?Eres m¨¢s racista o m¨¢s narcisista?
Las sospechas del autor disparan hacia el contagio racista que ha ido experimentando no solo la sociedad espa?ola sino tambi¨¦n las fuerzas pol¨ªticas de izquierdas

Este art¨ªculo forma parte de la revista ¡®TintaLibre¡¯ de noviembre. Los lectores que deseen suscribirse a EL PA?S conjuntamente con ¡®TintaLibre¡¯ pueden hacerlo a trav¨¦s de este enlace. Los ya suscriptoras deben consultar la oferta en suscripciones@elpais.es o 914 400 135).
Hoy ser racista ¡°mola¡±, no solo ya en supuestas atalayas medi¨¢ticas o en las redes sociales; tambi¨¦n, cada vez m¨¢s, en nuestros propios hogares. Serlo o parecerlo est¨¢ de moda porque ayuda a creernos superiores, como Narciso,?cuando seg¨²n la mitolog¨ªa griega se vio reflejado m¨¢s guapo y perfecto que nunca en la imagen que le devolv¨ªa aquel charco.?As¨ª se ven muchos hoy con respecto a los migrantes, con un aire irrazonable de superioridad, borrachos de auto-atenci¨®n y cada vez menos comprensivos con los sentimientos de los dem¨¢s, sobre todo si son pobres o nos devuelven una imagen de nosotros mismos que no es la idealizada. Decir que Espa?a es un pa¨ªs racista va en contra de esta autocomplacencia excesiva que rebosan hoy las sociedades acomodadas y oculta, si me permiten?la provocaci¨®n, un trastorno narcisista,?potenciado por un men¨² de fast food ideol¨®gico que se?ala a ¡°los otros¡± como los culpables de todos nuestros supuestos males, prendiendo el miedo que inflama la gasolina populista.?Aquella charca de Narciso es hoy la ci¨¦naga pol¨ªtica en la que chapotean los argumentos falsos y exagerados contra los migrantes, un relato p¨²blico que ha desembocado en el mayor rechazo sociol¨®gico a la inmigraci¨®n que jam¨¢s se haya constatado en Espa?a, del que se ha escrito mucho a ra¨ªz de las ¨²ltimas encuestas del CIS o de 40db para el grupo Prisa,?pero menos sobre el necesario ejercicio de autocr¨ªtica desde los medios de comunicaci¨®n sobre c¨®mo contribuimos tambi¨¦n a esa radiograf¨ªa porque la verdad, si es que todav¨ªa importa, desmonta todos los falsos mitos que se est¨¢n levantando contra la poblaci¨®n que se sigue estableciendo?entre nosotros.
?PUF! ?Otro art¨ªculo sobre inmigraci¨®n? ?Otro an¨¢lisis endog¨¢mico desde el periodismo ¡°progre¡± sobre las migraciones de nuestro tiempo? ?Otra vez a se?alar lo racistas que son los otros y lo buenos y emp¨¢ticos que somos los que simplemente no aireamos odio en nuestros comentarios p¨²blicos? ?Qu¨¦ pereza! Yo tambi¨¦n la siento, de verdad,?as¨ª que voy a tratar de evitarles el tedio partiendo de un titular con dosis de provocaci¨®n y populismo clickb¨¢tico.?S¨ª, tuneando un poco la pregunta de moda de Broncano, y?huyendo de los t¨®picos para que al menos pasen del primer p¨¢rrafo y, de paso, si me lo permiten, desde la frustraci¨®n,?desahogarme o hacer terapia de grupo al compartir mi visi¨®n acerca de c¨®mo?estamos construyendo un imaginario sobre los migrantes que hace aguas.
Nunca en la historia se escribieron, radiaron o televisaron m¨¢s y mejores reportajes que expliquen como ahora la realidad, las historias humanas, los motivos o la vida cotidiana de los migrantes que siguen llegando a Espa?a o a cualquier otra parte del mundo. Nunca hab¨ªamos tenido en nuestro pa¨ªs m¨¢s y mejores periodistas formados en esta materia, una generaci¨®n que ha crecido en paralelo al per¨ªodo de mayor llegada de personas extranjeras a nuestro territorio en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas. Pero tampoco nunca en la historia sociol¨®gica espa?ola?se hab¨ªa expresado como hasta ahora tanto odio y racismo hacia los migrantes como reflejan las ¨²ltimas encuestas del CIS o la de 40db publicada por EL PA?S y la Cadena SER,?en las que se se?ala, entre otras percepciones,?que tres de cada cuatro espa?oles vinculan la inmigraci¨®n a conceptos negativos.
Son ideas que por mucha importancia que nos sigamos dando los medios de comunicaci¨®n?ya no se forjan principalmente a trav¨¦s de nosotros porque la realidad es otra. Los contenidos period¨ªsticos sobre migrantes no solo no generan inter¨¦s sino que bajan las audiencias. ?Ser¨¢ por c¨®mo los estamos contando? ?C¨®mo contribuir a una sociedad menos expuesta a manipulaciones si hoy las noticias o la conciencia que se genera sobre el tema del momento duran menos que la sonrisa de un selfi?
?PUF! de nuevo, s¨ª, pereza. Pero de la que me lleva hace tiempo a asociar todo lo que se dice o se escribe sobre inmigraci¨®n con tres ideas: Paternalismo, Utilitarismo y Fango. De estos tres ingredientes se nutre buena parte?del relato pol¨ªtico y medi¨¢tico para cocinar el potaje mental que explica c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª. ?Por qu¨¦ Espa?a se est¨¢ convirtiendo en un pa¨ªs cada vez m¨¢s racista?
Paternalismo
Tratar de seguir repitiendo la idea falsa de que los migrantes que se mueven por el planeta son pobrecitos que huyen sobre todo del hambre o las guerras es seguir mirando al horizonte con anteojeras, s¨ª, esas que se les colocan a los caballos para limitar su mirada. Reducir las razones que llevan a una persona a moverse a un manojo de t¨®picos manidos no ayuda a explicar la realidad pero, eso s¨ª, ayuda a pensar menos. Es lo que sostiene Hein de Haas en su libro?Los mitos de la inmigraci¨®n: 22 falsos mantras sobre el tema que m¨¢s nos divide (Pen¨ªnsula), en el que desmonta muchos de esos ingredientes mentirosos del fast food ideol¨®gico que tanto cala. En una entrevista en EL PA?S, con una de las periodistas que mejor narra la realidad de las migraciones en lengua hispana, Mar¨ªa Mart¨ªn, este catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad de ?msterdam sostiene que ¡°lo m¨¢s importante que hay que tener en cuenta es que la mayor¨ªa de los inmigrantes ilegales vienen legalmente, as¨ª que ni siquiera un muro fronterizo perfecto puede detener esto. Mi estimaci¨®n es que nueve de cada?diez?africanos que emigran a Europa lo hacen legalmente, pero como vemos todas esas im¨¢genes de barcos tendemos a sobrestimar la contribuci¨®n del cruce ilegal de fronteras¡±.
No solo los africanos. M¨¢s del 99%?de las personas que han emigrado a otro pa¨ªs en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas lo hicieron en avi¨®n o conduciendo su propio coche, as¨ª que basta ya de asociar la imagen de los movimientos migratorios a la de la foto de un cayuco o una patera. Recuerda De Haas que no hay m¨¢s inmigrantes que nunca movi¨¦ndose por el planeta. De hecho, solo suponen el 3%?de la poblaci¨®n mundial, y la ¨²nica diferencia con respecto a otros momentos de la historia, en la que siempre nos hemos movido, es que ahora el grupo mayoritario de los migrantes ya no son los europeos, como siempre fue hasta mediados del siglo pasado. La realidad entre quienes se enfrentan a una guerra o una hambruna es que muy pocos tienen la posibilidad de elegir salir de sus fronteras. Reducir las migraciones a esa imagen preconcebida es simplista y contribuye a ahondar en t¨®picos, como los que destruye?Dipo Faloyin en su libro??frica no es un pa¨ªs, donde se?ala que le indigna ver ?frica asociada a la imagen de millones de hambrientos que conviven con animales salvajes. Lo que le cansa es ver pel¨ªculas, libros, reportajes u ONG de salvadores blancos vestidos de caqui que este escritor nacido en Chicago y de familia nigeriana tritura en 407 p¨¢ginas. Spoiler: si son amantes de la pel¨ªcula?Memorias de ?frica, van a salir calentitos.
Utilitarismo
Son los trabajos disponibles, ¡°y no la desigualdad ni la pobreza, el principal motor de la migraci¨®n internacional¡±, sostiene De Haas en el libro de moda sobre las migraciones. La idea cacareada de los que quieren enfrentar el auge populista xen¨®fobo usando el argumento utilitarista?de que necesitamos a los migrantes para seguir sosteniendo nuestra econom¨ªa es por supuesto v¨¢lida pero no es del todo justa. Por un lado, solo los consideramos brazos y no personas, y por otro, tampoco es que est¨¦ contribuyendo a pinchar el globo del auge de la xenofobia. Otro t¨®pico utilitarista?es el demogr¨¢fico: ya no tenemos ni?os en las sociedades m¨¢s enriquecidas, la esperanza de vida se ha alargado a niveles cada vez m¨¢s grandes (Espa?a es un ejemplo extremo en ambos casos) y si no vienen los migrantes esto se va al garete.?Cierto, y no, porque como dice De Haas, ¡°tampoco es posible recurrir a la inmigraci¨®n para resolver el problema demogr¨¢fico de nuestras sociedades envejecidas porque para conseguirlo necesitar¨ªamos promover unos niveles de inmigraci¨®n pol¨ªticamente inaceptables y nada realistas¡±.
En definitiva, reducir a los poco m¨¢s de seis millones de migrantes establecidos en Espa?a a trabajadores y ¡°reponedores¡± demogr¨¢ficos, como hacen tambi¨¦n muchos medios de comunicaci¨®n, ni refleja la realidad ni est¨¢ sirviendo tampoco para parar la ola de odio racista. Reducirlo a una masa laboral que ocupa los trabajos que los espa?oles ya no quieren es tambi¨¦n tramposo. F¨ªjense que, tirando del mito de Narciso, hay algunos que se creen con estatus superior por tener trabajadoras del hogar de determinadas nacionalidades. Es muy humano creerse superior cuando te van las cosas medianamente bien, pero contratar (aunque en la mayor¨ªa de los casos ni siquiera lo hacen) a una persona extranjera para que te ayude en casa no te hace ser mejor que ella. Lo siento, Narciso de nuestro tiempo.
Fango
Soy de unas islas, Canarias,?donde hemos pasado en poco tiempo del ¡°fuera godos¡± al ¡°fuera moros¡±. Qu¨¦ decir del rechazo sentido por los emigrantes andaluces en otras regiones tan vanguardistas del Estado espa?ol. En Espa?a siempre hemos odiado muy bien, no hay que irse muy lejos. Primero entre nosotros, y ahora como deporte nacional hacia ¡°los otros¡±.?F¨ªjense en el colectivo m¨¢s se?alado en los ¨²ltimos a?os por los v¨®mitos racistas: los menores marroqu¨ªes, descritos como violadores y ladrones desde los estercoleros de la ultraderecha,?pero no solo, y ah¨ª est¨¢ el problema. ¡°Es que no es lo mismo el negro que el moro¡± es la frase que m¨¢s he escuchado incluso en algunos trabajadores de centros de menores tutelados por toda Espa?a. La estigmatizaci¨®n y la mentira se expande de muchas maneras,?por ejemplo?simplificando la realidad de esa infancia migrante con unas siglas, MENA (Menor extranjero no acompa?ado),?convertida ahora en una especie de insulto o alerta.?Lodazal de odio?y bulos que no es solo patrimonio de la Espa?a Ca?¨ª. En Colombia cada vez repiten m¨¢s que nunca hab¨ªan tenido tanta delincuencia en sus calles hasta que llegaron los venezolanos. Les aseguro que hay muchos que se lo creen. En Chile, que tambi¨¦n eligi¨® un gobierno de izquierdas, repiten mensajes muy parecidos. Ya no hace falta ser Meloni, Le Pen, Trump o Abascal para difundir xenofobia; ese olor pestilente nos llega por todas partes y ha penetrado en nuestras familias, incluso en las m¨¢s abiertas, porque ?hay algo m¨¢s racista que un ¡°pero¡±? ?Qu¨¦ decir del nivel de islamofobia que con total impunidad se comparte? A ello contribuyen muchos medios de comunicaci¨®n de manera activa o pasiva, s¨ª, y los llamados serios tambi¨¦n,?con demasiados ejemplos para colocarnos ante el espejo de Narciso. El m¨¢s manoseado: Ucrania. Nadie titul¨® ¡°llegada masiva¡±, ¡°avalancha¡±, o que fuera necesario ¡°repeler¡± la llegada de m¨¢s de 200.000 ucranianos a Espa?a en poco m¨¢s de dos meses desde febrero de 2022.
Esas mismas expresiones entrecomilladas son las que se suelen usar en muchos medios para hablar sobre las personas que llegan por la frontera sur. ?Hay algo de racismo en los propios periodistas y medios de comunicaci¨®n? No se me alteren con la pregunta. Tampoco ayuda mucho que en las redacciones o los plat¨®s no est¨¦ representada la Espa?a real, la diversa. Informar o supuestamente debatir?de la inmigraci¨®n como el principal?problema de los espa?oles e ilustrarlo con una foto de una patera es crear una idea reduccionista, falsa?y negativa sobre estas personas.?Lo han?hecho recientemente la mayor parte de medios de Espa?a, tambi¨¦n EL PA?S o la Cadena Ser para que ustedes no busquen muy lejos. ?Lo hacen para generar xenofobia? En estos dos casos est¨¢ claro que no es as¨ª,?pero hay una especie de ¡°contagio.com¡± que?hace que muchos medios ¡°cortapeguen¡± argumentos y titulares r¨¢pidos, especialmente en el escaparate de esos medios en las redes sociales, y que al final contribuyen a hacer crecer esa bola de nieve contra ¡°los otros¡±. Porque si las personas que llegan en patera son solo el 1%?de los que llegan,??se puede reducir el supuesto gran problema de Espa?a a ese?1%?de los ¡°causantes¡±?
El verdadero problema no es solo que los racistas profesionales est¨¦n sentados en los parlamentos. Lo es que hasta?la izquierda m¨¢s caviar use sus postulados y que esos gobiernos ¡°progres¡± violen con total impunidad los derechos de los migrantes. Entre todos est¨¢n poniendo en riesgo hasta el derecho m¨¢s b¨¢sico para esta poblaci¨®n, el asilo.
Poco importa ya la verdad de los datos o los discursos vac¨ªos si desde las instituciones tambi¨¦n se contribuye a hacer creer que la inmigraci¨®n es el supuesto gran problema. Como dice, entre otros,?Sami Nair, lo preocupante es que se ha reducido todo a una lucha de identidades. Est¨¢ usted a tiempo de elegir. ?Racista o narcisista?
*Nicol¨¢s Castellano es reportero de la Cadena Ser especializado en migraciones, conflictos y derechos humanos.
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