La explotaci¨®n sexual y laboral que alimenta al porno: ¡°Hab¨ªa 50 hombres esper¨¢ndome, estuve a punto de perder el conocimiento, pero nadie me hizo caso¡±
La miniserie ¡®pornoXplotaci¨®n¡¯, dirigida por Mabel Lozano, hace un recorrido por la pornograf¨ªa, la industria que hay detr¨¢s, las redes de trata que la sustentan y la migraci¨®n de todo ello al mundo digital
En el pa¨ªs de Europa del Este en el que naci¨® le ofrecieron 6.000 euros por un v¨ªdeo porno que se iba a rodar en Espa?a. Halyna acababa de cumplir 18 a?os y dijo s¨ª a beberse el semen de dos hombres en una copa mientras lo grababan. Un padre que desapareci¨® de su vida, una madre con facturas sin pagar, tres hermanos, dos de ellos adictos a la droga: por eso dijo ¡°s¨ª¡±. Cuando aterriz¨® en Madrid, no hab¨ªa ni un hotel libre por no se sabe ¡°qu¨¦ congreso¡± y la llevaron a una habitaci¨®n en un apa...
En el pa¨ªs de Europa del Este en el que naci¨® le ofrecieron 6.000 euros por un v¨ªdeo porno que se iba a rodar en Espa?a. Halyna acababa de cumplir 18 a?os y dijo s¨ª a beberse el semen de dos hombres en una copa mientras lo grababan. Un padre que desapareci¨® de su vida, una madre con facturas sin pagar, tres hermanos, dos de ellos adictos a la droga: por eso dijo ¡°s¨ª¡±. Cuando aterriz¨® en Madrid, no hab¨ªa ni un hotel libre por no se sabe ¡°qu¨¦ congreso¡± y la llevaron a una habitaci¨®n en un apartamento. ¡°Buenas noches y bienvenida, Halyna¡±, le dijo quien la dej¨® all¨ª. ¡°Y la puerta de mi habitaci¨®n qued¨® como mi est¨®mago, cerrada con llave y candado¡±, dice ella al recordar aquella primera noche. Solo unas horas despu¨¦s, cuando se hizo de d¨ªa, supo que no estaba all¨ª para grabar ese v¨ªdeo y que no ser¨ªan unos d¨ªas.
Empez¨® a escuchar ruido en alg¨²n lugar de aquel apartamento mientras la maquillaban y la peinaban. Y apareci¨® esa mujer a la que iba a ver muchas otras veces: ¡°Venga, que empezamos el bukake¡±. Cuando Halyna entr¨® en la sala donde iba a grabar, hab¨ªa 50 hombres semidesnudos y sin rostro, lo escond¨ªan detr¨¢s de m¨¢scaras, pasamonta?as, gafas. Ella camin¨® hasta el centro, se sent¨® en una silla. Y volvi¨® aquella mujer: ¡°No hagas ninguna tonter¨ªa. Las chupas y te las vas tragando, no me hagas perder el tiempo¡±. Ellos la rodearon, la cercaron: ¡°Estuve a punto de vomitar varias veces, les hice gestos con las manos para que pararan mientras me met¨ªan aquellos penes hasta el fondo de mi garganta, pero nadie me hac¨ªa caso. Sent¨ªa que iba a perder el conocimiento. Los t¨ªos empezaron a correrse uno a uno y la c¨¢mara se me acercaba para grabarlo todo¡±.
Quien lo cuenta es una actriz, y lo hace con el pelo a ramilletes y pegajoso sobre la cara, el maquillaje corrido y los ojos aguados. Quien lo hace es una actriz, pero el relato no es ficci¨®n, son las palabras exactas de una v¨ªctima de trata y explotaci¨®n que no aparece en pantalla por miedo. Miedo a que le ocurra algo a ella, a su familia. Porque esa mujer que le da ¨®rdenes y graba tambi¨¦n la intimida: ¡°Amenaza con hacer da?o a mi madre, que est¨¢ sola y endeudada, y a mis hermanos drogadictos. Lo sabe todo de m¨ª¡±. Las amenazas, el miedo, la extorsi¨®n y la coacci¨®n son algunas de las constantes que atraviesan la serie documental pornoXplotaci¨®n, que se estrena este viernes en la Seminci, el Festival de Cine Internacional de Valladolid. Tres cap¨ªtulos de recorrido por la pornograf¨ªa, la industria que hay detr¨¢s, las redes de trata y explotaci¨®n sexual y laboral que la sustentan ¡ªque cuentan dos exactores porno, ellos s¨ª, con su cara y su voz¡ª, y la migraci¨®n de todo ello al mundo digital.
¡°?Es duro escuchar eso, es duro el documental? No, la que es dura es la realidad¡±, dice Mabel Lozano al tel¨¦fono, escritora y documentalista, guionista y directora de esta serie. Ahora, pornoXplotaci¨®n es algo que se puede o¨ªr y ver, pero primero fue un libro, publicado por Alrev¨¦s en 2020. Lo escribi¨® ella junto a Pablo J. Conellie, polic¨ªa, especializado en trata y explotaci¨®n, y uno de los expertos que aparece en la docuserie que recoge historias reales de mujeres enga?adas para mudarse a Espa?a, menores extorsionadas a trav¨¦s de redes sociales, y actores porno que relatan los riesgos y la falta de seguridad, laboral y sanitaria, en la industria del porno. Sus relatos junto a los an¨¢lisis de Llu¨ªs Ballester, doctor en Sociolog¨ªa y experto en j¨®venes y pornograf¨ªa; la soci¨®loga Beatriz Ranea; y Elena Col¨¢s, teniente de la Guardia Civil en el ¨¢rea de la trata de seres humanos, que en el primero de los tres cap¨ªtulos sienta una de las cuestiones que expone el documental: ¡°Cualquier chica puede ser v¨ªctima de trata¡±. Cualquiera.
Le ocurri¨® a Laura: chica conoce chico, chico le hace regalos y la saca a cenar, a bailar y la cuida, chica le cuenta la situaci¨®n de pobreza en casa, con un padre inexistente y la nevera vac¨ªa casi siempre. ?l la pone en contacto con un ¡°amigo¡± para ser camarera y ella, que necesitaba el dinero ¡°ya¡±, acaba encerrada en un piso, drogada, violada y explotada sexualmente cada d¨ªa para generar contenido para la Red. Y le ocurri¨® a Paula, la hija de Pablo, que un d¨ªa, sentado en un estadio de f¨²tbol, recibe una llamada de su mujer para contarle que hay un v¨ªdeo de su hija, menor en aquel momento, corriendo ¡°como la p¨®lvora en internet¡±.
En el caso de Laura, explica la soci¨®loga Ranea en el documental, hab¨ªa habido ¡°elementos facilitadores o captadores, ya sean personas del entorno o personas que aparecen de repente¡±. Y Paula estaba siendo v¨ªctima de lo que se conoce como grooming, chantaje sexual en internet, perpetrado por un adulto contra menores: una sola foto puede ser la puerta de los extorsionadores para seguir pidiendo material de contenido sexual a ni?os, ni?as y adolescentes para subirlo a la Red. Menores que en la mayor¨ªa de ocasiones creen que podr¨¢n ¡°gestionar eso¡± por s¨ª mismos, como cuenta Pablo que le ocurri¨® a su hija.
M¨¢s de 725.000 denuncias por abuso sexual online
¡°La Memoria de la Fiscal¨ªa¡±, recuerda Llu¨ªs Ballester al tel¨¦fono, ¡°recoge c¨®mo la Uni¨®n Europea se ha convertido en el mayor centro de actividad relacionada con la pornograf¨ªa infantil en el mundo¡±. Un aumento de las denuncias de abuso sexual online que han pasado de las 23.000 en 2010 a las m¨¢s de 725.000 en 2019. ¡°Tambi¨¦n est¨¢n ah¨ª los datos de cu¨¢ntos hombres son condenados cada a?o por utilizar menores con fines pornogr¨¢ficos¡±, 378 en 2019; y 548 por producci¨®n, tenencia o distribuci¨®n de ese material.
Advierte tambi¨¦n la Fiscal¨ªa: ¡°Merecen consideraci¨®n independiente por su gravedad y preocupante evoluci¨®n los delitos online contra la libertad sexual y en particular los que afectan a las personas menores de edad. El total de procedimientos por hechos de esta naturaleza cometidos en el entorno tecnol¨®gico asciende a 1.438, lo que supone un incremento del 18,45% respecto de los 1.214 registrados en 2019¡å. Y el grooming ¡°refleja un claro repunte de m¨¢s del 55% en comparaci¨®n con los 225 procedimientos registrados en 2019 y de casi el 175% respecto de los 127 del a?o 2018¡å.
De tel¨®n de fondo, un objetivo: crear contenido pornogr¨¢fico para una industria que, apunta la serie, genera alrededor de ¡°97.000 millones de euros al a?o¡±, y que ha cambiado por completo en las ¨²ltimas d¨¦cadas: de las revistas a la televisi¨®n, de ah¨ª al ordenador, despu¨¦s a la posibilidad de las descargas y finalmente a los m¨®viles, que se convierten en un cine porno en miniatura, en el bolsillo, con acceso 24 horas a millones de clips, fotos, v¨ªdeos y conexiones en directo. Para eso, lanza una de las actrices en la serie, hacen falta ¡°chicas nuevas, carne fresca¡±. Al otro lado de la pantalla, ¡°y sin tener ni idea de lo que hay detr¨¢s, consumen los chavales¡±, dice Lozano, ¡°lo consumen como simple entretenimiento¡±. A veces hasta llegar a la adicci¨®n, recuerda Dani, otro de los hombres que aparece en el documental: ¡°Pas¨® a ser una necesidad¡±. Una que le desbarat¨® la vida.
Cuando ¨¦l empez¨®, lo hizo con revistas. Pero ahora, esos j¨®venes son cada vez m¨¢s j¨®venes. ¡°Entre los 14 y los 20 a?os, el 25% han acumulado m¨¢s de mil horas de porno, y el 12,9% de 12 a 18 ve por encima de 90 minutos de porno a partir de las doce de la noche¡±, cifra Ballester. La edad de entrada a ese contenido se ha adelantado a los ocho a?os. ¡°Es lo m¨¢s peligroso, y pasa en parte porque los buscadores siguen respondiendo con porno a las b¨²squedas de curiosidad sexual de cualquier tipo. Ellos buscan cualquier duda, la Red devuelve porno, sin ning¨²n filtro. El porno, uno de los tres grandes submundos de la Red para ni?os y adolescentes, est¨¢ colonizando a los otros dos, las redes sociales y los videojuegos¡±, ahonda el soci¨®logo. Y a?ade una cuesti¨®n m¨¢s: ¡°Estamos llegando muy tarde con la educaci¨®n de las relaciones y el sexo. Tenemos poca capacidad para compensar el impacto de las filmogr¨¢ficas, que han trabajado muy bien c¨®mo captar clientes desde el inicio¡±.
El padre de Paula, Pablo, se pregunta en el documental si habr¨ªa podido hacer algo por evitar lo que le sucedi¨®. Ballester, que trabaja tambi¨¦n con la Red J¨®venes e Inclusi¨®n, dice que ah¨ª manejan ¡°las cinco P¡±. Prevenci¨®n, comunicaci¨®n en las familias y controles parentales; protecci¨®n, una vez que ocurre, para dar apoyo; participaci¨®n, que supone generar debate social y dar capacidad de que se conozca m¨¢s a fondo la realidad de la pornograf¨ªa; persecuci¨®n, que en realidad es ¡°la no persecuci¨®n, porque est¨¢ demostrado el estilo persecutorio y castigador no funciona, y s¨ª la relaci¨®n democr¨¢tica y madura, que genera efectos preventivos¡±; y promoci¨®n, la de las relaciones sexuales ¡°placenteras y lo m¨¢s saludables posibles¡±.