Seis detenidos en Bolivia por la violaci¨®n de unas 40 mujeres menonitas
Las v¨ªctimas de esta comunidad religiosa eran drogadas con una mezcla de anestesia y estimulantes para animales
La polic¨ªa boliviana arrest¨® a cinco adultos y a un adolescente menonitas acusados de haber violado a unas 40 mujeres de esta agrupaci¨®n religiosa. Seg¨²n la confesi¨®n de varios de los detenidos ante la Fiscal¨ªa, las dopaban con una mezcla de anestesia y estimulantes sexuales para animales, que les rociaba con un pulverizador. Los menonitas imitaron a ocho delincuentes de la misma confesi¨®n religiosa que hab¨ªan operado de forma muy parecida y en la misma zona entre 2005 y 2009 y que est¨¢n condenado...
La polic¨ªa boliviana arrest¨® a cinco adultos y a un adolescente menonitas acusados de haber violado a unas 40 mujeres de esta agrupaci¨®n religiosa. Seg¨²n la confesi¨®n de varios de los detenidos ante la Fiscal¨ªa, las dopaban con una mezcla de anestesia y estimulantes sexuales para animales, que les rociaba con un pulverizador. Los menonitas imitaron a ocho delincuentes de la misma confesi¨®n religiosa que hab¨ªan operado de forma muy parecida y en la misma zona entre 2005 y 2009 y que est¨¢n condenados por la violaci¨®n de 150 mujeres.
Los hechos se produjeron en las comunidades menonitas de Belice y Piedra Dos, a unos cien kil¨®metros al este de Santa Cruz de la Sierra. En Bolivia hay unos 50.000 menonitas de origen germano-holand¨¦s, dedicados completamente a la agricultura. Vienen llegando al pa¨ªs desde 1954 y est¨¢n asentados en las zonas rurales de Santa Cruz, la regi¨®n agroindustrial de Bolivia. Una de las caracter¨ªsticas de este grupo de origen protestante es que sus miembros viven en comunidades rurales aisladas del Estado y la sociedad de consumo, y que cuentan con una regulaci¨®n religiosa propia. En este caso, sin embargo, 12 v¨ªctimas de las violaciones presentaron sus denuncias ante las autoridades bolivianas, que a ra¨ªz de ellas intervinieron en las comunidades.
Antes de que comience el juicio contra ellos, el adolescente, de 17 a?os, y dos de los adultos, Bernhard Friesen y Johan Loeppky, reconocieron sus cr¨ªmenes ante la fiscal¨ªa. Pidieron perd¨®n a sus v¨ªctimas, as¨ª como una nueva oportunidad para enderezar sus vidas. Confesaron que cuando comet¨ªan los delitos beb¨ªan alcohol, iban a casas con mujeres que estaban solas, las dopaban y violaban. Se cree que entre los seis sospechosos atacaron a unas 40 mujeres.
Este caso recuerda al que conmocion¨® a la comunidad menonita durante la primera d¨¦cada de este siglo. Hubo entonces mayor resistencia interna a aceptar que algunos de sus miembros pudieran ser culpables de cr¨ªmenes tan graves. As¨ª que atribuyeron los signos de las violaciones que quedaban en los cuerpos de las mujeres a la actuaci¨®n sobrenatural del diablo. Pero, al final, fueron los propios menonitas los que detuvieron a los autores de los delitos y los entregaron a la polic¨ªa. Uno de ellos declar¨® al fiscal durante el proceso que ¡°no pod¨ªa dejar de violar¡±. Otro viol¨® a sus dos hijas cuando fueron a visitarlo a la prisi¨®n. Fueron condenados a 20 a?os de c¨¢rcel.
El s¨®rdido asunto despert¨® especial inter¨¦s dentro y fuera de Bolivia. Los delincuentes sol¨ªan drogar con somn¨ªferos a familias enteras, atacaban a las esposas cuando dorm¨ªan al lado de sus maridos y a las hijas en sus dormitorios comunes. Cada uno pod¨ªa llegar a violar a tres mujeres por noche.
La historia de los menonitas violadores volvi¨® al centro de la actualidad por la crisis del sistema nacional de justicia, en medio de la cual se revel¨® la existencia de mafias judiciales que, a cambio de dinero, liberaban de la c¨¢rcel a criminales convictos, sobre todo por delitos contra las mujeres, como feminicidios y violaciones. En ese contexto se supo que uno de los sentenciados en la violaci¨®n de menonitas hab¨ªa salido libre sin cumplir su condena, tras pagar 25.000 d¨®lares al juez. El Gobierno boliviano logr¨® que fuera recapturado y el juez que permiti¨® su salida de la c¨¢rcel est¨¢ siendo procesado.
Los menonitas tienen roces peri¨®dicos con las autoridades estatales. Protagonizan pugnas por el territorio con los campesinos provenientes del altiplano boliviano y buscan ampliar sus colonias en la f¨¦rtil regi¨®n de Santa Cruz. Hace poco se supo que una comunidad hab¨ªa construido un puente clandestino sobre el r¨ªo Parapet¨ª, que no hab¨ªa sido montado por ingenieros autorizados y que facilita el acceso a una zona ecol¨®gica de gran importancia y fragilidad, protegida por el parque Kaa lya del Gran Chaco. El puente no ha sido destruido hasta ahora porque es ¨²til para la poblaci¨®n local, que por eso lo defiende. La ONG ecologista Tierra ha publicado un informe que acusa a los menonitas de tener la misma mentalidad desarrollista que el resto de la agroindustria boliviana. Sus vecinos cruce?os los consideran, en general, ¡°gente pac¨ªfica y de trabajo¡±.
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