No quieren tu trabajo, quieren tus datos. El negocio oculto de muchos peque?os buscadores de empleo
El sector de las ofertas laborales se llena de agregadores que republican una y otra vez los mismos anuncios, muchas veces falsos o antiguos
Rub¨¦n Santiago empieza buscando trabajo, pero acaba perdiendo la paciencia. Este psic¨®logo vasco de 26 a?os lleva desde febrero en una b¨²squeda activa de empleo que, pandemia obliga, se desarrolla ¨²nicamente en el entorno online. Hoy ha tenido suerte, hay una oferta que se adec¨²a bastante a lo que busca. ¡°La veo en LinkedIn, pero al solicitarla, me redirige a Buscojobs¡±, explica. ¡°Me identifico, pero al aplicar me manda a WhatJobs? Su nombre debe ser sarc¨¢stico, porque me indica que esa oferta no existe¡±. Santiago ha perdido media hora y ha cedido sus datos a dos portales de b¨²squeda de...
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Rub¨¦n Santiago empieza buscando trabajo, pero acaba perdiendo la paciencia. Este psic¨®logo vasco de 26 a?os lleva desde febrero en una b¨²squeda activa de empleo que, pandemia obliga, se desarrolla ¨²nicamente en el entorno online. Hoy ha tenido suerte, hay una oferta que se adec¨²a bastante a lo que busca. ¡°La veo en LinkedIn, pero al solicitarla, me redirige a Buscojobs¡±, explica. ¡°Me identifico, pero al aplicar me manda a WhatJobs? Su nombre debe ser sarc¨¢stico, porque me indica que esa oferta no existe¡±. Santiago ha perdido media hora y ha cedido sus datos a dos portales de b¨²squeda de empleo, pero a¨²n no se ha inscrito en ninguna oferta. Es la t¨®nica habitual. ¡°Hay algunos enlaces que te llevan a las webs de las empresas, pero normalmente te derivan a terceras p¨¢ginas como Neuvoo, Trabeja, Jooble, que son mis sospechosas habituales. Y all¨ª entras al laberinto¡±. Santiago aclara que jam¨¢s ha sido v¨ªctima de una estafa en estas webs. No sabe qu¨¦ est¨¢n ganando estos intermediarios, pero desconf¨ªa, cree que hay algo raro. Tiene raz¨®n.
El caso de Santiago es el de millones de espa?oles. La b¨²squeda de empleo en el entorno online se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en una especie de gincana. Los enlaces se encadenan. Funcionan como lianas virtuales que llevan al usuario en volandas de una p¨¢gina a otra, como un inocente Tarz¨¢n, hasta que acaba atrapado en una mara?a de cuestionarios, hiperenlaces y cl¨¢usulas. Y abandona. Pero por el camino ha ido dejando un reguero de datos personales. Ah¨ª es donde est¨¢ el negocio real y no en una vacante cubierta ya hace tiempo. No quieren darte trabajo, quieren que les des tus datos.
¡°Los datos que facilitas en una web de trabajo son los m¨¢s fiables, y por tanto los m¨¢s caros que se generan en Internet¡±. Gemma Gald¨®n, directora de Eticas Research & Consulting, explica este extremo con la confesi¨®n de un pecado venial: ¡°Yo, cuando relleno un formulario para la tarjeta del supermercado, miento en todo¡±, reconoce. ¡°Bueno, yo y todo el mundo. Los datos que el ciudadano rellena voluntariamente tienen problemas de calidad. Pero si los rellenas para conseguir un trabajo no vas a mentir, te interesa rellenar un curr¨ªculum veraz y completo¡±.
Lo importante no es solo que en LinkedIn rellenes mucha informaci¨®n y muy buena, sino que en este contexto, est¨¢s dispuesto a d¨¢rsela a cualquiera. Es m¨¢s f¨¢cil entender este comportamiento si trasladamos el entorno virtual al real. Podr¨ªamos pensar en Facebook como una fiesta privada en la que invitas a tus amigos. Instagram ser¨ªa el local de moda al que todo el mundo va a ver y ser visto. Twitter es la plaza del pueblo, el lugar en el que la gente saluda (o insulta) a desconocidos. Pero LinkedIn es distinto. La red social del trabajo funciona como una especie de c¨®ctel donde hacer networking, un lugar donde departes educadamente con desconocidos, les das tu tarjeta de visita, tu curr¨ªculum y contestas a preguntas que te parecer¨ªan intrusivas en otro contexto. ?Qu¨¦ nivel de estudios tienes? ?Cu¨¢nto ganas? ?Me das tu mail? ?Tu tel¨¦fono? ?Tu n¨²mero de cuenta?
Gald¨®n analiza el fen¨®meno desde la ¨®ptica de la econom¨ªa de datos. La analista considera que estamos asistiendo a una competencia para ser el pr¨®ximo gran data broker (empresa especializada en recopilar y vender informaci¨®n de usuarios) y no el mejor portal de empleo. ¡°Hay mucha empresa de este tipo, no quieren dar un servicio, sino depredar tus datos para posicionarse y conseguir el m¨¢ximo volumen posible¡±, asegura. Pero lo van a tener dif¨ªcil porque en el sector de la b¨²squeda de empleo ya hay un gran jugador con el que es dif¨ªcil competir.
LinkedIn, con 12 millones de usuarios en Espa?a (y 610 en el mundo), es el actor principal en un sector altamente centralizado. A nivel nacional solo Infojobs, con seis millones de usuarios activos, resiste el embate, pues tiene una interfaz sencilla y pr¨¢ctica, que renuncia al factor social. Por eso y porque lleva m¨¢s de 20 a?os en el mercado. Aunque no sea la m¨¢s moderna, no acaba de pasar de moda. Nada ni nadie lo hace en el mercado de trabajo. Mientras que las redes sociales se suceden a velocidad alarmante (Facebook dio paso a Twitter, que compite con Instagram, que sucumbi¨® moment¨¢neamente ante Snapchat, que languidece ante Tik Tok) el sector de la b¨²squeda de empleo online lleva d¨¦cadas estancado. Linkedin, actualmente propiedad de Microsoft, se lanz¨® hace 17 a?os. Nadie le ha hecho sombra desde entonces. La llegada de nuevos jugadores al sector deber¨ªa ser una buena noticia para los demandantes de empleo. Pero no lo es. El problema es que, por muchos actores nuevos que entren en la obra, el guion es el mismo. Las ofertas de trabajo son limitadas. As¨ª que estas nuevas plataformas tienen que buscar, agregar y postear las mismas ofertas una y otra vez.
LinkedIn tiene un negocio diversificado, lo que le permite despertar menos suspicacias que otras redes sociales. No depende tanto de la publicidad interna, as¨ª que no necesita retener al usuario con trucos. Es rentable gracias a su servicio premium y a la promoci¨®n de cursos, aunque no renuncia expresamente a vender sus datos a terceros. Adem¨¢s, juega con la ventaja de ser el gran hub del empleo mundial, no necesita recurrir a t¨¦cnicas agresivas o fraudulentas para conseguir usuarios. Ya los tiene. Pero muchos reci¨¦n llegados no est¨¢n en esa situaci¨®n y buscan los datos de los consumidores de forma desesperada. Por eso no les importa demasiado si la oferta laboral que ofrecen es antigua, si redirige a otro lugar o si directamente no existe. Al fin y al cabo no es una oferta, es un cebo.
Poca gente acudir¨¢ a ellos directamente as¨ª que tiran sus anzuelos en caladeros m¨¢s f¨¦rtiles como los que ofrece LinkedIn. Esto supone una competencia directa para las plataformas veteranas dentro de sus propios dominios. Pero tambi¨¦n m¨¢s contenido. Por un lado, las nuevas p¨¢ginas alimentan el feed de LinkedIn. Pero por otro le depredan los datos y le restan credibilidad. ¡°LinkedIn depende de la colaboraci¨®n de los usuarios¡±, explica Gald¨®n, ¡°si nadie cuelga ofertas o busca trabajo no existe. Con lo cual les interesa que existan estas iniciativas u ofertas para que siga siendo el espacio de referencia. Pero es un balance complicado, si viene una empresa que lo hace muy bien la compran. Si hay alguna que les molesta la echan¡±.
En sus webs, LinkedIn e InfoJobs aseguran dedicar un gran esfuerzo a borrar ofertas fraudulentas, pero no est¨¢ claro si las aqu¨ª mencionadas entran dentro de esa categor¨ªa. Preguntado al respecto, Pedro Serrano, director de marketing de InfoJobs, explica: ¡°Lo m¨¢s importante es dar a nuestros candidatos una experiencia de usuario consistente, en la que se puede aplicar a cualquier oferta en un clic. Los agregadores a?aden un paso intermedio que va en contra de este objetivo. No hacemos redirect ni colaboramos con agregadores por este motivo y seguiremos con esta pol¨ªtica¡±. Algo m¨¢s laxos se muestran en Linkedin, donde toleran estas pr¨¢cticas siempre que entren dentro de la legalidad. En un comunicado oficial, la compa?¨ªa declara: ¡°Para estar seguros de que nuestros miembros no pierden ninguna oportunidad, LinkedIn conserva los trabajos de otros sitios de empleo. LinkedIn cuenta con muchas herramientas de monitorizaci¨®n y medidas t¨¦cnicas para ayudar a prevenir posibles publicaciones de empleos inapropiadas. Cuando a trav¨¦s de nuestros sistemas identificamos ofertas de empleos falsas, ofensivas, discriminatorias las bloqueamos¡±.
Puedes vivir sin una red social, pero no sin un trabajo
Maribel Grajera es programadora inform¨¢tica. Llevaba 14 de sus 36 a?os trabajando en la misma empresa. Hasta que lleg¨® la crisis de la covid. Ahora se pasa las ma?anas rellenando formularios. ¡°Es frustrante porque no es una empresa la que te lo pide, son un mont¨®n. Unmejorempleo, Vprecreuter, Carrer5¡¡± Grajera va enumerando nombres con desgana, buceando en su historial de b¨²squedas para recuperar decenas de portales de cuyo nombre no se acuerda. Ni quiere. ¡°Aplicas a una oferta, que te lleva a otra, que termina en otra que no tiene nada que ver. Al final necesitas el trabajo, as¨ª que aceptas y cedes tus datos. Yo ya no s¨¦ a cu¨¢ntas empresas se los he dado¡±.
Grajera menciona en su discurso el elemento clave en este negocio. Puedes vivir sin una red social, pero no sin un trabajo. ¡°Si puedes gestionar un bien escaso con mucha demanda, como el empleo, puedes imponer tus condiciones¡±, explica Carlos Fern¨¢ndez Barbudo, profesor de filosof¨ªa del derecho en la UAM y experto en econom¨ªa de la vigilancia. Barbudo no cree que estemos ante una estafa cl¨¢sica. ¡°No es una pr¨¢ctica necesariamente fraudulenta, pero es poco ¨¦tica¡±, asegura el jurista. S¨ª se vale de los mecanismos de la psicolog¨ªa social, que se utilizan en la estafa. ¡°Se aprovecha de la necesidad de las v¨ªctimas en un intento m¨¢s de datificar a la sociedad para conseguir perfiles, paquetes de informaci¨®n que luego puedan vender¡±.
Su colega, Samuel Parra, jurista especializado en protecci¨®n de datos, es m¨¢s contundente al afirmar que ¡°son ilegales desde el punto de vista de la normativa de protecci¨®n de datos¡±. Entiende Parra que estas webs est¨¢n enga?ando al usuario al recabar sus datos personales, haci¨¦ndole pensar que se inscribe en una oferta de trabajo que muchas veces no existe o hace tiempo que expir¨®. A?ade adem¨¢s que ¡°echando un vistazo a varios de estos portales se puede deducir que no hay un inter¨¦s real por cumplir con la normativa de protecci¨®n de datos¡±. Sin embargo, se?ala que muchas de estas empresas tienen su sede fuera de Espa?a con lo cual, a la hora de reclamar, se van a encontrar con un importante escollo.
No lo har¨¢n porque nadie reclama. Al final solo has perdido 20 minutos, no vas a perder a?os en un litigio que probablemente no te lleve a ninguna parte. Rub¨¦n Santiago ahora centra su b¨²squeda en InfoJobs y plataformas p¨²blicas como Lanbide (el servicio de empleo vasco) o el buscador del SEPE. Est¨¢ prepar¨¢ndose para conseguir el t¨ªtulo superior de Integraci¨®n Social. Maribel Grajera ya no rellena ninguna p¨¢gina sospechosa fuera de LinkedIn. Ha realizado un curso de desarrolladora front-end en Adalab y se muestra esperanzada sobre su futuro laboral. Ninguno de los dos ha pensado en denunciar. Sus datos siguen vendi¨¦ndose en forma de paquetes a terceros sin que puedan hacer nada por evitarlo.
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