Romper el c¨ªrculo de la soledad no deseada
Silvia Camarero, Carmen V¨¢zquez y Pedro Herrero son tres ejemplos de c¨®mo superar las consecuencias psicol¨®gicas y an¨ªmicas de este problema que afecta al 20% de la poblaci¨®n, para el que centros y especialistas son necesarios, pero tambi¨¦n organizaciones civiles y redes de apoyo con los barrios como principal escenario
La vida de Carmen V¨¢zquez (69 a?os, Sabadell, Barcelona) se parti¨® en dos cuando un infarto fulminante se llev¨® a su marido con tan solo 47. Era 1998 y la pareja viv¨ªa su momento m¨¢s dulce. Los hijos estaban a punto de emanciparse y ellos, j¨®venes, sanos y con una lista de planes por cumplir. De pronto fue la nada. Al dolor de la ausencia, a V¨¢zquez se le sum¨® el poco tiempo que tuvo para procesar una p¨¦rdida tan repentina. Pasaron a?os hasta que se dio cuenta de que segu¨ªa anclada a ese pasado que le imped¨ªa recuperar la ilusi¨®n de salir, de quedar con sus amigas, de avanzar. Desde que su marido se fue, la casa, escenario de tantas noches en vela, se convirti¨® en una especie de b¨²nker sin ventanas. Para ella estar sola significa vivir en la oscuridad, un estado en el que no sabes qui¨¦n eres o a d¨®nde vas. Pero s¨ª reconoce con una sonrisa (¡°Siempre, siempre la llevo puesta¡±, apostilla) que cumpli¨® de sobra con el ¨²nico objetivo que se marc¨®: aguantar el tir¨®n delante de sus ni?os. ¡°Consegu¨ª que nunca me vieran destrozada, y ese siempre ser¨¢ el mayor logro de mi vida¡±, dice.
Pedro Herrero (78 a?os, Tortosa, Tarragona) tambi¨¦n perdi¨® a su compa?era inseparable hace 14 a?os por una enfermedad. Padre de tres hijos y abuelo de cinco nietos, Herrero nunca quiso que su entorno supiera hasta qu¨¦ punto sufri¨® tras la muerte de su mujer. Un inmenso luto an¨ªmico con el que estuvo conviviendo hasta hace tres a?os. Por eso siempre dice que su realidad se ha repartido entre dos soledades, la que se lleva por dentro y la que se muestra por fuera. ¡°De camino al trabajo me ten¨ªa que parar en medio de la carretera a llorar para que mi familia no me viera¡±, confiesa. Estar en casa rodeado de tantos recuerdos tampoco ayudaba. Desde que falt¨® su amor ha sido incapaz de utilizar la habitaci¨®n que comparti¨® con ella. Precisamente su duelo se ceb¨® al principio con el que hab¨ªa sido un hogar de dos. Lleg¨® a odiar esas paredes, un espacio donde ten¨ªa la sensaci¨®n de estar a la espera de algo, rodeado de vac¨ªo hasta el punto de que, a veces, una simple llamada comercial se convert¨ªa en la ¨²nica conversaci¨®n durante d¨ªas.
La vida tambi¨¦n cambi¨® radicalmente para Silvia Camarero (62 a?os, Terrassa, Barcelona). Despu¨¦s de a?os dedicada al cuidado de su marido, enfermo cr¨®nico, llevar la casa a cuestas, cocinar para cuatro y trabajar como administrativa, su mundo se esfum¨® en cuesti¨®n de semanas. Perdi¨® a su pareja, sus dos hijos se mudaron y un ERE en la empresa la dej¨® sin empleo. Ni ella misma sab¨ªa qu¨¦ era aquello por lo que de pronto estaba pasando. Como si se tratara de un estado de apat¨ªa o indiferencia, nunca lo achac¨® a la soledad. ¡°Cre¨ª que estaba metida en un bucle o que me faltaba energ¨ªa. Cuando quer¨ªa me levantaba, com¨ªa, encend¨ªa la radio y hablaba con mis plantas. Ese era mi d¨ªa¡±, recuerda.
La soledad de estos tres protagonistas se manifest¨® con el dolor por una muerte inesperada y el peso de una ausencia insoportable. Hasta que decidieron pedir ayuda para salir. Transcurrieron a?os porque el pasado encadena hasta que se asume la p¨¦rdida de un ser querido, pero todos encontraron su raz¨®n para seguir hacia adelante. V¨¢zquez se enter¨® hace ocho a?os, gracias a una compa?era de trabajo que le coment¨® que la ve¨ªa apagada, que Fundaci¨®n la Caixa impart¨ªa unos talleres de autoestima y crecimiento personal. En el caso de Herrero, fue Cruz Roja quien acudi¨® hasta la puerta de su casa en 2021 para recomendarle unas actividades cerca de su domicilio. Y Camarero entr¨® hace dos a?os en Siempre acompa?ados, una iniciativa que persigue empoderar a las personas mayores para que ganen confianza en su proceso vital y sepan gestionar la sensaci¨®n de sentirse en soledad. Adem¨¢s, acompa?an a los usuarios para que se conviertan en sujetos activos a trav¨¦s de relaciones de bienestar y apoyo en entornos tan cotidianos como centros de salud, farmacias, juntas de vecinos o residencias. El proyecto se encuentra dentro del programa para Personas Mayores de la Fundaci¨®n la Caixa que cuenta con m¨¢s de 500 centros p¨²blicos y conveniados, 500 profesionales y 300 voluntarios.
Ayudar y acompa?ar desde los entornos cotidianos
Gracias a este programa, Camarero conoci¨® a Maika Espinosa, t¨¦cnica y trabajadora social de Cruz Roja en Terrassa, inscrita dentro de la extensa red de apoyo que tiene la iniciativa por todo el pa¨ªs. Despu¨¦s de una entrevista exhaustiva junto a Camarero, el primer paso de su plan de trabajo fue potenciar su autoestima. ¡°Silvia entr¨® muy tocada. Apenas sal¨ªa de casa, todo le costaba y estaba sumida en una especie de abandono consigo misma. Al cuidar tanto de los dem¨¢s, no sab¨ªa ni cu¨¢les eran sus aficiones¡±, explica. Hasta que refrescaron sus capacidades y le recordaron todo su potencial. Ella no lo sab¨ªa, pero todo estaba ah¨ª de forma latente. En menos de dos a?os, Silvia pas¨® de ser alumna en varios grupos de apoyo a liderarlos ella misma para escuchar y ayudar a los dem¨¢s con su historia. ¡°Cada uno viene por un tipo de soledad diferente. Nuestro deber es descubrir qu¨¦ tratamiento necesita cada uno antes de empezar¡±, a?ade Espinosa.
Precisamente los tres son los protagonistas de la nueva campa?a impulsada por la Fundaci¨®n la Caixa La soledad no se ve, se siente, con la que sensibilizar a la sociedad sobre una realidad cotidiana que pasa desapercibida. Seg¨²n los ¨²ltimos datos recogidos por el INE en 2024, en Espa?a hay cerca de cinco millones y medio de personas que viven solas, un 28% de todos los hogares. Pero no hay que equiparar esas cifras con sufrir soledad no deseada, sino fijarse en el 41% de las personas que no viven solas por voluntad propia porque puede ser un factor de riesgo, seg¨²n el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada de la Fundaci¨®n Once. Por eso, este a?o la entidad ha ido un paso m¨¢s all¨¢ para que el mensaje cale muy hondo a trav¨¦s de un escape room (juego de escape), una experiencia inmersiva inspirada en los testimonios de V¨¢zquez, Herrero y Camarero que visibiliza de forma metaf¨®rica el encierro emocional que sufren las personas que est¨¢n pasando por ello.
Escapar de la soledad?
Por segundo año consecutivo, la Fundación la Caixa ha lanzado la campaña La soledad no se ve, se siente para concienciar sobre la soledad no deseada. Pero esta vez la acción ha ido un paso más allá y se ha materializado en una experiencia inmersiva para que todo aquel que la haya realizado (más de 300 personas) sienta en primera persona el miedo, la frustración y la oscuridad de ese aislamiento. El recorrido tuvo lugar en una casa llena de fotos, recuerdos y muebles que podrían ser reales. Y en su web está disponible para hacerlo de manera interactiva.
Para ello, se creó un escape room para el que la entidad ha trabajado durante más de 10 horas con los protagonistas (Carmen Vázquez, Silvia Camarero y Pedro Herrero) para documentar sus hábitos diarios, emociones y pensamientos. Y entre los tres vieron que se repetía un mismo patrón: todos se sentían atrapados en un mundo que no parecía tener salida. Ese fue el leitmotiv de la actividad: visibilizar de forma vivencial el encierro emocional que sufren las personas que están pasando por ello. La actividad estuvo abierta durante dos semanas hasta el pasado 1 de octubre en L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona.
La importancia de hacer barrio y comunidad
Para Matilde Fern¨¢ndez, presidenta del Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada de la Fundaci¨®n Once y exministra de Asuntos Sociales entre 1988 y 1993, trabajar con la soledad no deseada implica hacerlo con la propia persona. Desde su organizaci¨®n, que lleva d¨¦cadas analizando este problema de salud p¨²blica que sufre el 20% de la poblaci¨®n seg¨²n el estudio Bar¨®metro de la soledad no de deseada en Espa?a 2024 del observatorio que dirige Fern¨¢ndez, abogan por construir una sociedad m¨¢s amigable e inclusiva que sea sostenible en el tiempo. ¡°Insistimos mucho en la importancia de crear relaciones desde el barrio para que tengan m¨¢s recursos y equipamientos. Hacer barrio es romper tambi¨¦n con las din¨¢micas individualistas del mundo de la prisa en el que vivimos. Compro de prisa, voy de prisa y no hablo con nadie. As¨ª es imposible establecer conexiones¡±, explica.
Pero Fern¨¢ndez es positiva. Est¨¢ convencida de que las instituciones, las organizaciones civiles y las redes de apoyo se est¨¢n movilizando para atajar este asunto. Siempre empezando por lo m¨¢s cercano, los municipios, una de las formas m¨¢s efectivas de llegar a sus conciudadanos. Al preguntarle si hay algo que est¨¦ en la mano de cada individuo, la respuesta es clara: salir a la calle sin prisas y con la sonrisa puesta. Sentarse al lado de alguien en un banco. Tener la mirada atenta. ¡°Qu¨¦ bonita es la costumbre americana que da la bienvenida a cualquier vecino que se acaba de mudar al barrio. Eso es hacer comunidad. As¨ª que menos pastillitas antidepresivas y m¨¢s recetar una tarde en el teatro con gente joven¡±, sentencia.
Pedro Herrero comparte el mismo an¨¢lisis que la exministra. Para ¨¦l una simple conversaci¨®n en la cola de un supermercado o estrechar la mano pueden significar mucho en la vida de una persona que est¨¢ y se siente en soledad. ¡°Estaba averiado y ahora soy yo el que repara a otros. Tengo ganas y si tengo eso lo tengo todo¡±, afirma. Por su parte, Carmen V¨¢zquez ya ha dejado de poner peros a los planes: ¡°La mochila que siempre he llevado a cuestas ya no me pesa¡±. Dice que le queda casi nada para ser la Carmen de antes.