La victoria de los troles: de c¨®mo Internet se ha convertido en la vida real
El asalto al Capitolio se gest¨® en gran medida en las grandes plataformas y en oscuros foros donde crecen las teor¨ªas conspiratorias
Hace unos d¨ªas, el presidente de EE UU, Donald Trump, hablaba por tel¨¦fono con el secretario de Estado de Georgia en una conversaci¨®n que destap¨® The Washington Post. Quer¨ªa insistir en un nuevo recuento electoral. Trump recurr¨ªa sin parar a una historia ya desmentida sobre una trabajadora electoral que presuntamente habr¨ªa colado miles de votos para su rival, Joe Biden. Como argum...
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Hace unos d¨ªas, el presidente de EE UU, Donald Trump, hablaba por tel¨¦fono con el secretario de Estado de Georgia en una conversaci¨®n que destap¨® The Washington Post. Quer¨ªa insistir en un nuevo recuento electoral. Trump recurr¨ªa sin parar a una historia ya desmentida sobre una trabajadora electoral que presuntamente habr¨ªa colado miles de votos para su rival, Joe Biden. Como argumento de autoridad, Trump dijo: ¡°En Internet la conoce todo el mundo¡±. Y tambi¨¦n: ¡°Era tendencia en Internet¡±. Para rematar, Trump a?adi¨® una pregunta ret¨®rica perfecta: ¡°?Sabes, Internet?¡±. La base de los argumentos de Trump era ¡°Internet¡±. Puede parecer una locura, pero ese Internet de Trump ya no puede despreciarse.
En los ¨²ltimos cuatro a?os se ha afianzado una idea central para el futuro de nuestras sociedades: la vida digital est¨¢ cada vez m¨¢s cerca de la vida real. Para Donald Trump, lo que sal¨ªa en la red era la realidad. El asalto del 6 de enero al Capitolio ha sido la ¨²ltima evidencia de que ya no se puede decir que las teor¨ªas, amenazas o tramas que emergen en Internet se quedar¨¢n en Internet. Nuestra realidad depender¨¢ cada vez m¨¢s de la red. Y ah¨ª hay cada vez m¨¢s cosas.
Ese Internet no es obviamente el ¨²nico medio para entender esa realidad: el altavoz de la presidencia de EE UU y el coro de muchos medios tradicionales, tanto en televisi¨®n como en soporte digital, tienen un papel fundamental en el proceso que se ha vivido en los ¨²ltimos cuatro a?os. Pero su peso ha crecido sin parar. Y tres ejemplos lo prueban. Primero, en un oscuro foro naci¨® y creci¨® QAnon, el paraguas para docenas de teor¨ªas conspirativas que afirma que el mundo est¨¢ en manos de una red de progresistas ped¨®filos y que un personaje llamado Q, probablemente Trump, nos salvar¨¢. Segundo, las grandes redes han seguido siendo el altavoz de Trump y el espacio donde cientos de l¨ªderes de opini¨®n afines al presidente han difundido sus opiniones. Tercero, en oscuras webs y redes sociales alternativas han debatido y compartido docenas de historias que justifican cualquier creencia. Algunas de esas plataformas son m¨¢s conocidas, como Gab, Parler, Telegram, 8kun o Discord. Pero otras son menos c¨¦lebres: TheDonald(.)win, Voat(.)co, MeWe, Zello, DLive.
La culminaci¨®n de este proceso ha conducido a una victoria de los troles. ¡°Los eventos en Washington nos muestran una vez m¨¢s que el activismo y la acci¨®n colectiva online tiene consecuencias en el mundo offline¡±, dice Claudia Flores Saviaga, Facebook fellow y doctoranda de la Universidad de Virginia Occidental. En un art¨ªculo cient¨ªfico de 2018 titulado Movilizando el tren de Trump, Flores Saviaga y otros dos autores explicaban c¨®mo algunas innovaciones tecnol¨®gicas son explotadas por campa?as presidenciales cuatro a?os despu¨¦s de su aparici¨®n: la propia web, los blogs, Facebook o Twitter. ¡°Las plataformas que filtran informaci¨®n como Reddit fueron explotadas pol¨ªticamente en 2016 en forma de comunidades de troleo¡±, dice el art¨ªculo. Cuatro a?os despu¨¦s han demostrado su eficacia. Es inevitable ver en las vestimentas y la actitud de los asaltantes del Capitolio una mezcla rara de personajes estramb¨®ticos y declaraciones psicod¨¦licas. Es decir, perfectos troles que viven de memes. Este calificativo l¨®gicamente disimula la diversidad de grupos y objetivos radicales que oculta la multitud.
¡°Como las redes sociales est¨¢n moderando el contenido inapropiado en sus redes, los troles pol¨ªticos han preferido otras plataformas m¨¢s cerradas y encriptadas, como Discord, que les ofrecen libertad para expresarse¡±, dice Saiph Savage, directora del Human Computer Interaction Lab de la Universidad de Virginia Occidental y otra de las autoras del art¨ªculo. Este movimiento hacia plataformas m¨¢s cerradas es uno de los hitos de los ¨²ltimos cuatro a?os. Las grandes redes sociales siguen siendo centrales, pero ya no est¨¢n solas en este nuevo panorama.
Las redes tradicionales reciben dos acusaciones claras en este proceso.
1/ El algoritmo amplifica el contenido extremo. La idea no es nueva. El contenido m¨¢s emocional, simple y extremo llama la atenci¨®n. Los tabloides han vivido de estas premisas desde el siglo XIX. El algoritmo de las grandes redes ha perfeccionado el concepto. En mayo el Wall Street Journal sac¨® una valiosa exclusiva sobre debates internos en Facebook acerca de su algoritmo. ¡°Nuestros algoritmos explotan la atracci¨®n del cerebro humano por la divisi¨®n¡±, advert¨ªa una presentaci¨®n de ingenieros de Facebook de 2018, seg¨²n el peri¨®dico estadounidense. ¡°Si los dejamos as¨ª, Facebook dar¨¢ m¨¢s y m¨¢s contenido divisivo en un esfuerzo de ganar la atenci¨®n e incrementar el tiempo en la plataforma¡±. ?El resultado? M¨¢s gente y m¨¢s tiempo en Facebook supone m¨¢s anuncios. Los dirigentes de la plataforma desecharon los hallazgos de sus ingenieros.
En los ¨²ltimos a?os Facebook se ha convertido en el gran tabloide del mundo. Sus contenidos van m¨¢s all¨¢ de las fake news. En el intenso debate acad¨¦mico sobre si las c¨¢maras de eco existen, la ¨²ltima aportaci¨®n, a¨²n a la espera de revisi¨®n, viene del Oxford Internet Institute. ?Las c¨¢maras de eco existen!, se titula provisionalmente el art¨ªculo. El argumento hasta ahora era que en las redes estamos expuestos a puntos de vista m¨¢s diversos que cuando le¨ªamos nuestro peri¨®dico favorito. Por tanto no hab¨ªa c¨¢maras de eco tan evidentes. Pero las nuevas evidencias apuntan a que vemos ese contenido opuesto a nuestras creencias solo para que sea rebatido por nuestra c¨¢mara de eco y sigamos viviendo a¨²n m¨¢s confortablemente con nuestras ideas.
2/ La capacidad de reclutar. La mudanza de los fans de Trump a p¨¢ginas m¨¢s ocultas tiene para ellos un problema evidente: en Instagram o Youtube hay millones de personas a las que atraer. Una vez se encierran en sus chiringuitos, es m¨¢s dif¨ªcil encontrar nuevos fans.
¡°Est¨¢ claro que hay un efecto de descubrimiento en la red. En los ¨²ltimos cuatro a?os conspiraciones relacionadas con QAnon han ido filtr¨¢ndose desde los extremos hacia el centro, en parte porque eran asumidas por tipos normales en Instagram y Facebook¡±, dice Nahema Marchal, investigadora del Oxford Internet Institute. ¡°Las plataformas permitieron que ese contenido se amplificara¡±, a?ade. Ese conocimiento permite tambi¨¦n, seg¨²n Marchal, b¨²squedas dirigidas. ¡°Una vez alguien empieza a buscar cosas en la Red buscando un tipo de vocabulario extremo, pueden encontrarse f¨¢cilmente en un ecosistema informativo alternativo¡±. Las palabras con que se busca cuentan.
Los troles por tanto no van a esfumarse del todo de las redes tradicionales. All¨ª hay que estar para darse a conocer. Es como los grupos religiosos que se ponen en las calles c¨¦ntricas para dejarse ver y sonre¨ªr a los que dudan. Luego, en su templo ya los acabar¨¢n de convencer. Pero hay que estar en el lugar por donde pasan millones, aunque sea en los comentarios:
Pero si las redes proh¨ªben o limitan sus contenidos, ?c¨®mo lo hacen? La moderaci¨®n ha limitado los contenidos radicales, pero eso no significa que los haya extinguido. En Facebook sigue habiendo docenas de grupos sobre Stop the Steal para denunciar el hipot¨¦tico robo electoral. En Twitter montones de cuentas hablan a¨²n de QAnon, que en teor¨ªa est¨¢ prohibido. En ambas redes, las cuentas de Trump y muchos de sus lugartenientes est¨¢n solo suspendidas, no bloqueadas.
Su capacidad para emitir mensajes radicales sigue intacta. Una vez han sido captados por el nuevo ecosistema, pueden ser convencidos con m¨¢s facilidad. Un art¨ªculo cient¨ªfico de finales de 2020 explica c¨®mo las comunidades que se crean despu¨¦s de que un grupo sea expulsado tienden a ser m¨¢s radicales y menos numerosas. ¡°Una posible explicaci¨®n para el crecimiento de las plataformas extremas es que permiten opiniones m¨¢s radicales, as¨ª que ya los usuarios no deben reprimirse¡±, dice Manoel Horta Ribeiro, investigador de la Escuela Polit¨¦cnica de Lausane y uno de los autores del estudio. ¡°A la larga, esto puede significar que en esas plataformas, ideas que ser¨ªan eliminadas de Reddit, como apoyar la guerra civil, prosperen libremente¡±, a?ade. Entre los troles del Capitolio, por ejemplo, hab¨ªa tipos con camisetas celebrando Auschwitz.
Esta segmentaci¨®n creciente de p¨²blicos en realidades distintas tiene consecuencias reales. En este contexto, el 6 de enero en el Capitolio es m¨¢s bien un inicio, no un final.
La soluci¨®n no es sencilla. ¡°Censurar a Trump en cierto modo es censurar al candidato que apoyan 74 millones de estadounidenses¡±, dice Flores Saviaga. ¡°Una gran porci¨®n de la poblaci¨®n puede sentir que su voz no est¨¢ siendo escuchada. En nuestra investigaci¨®n hemos visto que en los casos donde se bloqueaba o censuraba contenido pro-Trump incitaba a m¨¢s participaci¨®n en redes pro-Trump¡±, a?ade.
No solo eso, explica Flores Saviaga, estas redes permitieron la Primavera ?rabe o Black Lives Matter. ¡°Es dif¨ªcil dibujar la l¨ªnea de que es correcto o no dependiendo de la situaci¨®n y del pa¨ªs. Tambi¨¦n es dif¨ªcil saber qui¨¦n es el encargado de regular que es lo que pasa dentro de las redes sociales. ?Los gobiernos? ?Las compa?¨ªas tecnol¨®gicas?¡±
Horta Ribeiro cree que una opci¨®n es coordinar mejor el bloqueo de estos grupos en las grandes redes para que no puedan saltar de una a otra y coordinar su salida hacia una red af¨ªn a sus ideas. Pero tampoco tiene una respuesta clara: ¡°A pesar de que haya varias cosas que las plataformas pueden hacer, a¨²n tenemos muy poca idea sobre qu¨¦ acciones deber¨ªan tomar. Las plataformas tienen a sus equipos trabajando en mejorar sus servicios, pero tienen muy poca idea de c¨®mo valorar si una medida de moderaci¨®n es buena para el gran esquema de las cosas¡±, explica. El gran esquema de las cosas es algo que ir¨¢ emergiendo de Internet hacia la vida real, con m¨¢s preguntas que respuestas.
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