Un muro de silencio proteg¨ªa al cirujano pederasta que abus¨® de 299 menores

El proceso a Jo?l Le Scouarnec, el hombre que abus¨® de 299 menores durante 25 a?os aprovechando su condici¨®n de cirujano, es tambi¨¦n una historia de terror por entregas de los secretos de una familia acomodada y extremadamente disfuncional que, durante a?os, convivi¨® y prefiri¨® ignorar el horror absoluto. La impresi¨®n hasta el momento es que todo el mundo ten¨ªa una pieza del puzzle que dibujaba al acusado como un peligroso criminal pederasta, pero nadie quiso compartirla con el resto para ver la imagen general.

Annie Le Scouarnec, la hermana del acusado, ha testificado en la cuarta jornada de juicio en la peque?a localidad bretona de Vannes, donde el ministerio de Justicia ha tenido que habilitar un complejo especial en la universidad para que las v¨ªctimas, sus familiares, los abogados y los centenares de periodistas puedan seguir el proceso. De nuevo, como ya hab¨ªa hecho la v¨ªspera otro de sus hermanos, ha insistido en que la exesposa del acusado, Marie France, sab¨ªa desde al menos el a?o 2000 que su marido era un agresor sexual de menores. Lo supo porque su propia hija, la sobrina del cirujano, fue abusada por ¨¦l y lo hab¨ªa compartido con ella. ¡°Lo hablamos varias veces, y siempre ten¨ªa las l¨¢grimas en los ojos¡±, ha explicado a preguntas de la presidenta del Tribunal, zanjando cualquier debate sobre la presunta inopia en la que viv¨ªa la mujer del cirujano.

El problema es que no solo fue la exesposa quien se aferr¨® a la omert¨¤ familiar para evitar denunciar al peligroso pederasta, la hermana del cirujano tampoco alert¨® a la polic¨ªa de que su propia hija hab¨ªa sido abusada. ¡°No me di cuenta de que era algo peligroso. Era algo que hab¨ªa hecho en un momento dado y deb¨ªa ir a un m¨¦dico para curarse, as¨ª que¡­¡±, ha se?alado omitiendo que, en realidad, deber¨ªa haber denunciado por imperativo legal, como le record¨® el tribunal mientras ya no pod¨ªa parar de llorar. El silenciamiento y la ocultaci¨®n, seg¨²n la hermana, se explican a trav¨¦s de la ¨¦poca: ¡°En nuestra familia no habl¨¢bamos de ello; como todas las v¨ªctimas, sentimos verg¨¹enza. Est¨¢ bien que la verg¨¹enza cambie de bando, pero en aquella ¨¦poca no era as¨ª¡±.

Hubo muchas otras ocasiones. Una vez, seg¨²n ha explicado la hermana a preguntas del tribunal, se fue de compras con su cu?ada a un centro comercial. Durante ese tiempo, Le Scouarnec aprovech¨® para pedir a la hija de su hermana que se desnudase para fotografiarla. Al regreso, seg¨²n ha dado a entender, su cu?ada le sorprendi¨® y ella oy¨® como gritaba: ¡°?Jo?l, Jo?l!¡±. ¡°No me di cuenta en ese momento, fue mi hija quien me lo cont¨® luego¡±, ha relatado.

Ahora, sin embargo, muchos elementos cobran sentido. Como la mu?eca que encontraron a su hermano [el cirujano coleccionaba mu?ecas de ni?os y ni?as a las que acoplaba objetos sexuales]. ¡°Se llamaba Ver¨®nica. Y cuando ¨¦ramos peque?os, mi madre era asistente maternal y cuidaba a un beb¨¦ en casa que se llamaba V¨¦ronique¡±, ha lanzado dejando sobrecogida a la sala ante la posibilidad de que alguien abusara en aquella ¨¦poca tambi¨¦n del reci¨¦n nacido.

El acusado, cada vez que ha hablado alguno de los testigos, especialmente cuando le han interpelado, ha tenido oportunidad de intervenir. Pasadas las 16.00, Jo?l Le Scouarnec se ha dirigido a su hermana con una voz grave y d¨¦bil: ¡°Quiero decir a mi hermana, que me pregunt¨® por qu¨¦ soy un ped¨®filo criminal, que no lo s¨¦. He pensado mucho, he hablado con muchos psic¨®logos durante a?os y todav¨ªa no lo s¨¦. Pero estoy seguro, y lo repito con toda sinceridad, nunca sufr¨ª ninguna agresi¨®n [su hermana le hab¨ªa preguntado si su padre hab¨ªa abusado de ¨¦l]. Quiero decir a Annie que, sinceramente, estoy desolado, por Priscilla [la sobrina], y por ti, por haber causado todo este sufrimiento. Te he visto expresarte hoy. Perd¨®name por haber hecho todo esto¡±.