Jonathan Crary: ¡°Si queremos seguir viviendo en este planeta, debemos limitar internet¡±
El intelectual estadounidense carga en ¡®Tierra quemada¡¯ contra el modo en que la tecnolog¨ªa ha dado forma al actual estadio del capitalismo, un sistema ¡°irreconciliable con ninguna clase de conservaci¨®n ni preservaci¨®n¡±
¡°Si ha de existir un futuro habitable y compartido en nuestro planeta, este ser¨¢ desconectado, independiente de los sistemas y operaciones del capitalismo 24/7 que est¨¢n destruyendo el mundo¡±. Con esta afirmaci¨®n arranca el ¨²ltimo libro de Jonathan Crary (Vermont, EE UU, 72 a?os), un cr¨ªtico y profesor de Arte obsesionado con c¨®mo la tecnolog¨ªa est¨¢ alterando nuestras vidas.
En Tierra quemada. Hacia un mundo poscapitalista (Ariel), el autor carga contra el modo en que la...
¡°Si ha de existir un futuro habitable y compartido en nuestro planeta, este ser¨¢ desconectado, independiente de los sistemas y operaciones del capitalismo 24/7 que est¨¢n destruyendo el mundo¡±. Con esta afirmaci¨®n arranca el ¨²ltimo libro de Jonathan Crary (Vermont, EE UU, 72 a?os), un cr¨ªtico y profesor de Arte obsesionado con c¨®mo la tecnolog¨ªa est¨¢ alterando nuestras vidas.
En Tierra quemada. Hacia un mundo poscapitalista (Ariel), el autor carga contra el modo en que la tecnolog¨ªa ha dado forma al actual estadio del capitalismo, un sistema ¡°irreconciliable con ninguna clase de conservaci¨®n ni preservaci¨®n¡±. La emergencia clim¨¢tica es la ¨²ltima se?al de alarma de la senda a la autodestrucci¨®n que ha emprendido la humanidad, y que no abandonaremos sin cambios dr¨¢sticos.
Crary es consciente de que este tema se aleja de su ¨¢rea de especializaci¨®n, el arte moderno. Pero, por responsabilidad intelectual, dice, no puede dejar de escribir sobre ello. ¡°Cada a?o se publican cientos de libros sobre tecnolog¨ªa. El m¨ªo no tiene vocaci¨®n pedag¨®gica, sino agitadora¡±, explica por videoconferencia desde su despacho de Nueva York. No es el primer libro que publica en torno a este asunto. Abord¨® c¨®mo la tecnolog¨ªa est¨¢ redefiniendo la experiencia de la vida en 24/7. El capitalismo al asalto del sue?o (Ariel, 2015). ¡°Tierra quemada es una continuaci¨®n de esa idea: cuento cu¨¢les son las herramientas con las que se est¨¢ propiciando esa conexi¨®n perpetua de las personas¡±. Ya prepara una tercera parte, en la que explorar¨¢ las formas de resistencia contra estas tendencias.
Pregunta. Escribe usted: ¡°La idea de que internet podr¨ªa funcionar de forma independiente de las catastr¨®ficas operaciones del capitalismo global es una de las falacias m¨¢s pasmosas de este momento¡±.
Respuesta. Quer¨ªa que el libro fuera provocador, en la tradici¨®n de los panfletos pol¨ªticos, y desafiara algunas de las convenciones est¨¢ndar. Eso incluye la forma en que pensamos c¨®mo transformar nuestro presente. Estamos en estado de emergencia global. Intento insistir en que, si realmente va a haber alg¨²n tipo de futuro sostenible, hay que aceptar que algunos de los elementos fundamentales de nuestro presente simplemente van a ser incompatibles con esos nuevos escenarios. Los patrones y los h¨¢bitos que dominan la vida individual y social simplemente no van a funcionar, e internet no se salva.
P. En los noventa, todo el mundo vio en internet una tecnolog¨ªa revolucionaria para compartir el conocimiento. ?Qu¨¦ queda de eso?
R. Lo que estamos viendo es una intensificaci¨®n incesante de las formas en que los diferentes sistemas, plataformas y redes sociales urden su ocupaci¨®n y comercializaci¨®n de diferentes aspectos de nuestras vidas. Internet fue un soplo de aire fresco en la d¨¦cada de los noventa, pero al mismo tiempo es simplemente una especie de intensificaci¨®n de los procesos que son intr¨ªnsecos al capitalismo en Occidente. Eso ya lo vieron personas como Rosa Luxemburgo y otros cr¨ªticos del capitalismo de finales del siglo XIX y principios del XX.
¡°Internet triunf¨® porque posibilita una sociedad de consumo que funciona 24 horas al d¨ªa¡±
P. ?C¨®mo lleg¨® internet a convertirse en una herramienta controlada por unas cuantas compa?¨ªas?
R. Innumerables instituciones y empresas privadas vieron el tipo de acceso y de atomizaci¨®n que permit¨ªa esta tecnolog¨ªa. Ofrec¨ªa la posibilidad de una sociedad de consumo que funcionara las 24 horas del d¨ªa, los 7 d¨ªas de la semana, y estaba ampliando la idea del consumidor a casi todos los aspectos de la experiencia social. Lo que ocurre ahora fuera de internet se est¨¢ volviendo cada vez m¨¢s irrelevante, en parte porque es m¨¢s dif¨ªcil sacarle provecho econ¨®mico. Los rom¨¢nticos de internet lo siguen viendo como una herramienta con potencial de conexi¨®n social, activismo y organizaci¨®n. No estoy diciendo que eso sea imposible, pero a largo plazo, creo que, si queremos seguir viviendo en este planeta, debemos limitar la esfera digital de nuestras vidas.
P. Dice usted que el Green New Deal es una tonter¨ªa, que no es una aut¨¦ntica soluci¨®n a la crisis clim¨¢tica.
R. Creo que la gente se enga?a al pensar que apostar por energ¨ªas supuestamente limpias resolver¨¢ el problema. Simplemente, perpet¨²a todos los h¨¢bitos destructivos en los que estamos inmersos. No cuestiona nuestra propia identidad como consumidores y nos capacita con la idea de que todos tenemos que comprar veh¨ªculos el¨¦ctricos. Y eso es lo ¨²ltimo que necesita el planeta: tener cientos de millones de veh¨ªculos el¨¦ctricos que sustituyan a los que queman combustibles f¨®siles. ?Por qu¨¦ no buscar una transformaci¨®n mucho m¨¢s radical sobre movilidad? ?Por qu¨¦ no apostar por el transporte p¨²blico masivo? Lo mismo ocurre con la obsesi¨®n de que lo ¨²nico que tenemos que hacer es reducir las emisiones de combustibles f¨®siles. No digo que est¨¦ mal, pero si no forma parte de un programa mucho m¨¢s amplio para transformar los h¨¢bitos y patrones que rigen la vida de las sociedades, no tiene sentido. El estilo de vida actual es inviable en un mundo con 8.000 millones de habitantes. Eso incluye el uso que hacemos de internet, que consume much¨ªsima energ¨ªa. Toda estrategia que no altere la forma en que consumimos y nos comportamos es una p¨¦rdida de tiempo.
P. Sostiene tambi¨¦n que internet no nos une, sino que m¨¢s bien nos hace m¨¢s individualistas. Los j¨®venes, dice, est¨¢n hoy menos organizados pol¨ªticamente que hace 30 a?os, y eso prueba que internet es la herramienta perfecta del capitalismo.
R. Eso es. El t¨ªtulo del libro es Tierra quemada en referencia a la emergencia ambiental, pero tambi¨¦n a la devastaci¨®n de las comunidades y de la experiencia social. Soy profesor de Arte Moderno en [la Universidad de] Columbia, as¨ª que se me puede preguntar, con raz¨®n, qu¨¦ hago yo escribiendo sobre esto. Lo que estoy emprendiendo en cierto sentido es una especie de cr¨ªtica est¨¦tica, en el sentido m¨¢s amplio de la palabra. Hay algo que se ha perdido en los ¨²ltimos a?os. La gente se queja de los efectos en nuestras vidas de la miner¨ªa de datos o de la vigilancia masiva. Yo intento centrarme m¨¢s en la transformaci¨®n de la experiencia social en s¨ª misma. Creo que la vida de los j¨®venes se est¨¢ empobreciendo al enfocarse tanto en el entorno digital. S¨¦ que hay muchos clich¨¦s sobre que los ni?os pasan demasiado tiempo jugando con videojuegos o entre pantallas. M¨¢s all¨¢ de eso, estamos sufriendo da?os en algunas de nuestras capacidades perceptivas
P. Dice que, desde 2003, las manifestaciones en Estados Unidos han disminuido notablemente. Y que eso est¨¢ relacionado con la expansi¨®n de internet.
R. Las manifestaciones en EE UU contra la guerra de Irak fueron una de las ¨²ltimas expresiones de una especie de movilizaci¨®n masiva organizada. Es verdad que luego vino el movimiento Occupy Wall Street, pero se disolvi¨® muy r¨¢pido, no tuvo efectos duraderos. La gente hoy est¨¢ m¨¢s desorganizada. No digo que eso sea culpa de internet, pero sin duda ha contribuido.
¡°Internet est¨¢ empobreciendo la vida de los j¨®venes, les desconecta socialmente¡±
P. ?Qu¨¦ opina del metaverso? En caso de que cuaje en los pr¨®ximos a?os, ?c¨®mo afectar¨¢ a la forma en que nos relacionamos?
R. El desarrollo de una especie de mundo cerrado y en red no lo veo, sinceramente. No creo que vaya a suceder. Es una extensi¨®n imaginaria propia de la l¨®gica del aislamiento y la separaci¨®n, parte de la idea de que el mundo que habitamos no sirve. El metaverso es informaci¨®n digital manipulable convertida en im¨¢genes. Ya veremos si triunfa.
P. Sostiene tambi¨¦n que la ciencia y la tecnolog¨ªa ya no est¨¢n alineadas con las necesidades humanas. ?Por qu¨¦?
R. Sab¨ªa que iba a recibir muchas cr¨ªticas al respecto. No se puede tratar a la ciencia como algo divorciado de sus fundamentos hist¨®ricos, econ¨®micos e institucionales. Por alg¨²n motivo, parece que este cuerpo de conocimiento est¨¢ exento de una valoraci¨®n cr¨ªtica. Y eso hay que decirlo para recuperar una cr¨ªtica invisibilizada sobre las suposiciones en las que se basa la ciencia occidental desde el siglo XVI. Cito en el libro a algunos pensadores que ya han subrayado esto, pero me centro en el fil¨®sofo Alfred North Whitehead. Form¨® parte del mundo acad¨¦mico, pero ya en la d¨¦cada de 1920 fue capaz de ver que la relaci¨®n entre la ciencia y la tecnolog¨ªa hab¨ªa evolucionado hasta convertirse en algo dram¨¢ticamente diferente a lo que hab¨ªa sido en siglos anteriores. En alg¨²n momento, la ciencia y la tecnolog¨ªa pasaron a seguir caminos separados, y desde la segunda mitad del siglo XIX se enfocaron en el desarrollo de productos.
P. Acusa usted a quienes advierten de que la digitalizaci¨®n est¨¢ poniendo la privacidad en jaque porque su propuesta es suavizar los efectos del capitalismo en lugar de cambiar ese sistema. ?Cu¨¢l ser¨ªa su enfoque?
R. No digo que la privacidad no sea importante, obviamente lo es. Pero intento presentar una cr¨ªtica desde otro punto de vista. Por ejemplo, se dice que las tecnolog¨ªas biom¨¦tricas, como el rastreo ocular y el reconocimiento facial, son simplemente para espiarnos o averiguar algo sobre nosotros. Creo que va m¨¢s all¨¢ de eso. Establecen patrones sobre en qu¨¦ nos fijamos o qu¨¦ nos gusta m¨¢s o qu¨¦ atrae nuestra atenci¨®n para, a continuaci¨®n, construir una realidad que nos condicione. Solemos pensar que miramos pantallas neutras, pero lo que se nos muestra se redefine continuamente para atraernos, eliminando as¨ª cualquier informaci¨®n visual que pueda provocar una reflexi¨®n. Me parece mal reclamar m¨¢s privacidad si solo sirve para seguir usando nuestras redes sociales o darnos maratones de series en streaming, pero en privado. As¨ª perpetuar¨ªamos din¨¢micas individualistas que considero socialmente destructivas, porque son la ant¨ªtesis de la idea de tomar decisiones que sean beneficiosas para una comunidad.
P. ?Cree que ver¨¢ alguno de los cambios que sugiere?
R. Estamos en plena emergencia clim¨¢tica, as¨ª que tendr¨¢ que haber cambios por fuerza. Otra cosa es en qu¨¦ direcci¨®n y a qui¨¦n beneficien. Atravesamos un momento muy peligroso, pero tambi¨¦n creo que es potencialmente transformador.
Puedes seguir a EL PA?S Tecnolog¨ªa en Facebook y Twitter o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.