Desengancharse de las noticias
Los expertos aconsejan limitar el consumo de programas informativos para mitigar la angustia
Para unos es una v¨¢lvula de escape; para otros, un foco de angustia. La televisi¨®n se ha convertido en la principal conexi¨®n con el mundo exterior para una gran parte de la poblaci¨®n y una herramienta para combatir el aislamiento. Desde el inicio del confinamiento la audiencia se ha disparado hasta rebasar los 320 minutos por persona y d¨ªa, una marca superior a la que se alcanz¨® con los atentados del 11-M. Buena parte del consumo se lo apuntan lo...
Para unos es una v¨¢lvula de escape; para otros, un foco de angustia. La televisi¨®n se ha convertido en la principal conexi¨®n con el mundo exterior para una gran parte de la poblaci¨®n y una herramienta para combatir el aislamiento. Desde el inicio del confinamiento la audiencia se ha disparado hasta rebasar los 320 minutos por persona y d¨ªa, una marca superior a la que se alcanz¨® con los atentados del 11-M. Buena parte del consumo se lo apuntan los programas sobre la Covid-19, y especialmente los telediarios. Pero el consumo no es uniforme. Los grupos de m¨¢s de 64 a?os superan las siete horas diarias ante el televisor, casi un tercio de la jornada. Los expertos perciben que una exposici¨®n continuada a estos contenidos puede ser contraproducente, alertan de la infoxicaci¨®n y recomiendan desconectar ante la cantidad de noticias que desgranan minuto a minuto el alcance tr¨¢gico de la pandemia.
El alud de informaci¨®n que reciben los espectadores sobre el coronavirus es dif¨ªcil de digerir y a menudo dispara la ansiedad. ¡°Seguir por streaming el recuento de contagiados y el n¨²mero de fallecidos no ayuda. Un exceso de informaci¨®n crea m¨¢s p¨¢nico y una informaci¨®n detallada no beneficia¡±, sostiene el psic¨®logo Jos¨¦ Ram¨®n Ubieto, profesor colaborador de Estudios de Psicolog¨ªa y Ciencias de la Educaci¨®n de la Universitat Oberta de Catalunya. ¡°Hay que informar, obviamente, pero en ocasiones, como ocurre con las noticias sobre suicidios o acoso escolar, los detalles no ayudan¡±, reflexiona. ¡°A medida que las personas envejecen, la preocupaci¨®n sobre la falta de salud va ocupando un mayor territorio mental d¨ªa a d¨ªa. Los mayores que hoy permanecen sanos de coronavirus han seguido la guerra contra la pandemia sabi¨¦ndose en primera l¨ªnea de fuego, y la han visto a trav¨¦s de los ojos de la televisi¨®n¡±, apunta Xesca Vidal, doctora en Ciencias de la Informaci¨®n y psic¨®loga. Asegura que es l¨®gico que sigan con avidez los informativos, pero recomienda que consuman otros programas que les hagan olvidar la dureza psicol¨®gica de lo que est¨¢n viviendo. Vidal mantiene que en el inicio del confinamiento, la primera causa del excesivo tiempo ante la pantalla por parte de los mayores era buscar noticias sobre c¨®mo preservar su salud, la de sus hijos y nietos.
El antrop¨®logo Alfonso V¨¢zquez Atochero, profesor en la Universidad de Extremadura y de la Unade, recuerda que hace una d¨¦cada el f¨ªsico Alfons Cornella ya habl¨® de infoxicaci¨®n, un concepto que en la actual coyuntura es preciso tener en cuenta. ¡°Hay que ser cautelosos con el torrente de informaci¨®n que recibimos, tanto por canales oficiales como oficiosos¡±, dice. Y alerta de que en las redes sociales se mezcla informaci¨®n veraz con informaci¨®n falsa. ¡°Ambas se distribuyen por los mismos canales y se diluyen, provocando confusi¨®n y desinformaci¨®n¡±.
La intensa cobertura de la evoluci¨®n de la Covid-19 ha conducido a la sociedad a una infodemia, es decir, una sobrecarga de informaci¨®n (o desinformaci¨®n) que afecta de manera significativa a las redes sociales y que hace muy dif¨ªcil discernir qu¨¦ informaci¨®n es veraz y fiable y cu¨¢l no, apunta la soci¨®loga y polit¨®loga Eva Mar¨ªa P¨¦rez L¨®pez, profesora tutora de Ciencias Pol¨ªticas en la UNED, que llama la atenci¨®n sobre la necesidad de alcanzar un equilibrio entre la desinformaci¨®n y la sobreinformaci¨®n. ¡°Un exceso de informaci¨®n genera un exceso de alarma y la falta de ella, ansiedad¡±, explica. Considera que las redes sociales est¨¢n desempe?ando un papel fundamental como espacios canalizadores de los sentimientos y las emociones. ¡°A trav¨¦s de las redes, miles y miles de personas est¨¢n comunicando al mundo que han dado positivo en coronavirus e inmediatamente reciben el apoyo y el acompa?amiento de otros tantos¡±.
Frente a las redes sociales, que implican una actitud activa por parte de los usuarios, ver la televisi¨®n es una actividad pasiva. ¡°Te lo da todo hecho. Verla es una manera de tratar la angustia. Es una defensa maniaca, un intento de hacer muchas cosas aunque sean cosas pasivas, viendo un telediario o cap¨ªtulos de series. Y es una manera de no pensar en un momento en el que pensar va acompa?ado de angustia, porque en estos momentos cualquier cosa que se piense es un horror¡±, expone Ubieto.
El elevado consumo que est¨¢ registrando la televisi¨®n y la sobredosis de contenidos relacionados con la crisis puede tener efectos indeseados. ¡°La televisi¨®n est¨¢ concernida de una manera muy significativa en la construcci¨®n social de la amenaza y el peligro¡±, observa P¨¦rez, que otorga a los medios la funci¨®n de crear, filtrar y distribuir la informaci¨®n diaria sobre el coronavirus. Y a?ade: ¡°En su doble cometido informativo y de entretenimiento, pueden actuar como una herramienta muy ¨²til para evitar la psicosis¡±. La televisi¨®n se presenta como una ventana al mundo exterior que, como observa V¨¢zquez Atochero, genera ¡°una cierta sincron¨ªa social¡± y ayuda a la gente aislada a sentirse ¡°parte de algo¡±.