¨ªtido para salir de la pandemia: 35 millones de personas con su pauta completa de vacunaci¨®n contra la covid a cierre de a?o. Eso equival¨ªa a m¨¢s o menos un 70% de la poblaci¨®n total del pa¨ªs, una cifra que se convirti¨® en punto de referencia en todo el mundo. Hoy sabemos que coberturas de ese nivel ser¨¢n con toda seguridad insuficientes para ahogar por completo el contagio del virus...
A principios de 2021, el Gobierno colombiano se marc¨® un objetivo n¨ªtido para salir de la pandemia: 35 millones de personas con su pauta completa de vacunaci¨®n contra la covid a cierre de a?o. Eso equival¨ªa a m¨¢s o menos un 70% de la poblaci¨®n total del pa¨ªs, una cifra que se convirti¨® en punto de referencia en todo el mundo. Hoy sabemos que coberturas de ese nivel ser¨¢n con toda seguridad insuficientes para ahogar por completo el contagio del virus, pero hasta hoy muchos pa¨ªses, tambi¨¦n Colombia, lo mantienen como meta, al menos, inicial. A finales de septiembre, a las autoridades todav¨ªa les falta m¨¢s de la mitad del camino para llegar a ese punto.
Siete meses despu¨¦s de la primera dosis administrada en Colombia, unos 16 millones de habitantes ya disponen de su pauta completa. Faltan 19. De ellos, nueve ya tienen una de las dos necesarias. Pero otros 10 no disponen de ninguna. La brecha entre la situaci¨®n actual y el objetivo declarado no es insalvable, pero se antoja ahora m¨¢s dif¨ªcil.
Esta brecha que se ha ido abriendo entre personas con una sola dosis y las totalmente vacunadas se ha visto en varios casos de personas que afirman que no les ha llegado la segunda dosis para completar la pauta.
Hasta finales de junio, el ritmo diario de vacunaci¨®n en Colombia crec¨ªa de manera m¨¢s o menos constante. Fue durante ese mes, de hecho, que se logr¨® el verdadero aceler¨®n, con d¨ªas en los que se lograban poner m¨¢s de 300.000 o 400.000 dosis. En las primeras semanas de julio se vio un descenso del ritmo, pero a finales de mes y encarando agosto otra vez se lograron r¨¦cords (el mayor: 550.832 dosis en un solo d¨ªa; m¨¢s de un 1% de la poblaci¨®n colombiana). Sin embargo, m¨¢s all¨¢ de estos d¨ªas y semanas excepcionales, Colombia no ha logrado mantener un ritmo estable en la aplicaci¨®n de dosis.
Para alcanzar el objetivo del 70%, Colombia deber¨¢ administrar un m¨ªnimo de 22 millones de dosis de aqu¨ª al 31 de diciembre. A los nueve millones de segundas dosis que faltan se le pueden sumar otros nueve de la vacuna de Janssen que se han comprado pero todav¨ªa est¨¢n por llegar al pa¨ªs. Eso dejar¨ªa otros dos millones de personas que necesitar¨ªan una doble pauta de cualquiera de las otras vacunas disponibles: en total, 22. En la medida en que se empleen otros viales en lugar de los comprometidos con Janssen, la cifra ser¨¢ mayor. Y, en cualquier caso, la media diaria de vacunaci¨®n deber¨ªa sostenerse como m¨ªnimo en 220.000 dosis, incluyendo fines de semana. Colombia ha alcanzado en numerosas ocasiones esta cifra, pero en lo que va del mes de septiembre la media ha sido de menos de 100.000.
Y, efectivamente, la curva de acumulaci¨®n muestra que la velocidad de crucero colombiana ha estado al nivel de la mexicana o peruana, pero notablemente por debajo de la brasile?a, argentina o incluso ecuatoriana, sin necesidad de compararse con los campeones regionales (Chile, Uruguay). Colombia
Sobre el papel, Colombia ha adquirido dosis de sobra para cumplir con este objetivo: 78 millones si se suman las compradas bilateralmente a cada farmac¨¦utica y las adquiridas mediante el mecanismo multilateral Covax, del que Colombia forma parte como pa¨ªs auto-financiado. Bajo este mecanismo, el pa¨ªs se costea sus propias adquisiciones, a diferencia de lo que sucede con naciones de menor nivel de ingreso, que s¨ª reciben vacunas subvencionadas de Covax. A esto hay que a?adir casi siete millones en donaciones.
Pero una cosa son las firmadas y otra, las entregadas. Sinovac y Pfizer han cumplido con la pr¨¢ctica totalidad de lo comprometido. Pero la situaci¨®n con las dem¨¢s, particularmente con Janssen y Moderna, es muy distinta: menos de uno de cada 10 de los viales comprados a estas farmac¨¦uticas ha arribado a Colombia.
El retraso de Moderna, de la que apenas este fin de semana llegaban 680.000 dosis, explica probablemente parte de los retrasos en segundas dosis. De hecho, el Gobierno colombiano ha ampliado algunos de los plazos para la recepci¨®n de la misma: las personas menores de 50 a?os sin comorbilidades significativas recibir¨¢n su segunda de Pfizer o Moderna a los 84 d¨ªas, igual que ya suced¨ªa con la de AstraZeneca. Podr¨¢n, eso s¨ª, optar a tenerla a las tres o cuatro semanas respectivamente si as¨ª lo prefieren. As¨ª es la recomendaci¨®n de ambos laboratorios, aunque existe evidencia de que retrasar las dosis podr¨ªa producir inmunizaciones poderosas con estas vacunas basadas en mRNA: el Reino Unido, por ejemplo, fue pionero en dilatar dosis de Pfizer, con buenos resultados en los estudios de efectividad. Pero, tanto para el Gobierno colombiano hoy como para el brit¨¢nico entonces es probable que esta decisi¨®n tenga m¨¢s que ver con pragmatismo para adaptarse a la llegada irregular de dosis, que con esperanzas de mejorar la inmunizaci¨®n.
Esta llegada irregular sigue siendo a¨²n hoy el principal cuello de botella para completar el objetivo colombiano. A pesar de que las restricciones de oferta son mucho menos severas que las sufridas a principios de a?o, cuando decenas de pa¨ªses peleaban por recibir apenas unas decenas de miles de dosis, siguen afectando con particular intensidad a aquellos pa¨ªses que ni son productores, ni forman parte de una alianza que los contiene (como la Uni¨®n Europea), ni son particularmente ricos, ni tampoco jugaron sus cartas de comercio internacional con excepcional habilidad (como Chile o Uruguay). Con ello, las brechas entre personas con alguna dosis y con pauta completa se han agrandado en varias naciones latinoamericanas, no solo en Colombia.
Desigualdades internas
De todo lo anterior se desprende que, si se salva la dificultad de la llegada de dosis necesarias, Colombia podr¨ªa llegar a alcanzar su objetivo del 70% antes del cierre de 2021. Ahora bien, queda la duda de si estas dosis llegar¨ªan a todos sus rincones al mismo ritmo, y si el 30% restante estar¨ªa repartido de manera sim¨¦trica por todo el pa¨ªs. Los datos hasta ahora sugieren que no.
El texto del Plan Nacional de Vacunaci¨®n colombiano tomaba una posici¨®n clara en el dilema entre eficiencia y equidad que acompa?aba al proceso: establec¨ªa una fila r¨ªgida, dividida en cinco etapas seg¨²n grado de riesgo frente a la covid, para recibir la inmunizaci¨®n. Esta fila segu¨ªa criterios de edad, comorbilidades y lugar de trabajo. Pero no contemplaba diferencias por estrato socioecon¨®mico, ubicaci¨®n rural/urbana o cobertura del sistema de protecci¨®n (salvo el mandato expl¨ªcito diferenciado de inmunizar a los migrantes en situaci¨®n irregular). Son estas diferencias las que atraviesan el acceso a la salud en Colombia, notablemente m¨¢s f¨¢cil para las personas de ingresos altos en n¨²cleos urbanos y regiones con s¨®lida presencia estatal. De no existir la divisi¨®n por etapas, estos perfiles habr¨ªan sido los primeros en recibir su inmunizaci¨®n independientemente de su riesgo.
Sin embargo, en mitad de la implementaci¨®n del Plan, el Ministerio flexibiliz¨® la fila al solapar algunas etapas con otras. Al hacerlo, ced¨ªa impl¨ªcitamente en su preferencia por equidad sobre eficiencia. La ventaja era que las dosis disponibles llegaban m¨¢s r¨¢pidamente a los brazos que las necesitaban. El inconveniente es que no lo hac¨ªan de manera equitativa. Un vistazo al mapa de dosis por habitante hoy en Colombia muestra estos quiebros.
La brecha de dosis entre Vichada y Boyac¨¢ es similar a la que hay entre Costa Rica y Guatemala. Bogot¨¢ est¨¢ tan vacunada como Croacia; Buenaventura, como Venezuela. La diferencia se agranda cuando se contrastan territorios con d¨¦bil presencia urbana y estatal, normalmente rurales, con n¨²cleos urbanos. Y es que el grado de vacunaci¨®n de cada zona correlaciona, efectivamente, con el nivel de pobreza que en ella existe.
Todo ello sugiere que, aunque se abriesen las compuertas de la llegada de dosis, la avalancha seguir¨ªa los cauces marcados por las desigualdades estructurales en Colombia, de manera que ese 70% es un objetivo alcanzable para el pa¨ªs en 2021, pero quiz¨¢s no lo sea para muchas de las partes que lo componen.
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