Los em¨¦ritos y los que nunca sueltan el tim¨®n
El poder y la fama son m¨¢s adictivos que la cafe¨ªna. Sin un despacho y sin un camerino, algunos se ahogan en el eco de sus propias casas
Quiz¨¢ sea que no veo el momento de tumbarme a la bartola unas semanas, pero me he quedado maravillado con el nuevo programa de Mar¨ªa Teresa Campos. No por el programa en s¨ª, sino por su mera existencia. Liberada de Mediaset, se ha mudado a Youtube para hacer entrevistas. Muy buenas, por cierto: es una maestra en ese oficio dificil¨ªsimo, en parte arte marcial, en parte seducci¨®n, de sentarse y conversar para que el entrevistado se retrate mediante apuntes del natural ejecutados por ¨¦l mismo.
Pero, por maestra que sea, tiene 79 a?os, y yo, que a veces miro con ojos tiernos los anuncios de...
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Quiz¨¢ sea que no veo el momento de tumbarme a la bartola unas semanas, pero me he quedado maravillado con el nuevo programa de Mar¨ªa Teresa Campos. No por el programa en s¨ª, sino por su mera existencia. Liberada de Mediaset, se ha mudado a Youtube para hacer entrevistas. Muy buenas, por cierto: es una maestra en ese oficio dificil¨ªsimo, en parte arte marcial, en parte seducci¨®n, de sentarse y conversar para que el entrevistado se retrate mediante apuntes del natural ejecutados por ¨¦l mismo.
Pero, por maestra que sea, tiene 79 a?os, y yo, que a veces miro con ojos tiernos los anuncios del Euromillones, so?ando con una vida de rentista sin madrugones ni cuotas de aut¨®nomos, me pregunto qu¨¦ oscura fuerza lleva a algunos a no soltar jam¨¢s el tim¨®n. Si vivo a los 79, seguramente seguir¨¦ escribiendo, pero disuadir¨¦ a los editores de que me paseen dando entrevistas por Espa?a o que me deshidraten seis horas al sol en la Feria del Libro.
Me cotillean chismes de un pol¨ªtico de la edad de Mar¨ªa Teresa Campos al que acaban de apear del ¨²ltimo cargo honor¨ªfico que le quedaba, perdiendo as¨ª su despacho. Sin despacho, el hombre se ha quedado como desnudo. El poder y la fama son m¨¢s adictivos que la cafe¨ªna. Sin un despacho y sin un camerino, algunos se ahogan en el eco de sus propias casas, con recuerdos de amigos muertos y muebles pasados de moda.
Carlos Alsina bromea a veces con jubilarse en un par de a?os. La gente se r¨ªe, pero lo dice tan serio que uno lo ve capaz. No es la ¨²nica persona que conozco con esa vocaci¨®n de ser em¨¦rita, lo que agranda el misterio de por qu¨¦ unos se pasan la vida diciendo que se van y otros prefieren ser torturados antes que marcharse por su pie.