Edadismo, una discriminaci¨®n social que pasa desapercibida
El 45% de los mayores de 65 a?os afirma haberse sentido discriminado por la edad. El fen¨®meno, tan arraigado que no suele reconocerse, se aborda ya desde la perspectiva cl¨ªnica y sociol¨®gica, pero tambi¨¦n personal. Juan Antonio, Paloma y Mar¨ªa Eugenia son tres ejemplos de c¨®mo derribar estos estereotipos
¡°Se?or, pero ?usted va a ser capaz de pagar con el m¨®vil?¡±. ¡°Ya est¨¢ otra vez la abuelita contando batallas de su ¨¦poca¡±. ¡°Se?ora, ?no cree que es demasiado mayor para conducir?¡±. Juan Antonio Rom¨¢n (Almer¨ªa, 82 a?os), Paloma Alcubilla (Madrid, 80 a?os) y Mar¨ªa Eugenia Gorostiza (Madrid, 79 a?os) conocen muy bien este tipo de situaciones. Saben de qu¨¦ se trata. Se llama edadismo, un tipo de discriminaci¨®n social por razones de edad, estructural en todo el mundo y que afecta especialmente a personas mayores seg¨²n expertos, entidades y Naciones Unidas. De hecho, el Informe global sobre el edadismo publicado por esta organizaci¨®n en 2021, sit¨²a en un 45% el n¨²mero de espa?oles mayores de 65 a?os que lo padece, aunque se estima que el porcentaje es mayor porque est¨¢ tan normalizado que pasa desapercibido.
Para V?nia de la Fuente-N¨²?ez, m¨¦dica, antrop¨®loga, experta en edadismo, ex becaria de la Fundaci¨®n la Caixa y una de las coautoras de este informe, el edadismo lleva mucho tiempo entre nosotros y se ha convertido en un problema de salud p¨²blica. Act¨²a a partir de tres niveles: por nuestra forma de pensar, es decir, a trav¨¦s de estereotipos (¡±las personas mayores son cascarrabias, lentas¡±); por los prejuicios derivados por nuestra forma de sentir (¡±un anciano caminando solo por la calle nos apena o nos conmueve¡±) y por nuestra forma de actuar (¡±me molesta que las personas mayores conduzcan o que acaparen los supermercados a ciertas horas¡±).
Sin embargo, el t¨¦rmino no se incluy¨® hasta el a?o 2022 en el diccionario de Real Academia Espa?ola, pese a llevar acu?ado desde los setenta. Aquello fue un paso, porque ¡°si no tenemos un concepto que defina a un fen¨®meno es como si no existiera¡±, dice De la Fuente-N¨²?ez. Pero existe y est¨¢ en todas partes, lo atraviesa todo: la familia, el cine, la literatura, los medios de comunicaci¨®n y las instituciones, desde la Administraci¨®n p¨²blica hasta la escuela, universidad o empresas, siendo especialmente llamativo en ¨¢mbitos como la sanidad.
Paloma Alcubilla se retir¨® como periodista en 2007. ¡°?Qu¨¦ bien vas a estar ahora en casa!¡±, le repet¨ªan sus compa?eros de trabajo. Fue la primera vez que se encontr¨® ante una situaci¨®n edadista, aunque en aquel momento apenas sab¨ªa lo que era. ¡°Dejar de trabajar es percibir que dejas de aportar valor a la sociedad, que sobras y empiezas a resultar molesta. Siento que estoy expuesta a peleas constantes por tratar de conseguir mi espacio¡±, comenta. Algo similar le ocurri¨® durante un taller de dramatizaci¨®n, cuando su profesor invit¨® a los m¨¢s mayores a que abandonaran el curso al centrarse en los m¨¢s j¨®venes. Pero Alcubilla se niega a perpetuar esa actitud. Estudia, escribe, asiste a todo tipo de cursos (la mayor¨ªa impartidos por la Fundaci¨®n la Caixa), va al conservatorio, a coloquios, a clubes de lectura. Esa es su rutina para no sentirse ¡°anestesiada¡±.
¡°Las limitaciones est¨¢n en la salud y en la movilidad. Pierdes energ¨ªa, pero no las ganas de aprender, de salir¡±, explica Paloma Alcubilla (izquierda). Para Mar¨ªa Eugenia Gorostiza, hace falta mayor implicaci¨®n por parte de las instituciones: ¡°La gente no sabe a d¨®nde acudir¡±.
Edadismo autoinfligido, el m¨¢s perjudicial
Uno de los aspectos m¨¢s da?inos del edadismo es el que afecta a nuestra propia autopercepci¨®n. Es lo que De la Fuente-N¨²?ez denomina como ¡°edadismo autoinfligido¡± o ¡°profec¨ªa autocumplida¡±. Una vez llegadas a la etapa de la vejez, las personas que hayan interiorizado todos esos estereotipos a lo largo de su vida act¨²an en consecuencia y empiezan a autolimitarse, a dejar de cumplir objetivos, como planificar un viaje o aprender a tocar un instrumento. Esa resignaci¨®n aparece porque creen que es lo que les toca. Y tiene un impacto negativo en la salud: est¨¢ asociada a un mayor riesgo de sufrir depresi¨®n, soledad no deseada, deterioro cognitivo o muerte prematura.
Pero esquivar ese autoedadismo requiere a veces de mucho esfuerzo para mantener un esp¨ªritu curioso y dispuesto a nuevos aprendizajes. Es lo que trabaja Mar¨ªa Eugenia Gorostiza cada d¨ªa. Aunque confiesa no haber sufrido nunca las peores consecuencias de esta discriminaci¨®n, s¨ª sabe lo que entra?a: ¡°Claro que sientes soledad. Pierdes tu trabajo, tus hijos se van de casa, entras en otra fase. Pero contra eso tienes que luchar, oblig¨¢ndote a ser proactiva. Tiene que salir de ti, porque el empuje social todav¨ªa no se ha dado¡±.
Por eso insiste en generar conciencia desde la familia, una pieza indispensable para valorar la sabidur¨ªa, la resiliencia y la trayectoria vital de las primeras generaciones: ¡°Los abuelos no solo son los que compran las chuches y cuidan de los nietos cuando los padres no est¨¢n. Hace falta m¨¢s contacto para que valoren todo lo que les ense?an. Me sorprende que haya tan pocos ni?os en residencias de personas mayores¡±, a?ade.
Juan Antonio Rom¨¢n sostiene esa misma filosof¨ªa. Aunque admite haberse sentido siempre integrado en su trabajo y familia, s¨ª ha visto situaciones edadistas a su alrededor. Las experiment¨® sobre todo cuando fue presidente del Esplai Sant Jordi en el a?o 2012, una asociaci¨®n del centro de personas mayores de Sant Lluis (Barcelona) y perteneciente a la red de centros de la Fundaci¨®n la Caixa. All¨ª, colaboraba con adolescentes y mayores con el objetivo de que todo el mundo interviniera en distintas actividades. Desde entonces, est¨¢ m¨¢s implicado que nunca: ¡°En cuanto lo detecto me veo en la necesidad de intervenir. Me hace da?o. Por eso, a mis nietos siempre les digo que nos traten con la misma tolerancia y respeto que a los dem¨¢s. Y a mis amigos, que la edad no es ning¨²n impedimento de nada, porque lo contrario es lo que de verdad te a¨ªsla y te hace envejecer¡±.
¡°Suelo jugar con mi nieta al escondite o a llevarla a caballito", explica Juan Antonio Rom¨¢n, de 82 a?os. Al d¨ªa siguiente me duele la espalda, pero ?eso me impide disfrutar con ella? Ni en broma¡±.
La importancia del lenguaje para combatir el edadismo
Conseguir que todas las personas, independientemente de la edad, tengan las mismas oportunidades es uno de los objetivos que la Fundaci¨®n la Caixa se ha propuesto en su Programa para Personas Mayores para sensibilizar sobre el edadismo. Una iniciativa que trata de empoderarlas, fomentando las relaciones en su entorno para que se sientan m¨¢s independientes, activas, valiosas y seguras de s¨ª mismas. Pero el programa tambi¨¦n se dirige a la sociedad, donde la vejez es percibida como una etapa poco productiva y gravosa. Y para acabar con los mitos de ese sector de la poblaci¨®n, es imprescindible el buen uso del lenguaje. Por eso, la entidad lanz¨® en 2023 el Glosario sobre edadismo, un documento que reflexiona sobre palabras y expresiones aparentemente inocentes pero que pueden resultar muy da?inas si se utilizan de forma inadecuada.
Para la psicoger¨®ntologa Montserrat Celdr¨¢n, autora del glosario, el lenguaje es la puerta de entrada del edadismo. Una simple palabra es capaz de despersonalizar, de marcar distancias, de infantilizar: ¡°Palabras como ¡®abuelito¡¯ o ¡®nuestros jubilados y pensionistas¡¯ pueden parecer cari?osas, pero restan autonom¨ªa y protagonismo a esas personas¡±, explica. Por eso Celdr¨¢n aboga por incorporar la edad a cualquier estamento y por actuar desde las guarder¨ªas, escuelas y universidades, pasando por campa?as institucionales y medios de comunicaci¨®n para generar conciencia, visibilizar el problema, convencer del valor que representan las personas mayores y poner el acento en el derroche de experiencia que significa no contar con ellas.
Esa incredulidad asentada y compartida socialmente sobre las habilidades de una persona mayor parece que empieza a desmoronarse. Poco a poco, los estigmas con los que hasta ahora ha cargado la vejez como el aislamiento, el desinter¨¦s por las cosas o la incapacidad para adaptarse a las tecnolog¨ªas se est¨¢n sustituyendo por actitudes en positivo como las de Alcubilla, Rom¨¢n o Gorostiza. Un sector de la poblaci¨®n que no renuncia, que se siente valioso, que aporta conocimiento, que hace planes y que no cuenta ¡°batallitas de su ¨¦poca¡±, porque su ¨¦poca no ha pasado. ¡°Me siento en la edad de oro. Nunca me he visto tan l¨²cido, tan preparado y con tantas ganas de aprender algo nuevo cada d¨ªa¡±, cierra Rom¨¢n.
Una discriminaci¨®n que tambi¨¦n afecta a los m¨¢s j¨®venes
El edadismo también se manifiesta entre la población más joven, sobre todo entre aquellos que acaban de empezar su carrera laboral. Para la experta internacional en envejecimiento, Vânia de la Fuente-Núñez, uno de cada tres jóvenes europeos reporta edadismo, más que los mayores. Pero el problema es que no saben apreciar esas situaciones de discriminación, ni tampoco asociarlas: “Se creen que vivir periodos interminables de prácticas o ignorar sus propuestas en el trabajo es lo que les toca, por no tener todavía experiencia suficiente o por sufrir el síndrome del impostor”, apunta. En el vídeo situado sobre estas líneas, un capítulo de A fondo, el proyecto de la Fundación la Caixa para abordar temas psicosociales, la periodista Gemma Nierga y la psicogerontóloga Montse Celdrán conversan sobre la importancia del intercambio intergeneracional: “Si juntáramos a los mayores con los jóvenes a nivel educativo o social, romperíamos estereotipos y con esa lejanía que los separa. Hay tanto conocimiento mutuo que pueden aprender unos de otros...”, añade Celdrán.