Dentro del laboratorio espa?ol que busca la vacuna definitiva para la covid
Luis Enjuanes ya deber¨ªa estar jubilado, pero busca con su equipo de 16 personas una inmunizaci¨®n total frente al coronavirus
El despacho de Luis Enjuanes (Valencia, 76 a?os), uno de los mayores expertos en coronavirus del mundo, no tiene m¨¢s de cinco metros cuadrados. En la segunda planta del Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa (CNB) del CSIC, en Cantoblanco (Madrid), tiene al otro lado de su puerta a un equipo de 16 personas trabajando en el laboratorio que busca desde hace casi dos a?os una vacuna esterilizante contra el coronavirus que impida a las personas contagiar y que se contagien.
Si algo no les gusta a los cient¨ªficos es responder a una pregunta que le encanta formular a los periodistas: ¡°?Cu¨¢ndo podr¨ª...
El despacho de Luis Enjuanes (Valencia, 76 a?os), uno de los mayores expertos en coronavirus del mundo, no tiene m¨¢s de cinco metros cuadrados. En la segunda planta del Centro Nacional de Biotecnolog¨ªa (CNB) del CSIC, en Cantoblanco (Madrid), tiene al otro lado de su puerta a un equipo de 16 personas trabajando en el laboratorio que busca desde hace casi dos a?os una vacuna esterilizante contra el coronavirus que impida a las personas contagiar y que se contagien.
Si algo no les gusta a los cient¨ªficos es responder a una pregunta que le encanta formular a los periodistas: ¡°?Cu¨¢ndo podr¨ªa estar terminada (en este caso, la vacuna)?¡±. Hay tantos factores que influyen en el ¨¦xito de una investigaci¨®n que predecirlo suele llevar a errores. En un principio, su equipo pensaba que podr¨ªa tener el medicamento para estas fechas. Pero los obst¨¢culos en la investigaci¨®n han ido retras¨¢ndola. Ahora, ¡°si todo sale bien¡±, Enjuanes se da otro a?o m¨¢s. ¡°Por suerte, las vacunas ya no son tan urgentes como al principio de la pandemia¡±, dice.
Para que la suya tenga valor, Enjuanes asume que ha de aportar alguna caracter¨ªstica de la que carezcan las existentes. Y lo m¨¢s valioso puede ser algo que no ha conseguido ninguna de las actuales: la esterilizaci¨®n, que quienes la reciban no se infecten ni contagien a los dem¨¢s. Para lograrlo trabajan con una aplicaci¨®n nasal. ¡°Si la pinchas intramuscularmente, ya sea en el brazo, en el muslo o en el pompis, aporta una inmunidad sist¨¦mica, interna, que tiene una duraci¨®n de 20, 40, 60 a?os y que es muy buena con una sola dosis. Sin embargo, no es la que necesitamos ahora. Ahora necesitamos una inmunidad que proteja las mucosas¡±, razona.
El problema de las vacunas intranasales es que su aprobaci¨®n resulta mucho m¨¢s complicada. Las entidades regulatorias las someten a fuertes medidas de seguridad, ya que temen que alg¨²n componente del medicamento cruce la barrera hematoencef¨¢lica, que protege al cerebro de sustancias da?inas, y provoque efectos secundarios indeseados.
Enjuanes asegura que esta posibilidad es m¨ªnima y que existen otros medicamentos que se aplican por la nariz sin este resultado. Pero al no ser ¡°el m¨¦todo preferido por las autoridades sanitarias¡±, trabajan en dos versiones de la vacuna con ambos tipos de aplicaci¨®n cada una: intranasal y muscular. ¡°Yo estoy convencido de que si pudieran administrar la misma vacuna de Pfizer o de Moderna intranasalmente no har¨ªan falta dos dosis. Y a las personas que la recibieran no les entrar¨ªa el virus. Y si entrara no lo replicar¨ªan ni lo volver¨ªan a transmitir a otras personas¡±, asegura.
En la carrera por lanzar las primeras vacunas efectivas, ganaron estas marcas y algunas otras, como AstraZeneca. Janssen, que lleg¨® un poco m¨¢s tarde, tuvo que aportar un valor que no ten¨ªan otras: no requer¨ªa fr¨ªo extremo para su conservaci¨®n y, adem¨¢s, requer¨ªa (a priori) una sola dosis. Las vacunas contra la covid seguir¨¢n evolucionando y adapt¨¢ndose, aportando mejoras, pero ya sin la urgencia de frenar una pandemia en plena explosi¨®n con la poblaci¨®n sin inmunizar.
Existen m¨¢s de 300 vacunas frente al coronavirus en estudio. De ellas, 135 han llegado al ensayo cl¨ªnico (con humanos). Entre la media docena que se investigan en Espa?a, solo una ha alcanzado esta fase: la que desarrolla la farmac¨¦utica Hipra encara la fase II-B del ensayo cl¨ªnico con el reclutamiento de un millar de voluntarios para constatar la seguridad y eficacia del suero como dosis de recuerdo.
Enjuanes y su equipo aspiran a probarlas en personas a principios del a?o que viene. ¡°La primera y la segunda [fases cl¨ªnicas] son econ¨®micamente muy factibles incluso para nuestras econom¨ªas, de nuestro laboratorio y nuestra instituci¨®n, el CSIC, porque eso lo puedes cubrir con cuatro o cinco millones de euros. Pero la fase 3, que implica hasta 60.000 personas, supone muchos millones. Y eso solo lo puedes hacer si tienes la colaboraci¨®n de una compa?¨ªa importante. Nosotros estamos en conversaciones con una de esas compa?¨ªas de mucha experiencia cient¨ªfica y de gran potencial¡±, subraya el investigador, que estar¨ªa jubilado de no ser por la pandemia.
Tres niveles de seguridad
El equipo Utiliza las instalaciones del CNB, que les permite trabajar en laboratorios con tres niveles de seguridad. El de nivel 1 se distingue por su puerta amarilla. Con poco espacio de separaci¨®n entre los investigadores que trabajan construyendo mutantes del coronavirus en los que eliminan genes que aten¨²an su virulencia para construir as¨ª futuras vacunas. En una placa, Enjuanes muestra c¨®mo las c¨¦lulas infectadas por el virus desaparecen y las que aguantan se mantienen a la vista, signo de que hay respuesta inmunitaria.
El laboratorio de seguridad media tiene las puertas naranjas. En ¨¦l los investigadores trabajan con microorganismos que no tendr¨ªan capacidad para infectar a los seres humanos aunque se escapasen. A pesar de ello, para entrar hay que atravesar una esclusa y ponerse una bata que no salga fuera de la habitaci¨®n.
Y la joya de la corona es el laboratorio de seguridad 3+ (solo existe en los est¨¢ndares internacionales un nivel m¨¢s, el 4). La puerta es roja, y parece m¨¢s bien la de un submarino. Antes de entrar, una c¨¢mara vigila para controlar todos los movimientos: qui¨¦n accede y qui¨¦n sale. Dentro se manejan pat¨®genos peligrosos y las medidas para que no salgan de ah¨ª son extremas.
En primer lugar, la presi¨®n es negativa: cuando la puerta se abre el aire entra, pero no sale. Todo el que accede debe llevar una vestimenta herm¨¦tica por la que respira a trav¨¦s de un filtro: es lo que les diferencia del nivel 4, que tiene un aporte de ox¨ªgeno mediante una bombona. Dentro del laboratorio el aire, a su vez, est¨¢ filtrado. Pero hay una medida m¨¢s de seguridad: dentro del recinto, al que solo se puede acceder con autorizaci¨®n expresa, cada investigador utiliza un cub¨ªculo aislado de los dem¨¢s.
¡°Aqu¨ª, por ejemplo, hacemos la evaluaci¨®n de los ratoncitos cuando los hemos sometido a una dosis letal del virus. Si por ejemplo, los ratoncitos que estaban vacunados sobreviven en comparaci¨®n con los no vacunados¡±, explica Enjuanes a las puertas del recinto.
De momento, su preparado solo lo pueden emplear con animales. Si la muestra de seguridad en los macacos es buena, intentar¨¢n dar el salto a la fase cl¨ªnica. Pero les quedar¨¢ un arduo recorrido por delante: m¨¢s del 85% de los medicamentos que llegan a fase 1 se quedan por el camino. La buena noticia es que las vacunas contra enfermedades infecciosas tienen mejor pron¨®stico: un tercio de los que llegan a experimentos con humanos acaban siendo aprobadas. La mala es que la mayor¨ªa no lo hacen.