?Hasta d¨®nde puede llegar el ser humano? El viaje a la oscuridad m¨¢s absoluta
El ingeniero H¨¦ctor Salvador es una de las pocas personas en el mundo que ha llegado al lugar m¨¢s profundo del planeta: la fosa de las Marianas. En esta segunda entrega de la serie ¡®Luces largas¡¯, un proyecto de Renault que a¨²na j¨®venes talentos, futuro y naturaleza, Salvador explica la experiencia emocional que supone estar a casi 11.000 metros bajo el mar
Suena el tel¨¦fono. H¨¦ctor Salvador (Lugo, 1983) descuelga y escucha, paciente, a su interlocutor. ¡°H¨¦ctor¡±, le reclaman, ¡°tienes que bajar ma?ana. Se ha extraviado un m¨®dulo de la ¨²ltima misi¨®n cient¨ªfica y hay que recuperarlo¡±. La conversaci¨®n se produce muy r¨¢pido. Es el 17 de abril de 2021 y a H¨¦ctor Salvador, ingeniero aeron¨¢utico y director de Operaciones del fabricante estadounidense de sumergibles Triton Submarines, casi no le da tiempo a asimilar que, al cabo de unas horas, estar¨¢ metido dentro de un submarino a los mandos de una expedici¨®n cuyo punto de destino es la fosa de las Marianas: el punto m¨¢s profundo del planeta, a unos 10.700 metros bajo el agua. Tampoco piensa en que se convertir¨¢ en el primer espa?ol en conseguirlo.
En conversaci¨®n con EL PA?S, Salvador recuerda aquel momento y tambi¨¦n el v¨¦rtigo que experiment¨® al colgar. ¡°Esa noche fue imposible dormir¡±, confiesa. En el v¨ªdeo que acompa?a este art¨ªculo, el ingeniero y conductor de submarinos narra aquel viaje, uno de los m¨¢s especiales que se pueden realizar. ¡°Lo m¨¢s apasionante de visitar la fosa de las Marianas fue ver que, incluso ah¨ª, se abre paso la vida¡±, explica.
Mucho se ha escrito sobre los fondos marinos. Muchos literatos han imaginado animales inveros¨ªmiles y especies inclasificables. Salvador puede constatarlo. Los ha visto. Cuenta que, en cada una de las inmersiones que realiza ¨Csobre todo, en las que visita unas profundidades m¨¢s altas¨C, divisa especies marinas no conocidas, o incluso otras que, si¨¦ndolo, nunca se hab¨ªan catalogado como capaces de habitar en esos fondos: ¡°Por eso es tan importante bajar¡±, apunta. Y cuando lo hace, Salvador no desperdicia ni un segundo y se deja embriagar, siempre con los cinco sentidos alerta, por lo oscuro y lo m¨ªtico de las aguas que ¨¦l ¨Cy casi nadie m¨¢s¨C conoce.
M¨¢s all¨¢ del Everest
La magnitud de la proeza de Salvador se entiende mejor si se comparan los casi 11 kil¨®metros a los que descendi¨® con los 8.849 metros de altura del Everest. De las m¨¢s de 2.000 inmersiones que ha llevado a cabo, la de las Marianas ¡°fue la m¨¢s tranquila de todas¡± y, a pesar de la tensi¨®n del asunto, tambi¨¦n la m¨¢s m¨¢gica. De alguna forma, cada metro que se sumerg¨ªa el submarino, H¨¦ctor daba un paso m¨¢s para colar su nombre en la historia de la exploraci¨®n: ¡°Aquello no era una simple expedici¨®n¡±, aclara. Se trataba, casi de forma literal, de ensanchar el mundo; de dotar a la existencia de todos de m¨¢s profundidad; de ampliar las miras y los frentes. ¡°Y cuando uno est¨¢ en esas, se siente hasta solo¡±, reconoce. Con 11 kil¨®metros de agua sobre la cabeza y el peso de la historia a las espaldas, es una soledad no comparable con nada.
Como explica en el v¨ªdeo, a Salvador le sorprendi¨® que las basuras humanas tambi¨¦n estaban all¨ª presentes, que hab¨ªan llegado antes que los propios cient¨ªficos. Por eso, este ingeniero, que ha visto c¨®mo en lo m¨¢s profundo del oc¨¦ano se cruzaban especies desconocidas con micropl¨¢sticos, reclama m¨¢s sostenibilidad, tanto en el mar como en la tierra.