Im¨¢genes sexuales que destruyen y matan
La tecnolog¨ªa facilita que cualquiera pueda ser v¨ªctima o culpable de la difusi¨®n no consentida de contenidos ¨ªntimos
Ver¨®nica se quit¨® la vida a los 32 a?os. Ten¨ªa pareja, dos hijas menores de cinco a?os y trabajo en la f¨¢brica de veh¨ªculos industriales de Iveco en Madrid. ¡°Era alegre y sus relaciones con los compa?eros eran normales, las habituales¡±, recuerdan ahora los trabajadores de una planta que hoy cuenta con 2.400 empleados. Ver¨®nica ten¨ªa una vida com¨²n, como la de cualquier persona. Ese mundo cotidiano se derrumb¨® en 2019, cuando comenz¨® a difundirse entre parte de la plantilla un v¨ªdeo grabado durante una antigu...
Ver¨®nica se quit¨® la vida a los 32 a?os. Ten¨ªa pareja, dos hijas menores de cinco a?os y trabajo en la f¨¢brica de veh¨ªculos industriales de Iveco en Madrid. ¡°Era alegre y sus relaciones con los compa?eros eran normales, las habituales¡±, recuerdan ahora los trabajadores de una planta que hoy cuenta con 2.400 empleados. Ver¨®nica ten¨ªa una vida com¨²n, como la de cualquier persona. Ese mundo cotidiano se derrumb¨® en 2019, cuando comenz¨® a difundirse entre parte de la plantilla un v¨ªdeo grabado durante una antigua relaci¨®n y que conten¨ªa im¨¢genes sexuales en las que aparec¨ªa. El 25 de mayo se suicid¨® en su casa. Es el caso conocido m¨¢s grave de los ocurridos en Espa?a de redifusi¨®n no consentida de contenidos ¨ªntimos, una pr¨¢ctica que la tecnolog¨ªa permite que todos podamos ser v¨ªctimas (el 50% de los adultos comparten im¨¢genes o textos sexuales) o culpables, porque la propagaci¨®n de estos sin consentimiento es delito.
La violaci¨®n de la intimidad es habitual. No existen estad¨ªsticas precisas porque no todos los casos se denuncian. Pero cuando el implicado es popular, como el caso del v¨ªdeo viralizado de una relaci¨®n sexual del actor Santi Mill¨¢n, conocido esta semana, vuelven a saltar las alarmas. El artista se ha limitado a destacar que ha sido v¨ªctima de un delito y ha rehusado hacer m¨¢s declaraciones.
El caso que abri¨® los ojos a la sociedad ocurri¨® en 2008. Jessica Logan, una joven estadounidense de 18 a?os, se suicid¨® por el acoso sufrido tras la difusi¨®n entre sus compa?eros de instituto de unas im¨¢genes de car¨¢cter sexual que ella hab¨ªa enviado a su novio y este propag¨® sin su permiso. ¡°Los adolescentes lo hacen como moneda de cambio, para elevar su reputaci¨®n entre sus iguales, o como prueba de amor¡±, explica la profesora de Psicolog¨ªa en la Universidad de Sevilla M¨®nica Ojeda. La madre de Jessica promovi¨® las primeras investigaciones sobre estas violaciones de la intimidad.
Cuatro a?os despu¨¦s se registra en Espa?a un caso similar. La exconcejal socialista de Los Y¨¦benes (Toledo) Olvido Hormigos env¨ªa un v¨ªdeo ¨ªntimo a una persona con la que manten¨ªa relaciones y se difunde sin su consentimiento. Hormigos consigui¨® superar el hurac¨¢n que se gener¨® en las redes sociales y, tras su paso por diferentes programas de televisi¨®n, ha vuelto a su pueblo donde ha trabajado de decoradora y quiere orientarse a la docencia. Desea pasar p¨¢gina y tambi¨¦n ha renunciado a hacer declaraciones.
Los silencios son comprensibles. Cualquier comentario genera un repunte de las b¨²squedas en internet a la caza de los v¨ªdeos difundidos, no de sus consecuencias. Josep Coll, director de RepScan, una empresa especializada en reputaci¨®n en la red, explica que ¡°las crisis repuntan en esto casos, pero se pueden evitar¡±.
Tanto el caso de Ver¨®nica como el de Olvido Hormigos terminaron impunes en los tribunales. Los juzgados sobreseyeron los casos. El primero por ¡°falta de autor conocido¡± y el segundo, porque la legislaci¨®n a la que se apel¨® entonces solo preve¨ªa la revelaci¨®n de secretos obtenidos de forma il¨ªcita y el v¨ªdeo de la exedil fue filmado y enviado inicialmente de forma voluntaria.
¡®Intimidad¡¯
Sin embargo, socialmente siguen vivos o se reabren con cada nuevo caso similar. Tanto la experiencia de Hormigos como la de Ver¨®nica han inspirado la serie Intimidad, estrenada recientemente en Netflix y que refleja las consecuencias del delito de vulneraci¨®n de la intimidad y, en concreto, de la jaur¨ªa c¨®mplice de las redes sociales, especialmente dram¨¢tico en el caso de Ver¨®nica.
¡°Lo universal es ser vulnerable, tener miedo a que nos pierdan el respeto. Lo normal es que haya una diferencia sustanciosa entre lo que proyectamos y lo que guardamos. Lo que no es habitual es tener una autoestima inexpugnable, o haber desarrollado un estoicismo mod¨¦lico, aunque ya seamos adultos y tengamos hijos, como era su caso¡±, explica la coautora de Intimidad Laura Sarmiento.
La creadora destaca el micromundo que le inspir¨® la trabajadora de Iveco, que podr¨ªa ser un centro docente, y donde la vulneraci¨®n de la intimidad se sobredimensiona hasta hacerse insoportable: ¡°El contexto de la f¨¢brica me permit¨ªa imaginar un mundo a peque?a escala, una realidad paralela donde un esc¨¢ndalo puede adquirir un peso tremendo. Tuvo que ser muy dif¨ªcil para ella relativizar la importancia de la filtraci¨®n del video. Me imagino las miradas constantes, burlonas, incluso procaces. Se dice que el contenido del video era humillante para ella. Quien lo difundi¨®, que seg¨²n parece era un trabajador de la empresa, el cual hab¨ªa mantenido en el pasado una relaci¨®n con ella, quer¨ªa hacerle todo el da?o posible¡±.
Se lo tomaron como una broma de trazo grueso, poco m¨¢s. Eso no los exculpa. La deshumanizaron y la convirtieron en el personaje de un chiste para poder divertirse a su costa. Ni se plantearon las consecuencias de hacerloLaura Sarmiento, coautora de 'Intimidad'
¡°Seguramente, los que disfrutaron pas¨¢ndose el v¨ªdeo y haciendo comentarios no se imaginaban que acabar¨ªa as¨ª¡±, a?ade Sarmiento. ¡°Se lo tomaron como una broma de trazo grueso, poco m¨¢s. Eso no los exculpa. La deshumanizaron y la convirtieron en el personaje de un chiste para poder divertirse a su costa. Ni se plantearon las consecuencias de hacerlo. M¨¢s de uno, con toda seguridad, infiri¨® del v¨ªdeo que ten¨ªa que ser alguien insensible, indigno, que por lo tanto no pod¨ªa reclamar respeto. Seg¨²n parece, despu¨¦s de la viralizaci¨®n del v¨ªdeo, eran constantes las visitas a su puesto, como si ella se hubiera convertido en un mono de feria. Algunos llegaban incluso a insinuarse, dando por hecho que una sexualidad expuesta implica disponibilidad absoluta, indiscriminada, un deseo ciego y enfermizo. ¡°Se piensan que estoy de oferta¡±, le hice decir a la protagonista de Intimidad¡±.
¡°Me ha revuelto las tripas ver la serie y recordar aquello¡±, afirma ahora un compa?ero de Ver¨®nica que, como habitante de ese micromundo pesado y denso, prefiere que no sea identificado. ¡°No s¨¦ por qu¨¦ nos volvemos locos, por qu¨¦, en vez de borrar el v¨ªdeo, lo compartimos, nos ponemos chulos, nos crecemos y disfrutamos. No fueron todos, pero fueron los suficientes. Se crearon facciones de quienes lo rechazaban y a quienes les daba igual. La empresa no supo canalizar lo que estaba pasando. Lo que hizo fue ponerla en el turno de ma?ana que Ver¨®nica quer¨ªa y ella misma intent¨® pasar p¨¢gina. Pero no s¨¦ en qu¨¦ sociedad de mierda vivimos para que pase esto¡±, recuerda.
Las explicaciones son varias y complementarias. Una es que la tecnolog¨ªa lo hace f¨¢cil e inmediato. La otra es un mecanismo psicol¨®gico conocido como desconexi¨®n moral que permite a un individuo autoconvencerse de que los que criterios que se aplica a uno mismo no cuentan para terceros. Otra es el uso de estas im¨¢genes para ganar relevancia en las relaciones sociales, por cotilleo. Y la m¨¢s perversa, la que hace a?adir comentarios vejatorios a los mensajes, es una voluntad de castigo social.
¡°Las personas son significativamente m¨¢s propensas a revelar el secreto de otra persona si consideran que este es un comportamiento inmoral, porque satisface una necesidad emocional, tal vez inconsciente, de ver a esa persona castigada¡±, explica Jessica Salerno, profesora de Psicolog¨ªa en la facultad de Ciencias del Comportamiento Social de la Universidad de Arizona State y autora de un estudio publicado el pasado febrero.
Ley y tecnolog¨ªa
Ante la complejidad de evitar el delito de redifusi¨®n de contenidos ¨ªntimos, solo quedan dos v¨ªas: la legal y la tecnol¨®gica. El caso de Hormigos llev¨® a una reforma del C¨®digo Penal para incluir como delito la difusi¨®n, revelaci¨®n o cesi¨®n de im¨¢genes o grabaciones audiovisuales sin consentimiento. Borja Adsuara, abogado, consultor, profesor universitario y experto en derecho digital, privacidad y protecci¨®n de datos, explica que la conocida como ley del ¡°solo s¨ª es s¨ª¡±, en tr¨¢mite de enmiendas en el Senado, modifica el art¨ªculo 172 al excluir el adverbio ¡°gravemente¡± de casos de acoso que alteren la vida cotidiana de la v¨ªctima.
La reforma incluye un nuevo apartado que castiga con prisi¨®n o multa a quien, ¡°sin consentimiento de su titular, utilice la imagen de una persona (¡) por cualquier medio de difusi¨®n p¨²blica y ocasione a la misma una situaci¨®n de acoso, hostigamiento o humillaci¨®n¡±. ¡°El enjambre puede hasta matar y eso se va a incluir en la ley¡±, explica.
El enjambre puede hasta matar y eso se va a incluir en la leyBora Adsuara, profesor y experto en derecho digital
Pero Adusara admite que ¡°la buena intenci¨®n de las reformas legales es dif¨ªcil de aplicar porque hay un elemento intencional que hay que probar¡±. A?ade que, adem¨¢s, se centra en im¨¢genes cuando cualquier secreto es ¨ªntimo. ¡°En Espa?a¡±, explica, ¡°hay una interpretaci¨®n de manga ancha porque, en teor¨ªa, no se puede entrar a saco en la intimidad de nadie sin su consentimiento, pero en los programas mal llamados del coraz¨®n se cuentan secretos de la vida de la gente que menoscaban gravemente su intimidad sin su consentimiento. Eso ha hecho mucho da?o porque lo hemos normalizado¡±.
Y a?ade: ¡°Somos una sociedad enferma, por un lado, e hip¨®crita por otro, porque criticamos lo que se supone que hace la mayor¨ªa de la gente. En pleno siglo XXI, todav¨ªa hay gente que piensa que el sexo es sucio. O como en el acoso, que es tambi¨¦n un delito contra la integridad moral: no solo hay un culpable, que es el acosador, sino los que no hacemos nada o incluso les re¨ªmos las gracias¡±.
El otro frente es el tecnol¨®gico. El director de RepScan, quien recuerda que la reputaci¨®n en la red es un derecho, no una condena, afirma: ¡°Actualmente, con la tecnolog¨ªa que disponemos, es posible eliminar v¨ªdeos que atenten contra la intimidad¡±. ¡°Lo que no es posible¡±, advierte, ¡°es pararlo en WhatsApp o Instagram, que es una de nuestras reivindicaciones. Se escudan en el secreto de las comunicaciones, pero la libertad de comunicaci¨®n est¨¢ bien siempre que no infrinja los derechos de las personas¡±.
Josep Coll explica que su empresa no solo elimina los contenidos, sino que tambi¨¦n consigue la desindexaci¨®n, que no salga en los buscadores, y en la reputaci¨®n, en eliminar las rese?as negativas falsas y que sean los contenidos positivos los que se reflejen en los resultados de las consultas. Afirma Coll que cada vez tienen m¨¢s casos de acoso o de extorsi¨®n a partir de contenidos sexuales o de otra clase de intimidad. ¡°Es un problema porque todos tenemos disponible de forma inmediata una c¨¢mara en la mano, pero hay que trabajar para que el da?o sea el menor posible¡±, concluye.
Puedes seguir a EL PA?S TECNOLOG?A en Facebook y Twitter o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.