Los marianistas falsean el relato de una v¨ªctima de pederastia que denunci¨® las agresiones de un cura y otros hombres en un centro de la orden
Cristina P¨¦rez muri¨® hace dos meses y EL PA?S public¨® su historia. La congregaci¨®n afirma que parte de su testimonio es una invenci¨®n de su hermana, a quien la afectada design¨® como representante, pero dos grabaciones desmontan este discurso
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos...
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: abusosamerica@elpais.es.
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El d¨ªa que Cristina P¨¦rez muri¨® repentinamente a los 57 a?os en el hospital estadounidense de Minot, en Dakota del Norte, se march¨® sin recibir la carta de perd¨®n que desde hac¨ªa un a?o la orden de los marianistas le hab¨ªa prometido. Tampoco recibi¨® la reparaci¨®n econ¨®mica por los abusos que sufri¨® en Madrid a manos del sacerdote Juan Carlos Gonz¨¢lez de Suso durante los a?os setenta. Falleci¨® este septiembre con el ¨²nico alivio de que, al menos, la congregaci¨®n religiosa le subray¨® que daba credibilidad a su relato y que su proceso de reparaci¨®n avanzaba a pesar de que su agresor falleci¨® en 2014. Dos meses despu¨¦s de su partida, la orden ha cambiado de parecer.
Como reacci¨®n al reportaje que este peri¨®dico public¨® este martes con la historia de P¨¦rez y las agresiones sexuales que padeci¨® por parte de Gonz¨¢lez de Suso en su casa, en la habitaci¨®n del cl¨¦rigo, en la parroquia donde daba misa y en dos colegios de la orden en la capital fuera del horario escolar (Santa Mar¨ªa del Pilar y el elitista Nuestra Se?ora del Pilar, conocido como El Pilar), los marianistas han publicado un comunicado en el que afirman que solo dan credibilidad a una parte de su testimonio: las agresiones en el domicilio de la afectada y en ¡°dos instalaciones¡± de la parroquia donde daba misa Gonz¨¢lez de Suso, ubicada dentro del colegio Santa Mar¨ªa del Pilar, y desecha las m¨¢s graves, en las que P¨¦rez describe que el cura la montaba en un taxi y la conduc¨ªa junto a otros hombres para ser abusada por todos ellos. ¡°Estos datos no nos merecen credibilidad¡±, dice dicha nota de prensa. La orden esgrime que P¨¦rez nunca les relat¨® esa parte, sino que lo hizo su hermana Ana, la persona que la afectada eligi¨® como su representante en el proceso de reparaci¨®n. Pero lo cierto es que, en la ¨²nica v¨ªdeo entrevista que P¨¦rez tuvo con el provincial de la entidad, I?aki Sarasua, el 15 noviembre de 2023, Cristina P¨¦rez s¨ª detalla esta parte del relato. P¨¦rez, por miedo a no ser cre¨ªda, grab¨® la conversaci¨®n y este diario ha tenido acceso a ella. Este es el fragmento en cuesti¨®n:
Cristina P¨¦rez: Hab¨ªa a veces que ven¨ªa a verme a casa y me llevaba. ?bamos en un coche de color negro que ten¨ªa una raya roja. No s¨¦ lo que es.
I?aki Sarasua: Taxis de Madrid.
Cristina P¨¦rez: Me llevaba como regalo sexual para otra persona. Hombres con uniformes militares, con muchas medallas... Ten¨ªa como 11 a?os, m¨¢s o menos.
No fue la ¨²nica vez que P¨¦rez relat¨® este suceso. Lo hizo ante Eshm¨¢, la organizaci¨®n de atenci¨®n a v¨ªctimas que los marianistas contrataron para ¡°mediar¡± en la reparaci¨®n: ¡°El Padre Juan Carlos, un marianista del colegio (Santa Mar¨ªa) del Pilar, del barrio del Ni?o Jes¨²s de Madrid, no solo me viol¨® durante m¨¢s de 10 a?os, desde los tres a?os y medio hasta despu¨¦s de los 13, sino que me drog¨® y me llev¨® a otros curas y a personas con uniformes militares¡±. Esta declaraci¨®n, que P¨¦rez tambi¨¦n grab¨®, la hizo a petici¨®n de Eshm¨¢ para evitar una ¡°din¨¢mica de tel¨¦fono roto¡±. Cristina cont¨® este mismo relato a EL PA?S y Ana, en septiembre de 2023, al provincial de la orden. Estas pruebas demuestran que los marianistas mienten en su comunicado.
Los marianistas tambi¨¦n acusan a Ana (la hermana de la v¨ªctima, a la que citan err¨®neamente en la nota con apellidos que no son los suyos) de bloquear el proceso de reparaci¨®n y niegan que fuera ¡°representante legal¡±, sino una mera ¡°portavoz¡±. Lo cierto es que P¨¦rez, en la conversaci¨®n con Eshm¨¢, incide varias veces en esta cuesti¨®n, ya que le resultaba doloroso hablar sobre todo lo que rodeaba los abusos que sufri¨®. ¡°He nombrado a mi hermana Ana como mi representante de todo lo referente a este tr¨¢gico y desagradable caso¡±, se escucha decir a la v¨ªctima. Pese a la insistencia de la afectada, Eshm¨¢, que en un principio solo contactar¨ªa con P¨¦rez para tratarla psicol¨®gicamente (los acuerdos de reparaci¨®n los har¨ªa con Ana), un psic¨®logo de esta entidad ejerci¨® como mediador. Incluso le ley¨® un borrador de la carta que hab¨ªa escrito el provincial de la congregaci¨®n para que ella lo aceptase.
Esto molest¨® a P¨¦rez, ya que ella subray¨® que, debido a su estado psicol¨®gico, prefer¨ªa que eso lo llevase su hermana con la orden y que la informaci¨®n a su psic¨®logo sobre el proceso se la dar¨ªa ella. Enfadada, escribi¨® al provincial en febrero de 2024: ¡°Prefiero que el psic¨®logo se limite a intentar ayudarme a rehacer mi vida, y no a negociar ni hacer de mediador con los Marianistas. Esto no es lo que yo os he pedido ni lo que deseo¡±, escribi¨® P¨¦rez en un mail al provincial de los marianistas.
La carta de perd¨®n era, dentro del proceso de reparaci¨®n, lo que m¨¢s deseaba P¨¦rez. De hecho, en su casa de Minot, reserv¨® un espacio en la pared donde colgar¨ªa dicha carta, como un triunfo de reconocimiento. Desde un comienzo, la v¨ªctima solicit¨® que en la misiva (que tendr¨ªa que tener una versi¨®n en ingl¨¦s) se incluyera el nombre del agresor, el de los responsables de la orden y tambi¨¦n el nombre de la familia de Cristina como afectados colaterales. El provincial de los marianistas se comprometi¨® a que ese documento oficial ser¨ªa de sus primeros compromisos a cumplir. Pero no fue as¨ª y la carta no llegaba.
Tras ese mail de P¨¦rez sobre la gesti¨®n de su caso con el mediador de Eshm¨¢, Sarasua respondi¨® con otro mail a su hermana Ana atribuyendo el retraso del env¨ªo de la carta a que los miembros del Consejo Provincial ¡ª¨®rgano de poder de la orden¡ª le hab¨ªan dicho que lo ideal era que llegase al final del proceso, y no al principio, como se hab¨ªan comprometido a hacer. En ese mensaje, adem¨¢s, acusaba a Ana de que el borrador, ¡°m¨¢s que una carta de perd¨®n para ayudar a sanar la herida de Cristina, parece m¨¢s bien una declaraci¨®n de car¨¢cter legal. Cristina escuch¨® de mis labios directamente la expresi¨®n de nuestro dolor y la petici¨®n de perd¨®n. [...] El ¨²nico motivo para empe?arse en consignar todos esos datos ser¨ªa querer utilizarlos despu¨¦s judicialmente de alg¨²n modo¡±. Esta postura tambi¨¦n aparece en su reciente comunicado.
Estas palabras causaron un gran dolor a P¨¦rez, seg¨²n cont¨® a EL PA?S. El cruce de correos y reuniones siguieron varios meses m¨¢s, hasta junio de 2023, cuando un abogado y gerente de los marianistas contact¨® con ellas para hacerles una propuesta formal: la reparaci¨®n econ¨®mica la revisar¨ªa una comisi¨®n independiente y especializada, la terapia psicol¨®gica ¨²nicamente beneficiar¨ªa a P¨¦rez y la carta de perd¨®n solo ir¨ªa destinada a ella y no incluir¨ªa a su familia, como ella hab¨ªa pedido. P¨¦rez envi¨® una contestaci¨®n reclamando que los nombres de sus familiares apareciesen en el documento, pero la carta ni la reparaci¨®n llegaron a Minot.
Preguntada por este peri¨®dico, la orden marianista mantiene la misma postura que public¨® en su comunicado. Por otro lado, Ana afirma que seguir¨¢ luchando para cumplir la voluntad de su hermana: que se le reconozca como v¨ªctima, que la carta de perd¨®n llegue a EE UU junto con la reparaci¨®n que solicit¨® de 800.000 euros (para cubrir las alt¨ªsimas facturas de los costes m¨¦dicos y los siete a?os que no pudo trabajar a causa de la depresi¨®n causada por los abusos) y que su historia se conozca para que otras v¨ªctimas no se sientan solas.